En los viveros de coyoacan
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Cazabultos.
Cuando deambulaba por un pasillo veo a un hombre de unos 30 y tantos, cabello castaño, un cuerpo de gimnasio sin ser exagerado, unas nalgas muy paradas y un pene muy gordo que se marcaba en esa licra azul. No traía calzones y podía distinguir hasta las venas marcadas; su cara era muy varonil, ojos cafe oscuro, con cejas tupidas y pestañas largas. Inmediatamente noto, mi mirada y me arrojo una gran sonrisa y se sobo el bulto. Se notaba que estaba bien caliente, por que podía ver el precum que salía cuando se la apretaba y mojaba la tela del short.
Hizo una señal para que lo siguiera y se interno en entre la maleza y arbustos. Ese fue el detonante para que se me parara la verga inmediatamente. Sentí un golpe de calor que me inundaba, no solo era la calentura de mi verga, el miedo a ser descubierto. Sentía mis manos temblar, mi cabeza diciéndome que no lo hiciera, pero como iba a dejar pasar esa oportunidad; armándome de valor lo seguí.
El ya tenia de fuera ese trozo delicioso de verga, rosadita, unos 15 o 16 cm, pero eso si, bien cabezona, circuncidada, gorda y llena de venas. No tenia ni un solo pelo en su cuerpo, era completamente lampiño.
Me acerqué, aun con la mano temblando y sacándome la verga. A esta edad ya tenia un pene de buen tamaño, es de 18 cm, rosado, sin circuncidar y bastante ancho y cabezón. Apenas lo vió, su mano se fue directamente a mi miembro. Aplique el mismo tratamiento y aproveche para tocar sus nalgas, eran deliciosas. Nunca había sentido tanta suavidad y firmeza a la vez. Juntamos nuestras vergas fajando y nos besamos. Sería la adrenalina, la situación o lo guapo que estaba ese cabrón, pero sus besos me sabían a gloria.
Ansioso, metía mi dedo en su culo, mientras el empujaba sus nalgas para que llegara más al fondo, eso era lo mejor. Comenzó a mamármela si piedad, se la metía completita y sentía como su garganta la apretaba. Una o dos ocasiones estuve por venirme, pero lo quitaba para besarnos y mamarlo yo también. Era delicioso sentir el sabor de su lubricación, tan excitante. Saco un condón y me lo puso diciéndome al oído: ¨una verga así, no la dejo ir¨ y se la metió de un solo golpe y completita.
Ese culo estaba ardiendo y yo le daba con todo a ese hombre que tenia todo lo que me gusta. Lo embestía profundamente y solo gemía y se mordía la mano para no hacerlo tan fuerte. Con cada penetración su culo apretaba cada vez mas, sacaba mi verga y la metía nuevamente de un solo golpe hasta llegar al fondo de ese hoyo tan placentero que me dejaba hacerlo mío, en medio de los arbustos.
En un momento oímos ruidos y nos quedamos quietos. Era gente que pasaba cerca de nosotros, pero sin poder vernos. Cuando regreso el silencio seguimos con esa cogida tan rica. Sin masturbarse solo alcanzo a decir: ¨me vengo, me vengo¨ seguido de un gemido. Su leche llenaba las hojas y los arbustos, mientras u culo apretaba fuertemente mi verga; me aferre a él, no quería soltar a ese macho tan rico, además un no había eyaculado. Me pregunto que si me había venido, le dije que no, saco mi verga de su ano, me quito el condón y se arrodillo para mamármelo.
Sólo podia ver su cara gozando mi verga y yo gozando esa lengua diestra que envolvía mi glande, jugaba con mi frenillo y haciéndome gemir de placer. Fue entonces cuando sentí que estaba a punto de terminar, se lo dije y contesto: ¨dámelos en la boca, quiero tu lechita carbón¨ Eso me prendió aun más y comencé a venirme en su boca. Se la trago toda, y seguía limpiando con su lengua mi pene. Se levantó y arreglo su ropa, yo hice lo mismo y nos besamos con sabor a semen, pude sentirlo en mi boca. Fue delicioso.
Solo dijo: ¨gracias¨ y se alejo. No supe su nombre, aunque iba seguido, nunca lo volví a ver, pero a partir de ese momento me di cuenta que muchos iban a “enfriarse” a esos pasillos de los viveros.
Dejar un comentario
¿Quieres unirte a la conversación?Siéntete libre de contribuir!