En la oficina
Esto ocurrió hace ya varios años, cuando trabaje en un empresa, esa oficina fue testigo de varios encuentros casuales con mi compañero de trabajo, aquí una de esas veces….
Ese día como cualquier otro, llegué muy de mañana a la oficina donde trabajaba, aunque éramos 4 quienes laborábamos en esa área de trabajo, ese viernes sólo llegamos 2, para fortuna nuestra en esa área de la empresa no había cámaras, ni era un área muy concurrida.
Después un rato de estar laborando mi compañero de trabajo me comentó que bajaría al baño y a la máquina de café, me preguntó si se me ofrecía algo, a lo cual yo respondí que no; lo que yo no sabía es que bajo a inspeccionar quienes estaban en el piso de abajo donde está nuestro jefe que comunmente anda en juntas y esas cosas.
Pasados algunos minutos escuché cuando subía las escaleras y lo alcance a ver cuándo paso detrás mío para colocarse justo a mi derecha, puso su café en mi escritorio y cuando gire a verlo, ví ese trozo de carne que me volvía loco y que en más de una ocasión había disfrutado.
Me vio a los ojos y con un movimiento de cabeza me hizo señas que si quería, mientras con la mano se sacudía la verga, no hubo necesidad de palabras.
Detuve mi trabajo y comencé por lamer la cabeza de su verga que parecía tener algo que me hipnotizaba, pase mi lengua por el frenillo, disfrute su aroma y la metí en mi boca, comencé lentamente a succionar y saborearlo, el sólo dejaba escapar uno que otro gemido muy sutil, comencé a tocar sus nalgas sobre su pantalón y a masajearlas (aunque el decía que no tenía nalga, las veces que mi lengua llegó a ese recóndito lugar habia algo que me gustaba de su trasero).
La punta de mi lengua juguetea a con su glande y el frenillo y solo lo sentía estremecer y gemir de vez en vez, en algunos momentos el tomaba mi cabeza para empujar su verga hasta el fondo de mi garganta, en algunos momentos paraba, sacaba totalmente su verga de mi boca y jugueteaba con el precum, saboreando su agridulce sabor.
Después de un rato de mamar esa rica verga, hizo la pregunta de siempre:
-¿Tienes? Refiriéndose a los condones, yo sólo asentí con la cabeza, saque mi cartera y abrí el condón y se lo dí.
Siempre me había chuleado mis nalgas y eso sólo aumentaba mis ganas de sentirlo dentro, me levanté de mi asiento y me acerque a las escaleras, desde donde se veía perfecto si alguien llegaba a subir; baje mis pantalones y boxer y mientras que me ensalive el culo, masajee un poco mi ano para recibirlo de una sola estocada, el se alejó un poco de mi y dijo:
-Te ves bien sabroso cabrón…
Se acercó y con sus manos apretó un poco mis nalgas, las masajeo; de repente sentí sus dientes mordisquear, lo cual me hizo estremecer, nunca se lo había dicho pero eso me prendía y me ponía al 100.
Después de morder y lamer un poco mis nalgas, se levantó, echo un poco de saliva en su verga y apuntó directo a mi culo, mientras que yo con ambas manos abrí mis nalgas para recibirlo, estaba tan caliente que lo que ya quería era sentirlo dentro.
Sentir como me abría centímetro a centímetro, como su verga se abría paso entre mis pliegues era delicioso.
Entro hasta el fondo y lentamente comenzó su vaivén, cuando estuvo todo dentro de mi sólo sentí una ligera molesta que en segundos se convirtió en placer, me cojia lento, disfrutando como entraba su verga en mi, después de un rato comenzó a acelerar la velocidad de tal manera que se escuchaba el coque se su pelvis contra mis nalgas, me estaba dando durísimo y comencé a sentir ese cosquilleo en el culo que no sabría describirlo con exactitud pero me gusta a mucho, nos sincronizamos de tal manera que mientras el clavaba su verga, yo trataba de relajarme lo más que pudiera para recibirlo lo más dentro posible, mientas mis nalgas iban al encuentro de su verga.
Después de varios minutos así, comenzó a gemir un poco más acelerado y sabía lo que venía, de repente se quedó lo más dentro mientras lo sentí estallar, sentí cada espasmo de su verga al terminar, nos quedamos unos segundos sin movernos, después salió lentamente de mi.
En cualquier momento podía subir nuestro jefe así que nos limpiarnos y acomodamos lo más rápido posible, mientras que el me recordó la vez en que le hice sexo oral en los baños de un salón de fiestas (el cumpleaños de la hija de una compañera del trabajo).
Nos miramos y reímos con cierto morbo, disfrutando la adrenalina que causaban esos encuentro furtivos.
Baje al baño y ahí me masturbe mientras aún sentía ese cosquilleo entre mis nalgas.
Durante el día cada uno siguió con su trabajo de la manera normal, afortunadamente nuestro jefe subió hasta casi las 7 se la tarde, poco antes de salir de la oficina.
Está es una de tantas veces que tuve sexo con mi compañero de trabajo, de esto hace ya varios años y aunque le perdí la pista mucho tiempo, recientemente volvimos a coincidir, nos pasamos nuestros números y de nuevo estamos en contacto, así que iremos planeando el reencuentro, el cual espero poder contarles pronto.
Dejen sus comentarios y si quieren que siga compartiendo más relatos.
Me calentó bastante. Ojalá subas más