En Los Baños Del Aeropuerto
Pasé una noche en el aeropuerto y me atreví a hacer algo realmente guarro..
Era media noche e iba llegando a Ciudad de México, me esperaba una larga jornada hasta la mañana siguiente pues no quería salir a buscar un lugar en donde hospedarme a esa hora. Sabía que podía quedarme en las salas de espera toda la noche así que fui a una de las pequeñas tiendas que hay en el piso de arriba, compré un sándwich y cené.
Hacía tiempo revisando el celular de vez en cuando y veía a la gente que pasaba por el pasillo. No éramos muchos, me llamó la atención que en su mayoría eran hombres del tipo de los que hacen el trabajo pesado.
Llegó a la mesa de enfrente un hombre moreno como de unos treinta y cinco años, con una playera que le quedaba un poco ajustada mostrando que tenía un cuerpo bien formado, pero no de gimnasio, traía una gorra que se quitó al sentarse para ponerse una sudadera. Hacía frío en el aeropuerto y enseguida se volvió a poner la gorra, estaba rapado. Sacó una bolsa con tacos y empezó a comer. La verdad me pareció muy sexy y me quedé haciendo un poco de tiempo para seguirlo viendo.
Después de un rato lo perdí de vista ya que tuve que hacer una llamada y regresé a lo mío, fui a buscar un lugar cómodo para pasar la noche. Bajé de nuevo a las salas de llegada y me fui caminando hasta que eran menos las personas en las salas. Había una completamente vacía y ahí me senté, saqué mi celular de nuevo y me puse a ver porno. Se me fue el tiempo cuando vi pasar de espaldas al mismo tipo que vi comiendo y se metió al baño que seguía. Supuse que había estado en la sala de al lado.
Estaba demasiado caliente con todo el porno que había estado viendo, no lo pensé mucho para ir detrás de él, si había ido a orinar, con suerte le podría ver la verga. Tomé mi mochila y entré al baño. En estos baños a la izquierda, en la entrada, se encontraban los mijitorios, a la derecha los lavamanos y si al fondo a la izquierda también, los cubículos. Él no estaba orinando.
Seguí derecho para ir a los cubículos y efectivamente estaba una puerta cerrada. De pronto escuche cómo se echaba un pedo. Me excitó bastante el hecho de que del otro lado de esa puerta estaba viendo a ese hombre varonil, sentado con el culo abierto sacando gases por su hoyo. No me resistí y abrí la cuarta puerta para simular que entraba en esa, pero entré en el tercer cubo, él estaba en el segundo. Traté de no hacer mucho ruido.
Desafortunadamente, en esos baños tenían paredes que no dejan ver ni por debajo ni por arriba hacia el otro cubo. Me hubiera encantado intentar tomarle una foto con el celular desde arriba o al menos verle las piernas con sus pantalones abajo. Otro pedo seguido del sonido de su mierda cayendo al agua del retrete y acabando con un gemido, un gemido de macho.
Estaba duro completamente, me saqué la verga porque ya me dolía dentro del bóxer y me empecé a masturbar. Imaginándome a ese macho con su cuerpo fornido y lampiño cagando, sentado del otro lado de mí, mientras cagaba.
Me imaginaba su hoyo, lampiño también, moreno y entre sus nalgas duras. Otro trozo de mierda cayendo al agua. Supuse que le salían cortos los trozos porque sonaban en el agua, si fueran largos no sonarían tanto.
Mi verga estaba espumosa de tanto precum que estaba sacando y de lo rápido que me la estaba jalando, ya estaba haciendo ruido, pero no me importo que se diera cuenta que había otro cabrón del otro lado, escuchando como cagaba y jalándose la verga por eso.
Como si lo supiera, empezó a pujar, se escuchaba tan excitante. Y de nuevo, hizo ruido otro trozo, pero imaginé que había sido más pequeño por el ruido que había hecho. Otro gemido de alivio se escuchó. Yo ya estaba por reventar, estaba muy cerca de venirme cuando escuché que comenzó a tirar del papel de baño, rápidamente se levantó y salió de su cubículo sin estirar la taza, eran automáticas y la suya falló. Supuse que no se había ensuciado tanto el culo, eso o era de los que andaban con el culo sucio. Ese final me cortó mi eyaculación, quería más.
De pronto me vino una idea, me excité bastante de sólo pensarlo, pero me dio miedo también. Me comenzaron a temblar los dientes de los nervios, mi verga estaba dura y llena de precum. No lo pensé más, cuando escuché que se lavó las manos y salió del baño, salí del cubo donde estaba y entré al suyo. Cerré la puerta y dejé mi mochila en el gancho para la ropa.
Ahí estaba, frente a mí el retrete con cuatro trozos de mierda, eran de un café claro, y dos tenían algo rojo. Efectivamente había una más pequeña que las otras, debió haber sido la última.
Vi el basurero y sólo había un papel tirado, el intendente había limpiado antes de que entráramos. Mi mano temblaba, sabía que era demasiado pero no tenía nada que perder, tomé el papel y tal como lo imaginé no tenía rastro de cagada, lo olí con mi nariz, ahí había embarrado el culo aquel macho, su culo lampiño y posiblemente sudado lo lamí y un poco y me excité aún más. Me puse de rodillas frente al retrete, e hice lo que jamás creí que sería capaz. Tomé un trozo de mierda con mi mano, el agua escurría entre mis dedos. Se sentía tibio, lo aplasté un poco con mis dedos y examiné esa bolita roja que tenía incrustada.
Me comencé a correr sin siquiera tocarme, mi mano izquierda tenía el papel de baño y la derecha su mierda. Me dolía la verga mientras expulsaba mi leche, me acerqué la verga a la cara para olerla mejor, jamás había sentido eso, nunca me había corrido sin tocarme y por otro lado estaba agarrando la mierda de aquel cabrón. Saqué mi último chorro de semen y me sentí un poco mareado. Sentí asco, puse la caca de nuevo en la taza, el papel en el bote y tomé más papel para limpiarme la mano. No me había manchado mucho.
Se oyeron unos pasos, alguien estaba entrando al baño, terminé de limpiarme y sin tocar nada con mi mano derecha, tomé mis cosas. Salí del cubículo y fui a lavarme las manos.
La persona que había entrado al baño era el señor del aseo, mientras me seguía lavando las manos entró al cubículo de donde yo había salido y alcancé a escuchar que se quejó porque también había olvidado estirarle a la taza con el botón manual. Sentí vergüenza porque creyó que esa cagada era mía y salí de regreso a las salas, pero esta vez me fui más lejos por si me volvía a ver el señor del aseo. Cuando pasaba por la segunda sala después de donde estaban esos baños vi de nuevo al cagón que me dejó su mierda en el baño. Tenía los ojos cerrados, pero con el ruido de mis pisadas los abrió y me vio mientras lo miraba. Ese cruce de miradas hizo que mi corazón saltara, no podía creer que lo había escuchado pedorrearse, cagar y que había agarrado con mi mano un trozo de eso que sacó de su culo. Seguí hacia la otra sala de al lado para no verme obvio esperando volver a encontrarlo, aunque no tuve suerte.
De vez en cuando memasturbo viendo las fotos que le tomé mientras comía, recordando el sonido desus pedos y esa textura de su mojón. Imaginando su culo expulsando semejante cagada.
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