Entrenamiento extra.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hacia solo unos minutos él solo había tomado al chico por las caderas firmemente para mostrarle la forma correcta en la que debía mover su pierna para patear el balón, pero ahora tenía a un chico muy excitado rogándole que lo cogiera.
No estaba seguro de cómo había escalado todo tan deprisa, pero no iba a dejar pasar esta oportunidad, él había tenido ganas de coger alguno de sus alumnos todo el año, sentir sus pequeños y firmes culitos mientras los abría con su verga.
El pequeño lo miraba con grandes ojos suplicantes, el entrenador tomo las suaves piernas del menor y las abrió, frotando su verga contra el culo del pequeño.
El chico sollozaba de anticipación, y el entrenador sonreía al ver lo ansioso que estaba aquel dulce niño, empezó a meter un dedo tratando de abrir el apretado agujero mientras el menor empezaba a gemir y a retorcerse.
El entrenador le ordenó lamer su dedo en más de una ocasión para usarlo como lubricante, una vez dilato al pequeño comenzó a empujar su dura verga dentro del apretado agujero.
El pequeño jadeaba mientras veía como la verga de su entrenador desaparecer lentamente dentro de su culo.
Una vez entro totalmente en el pequeño, empezó a mover sus caderas, tomó las delicadas caderas de porcelana de su pequeño y dulce putito para aumentar el ritmo, resultando en su verga penetrando cada vez más profundo en el rosado agujero del menor.
-Te gusta? –Preguntó el entrenador bombeando frenéticamente
-ajá –respondió el pequeño entre gemidos
-así no es como lo debes decir –empezó a azotar las nalgas del menor tintándolas de un rojo brillante.
-S-si, entrenador –respondió arqueando su espalda, nunca lo habían cogido de esta manera tan salvaje
El entrenador continuó abusando del agujero del pequeño, llegando a lo mas profundo de su caliente cuerpo, el pequeño comenzó a apretar la verga del mayor con su culo y su macho tuvo que concentrarse en no acabar aun.
Ya era más de lo que el pequeño podía aguantar, este gemía y comenzó a tener pequeños espasmos mientras se corría apretando aún más la verga de su entrenador.
Esto le llevo hasta el límite y pronto estalló, llenando su pequeño y apretado de tibio semen.
Había perdido la cuenta de cuantos chorros de semen había disparado dentro del pequeño, empezó a perder su erección y vio al niño sonreírle con picardía.
-Gracias entrenador, por llenarme con su semen –dijo el pequeño mientras se vestía y sentía el semen salir de su agujero… estaba demasiado satisfecho para que le importara.
-no le debes decir a nadie sobre eso –le dijo al pequeño mientras el auto de sus padres aparcaba para recogerlo.
El niño asintió lleno de entusiasmo mientras caminaba escaldado y una gota de semen corría por la suave piel de sus piernas.
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