En las cabinas
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Hamlet666Gray.
Mi relación con mi oso J concluyó después de aquel episodio de furia, pues me pidió tiempo para considerar las cosas, cuando volvió de un ritual de primavera me dijo lo mejor era que no continuáramos como pareja pero si como amigos, eso me destrozo. Seguíamos hablando y mandándonos mensajes, pero solo eso. LO volví a ver casi un mes después de nuestra vez, un día que decidimos ir a ver una película que queríamos ver desde hacia rato, en el Auditorio Nacional, verlo tras tanto tiempo reactivo todo, pero él estaba en otra sintonía, aparte no íbamos solos.
Recuerdo haber tocado su pecho peludo que salia de su camisa, quería mas….¡Lo quería de vuelta! En el baño, fuimos juntos y tras salir hizo algo que provocó casi el llanto.
-¡Ya ves que si la acabamos viendo! -dijo efusivo tocándome la cara, apenas si pude contener el no llorar.
Se despidieron J y sus amigos, debían ir a otro lado. Me dejaron afuera del recinto. Me sentís triste y a la vez caliente, me decidí ir a Zona Rosa. Entré a una Sex Shop y trataba de olvidarlo, de distraerme, pero parecía empeorar. Todo lo sexual me remitía a él. Vi las cabinas y me dio curiosidad, había oído cosas pero nunca había entrado. Decidí probarlo. Escogí una película, pagué la entrada y entré. Vi un gran pasillo oscuro con luces provenientes de las pantallas y un penetrante olor a sexo. Olor a verga y culo, diría es la descripción adecuada. El olor inundaba todo el lugar. Hombres afuera de su respectiva cabina, checando a los que llegábamos. Y me sentí como "carne fresca" queriendo ser comida. Encontré mi cabina y me metí, la película empezaba, de pronto mi puerta intentaba ser abierta. Entré en terror y eche mi cuerpo para que no fuera abierta, pese a que se hallaba cerrada temí pudiera ser abierta. No pude disfrutar mucho de la fiesta, después me percaté de unos orificios, y eran los famosos glory holes….Del otro lado no vi gran cosa, al parecer estaba vacía pero en la pantalla estaba la película corriendo. Me fui, no me sentí dispuesto a experimentar algo con algún hombre ahí. Salí lo mas rápido que pude y las miradas las sentía clavadas en mí.
Ese abril fue tormentoso. Una supuesta epidemia de gripe porcina puso la ciudad y al país en menor medida de cabeza, muchos lugares cerraron y recomendaron no salir, incluso las clases se suspendieron. No había mucho que hacer, permanecí en casa, aunque todo me parecía una exageración. Y necesitaba sexo. Lo de las cabinas me había dejado con mas curiosidad, quería probar y si se podía coger con un desconocido allí. Cuando acabo la contingencia, me lance de nuevo a esas cabinas de zona Rosa. Estaba dispuesto a todo.
Escogí alguna buena película por si no había nada bueno o me arrepentía, pagué y entre. Esta ocasión el olor a sexo no estaba presente, mas bien olía a cloro, y a demasiado. Eso me asqueó. Antes olía exquisito, ¿Que ocurrió? pensaba. Encima, había como tipos vigilando. Me dirigí al numero correspondiente de mi cabina, tras cruzar el largo pasillo. Entre y cerré, para mi suerte el camino no vi a tantos tipos merodeando como la ultima vez, me desilusione. Pues los pocos que llegue a ver, no me atraían. Chequé los "glory hole" y no había nadie ni del lado izquierdo ni del derecho. Empecé a ver la película y me masturbaba. Tras un rato oí como ruido del lado izquierdo, me asomé y vi una mano haciendo señas de que me acercara, vi una cavidad bucal y entendí el mensaje. Le acerqué mi ya erecta verga y comenzó a chupármela despacio pero muy rico. Después incremento sus succiones y se detuvo. Creí me la chuparía mas o querría algo mas pero no, al parecer se fue. Me asomé del lado derecho y vi un pito acercarse, acabo por meterlo por el agujero y en todo su esplendor dentro de mi cabina, me instinto me obligó a lamerlo….
Le di unas cuantas chupadas y entonces el tipo del otro lado se asomo y me dijo que si me iba a su cabina o él se iba a la mía, le dije que a la mía. No tardó y le abrí cuando toco. Era un madurito delgado, moreno, de bigote y un poco canoso. no estaba mal. Se metió y cerramos, se volvió a sacar la verga y continué chupándosela. Empujaba mi cabeza para que me la tragara completa pero nunca me ha gustado ni he podido, le indiqué que así no y paramos. Me levantó y me subió a la silla, alzó mi playera y me la quitó, chupó mis tetillas un poco, bajo su lengua por mi abdomen y me provoco una electrizante excitación. Bajó mi ropa interior y chupo brevemente mi pito, me volteó y mordisqueó mis nalgas, antes de meter su lengua en mi culo y lubrircarlo un poco. Abrió un condón y se lo colocó, me empinó un poco y me la metió sin concesión, dolió un poco pero tal vez la situación de mi calentura hizo que no me doliera tanto. Decidió cambiarme y me indicó me sentara en su erección, por lo que él se sentó en la silla y me clavé, así estuvo un rato dándome duro en el culo, hasta que sentí como se venía y terminaba. Se levantó y vistió mientras me hacia la platica.
