En la Gira de estudios
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por atorresdelag.
Hola, la historia que voy a contarles me ocurrió este verano durante la gira de estudios del curso que tengo a cargo como maestro. Mi nombre es Fermín y tengo 35 años.
La idea de la gira de estudios surgió al comenzar la secundaria y para ello realizamos diversas actividades para juntar dinero. La cuestión es que después de muchos esfuerzos logramos juntar todo lo necesario y armar nuestro viaje al sur del país.
Soy maestro tutor de un curso de 30 jovencitos con los cuales he logrado tener una relación muy cordial y de confianza, pero siempre con los límites que mi labor requiere y que, por lo demás, yo respeto y no transo. Para esta gira necesitaba que un grupo de padres me acompañara para poder cuidar de mejor manera a los estudiantes. Así fueron conmigo dos padres y un hermano. Por otra parte iban al chofer del bus y su padre como chofer de reemplazo.
Las cosas marchaban bastante bien, puesto que al llegar al lugar de destino, tuvimos que dividirnos según las cabañas asignadas a nuestro hospedaje. Por esas circunstancias quedé en la cabaña con diez jóvenes y uno de los padres, los que nos distribuimos las habitaciones por cada dos o tres. A mí por obvias razones me tocó con el Ernesto, padre de uno de los estudiantes. Era un hombre de unos 45 años, no muy alto, moreno, pero con físico envidiable debido a lo que el trabajo le demandaba. Ya desde la primera noche la cosa se veía interesante, ambos habíamos revisado que nuestros pupilos estuvieran durmiendo para retirarnos a dormir. Una vez en la habitación me llamó la atención la facilidad con que se sacó la ropa, como si la confianza entre los dos hubiese existido siempre. Quedó solo en boxer, que para mi asombro marcaban una herramienta que nunca habría pensado.
Él, al verme estupefacto se sonrojó y me preguntó si no me molestaba que estuviera así. Yo, entrecortado, le dije que no había problema y que de hecho, yo dormía sin ropa. A lo que Ernesto respondió con un "Qué Bien!!, yo también duermo en pelotas, pero no quería faltarle el respeto". Dentro de mí me decía a mi mismo: "Fáltamelo, fáltamelo", y sin más ni más quedé atónito al ver su cuerpo desnudo y un pico, que si bien no era tan largo, era increíblemente grueso, parecía un brazo. Yo quedé boquiabierto, y él se metió en su cama. De igual forma comencé a desnudarme , para acostarme en mi cama, pero el solo recuerdo de esa imagen avivó a mi miembro y no pude ocultar mi erección, así que me dí vuelta dándole la espalda. Él al verme, se sonrió y en tono de broma me dice "buen culo profe!!, yo se lo depilaría y quedaría listo…", a lo que le respondí con una pregunta "¿Listo para qué?". Me miró y soltó la carcajada, y yo riéndome le digo nuevamente "¿Listo para qué?", a lo que responde que ya tendremos tiempo de conversar y siguió riendo. No quise darle más vueltas al asunto así que apague la luz y me acosté. Me costó conciliar el sueño por que no podía borrar esa imagen de mi mente, hasta que me dormí y no supe cómo.
