En la iglesia también hay osos (Parte 2)
Segunda parte de esta historia cariñosa-romántica que empieza a generarse entre el obispo de mi iglesia y yo. .
Si te has perdido la primera parte de esta historia, puedes ir hasta la parte de abajo de la pagina y clickear en mi perfil, allí encontrarás la primera parte.
PARTE II: UN TROPEZÓN NO ES CAÍDA.
(Luego de unos días)
Luego de aquel domingo tan sorpresivo, un día de la semana siguiente recibí la visita de mi tía en la casa de mi mama buscándome porque el obispo me solicitó junto con otros jóvenes para probarnos algunas túnicas ya que quería dos monaguillos para el Domingo que se acercaba.
En lo que mi tía manejaba hacia la iglesia me comenta que a ella también le sorprendió lo grandote que era el obispo, yo por dentro pensaba “no tienes idea de lo que me hizo”. Como el lugar era lejos deje que la ratita en mi mente empezará a imaginar cómo es que ese tipo sería sin pantalones o sin los calzones, tenía que disimular mis erecciones en lo que íbamos para allí. Lo que menos iba a imaginar es que ese día sería el comienzo de encuentros con el obispo y que encima me encantaría, empezando a sentir un tipo de “cariño” por ese pedazo de oso.
Cuando estábamos llegando a la iglesia veo como algunos de los chicos que conozco estaban ya yéndose y veía como el obispo los estaba saludando a cada uno.
Mi tía me dice que cree que llegamos un poco tarde, yo pensaba que entonces no podría tener tiempo de poder aunque sea verlo un ratito a ese bello hombre. En lo que estaciona y nos bajamos para caminar hasta la entrada de la iglesia veo como el padre se da cuenta de que estamos acercándonos y sale a nuestro encuentro, saluda a mi tía y a mí me da un beso en las mejillas.
Obispo: Hola Felicia ¿cómo andas tú y Augusto? Recién se terminan de ir los otros jóvenes, estaba probándose algunas túnicas que ya tenían aquí.
Tia: Disculpe padre, pude venir ahora porque tenía otros pendientes ¿usted tiene un tiempo para que pueda hablar con Augusto y probarle la ropa o ya se tiene que ir?.
Obispo: Tenía que irme al centro a comprar unos alimentos, pero puedo hacer la excepción por vos Felicia, además tu sobrino tiene pinta de que fue un buen monaguillo.
Tia: Bueno padre, ¿puedo venir por Augusto en un rato? Tengo que ir a terminar unos pendientes, si a usted no le molesta claro.
El obispo le dice a mi tía que vaya tranquila, que él cuidaría de mi en lo que ella regresaba, mientras él hablaba ponía de nuevo su manota sobre mi hombro y apretándome, yo me sentía en el cielo, no me podía creer que quedaría a solas con este hombre, aunque en mi mente pensaba que no podría hacer nada con él ya que no quería levantar más sospechas incluso después de lo que él me había hecho el domingo pasado.
Ya dentro de la iglesia no se escuchaba ni un alma, ni siquiera estaban las hermanas que normalmente están limpiando en la semana la iglesia o haciendo cosillas. Sigo al obispo a un apartado dentro de la iglesia donde normalmente se guardan algunas cosas que se usan los domingos y junto a ello las ropas de los monaguillos, túnicas de muchos tamaños y telas varias, cuando entramos a esa habitación noto que el espacio se nos hacía muy chico para ambos ya que yo también era alguien grandote.
Obispo: Que chica es esta habitación y calurosa también.
Yo: Sí, la verdad que si padre. Igual la última vez que yo visité esta habitación recuerdo que habían dejado un ventilador de pie por si alguien tenía que quedarse acá acomodando o haciendo cosas.
Entre el obispo y yo nos ponemos a buscar donde podría estar ese ventilador y cuando logramos encontrarlo estaba un poco escondido al costado de un mueble, por lo que tuvimos que moverlo entre ambos, se coloca a mi lado como para que entre los dos podamos mover el mueble que se veía pesado, cuando se pone a mi lado siento como sus brazos peludos rozan con los míos y me choca un poco en signo de que teníamos que hacer fuerza.
