EN LA MISA parte 1
Niño Inocente de 8 años manoseado por hombre de 55 años en plena misa. El inicio de una serie de relatos siguiendo la morbosa relacion que crece entre ambos..
Escucho repicar las campanas de la iglesia, el murmullo de la gente mientras va entrando y buscando sus asientos. Como cualquier domingo junto a toda mi familia acostumbrábamos a ir a misa, mi padre Pedro es un hombre trabajador, bastante serio, entregado a su familia, con unos kilos de más, no destacaba demasiado, aunque podría decirse que vivimos de forma acomodada gracias a su trabajo como gerente de una empresa, mi madre puede permitirse quedarse en casa, ella se llama Karen, delgada, vanidosa y super fijada con su aspecto físico y el que diran, ambos apenas alcanzan los 40 años, tuvieron 3 hijos, mi hermano mayor Jorge, 19 años, el chico perfecto que todo padre querría tener, atlético, apuesto, respetuoso y educado, hace ya un año se fue de casa para vivir en los dormitorios de la universidad en otro estado, luego estoy yo Daniel de 7 años, el que mas dolores de cabeza ha dado a mis padres, podría decirse que siempre encuentro la forma de verme metido en problemas sin que me de cuenta, delgado, trigueño, cabellos castaños y enrulados, ojos café y sonrisa picara. Mi hermana pequeña de 2 años, bastante apegada a mi madre, todavía no daba mucho la lata, por lo que seguía siendo el rey de la casa.
Podría decirse que mis padres nunca fueron muy cariñosos, mi padre casi siempre estaba en el trabajo, cuando volvía siempre se quedaba dormido en el sofá frente a la TV y los fines de semana siempre andaba buscando actividades ya sea pesca con amigos, senderismo o acampadas. Mi madre dedicaba muchas horas al día a su aspecto físico, tenia una entrenadora personal, nutricionista, estilista por lo que podría decirse que éramos una familia modelo. Un padre ejemplar, una hermosa madre, un hijo universitario, y otros dos niños guapos y sanos.
Volviendo al día donde todo comenzó, nos ubicamos en la tercera fila, en el extremo izquierdo junto a un oscuro corredor de columnas, quedando un par de lugares libres, no tardaron mucho en ocuparse cuando tras unos murmullos de las personas que estaban sentadas a nuestro alrededor, un conocido empresario millonario y su esposa acaban de entrar, las cabezas los seguían con la mirada, no preste mucha importancia y seguí jugando con un pequeño cuaderno que tenía, pidieron permiso y pasaron por frente a mis padres, la esposa se detuvo a estrechar la mano a mi hermana, alabando sus ojos verdes heredados de mi madre, ambos se sentaron quedando este hombre junto a mí. Inicio la ceremonia y me aburría así que me puse inquieto, quería salir de ahí para jugar con otros niños a los que sus padres no obligaban a estar dentro, comencé a jugar con mis piernas, haciendo un pequeño zapateo mudo marcando diferentes ritmos, llevaba unos pantalones cortos, empecé a contemplar mis rodillas, me pareció ver un rostro en ellas, luego al moverlas parecían hablar, cada vez estaba mas inquieto, cuando de pronto siento una mano en mi muslo, la punta de sus dedos tocaban mi piel desnuda y los sentía ásperos y calientes, levante la mirada y ahí estaba este señor, parecía enorme para mí, me miro a los ojos y meneo la cabeza, yo nervioso asentí con la cabeza, el sonrió sin mostrar los dientes, y froto su mano sobre mi muslo despacio y luego retiro la mano. Todo continuaba normal en la ceremonia, cada tanto miraba a de reojos al hombre, todas las veces haciendo contacto visual, lo cual me incomodaba y rápidamente volvía mirar hacia el frene, en una de esas se pusieron todos de pie, como no estaba atento tarde un poco en unirme a ellos, pude ver a este hombre en todo su esplendor, era bastante alto, mucho más que mi papa, estaba vestido elegante, con un saco fino bordado, camisa blanca y zapatos lustrados, me llamo la atención el reloj dorado que tenia la muñeca, a juego con un anillo en la mano, tenia una barba canosa bien recortada y perfilada, me puse de pie y tan pronto lo hice el sacerdote dio la instrucción de sentarse nuevamente, cuando lo hago siento algo extraño bajo mi trasero, me volteo a ver y es la mano de este hombre, sentí cada uno de sus dedos presionando mi trasero, como una caricia ansiosa de quien muere de hambre pero sabe que no debe comer lo que tiene en frente.
