Encuentro en la playa
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por random150596.
Desde hace tiempo descubrí la atracción tan fuerte que siento por los hombres, y en ocasiones pasadas ya he tenido relaciones con varones, sin embargo, este anécdota que contaré es la que más me prende cuando la recuerdo. Mi nombre es David, soy de tez morena y en el tiempo que sucedió esto todavía entrenaba gimnasia, por lo que mi cuerpo estaba muy bien definido, a diferencia de mi situación actual, que a decir verdad no está tan mal. Mi pene es de tamaño promedio, 15-16 cm con un grosor suficiente, 180 cm de altura y esto sucedió cuando tenía 17 años.
Resulta que fui a la playa con un amigo y su familia en unas vacaciones de verano. Una tarde fui solo a caminar por la arena, alrededor de las 5pm. Y después de estar un rato en la playa frente al hotel me senté en unos camastros que ahí estaban. De pronto apareció un joven de unos 25-30 años de edad que estaba corriendo por la playa. Desde que lo vi me llamó mucho la atención, pues estaba sin camisa y se le veía un cuerpo muy trabajado, llevaba unos shorts que le llegaban un poco arriba de medio muslo. Mientras corría se veían sus pectorales rebotar al compás de sus pasos, y sus brazos musculosos eran apetecibles; también tenía un muy buen trasero y unas piernas de ensueño. Era muy guapo y el hecho de estar sudando y ver su piel brillosa por su sudor me prendía muchísimo. En fin, era un cuero.
Comencé a verlo de reojo y al parecer él se percató de esto, por lo que en cuanto tuvo oportunidad me saludó con una sonrisa picarona que me provocó una erección (aunque desde que lo vi había ya tenido algunas otras). Estuvo corriendo unos 20 minutos y cuando hubo terminado, se acercó a los camastros donde yo estaba y me saludó.
Empezamos a intercambiar algunas palabras, hablamos de muchas cosas entre 10 y 15 minutos. Eran aproximadamente las 7 pm por lo que el sol ya estaba prácticamente ausente, pero todavía era posible ver. De pronto, Adrián se levantó del camastro y se bajó los pantalones para orinar. La luz me permitió ver su falo, aunque tuve que hacerlo discretamente para que no se diera cuenta. Me pareció algo completamente ordinario, eso hacemos los hombres sin ningún problema.
No logré verlo muy bien, pero supe que era un gran paquete. Después de que terminó de orinar se sentó en el camastro y al poco rato se bajó los pantalones y se pudo ver su enorme pene que medía alrededor de 20 cm, un delicioso trozo de carne. Comenzó a acariciarlo y yo me di cuenta de eso y me quedé estupefacto, no estaba seguro de lo que estaba pasando porque no lo podía ver muy bien. No obstante, finalmente decidí voltear y confirmar mis barruntos, que resultaron ser ciertos, ¡el hombre se estaba masturbando en frente mío! Le pregunté: ¿Ya terminaste?, y me contestó: ¡No!, ¿cómo crees?; y se subió los calzoncillos sexys que traía y escondió su mástil.
Después volvió a bajarse la ropa interior y me mostró su hermoso pene erecto y lleno de venas que mantenían la dureza de su miembro. Me quedé mirando fijamente su falo y después de unos segundos de acariciarse de una manera muy morbosa me preguntó: ¿Me quieres ayudar? De inmediato me acerqué a su exquisito pene y lo comencé a masturbar. Era muy grande y grueso de aproximadamente 20 cm. Estaba cubierto de vello púbico, algo que siempre me ha gustado de los hombres. Sentía que iba a romper mis bañadores de la erección tan grande que tenía.
Después de masturbarlo durante un rato largo, de pronto él me tomó de la nuca y acercó mi boca a su miembro. Mientras lo hacía me decía cosas que me prendían y provocaban que lo deseara más. El sabor de su verga en mi boca era delicioso, su pene estaba secretando un exquisito líquido pre-seminal que me encantaba. A esa hora ya había oscurecido por completo.
A los pocos minutos de iniciada la acción, me propuso que nos fuéramos a un lugar menos concurrido, y nos dirigimos a unas piedras que estaban cerca. Cuando llegamos ahí, él se recargó en una piedra y yo pegué mi cuerpo con el suyo, y mientras respiraba en su cuello nos agarrábamos las vergas. Después él me dijo: ¿Quieres leche?, y yo sin contestar me hinqué y empecé a mamársela. Mi macho gemía de placer y me decía que lo hacía muy bien, me agarraba de la nuca y me enterraba su mástil en mi boca, sentía que me ahogaba. Yo le lamía todo, el glande, el pene, los huevos peludos. Un tiempo después, me dijo que quería ver mis nalgas, yo me levanté, bajé mi traje de baño y me volteé para que me las pudiera ver. Me agarró el trasero y dijo: “Las tienes bien ricas, me dan muchas ganas de cogerte”. Yo moría porque me penetrara, y no puse ninguna objeción. De pronto sentí su amigote en mi culo y me prendió en fuego. Lo recorría de una manera que pocas veces he sentido, pero después de jugar un rato con su pito, dijo que si trajera condones me cogería, y creo que fue prudente, porque yo tampoco lo hubiera hecho sin protección.
Seguí chupándosela con singular alegría yo creo que durante 20 minutos, y yo sentía que iba a explotar, cuando se la agarró y empezó a jalársela y me dijo de nuevo: ¿Quieres leche?, y evidentemente asentí, quería bañarme con su semen, pues el hombre ya se iba a venir. En cuanto inició la eyaculación yo tomé posesión de su herramienta y lamí hasta la última gota de la leche caliente que brotaba a chorros. Adrián gemía de placer y jalaba mi cabeza con fuerza, cuando terminó, limpié su miembro con mi lengua y saboreé el delicioso sabor de sus mecos.
Guardó su tronco de 20cm en sus pantalones cortos y se puso la playera. Yo le dije que si quería de mi leche, pero me dijo que no porque ya se tenía que ir, aunque debí haber insistido más para que por lo menos me ayudara a jalármela y no me dejara como me dejó, caliente y alborotado. Me dio su e-mail y me dijo que estábamos en contacto, y que para la próxima vez me preparara con condones para que me embistiera ? Al tiempo lo encontré en Facebook e intercambiamos algunas palabras, pero desde entonces no se ha dado la oportunidad de vernos en otro encuentro caliente.
Espero les haya gustado mi relato, que es el primero que escribo.
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