Cuando logramos mover el mueble me dice que yo intente entrar por ese espacio que logramos hacer así podía sacar el ventilador, cuando saco el ventilador veo como el padre agarra con sus manotas el ventilador, pero cuando se lo estoy pasando toma con sus manos algunos de mis dedos como “rozandolos”, al sentir así solo atino a verlo a la cara y el también formándose un silencio entre excitante e incómodo. No sabía en qué pensar por lo que solo atiné a decirle que “gracias por la ayuda padre” el solo me sonrió y me ayudó a salir de ese espacio estrecho, cuando logro salir casi que tropiezo y logro agarrarme de sus brazos, el me agarra y casi que chocamos cara con cara, por unos instantes cruzamos miradas entre nuestros ojos, el solo me sonreía mientras me decía “epa, epa, casi me besas”.
Yo: Perdón padre, disculpe, me agarre de usted por instinto. Mientras terminaba de salir de aquel estrecho espacio el padre me ayuda y terminó por quedar casi pegado a él, al voltear para agradecerle me quedo estático mirándolo a los ojos y sin mediar palabras el empieza a acercarse más a mi cara pero sin despegar su vista de mis ojos también, y en un momento empiezo a sentir como sus labios empiezan a apoyarse sobre los míos. En ese instante sí cerré los ojos y me dejé llevar por lo que estaba sucediendo. El padre empezó a besarme y yo solo me pegaba más a su cuerpo, él me envolvió más con sus brazos a tal punto en que nos fundimos en un abrazo y nuestras lenguas se entrelazaron en ese apasionado beso.
Al estar así yo solo atiné a bajar con mi mano hasta su bulto y empezar a tocarlo, pero noté que eso ya estaba parado de tal manera que pareciera pedir ayuda de ese pantalón de vestir.
Obispo: Bebe me encanta como me tocas, no pares.
Cuando me dice así yo solo quería seguir besándolo y que eso no parase nunca, siempre quise sentir a un hombretón así conmigo. Mientras masajeaba su verga y sus huevos por sobre el pantalón con mi otra mano empezaba a pasarla por todo su pecho peludo, a la vez que desabrochaba algunos botones para bajar hasta su panza y poder sentir todos esos pelos entrecanos.
El obispo se separa un poco de mí y se sienta en lo que es una mesa que había en esa habitación y me atrae hacia él agarrándome de las manos para que sigamos con nuestros besos y toqueteos. Empieza a sobarme la cola con sus manotas haciendo que en mi interior corriese como una electricidad excitante, a la vez que sentía que mi pija iba parandose.
En lo que él me tocaba la cola yo solo apoyaba mi cara en su pecho peludo y besaba partes de su pecho y panza, hasta que en un momento el padre desabrocha su pantalón de vestir y deja al aire su slip, pude ver como la verga del obispo tendía a querer salirse por unos de sus costados, y también se nota que tenía unos huevos bien grandes.
Yo miro al padre y como si ya supiese lo que pasaría me arrodillo delante de todo eso que pareciera querer salir de esa prisión y empiezo a bajar de a poco el slip mientras huelo por arriba. Ese olor a verga y huevo era para mi algo nuevo pero que me encantaba, mientras el padre me veía solo atinaba a tocarse los pezones y a decirme que si me gustaba.
Obispo: ¿Te gusta el olor a macho peludo mi bebé?
Cuando me pregunta eso yo solo apenas podía verlo ya que tenía una panza muy grande por lo que solo hice un ruido en respuesta a que me encantaba ese olor a osazo.
Yo no podía despegar mi nariz de todo eso que tenía enfrente, olí cada parte de ese slip, hasta incluso debajo de los huevos, ese olor a macho es algo que nunca me olvidaré, cuando vuelvo hacia donde estaba su verga aprisionada por el slip noto que se había empezado a mojar con líquido preseminal, ahí es cuando ahora sí bajo del todo el slip y puedo ver una verga blanca con una cabeza rosada muy grande y con ella unos huevotes morenos y llenos de pelos canosos.
Huelo por encima de su verga distinguiendo un olor fuerte entre orina y el propio olor de alguien que transpira un poco en esa zona, yo me sentía hipnotizado por ese olor a oso.
Le digo al padre que su verga está mojándose con un liquido, él me dice “es un líquido muy rico bebe, tenes que lamerme la verga para que sepas a que sabe”, cuando el padre me dice esto yo acerco mis labios y con mi lengua empiezo a saborear todo ese liquido que ya empezaba a formar una hilacha transparente desde la punta.
