En la panadería
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Como ya me atraían las vergas producto de mis relaciones que mencioné, constantemente les miraba su palo, poco a poco mi vista era más que obvia o descarada y luego mi pajarito me delataba, hasta que estando solo con uno de ellos me preguntó ¿por qué? se me paraba mi pitito, luego lanzo otras preguntas que fueron subiendo el ambiente de tono, note que el trabajador empezó a excitarse nerviosamente quería sacarme mi secreto de mi privacidad sexual , pregunto en forma muy directa que si había cogido con una niña, mi respuesta fue que no, ¿entonces con quién? fue la segunda, el mismo se contestó, con un niño, joven, hombre, no me quedó de otra que platicarle todo, a medida que le contaba su miembro se iba parando, se puso muy dura, ya no me cuentes, habló mejor chúpamela como a ellos, me hinque y me lo llevé a la boca, como consecuencia que no entendía porque no me negaba, le llené de saliva, bajaba y subía su prepucio, lo lamía deteniendo mi lengua en su orificio de su cabeza, succionaba hasta donde más podía, como experta y apenas tenía 13, él lo levantó para continuar hasta sus huevos, una y otra vez los repasaba, de repente sin darnos cuenta que entra su amigo ya se había desnudado
Nos había pillado, tratamos de disimularlo pero no era posible, una risa salió como gesto, entendimos que había estado escuchando atrás de la puerta y por supuesto se calentó, al no aguantar más y decidió participar, ahora comprendo que el sexo siempre nos perturba, las cosas prohibidas así se dan, en el fondo a todos nos gustan, y los dos machos no eran la excepción en cualquier época, edad, o lugar e incluso no importa si es gay o no, con esta situación sin ropa los tres, volví a poner mis rodillas al piso para tomar las vergas que me ofrecían, turnaba la mamada en cada una, poniendo mi mayor esfuerzo, las tenía mojadisimas, bien ensalivadas, mmmm.
siguió la penetración, el primero se colocó atrás de mí, con su mano agacho mi espalda poniéndome culo en pompa, hecho saliva a su tranca, la colocó en mi anito, penetrándome, poco a poco lo fui dirigiendo, empujaba fuerte, sabroso, sus movimientos no eran rápidos ni lentos tenía la mitad de su “cosa” dentro de mi colita, no la metía más porque así le gustaba, a mí daba más deseo tenerla más adentro, con sus manotas tocaba mis tetitas masajeándolas,
Volví a escuchar, lo que siempre me marcó, que mi piel suave se comparaba con el de una niña, mientras me daba por atrás se encaramo en esa posición su pecho contra mi espalda, empezó a jadear eyaculando dentro de mi culo inundándolo con su leche, mientras el otro seguía recibiendo besos en ese miembro duro, ambos eran gruesos pero normales,
No me cansaba de ser penetrado y de meterme en la boca ese caramelo.
El segundo me puso espalda la piso, abrió mis piernas y empujó su garrote lubricado por la saliva de su hembra que se lo mojó, dándome durante varios minutos su pene que no me esperaba tenerlo adentro.
Ví que observaba como me la empujaba y sacaba cada embestida me hacía gemir, no pude más y en un momento con sus dedos abrió mi más el área ocupada por su sexo en mi sexo, hizo que me viniera y al momento siguiente su esperma recorrió su camino, la sacó y parte de su néctar cayó en mi estómago.
Al mismo tiempo que recibía “aquello” tenía “la otra” en mi boca, bien lavadita con agua quería que la terminara de limpiar quedando flácida como si no hubiera hecho nada, se quitó para darle turno al otro que quería su tratamiento sexual mamé hasta dejarlsela seca.
Terminamos de bañarnos, obviamente nadie diría nada, pero si lo repetimos varias veces.
Aunque no me lo crean todas las veces que recibí sexo se dieron así sin buscarlo y cuando querír no se me daba, así que opté recibir cuando saliera la oportunidad.
Gracias por leer.
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