En la playa nudista P.2

Continuación sobre cómo terminamos cogiendo en la ducha del motel.
Carlos, el primo de Manuel quiso entrar a ducharse con nosotros. Al parecer no le había bastado llenarle la boca de leche a su primito.

Nos enjabonábamos los tres y las vergas se nos comenzaron a poner duras. Manuel tenía poco vellos para su edad. Yo le acariciaba su verga erecta, mientras lo besaba y Carlos le acariciaba sus nalgas redondas.

«Vamos Carlos. Ahora te toca a ti sentir cuan apretado estj tu primo», le dije. Inmediatamente Carlos perdió el control, se bajó y empezó a lamer el culo de Manuel. Manuel solo ahogaba sus gemidos contra mis labios.

«Estás listo primito?», dijo Carlos. «Vamos a ver si es cierto lo que dice Fabián» y se la metió de una. Mi instinto fue bajarle la cabeza y meterle mi verga en su boca para que no gritara. Carlos comenzó un mete y saca poderoso. Me incliné hacia adelante y mientras Manuel me la chupaba, comencé a besar a Carlos apasionadamente. Sus labios eran tiernos y fuertes al mismo tiempo. Qué delicia!

Estabamos los tres entregados a la acción cuando se abre la cortina de la ducha. Ahí estaban Emanuel, Sebastian y Chris viendo y grabando lo que ocurría. De repente estabamos haciendo una película.

No podía aguantar más y le arrebaté a Manual a Carlos y comencé a lamerle el culo. Estaba bien abierto. Tener a ese niño a nuestra merced era todo un premio. Luego de un rato de lamerlo, comencé a bombearlo. Los demás continuaban mirando y masturbándose con lo que veían. Comencé a sentir la leche subir por mi tronco. Di un fuerte gemido y de tres embestidas lo llené de leche.

Carlos estaba a punto de terminar, así que tomó a Manuel de la cintura y comenzó a bombearlo hasta correrse dentro de él también.

Manuel estaba en extasis. Para ayudarlo, comencé a mamarle su tierna verga de 16 años. Que rica sabía. Emanuel se acercó, y de una le echó también su leche en el culo. Todos querían preñar a Manuel. Chris le siguió. Se acomodó detrás de él y empezó a embestirlo hasta correrse. Y finalmente Sebastián. Tan pronto Sebas entró su verga, pude sentir como Manuel tenía contracciones.

«Echamela en la boca bebesito. Quiero probarte todo, te lo mereces», le dije. Acto seguido Manuel echó cinco chorros de leche en mi boca. No desperdicié ni una gota, mientras Sebastián hacía lo propio en le culo de Manuel.

Estábamos ya cansados y decidimos acabar de bañarnos y descansar un poco antes de salir de fiesta. La pasamos de maravilla. Le pagamos algunos pesos al guardia de la entrada para que dejara entrar a Manuel.

Mientras bailábamos en la discoteca, le pregunté a Manuel si le gustaría seguir conmigo de novios. Como él era menor de edad teníamos que mantenerlo en secreto. El aceptó y fue un secreto que mantuvimos los seis.

Luego de ese fin de semana, fueron varias las veces en la que nos encontrábamos todos para recrear lo que habíamos vivido. Emanuel y yo nos compartíamos a nuestros novios y disfrutábamos toda la lujuría que nos apetecía.