En los Xbox
Hola a todos. No sabía si publicar el relato aquí, pero después de leer tantos relatos y experiencia, me animo a contar la mía, espero que es guste..
Verán, yo soy de la cdmx, actualmente tengo 23 años, pero lo que les voy a contar pasó hace 5 años.
Yo trabajaba en uno de esos locales de renta de consolas de Xbox, como es de esperarse, todo el día estaba repleto de adolescentes, niños y niñas, rara vez había adultos y todos los que atendimos los varios locales que había éramos jóvenes. Yo personalmente en ese entonces ya tenía claro mis preferencias sexuales e incluso tenía novio.
Aunque nunca se me pasó por la cabeza que el mayor placer y los mejores orgasmos de mi vida me los diaria un peque.
Los locales se abrían a las 11:00 am y se cerraban hasta las 9:00 pm. Mi local era el más grande, se vendían distintas botanas y se preparaban sopas maruchan, para eso se usaba una vitrina larga que estaba hasta atrás del local, en dónde también se usaba como escritorio.
Yo llevaba mi propia consola para jugar y era la única Xbox One del local, las que se rentaban eran de 360. Y eso atraía a muchas personas, sobre todo chicos más pequeños.
De entre todos ellos había un peque muy diferente a los demás, siempre iba sólo, se quedaba viendo a los demás jugar y nunca rentaba una consola.
Era morenito, chaparrito, rellenito, cabello negro y corto, como siempre estaba sólo y no molestaba a los demás, le daba permiso de quedarse el tiempo que quisiera y siempre se quedaba hasta que cerraba.
En una de esas ocasiones yo cerré y me quedé platicando con él:
Yo: – Y tu? Cómo te llamas?
R: -Me llamo Roberto-.
Yo: -Por qué siempre te quedas hasta tarde, tus papás no te regañan?-.
R: -Mi papá no vive con nosotros y mi mamá trabaja hasta muy noche-.
Yo: -Y por qué tu papá no vive con ustedes?-.
R: -Porque mis papás se divorciaron-.
En ese momento sentí empatía con el pequeño, porque mis papás igual se divorciaron.
Yo: -Y por qué nunca pides un xbox para que juegues tu?-.
R: -Porque no tengo dinero, mi mamá sólo me deja la comida hecha y se va-.
Cuando me dijo eso, se me ocurrió una gran idea, le ofrecí un «trabajo» en el local.
Yo: -Ah ya, bueno, pues si quieres te puedo prestar una, a cambio de algo-.
R: -De qué?-.
Yo: -Si me ayudas limpiar la vitrina y a barrer te presto un xbox para todo el día-.
R: -Enserio!?- *Su carita se llenó de emoción*
Yo: -Si, es más, si también trapeas el local te presto el xbox one, ese es mío, ese nadie lo ocupa más que yo-.
R: -Si, si quiero!!-.
Yo: -Entonces desde mañana puedes empezar, ven a la hora que quieras-.
R: -Siiii, vengo cuando se vaya mi mamá al trabajo!!-.
Nos despedimos y al siguiente día llegó a las 2:00 pm en punto, me ayudaba con lo que le pedía, me traía la comida y cuando terminaba, jugaba todo el día en el xbox que era mío, por detrás del mostrador.
Dos semanas fueron suficientes para que el pequeño se adaptara y supiera que hacer. Su recompensa eran las frituras que de vez en cuando le invitaba y todas las horas que a él le apetecía jugar. Una semana más transcurrió normal. Yo comencé a tomarle cariño, pues me identificaba con él cuando tenía esa edad.
Hasta que un día pasó algo inesperado, el pequeño estaba jugando como normalmente hacia, sin embargo tomó una posición diferente para jugar.
Estaba posado de panza en el banco, como de perrito, su colita muy bien parada, ahí fue cuando me di cuenta de lo bien formadito que estaba para su edad. Si no fuera suficiente con eso, su calzón se asomaba, un lindo calzoncito de color rojo con rayas blancas, me dieron ganas de bajar su pantalón y apreciar esas lindas nalguitas, sin embargo no hice más que apreciarlo.
Desde ese entonces, yo ya no lo ví de la misma manera, el pequeño después de un rato tomaba la misma posición para jugar y siempre se asomaba su calzoncito. Siempre con un calzoncito diferente. Yo no hacia más que apreciarlo y esperar a llegar a mi casa para masturbarme con tal imágen y pensando las cosas que me gustaría hacerle.
Así estuve por una semana, hasta que tomé el valor de dar el siguiente paso. Quería follarlo y no iba a perder la oportunidad.
Después de planearlo por varios días, me decidí a hacerlo ahí mismo en el local, y la oportunidad se dió. Era un día tranquilo, sólo dos consolas estaban ocupadas y no transcurría mucha gente por fuera de los locales. El pequeño como siempre jugaba con mi consola, esperé a que las otras dos personas se fueran, tardaron un poco, pero al fin se fueron. Cuando esas dos personas se fueron, sin decir nada cerré el local, sólo la puerta, no bajé la cortina para no levantar sospechas. Y mi plan transcurría.
