ENCUENTRO CON 2 INGLESES, DEGUSTADOR DE CULITOS TIERNOS (German 21)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por GGozador.
Y ya habiendo abandonado la ciudad de Temuco, con la increíble experiencia relatada en mi entrega anterior, Cristian e Ignacio siguen hacia el sur de Chile, con rumbo al archipiélago de Chiloé, específicamente a la Isla Grande, a la cual para acceder es necesario hacerlo en barcaza dado que el puente recién está en construcción para tener una vía permanente hacia el continente.
Por cierto, que el viaje es emocionante, más que en alguna parte del recorrido se encuentra prácticamente en mar abierto y estar en ese tremendo transporte con todo tipo de vehículos y personas.
En un momento, Cristian se dirige “donde nadie puede ir por él” como le gusta decir para identificar que va al servicio higiénico, por lo que encarga al chico que no se acerque demasiado al borde del buque que podría caer al mar, lo que el niño le tranquilizó diciendo que se esté tranquilo.
Cuando regresó, pudo observar que Nachito, conversaba animadamente con dos jóvenes de veintitantos años, a todas luces extranjeros, uno de ellos con un cabello rojizo y ojos de un color azul furioso, el otro blanco de pelo castaño y que al saludar notó un acento anglo, que confirmó su primera impresión.
Ignacio los presentó a su padre diciendo eran Peter y George, que eran ingleses, el primero de los cuales escocés y el segundo londinense, que se habían conocido en la universidad y andaban conociendo los hermosos parajes del sur de Chile.
Siendo relativamente corto el viaje, y dado el buen tiempo imperante se hizo agradable la travesía, más aún con los nuevos amigos observando las toninas (delfines) que alegremente acompañaban la embarcación.
Llegados al embarcadero, se separaron, Cristian e Ignacio en su todoterreno y los ingleses caminando con sus mochilas a la espalda.
Se dedicaron los días siguientes a recorrer los distintos pueblitos, en especial las iglesias, muchas de las cuales son Patrimonio de la Humanidad, hasta llegar a Quellón, donde densos nubarrones anunciaban el mal tiempo, que no obstante ser pleno verano, no era de extrañar algunas lluvias.
Así pues, no paso demasiado tiempo hasta que empezaron a caer las primeras gotas de lluvia, que a cada rato se acrecentaban con truenos y relámpagos cual pleno invierno.
Nuestros amigos habían reservado convenientemente una cabaña con todas las comodidades por lo que más que un problema era un motivo de alegría ver la lluvia por la ventana, abrigados con la estufa a leña que daba un encanto especial a la habitación.
En un momento a Ignacio se le ocurre que le gustaría comer una pizza y deciden ir al único supermercado del pueblo a comprar además de otras cosas que faltaban.
Ya hechas las compras se aprestan a subir al vehículo cuando se encuentran cara a cara con Peter y George quienes empapados buscan un refugio.
Al preguntarles que harían responden que no han encontrado alojamiento, así que armaran su carpa en algún lugar con techo para pasar la noche.
Nachito miró a su padre con esa carita tierna que sabía era irresistible para Cristian, quien, entendiendo el mensaje, invitó a sus nuevos amigos a alojar con ellos mientras duraba el mal tiempo.
No se hicieron de rogar, puesto que el clima además de húmedo estaba helado, así que subieron al coche y se fueron los 4 juntos, con la alegría esperada de Nachito.
Cristian por su parte ya empezó a imaginar en que podría terminar aquella invitación, mientras miraba por su espejo interior, las facciones de los jóvenes.
Conocía perfectamente los gustos de su hijo y ya sabía que aquel joven de pelo rojo le había encantado que tenía una debilidad por ese color de cabello.
Así pues, apenas llegaron a la cabaña, los invitados no se cansaban en agradecer la hospitalidad.
El cálido ambiente que los recibió ayudó a aumentar dicho sentimiento, dado que la estufa de combustión lenta tenia a una agradable temperatura el aposento.
Todos se sacaron el exceso de ropa, y Cristian gentilmente ofreció a sus invitados que se dieran una ducha caliente para abrigarse lo que aceptaron inmediatamente, lo hicieron alternadamente quedándose en bermudas y polera, sentándose alrededor de la estufa.
Por su parte tanto Cristian como Nachito se habían puesto ropa más cómoda quedando todos en lo que podemos decir “paños menores” con bermudas, poleras y sandalias.
Cristian calentó una pizza que fue compartida por los 4, Peter y George la acompañaron con unos vasos de pisco, Cristian primero se tomó un café y luego les acompaño con el licor.
Nachito como siempre coca cola.
Se acomodaron en el suelo, Nachito se sentó entre sus nuevos amigos, enfrente Cristian, comentando la hermosura de los paisajes conocidos y lamentando la tormenta tan inusual, que, si bien es normal que llueva, pero no con esa intensidad, ya que ahora se agregaron truenos y relámpagos.
A cada estampido, Nachito se abrazaba al rojizo turista, y disimuladamente pasaba sus manos por las piernas acariciando los pelos que tanto le gustaban.
Peter disimuladamente hacia lo posible para que se detuviera, pero Nachito se las traía y seguía insistiendo.
Cristian se hacia el desentendido, pero seguía de cerca los movimientos de su retoño.
En un momento se produce una fuerte explosión, y un gran destello que hace temblar la cabaña y de golpe se corta la luz.
Ignacio se abraza fuertemente a su acompañante y diestramente alcanza con su mano el bulto que mostraba los efectos que había producido el alcohol bebido como la seguidilla de caricias del niño.