El padre empezaba a soltar sutiles gemidos pero muy apenas perceptibles para que no nos fuesen a oír, pero a mí me encantaba sentir como disfrutaba este osazo mientras lamía todo este líquido que era bastante por cierto.
Cuando ya veo que había probado de ese delicioso elixir empiezo a chuparle la verga muy despacio, pero al ser tan grande no lograba que entrase del todo en mi boca por lo que el padre me decía que lo hiciera hasta donde pudiese que igual disfrutaba mucho la forma en que se la estaba chupando.
Mientras yo chupaba muy despacio esa verga enorme y rosada levante un poco la vista para poder admirar esa panza peluda que tenía y como todo su cuerpo estaba completamente a mi disposición, no lograba entrar en razón de que estaba cumpliendo una de mis mayores fantasías y con el padre de la iglesia.
En un momento saco la verga de mi boca y empiezo a lamerle las bolas. Mientras lamía las bolas podía notar como se ponían más flácidas y comenzaban a colgar de una manera majestuosa.
De vez en cuando ponía una de ellas en mi boca y al lamerle despacio el padre hacía pequeños movimientos de placer, cuando lamí muy bien sus bolas procedo a pasar mi lengua y nariz por todo el costado de los huevos, ese sabor y olor me encantaban.
Mientras le lamía los costados el padre me apretaba con una de sus manos la cabeza contra esa zona, haciéndome entender que le causaba muchísimo placer.
Pasado un rato en que ya su verga estaba roja de tanta succión al igual que sus huevos, el padre me agarra la cara con las dos manos y acomodándose de nuevo me besa en la boca y me dice que quiere darme algo para tomar, ese algo nos hará más amigos y unidos. Al terminar de decirme eso me indica que le siga chupando la verga de una manera muy lenta y suave.
De repente el padre me agarra la cabeza y dice «hay te va bebe, tómalo todo, es todo para vos mi leche de macho» «uff uff ah ah aaah» mientras hace que me trague hasta el fondo toda su verga, yo comienzo a ahogarme pero a la vez empiezo a sentir en mi garganta un liquido espeso que comienza a llenar toda mi boca, como me tenía aprisionado contra su verga solo podía tragarme todo eso que me estaba dejando en la boca. Me daban arcadas al sentir el sabor de aquello, mientras el padre empezaba a soltarme de a poco para que pudiese tomar aire puedo saborear mejor todo ello que acababa de tragarme, sentía un olor fuerte que salía de mi boca a la vez que sentí un sabor medio dulzón en mi lengua.
Obispo: Ufff bebe… que pedazo de acabada me acabas de provocar… venía juntando mucha leche y justo apareciste como un becerro a tomar toda la lechita.
Yo: Pues la verdad es que nunca había hecho algo así y me gustó.
Obispo: ¿En serio? Pués nunca me pasó de sentir una erección tan fuerte así. Ven, agachate y termina de limpiar estas gotas que están ahí.
Es así que yo vuelvo a arrodillarme y termino de limpiarle la verga a este osazo que hace un ratito me había dado de su leche bendita, mientras le limpio las pocas gotas que habían quedado sobre su verga lo miro a los ojos y él me pone una de sus manos en mi cara acariciándome de manera muy cariñosa.
Obispo: Esto tiene que quedar entre nosotros bebe, yo nunca hice esto y realmente me sentí muy cómodo contigo.
Yo: Yo tampoco padre, y la verdad es que le tenía muchas ganas.
Al decirle esto me acerco hasta donde él se estaba acomodando la ropa y le robo un beso, él me responde de la misma manera y me abraza contra él haciéndome sentir todos esos pelos de su pecho y panza.
Cuando logramos recuperar las energías, acomodamos todo y salimos de nuevo para la zona principal de la iglesia, entre los dos nos íbamos mirando sabiendo que bajo los ojos de Dios aquello era prohibido pero los sentimientos que empezaron a generarse entre ambos no nos alejaría de las lujurias que acontecerían más adelante.
Bueno hasta aquí la segunda parte de esta aventura ozuna con el padre de mi iglesia. Espero que les guste. Cualquier cosa pueden escribir en los comentarios. Saludos 🙂
Te has bebido su lefa y eso es bien, empero… ahora debes tomarla por el ojete. Todo lo que procede del sacerdote está bendecido…, sigue con la historia. Saludos.