El hombre retiro la mano y me volvió a sonreír, lo cual hizo que me sonrojara, no se por que ocurrió, simplemente sentí mi cuerpo ponerse muy caliente, me temblaban las manos y piernas, nuevamente el coloco su mano disimuladamente sobre mi muslo, pude ver un bulto sobresalir de su pantalón, me llamo la atención, pero volví a concentrar mi atención en su mano en mi muslo, mi Padre a 1 metro estaba concentrado en la homilía, mi madre igual, al mismo tiempo trataba de entretener a mi hermana que empezaba a inquietarse, la mano del hombre maduro apretaba con fuerza mi muslo, por un momento llegue a sentir dolor el se dio cuenta y volvió a acariciarme, metía levemente sus dedos por debajo de mi short, yo solo era un espectador, solo puedo decir que el corazón me latía a mil, estaba hipnotizado por esta mano, el calor de su piel, la seguridad con la que me agarraba, disimuladamente llevo su mano a mi espalda, fue bajando despacio hasta toparse con mis shorts, deslizo la palma de su mano debajo de ella, nuevamente mi piel reaccionaba a la suya, con unos escalofríos que nunca había experimentado, empujo un poco mas su dedo anular y toco la entrada de mi hoyito, algo me paso, un temblor fuerte en todo el cuerpo, sentí que me orine un poco en mi ropa interior, y empecé a sudar. Ese hombre había despertado algo en mí que nunca más se volvió a apagar, yo miraba fijamente al sacerdote que seguía hablando. El hombre siguió rozándome y tocándome cada vez que nos poníamos de pie, o nadie miraba, un par de veces mi madre casi lo ve, menos mal estaba mas concentrada en que mi hermana no se ponga a llorar.
Termino la ceremonia y por fin iba a poder salir a jugar, luego de cada misa mis padres se quedan a socializar con los demás feligreses y el sacerdote, afuera me encontré con varios amigos, rápidamente comenzamos a correr y jugar, dentro del templo mis padres aprovecharon para saludar a mi compañero de asiento y su esposa.
- Buenos días, espero que mi niño no haya sido una molestia – exclamo mi madre estrechando la mano a aquel hombre que hace unos minutos me había manoseado.
- ¡Para nada! ¡Tiene un hijo muy bien comportado, y muy guapo! Ojalá los míos fueran así
- ¿Tienen hijos de su edad? – pregunto curiosa mi madre
- Lastimosamente no – dijo el hombre – ya pasaron por esa edad y le aseguro que si pudiera les daría una vacuna para que no crezcan más, El mayor vive fuera de la ciudad, ya tiene su propia familia, el segundo está en la universidad. Por cierto, olvide presentarme, soy Elías Serrano, empresario, ella es mi esposa Rossana
- Encantada Sr Serrano, somos los González, Karen y Pedro, mi esposo es Gerente financiero en una de las empresas más grandes de la ciudad.- dijo apresurada mi madre, quien siempre estaba preocupada de dar la mejor imagen.
- Encantado Sr. Serrano – Saludo mi padre (¿Cómo no iba a conocerlo? si era nada mas que Elias Serrano, dueño de media ciudad, su empresa era la mas prestigiosa internacionalmente)
- ¿Entonces trabajas para la competencia? – Pregunto serio el Sr. Elías
- ¿Disculpe?- comento confundido mi Padre
- Pedro, como sabrás mi empresa de construcciones es la mas grande de la ciudad, y si no estás trabajando para mí, trabajas para la competencia – dijo con un tono pretencioso y seguidamente soltó unas carcajadas.
- Serrano, uno hace lo que puede, ojala algún día a donde esta usted! Es por que me levanto todas las mañanas
- Ese es el espíritu correcto, sigue así y veraz como se te abrirán muchas puertas, no te puedes quejar de esta familia tan hermosa que tienes. Mira nada mas a esta niña – dijo poniendo atención a mi hermana en brazos de mi mama – Que niña tan preciosa, va a enloquecer a muchos hombres.
Mis padres luego de despedirse salieron a buscarme y mientras nos dirigíamos a nuestro vehículo escuchamos una voz masculina.
- González esperen! – nos volteamos los tres y vemos al Sr. Elías caminando hacia nosotros, en su mano llevaba mi pequeño anotador, con lo despistado que soy me lo deje olvidado en el asiento, se arrodilló para ponerse a mi altura y me lo entrego mirándome a los ojos con una sonrisa cálida, yo le correspondí con una sonrisa tierna.
- Pon más atención la próxima muchachito, no estaré cerca la próxima- dijo y acercándose a mi dijo bajito – … o sí..
- Gracias Sr, mi nombre es Daniel, mucho gusto
- No me digas Señor, para ti soy Elías.
Mis padres se despidieron no sin antes agradecer nuevamente a Elías, todo el camino a casa mi Madre no paraba de hablar maravillas de él, mi padre no podía evitar sentir un poco de celos, mi madre parecía enamorada de el por los elogios que soltaba, sobre su amabilidad, su gusto para vestir, lo bien que olía, aun así sabía lo que una conexión así podría representar para su carrera.
Mientras tanto yo en el asiento de atrás por primera vez tenia tiempo de pensar en lo que había ocurrido, y como me hizo sentir la mano de ese hombre en mi muslo y en mis nalguitas, sentía mi pene muy duro sin entender por qué, me rozaba un poco por encima de la ropa como lo hizo ese hombre pero tocando el bulto que se formaba en mi entrepierna, se sentía muy rico, nuevamente sentí mojarse mi ropa interior, tome mi anotador recordando la mirada de ese señor, y su voz profunda y rasposa, lo abrí y en la primera pagina veo algo que me llamo la atención, escrito en pluma y tinta azul unas cuantas palabras, cursaba el 3ro de primaria, pero como dije era un dolor de cabeza para mis padres, aun tenia ciertos problemas para leer y escribir correctamente, por suerte no necesitaba leer mucho para entenderlo “TE VEO EL PROXIMO DOMINGO”
CONTINUARA…
PROXIMO CAPITULO: Dani vuelve a ver al señor maduro en la misa cada domingo, descubre lo que hay en la entrepierna de aquel señor.
Estoy esperando la segunda parte de esta publicación