Estaba a completa erección amenazando destrozar la bermuda y salirse a vista de todos, salvo que la oscuridad que solo era rota por la tenue luz de la leña que ardía, no lo permitiría.
Esta vez, no sólo no le retiró la mano al niño, sino que se acomodó para dejarlo que tocara a total libertad, y más aún, pasó su brazo por la espalda del niño y empezó a introducir su mano por entremedio del pantalón, sintiendo con sus dedos donde se iniciaba la raya del culito casi infantil.
Para más morbo aún, su amigo George para quien no habían pasado inadvertidos los movimientos anteriores, también acercó su mano en búsqueda del mismo premio.
Todo ello oculto en la penumbra producida por la ausencia de electricidad, y solo el destello de las llamas alumbraba mínimamente la habitación y uno que otro relámpago que destellaba por breves segundos.
Cristian estaba atento a todos los movimientos, pero haciéndose el completo inocente, y para redondear la escena empezó a fingir que estaba durmiendo, para lo cual se acomodó con un almohadón dejando su rostro a plena oscuridad, con lo que podía observar todo sin ser sorprendido.
Envalentonados por la situación, el licor consumido, la sensación y morbo que les producía manosear al chico a escasos centímetros de su padre, se fueron abriendo las braguetas de las bermudas, lo que Nachito aprovechó para introducir cada mano agarrando a plenitud ambas vergas, dando especial atención a Peter, el amigo de rojizo pelambre sin descuidar a George.
Para completar la escena, Cristian que no perdía detalle, hacia ruidos simulando ronquidos que le daban más seguridad al actuar de los europeos.
Ignacio se inclinó hacia el lado izquierdo y se introdujo la verga de Peter a la boca hasta casi atragantarse, y con sus manos acariciaba los pelos que abundaban tanto en la base del pene como en los huevos grandes y que anunciaban estar llenos de leche, lo que era efectivo pues había abstinencia para ambos desde varios días, salvo algunas pajas de urgencia.
George se acomodó aprovechando aquella posición del niño para introducir su lengua en el hoyito de Nachito.
Peter con una mano cargaba la cabeza del niño, haciendo que su verga llegara hasta la misma garganta y con la otra hurgaba en el lampiño culo del niño el que a la vez era lamido y disfrutado por su compañero.
Peter estaba a mil, por lo que hizo que Nachito se girara de posición quien lo hizo para empezar a mamar la verga de George, de tamaño similar a su colega, gruesa venosa y de un tamaño cercano a los 20 cms y quedó de rodillas con la cola levantada y en posición de ser disfrutada y que era lo que anhelaba el niño.
Cristian desde su privilegiada ubicación pudo ver claramente como aquel estoque de carne que ya babeaba precum, se acercaba al goloso hueco del niño, y ubicándose a la entrada dio un empellón, clavándolo hasta la mitad, lo que demostró la capacidad de dilatación y la lubricación lingual recibida.
En dos o tres ataques, el pene entró por completo, arrancando un gemido al chico, quien sintió en sus nalgas una cosquilla por la amplia pelambrera que lo acariciaba, así como los grandes huevos que lo tocaban una y otra vez al unísono del movimiento de mete y saca que Peter inició.
Oh, oh, oh, gemía tratando de ahogar el ruido Peter mientras llenaba el culito de Nachito de gran cantidad de semen acumulado por varios días.
No bien terminó de vaciarse cuando George ya estaba reclamando su posición, para introducir de una su pene llegando hasta el fondo del chico hasta la misma próstata.
La facilidad de la clavada demostraba la cantidad de semen que Peter había depositado y la dilatación alcanzada, pero no por ello menos placentera para ambos, más para el adulto de saber que estaba disfrutando de un fruto prohibido en un país extraño.
Tampoco duró mucho en aquella follada, la excitación de lo que estaban viviendo hizo que prontamente, y ahogando sus gemidos y jadeos, empezó a descargar una gran cantidad de leche inglesa, que ya a esta altura chorreaba por las piernas del chico, una y otra y otra vez, para finalmente quedarse quieto, en cuyo instante Nachito sentía el palpitar de aquella verga dentro de su culo, mientras se iba pasando la rigidez inicial.
Ignacio se puso de pie, dio un beso en la boca de ambos amigos, y fue donde su padre a quien hizo el truco de “despertarlo” y ambos se metieron a la cama.
Peter y George, acomodaron su ropa y se sirvieron sendos tragos de pisco.
Fue en ese momento que sintieron unos ruidos que provenían de la cama donde supuestamente dormía Nachito con su padre, y que eran de un movimiento que rápidamente fue identificado por ambos amigos, era Cristian que estaba follando a su bebé, aprovechando la dilatación y lubricación prodigada por ambos huéspedes, quienes al entender lo que pasaba, se sonrieron e hicieron un brindis en silencio, entendiendo la facilidad con que se había dado toda la acción, mientras sentían como el chico gemía y el golpeteo en sus nalgas al ser penetrado en profundidad por los 19 cms de amor que sabemos Cristian sabe entregar a su hijito.
Luego de algunos momentos en que la velocidad de los golpes se fue acrecentando, se sintió un fuerte gemido de Cristian, acompañado de varios más seguidos que estaban anunciando cada chorro de semen depositado en el culo del niño, completando la tercera follada seguida en aquella lluviosa noche chilota, poco a poco todo fue quedando en silencio en la medida que se fueron durmiendo………donde solo se sentía el viento y la lluvia hasta quedar en pleno silencio.
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