-¿Vienes muy seguido a las cabinas?
-Pues no mucho, apenas las estoy conociendo -atine a decir.
-¿Cómo te llamas? -cuestiono el madurito.
-Hamlet
-Oh ok, Hamlet pues espero verte otro día por aquí, yo vengo seguido, cuando puedo, te dejo para que acabes de ver tu película -dijo despidiéndose y saliendo.
Así que me puse a ver la película, además el señor me había dejado caliente, yo no me vine. Paso un rato, oí como alguien tocaba del lado derecho, me asome y vi a otro tipo, mas joven como de 30 años y se tocaba, le acerqué mi verga al orificio pero hizo seña de que no, al parecer su idea era otra… Se bajó su pantalón deportivo y pude ver portaba ¡un liguero! Ademas de lencería de encaje, en tanto tocaba sus piernas o se daba la vuelta mostrando sus nalgas. Así estuvo un rato. Me excitó, pese a que no es mi onda eso de usar o ver lencería femenina en hombres pero la situación me sobrepasaba. Él continuo con lo mismo, yo deseaba al menos me la chupara pero él no quería, al parecer solo buscaba exhibirse y que alguien lo viera,.Ese era su único propósito. Por lo que me aburrí y me aventure a salir a buscar si hallaba algo mas.
Camine por los pasillos pero no había mucho que ver, creo no había ido en buena hora. Hasta que vi a un señor delgado como de 40 y algo, con barba de tres días, moreno claro con su cabina abierta, como a la caza de algún hombre. Cuando me vio, me hizo seña de que me acercara. Decidí hacerlo, pues me pareció atractivo. Entonces dijo con voz firme:
-Oye amigo, ¿no quieres cogerme? -dijo muy lanzado.
-Eh, pues si….-dije sorprendido de que fuera tan directo, si bien tampoco era un lugar como para sutilezas.
-Es que traigo hambre de verga y no´mas no quieren los pocos que pasan -dijo mientras entraba y nos acomodábamos. Se empezó a quitar la playera y vi una ligera pancita y y unos pezones adornados de algunos bellos alrededor color negro.
-Yo con gusto lo ayudo -dije.
-¿Me la vas a dar duro? -dijo mientras se sobaba el bulto sobre el pantalón.
-Sí.
Se volteó y se colocó medio empinado sobre la silla, mientras empezaba a desabrocharse el cinturón, aproveché y me coloque atrás, besando su cuello mientras mis manos tentaban sus nalgas, fui bajando en su espalda y él dejando caer su pantalón y trusa. Se.Se sacó los zapatos y quedó únicamente en calcetines mientras me acercaba su cóccix y una vez en sus nalgas, se las mordí un poco, acerque mi lengua y se la fui introduciendo en su culo.
-¡Ay. cabrón, que rico!
Se lo seguí chupando un poco mas y a meterle un dedo, luego dos, hasta llegar a tres, me acercó un condón y una botellita de lubricante que le puse en la entrada de su ano y me puse en la verga otro poco.
-Métemela dura, no tenga miramientos.
Obedecí y se la metí fuerte, como pedía. Lo comencé a cabalgar y y dejarle ir mi peso mientras pellizcaba sus tetillas. Seguía dándole con mucha dureza y él lo disfrutaba bastante, no dejaba de gemir fuerte, realmente le estaba gustando. MI mano se acercó a su verga y la tenia durísima, se la acariciaba mientras lo seguía embistiendo.
-Chaqueteame, papá- dijo en medio de jadeos.
Se la empece a jalar con fuerza mientras mis vaivenes a su culo tal vez se suavizaron un poco. Volví a darle con intensidad y sentí como se venía, eyaculando en mi mano.
-¡¡¡Ah!!! -casi grita.
Al contraerse su ano sentí como se clavaba mas y no tarde en sentir como eyaculaba en su culo, tras unos placenteras contracciones, sacando todo lo que tenía acumulado tras las experiencias visuales y táctiles de ese día. Tras acabar, se la saqué y nos limpiamos, mientras nos vestíamos me contó es un hombre casado y le gusta asistir a lugares como las cabinas a que se lo cojan o chupar vergas, ya que su mujer no lo satisface mas.
No indagué mas en su vida, al fin era él quien me lo contaba y por lo tanto, su asunto. Nos despedimos y él diciéndome a ver si coincidíamos otro día. Salí del lugar bastante satisfecho, pero me entro un golpe de realidad en la calle y recordé a J….Pero nadie me quitaba lo rico que la pase ese día en las cabinas.
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