Roberto ni se percató de que haya cerrado y lentamente me acerqué a él por detrás. Ya lo suficientemente cerca de él hablé un poco con él.
Yo: -Bueno, voy a cerrar un rato para que podamos descansar-.
R: -Si está bien-.
Yo: -Oye Beto, quería hablar contigo-.
Roberto se preocupó un poco y dejó de jugar.
R: -Qué pasó? Hice algo malo?-
Yo: -No no, al contrario, me has estado ayudando mucho, pero quería pedirte un favor-.
R: -Aaaaaah, ya me habías espantado- *comenzó a reír y siguió jugando*
R: -Con qué quieres que te ayude?-.
Yo ya estaba muy excitado de la situación.
Yo: -Tu nada más déjate-.
R: -A qué?-.
Me acerqué a él y le indiqué que se pusiera en posición.
Yo: -Nada más hincate en el banco, como siempre juegas-.
R: -Bueno-.
Se hincó y yo rápidamente le bajé su pantalón, le quedaban algo grandes, por eso no fue difícil. Roberto de primer momento se asustó y se subió los pantalones de nuevo.
R: -Qué haces!? Me van a ver en calzones y se van a burlar de mi!-.
Yo: -No, ya cerré la puerta, nadie nos va a ver-.
R: -Pero para qué me los quieres bajar?-.
Yo: -Es que me gustan tus calzoncitos y los quería ver-.
R: -Ahhh, pero por qué?-.
Yo: -Nada más para jugar un ratito-.
R: -A qué?-.
Yo: -Tu nada más déjate-.
R: -Bueno, pero que no nos vean, no quiero que se burlen de mi-.
Yo: -No pasa nada, ya está cerrado todo-.
Se volvió a hincar en el banco y se bajó el pantalón, ante mi ya estaba ese lindo culito cubierto por una pequeña trusa con estampado de los Minions, eso me excitó más.
Rápidamente desabroché mi pantalón y me saqué la verga, me incliné hacía él y restregue mi verga en su culo por encima de la trusa mientras él seguía jugando.
Empecé a moverme como si lo estuviese follando, todo por encima de la trusa, Roberto no prestó mucha atención, le interesaban más los videojuegos. Seguía restregandome, pero quería pasar al siguiente nivel, quería penetrarlo. Así que le hice a un lado el calzón sin quitárselo y empecé a puntear mi verga en su anito rosadito. Quería meter mi cabecita que estaba empapada en precum, pero cada vez que parecía que entraría, Roberto apretaba sus nalguitas y nuevamente salía de su anito.
Sin embargo mi excitación pudo más, escupí saliva sobre mi verga, con mi mano la unte por toda la cabeza y el tronco y volví a puntear mi glande con su anito, puse más presión y entonces fue cuando entró, sentí como mi glande y parte de mi tronco se deslizó dentro de él lo que me hizo gemir de placer. Roberto apretó su culito por el dolor que le provocó la penetración y también soltó un pequeño gemido de dolor.
R: -Ayy, qué me metiste que me dolió?-
Yo: *jadeando un poco* -Nada Beto, nada más déjate, ya casi acabo-.
Roberto afortunadamente sólo se volteo a seguir jugando, yo me esperé unos pocos minutos para que se acostumbrara, ya que podía notar que le dolía por lo tenso que estaba, aún así, nunca se intentó quitar, y eso yo lo aproveché. Comencé con el vaivén, de manera lenta, se la sacaba toda y se la metía hasta dentro, hasta que mi pelvis tocará sus nalguitas, cuando la sentía entrar en su anito lo apretaba y a mí me hacía sentir un placer indescriptible.
Le daba rápido, le daba lento, me hacía para atrás para admirar lo que ocurría, como mi verga urgaba entre sus nalguitas semi tapadas por la trusa. Estuve así por más de una hora. Roberto se limitó a jugar y de vez en cuando gemia muy despacio, hasta que no pude más y me vine dentro de su culito.
Yo: -Ya está Beto, ahí viene- *le decía mientras bombeaba su culito*.
Roberto no decía nada, se limitaba a gemir muy despacio y a jugar.
Yo: -Ya, ya, yaaaaaaaah!!, aaaaaaaaah!!, ten tu lechita!!, aaaaah!!-.
Vacíe unos 4 o 5 chorros dentro de él. Roberto se mantuvo muy serio mientras lo penetraba y no me dijo palabra. Cuando terminé de vaciarme se la saqué casi de inmediato y busque papel para limpiarme y limpiarlo, ya que le salió un poco de popó. Lo limpié, me limpié y me subí el pantalón, hice como si nada hubiera pasado, pero comencé a sentirme culpable por lo que había hecho. Roberto seguía serio, se subió sus pantalones y siguió jugando. Volví a abrir el local hasta su hora de cerrar. Roberto no me dirigió palabra y al cerrar se fue sin decirme nada.
CONTINUARÁ……
Continúa por favor. Esta historia promete. Espero que hayan más nenes involucrados más adelante. Por ahora sigue relatando las aventuras del niño Oxxo, digo, Roberto.
Me hiciste sentir terrible calentura
Segui por favor