A la mañana siguiente desperté temprano cuando sonó la alarma de mi celular. Debíamos levantarnos temprano para organizar el día, así que me fui a la ducha y allí surgió un problema, éramos 10 personas para compartir una ducha, así que teníamos que ocuparla por turnos o bañarnos juntos. Como era muy temprano yo me metí primero, ya que nadie más estaba en pie. Estaba bajo el agua cuando siento que se abre la puerta. Era Ernesto que se había levantado y estaba orinando. Yo no lo podía creer. Me saludó y me dijo que si podía meterse al agua conmigo para ahorrar tiempo, puesto que los muchachos despertarían pronto y había que estar listos para la actividad del día, y sin dar tiempo a mi respuesta ingreso a la ducha donde yo estaba. El espacio era reducido así que nuestros cuerpos, de una u otra forma terminarían rozándose, yo solo atiné a girarme, no sé si por nervios o por intención, dándole la espalda y fue lo peor que pude haber hecho puesto que su miembro estaba tocando mis nalgas y mi excitación era más que evidente. Quise salirme, pero fue más problemático, casi caigo pero él me sostuvo diciéndome "tranquilo profe, que de aquí no sale". Me fundí en un abrazo y un beso candente. Me señaló que desde que me había conocido me tenía ganas y que esta oportunidad no la iba a dejar pasar. Me volvió a besar hasta que comenzó a bajar por mi pecho hasta mi vientre y llegando a engullirse todo mi miembro, yo deliraba, pero él me tapaba la boca para que no se oyera desde afuera, luego me volteó y comenzó a hacerme el beso negro más exquisito que me hayan dado, así estuvo buen rato, hasta que se levantó y comenzó a rozarme con su pico en el culo. Yo estaba a mil, y le pedí que me lo metiera, pero él se negó, porque pensaba que aún no estaba listo para recibirlo por su grosor. Me pidió que saliéramos de la ducha y fuéramos a la habitación, donde seguiríamos en lo nuestro.
Una vez en la pieza, me lanzó sobre la cama, levantó mis piernas y comenzó a hacerme un mamón de maravillas, mientras que me introducía un dedo en el orto. Luego bajo a mis bolas hasta llegar a mi ano donde su lengua fue taladrando hasta hacerlo ceder. Metía dos dedos y tres y me escupía. Por mucho rato me lubricó y dilató el orto, hasta que decidió que era hora de lo bueno. La verdad es que temí el dolor. No era el primero, pero nunca me habían metido algo tan grueso. La calentura era tan grande que me entregué. Puso la cabeza de su chuto en mi hoyo y yo me sentí desfallecer de deseo. Poco a poco fue introduciendo su miembro. El dolor me invadió que hasta un grito solté, pero en vez de salir fuerte de mi boca, pareció haberse consumido en mi ser. Le pedí que lo dejara, pero él ya había decidido hacerme suyo. Yo tenía ganas de comerle el pico con el orto, así que lo hice recostarse en la cama y me senté a horcajadas sobre él para yo conducir la penetración. Podía sentir cada centímetro que me entraba. Con mi mano tocaba cuánto faltaba y para mi sorpresa llevaba solo el glande y yo estaba explotando de placer. Cuando había logrado meter la mitad, pensé que no podría abrirme más así que me detuve y empecé a moverme con lo que ya tenía adentro. Estaba en pleno sube y baja cuando siento sus manos en mis caderas y de golpe me mete el resto.
Creí morir de dolor y por unos instantes hasta el aliento se me fue. Paso un rato y el placer se fue apoderando de mí, hasta hacerme sentir ganas de más. Comencé a moverme lentamente, pero él elevó su tronco, me tomó por la espalda y comenzó a bombearme el culo con su pico hasta que olvidé el dolor y todo se convirtió en deseo desenfrenado. Se levantó y yo quedé suspendido entre sus brazos, mientras se enterraba y salía de mi ese monstruo. De pronto un quejido y sus brazos me apretaron con su cuerpo, en ese instante sentí cómo mis entrañas se llenaban de su semen caliente, pero no quería que acabara aún y apretaba lo poco que podía de mi ano y eso terminó por hacerme correr en su vientre y luego hacernos desplomar en la cama. Así permanecimos unos minutos hasta que decidió sacarlo de mi. Estaba exhausto, así que acepté. Al salir su pene hizo que mi culo emitiera un sonido curioso de descorche que ambos nos miramos y reímos. Así, sudados nos quedamos contemplando y me dijo que ahora que sabía que me podía coger, todo sería más interesante. Que no dormiría más solo ni tampoco me daría duchas sin avisarle. Yo solo sonreí y asentí.
Al rato tomo su toalla y se fue de nuevo a la ducha para limpiarse, yo me quedé en la cama estirado sin poder creer lo que había pasado el primer día. Él volvió, se vistió y me pidió que apurara porque ya estaban despertando algunos chicos. Yo me levanté pensando ¿Qué me esperaba en los días siguientes?, pero eso se los cuento luego, porque al salir de la pieza había otro hombre que me traería más de un buen momento y me justificaría que esta experiencia sería inolvidable.
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