Enzito, mi goloso sobrino gordito, parte 2: El intercambio
Mi sobrinito de 11 se acuesta con un brasilero en mi presencia.
Buenas foro, ¿cómo están todos? Espero que muy bien y muy calientes como yo.
En esta ocasión les traigo la segunda entrega de mis andanzas con mi sobrinito Enzo de escasos 11 dulces añitos. Me presento nuevamente, mi nombre es Gonzalo, soy de Uruguay, tengo 34 años, toda mi vida fui apasionado por los deportes y soy profesor de educación física, tengo un cuerpo bastante musculoso, soy alto mido 1 metro 80 y tengo barba y el pelo largo que me ato con un rodete generalmente.
Debido a mi trabajo tuve gran contacto con nenes lo cual me abrió un mundo de interrogantes en mi cuerpo y me empezó a gustar el consumir ese tipo de porno específico tan delicioso, entienden a lo que me refiero, ¿verdad? Bueno, debido a esto descubrí que mi hermano Manuel incestaba con su hijito de 11 años llamado Enzo.
Enzo es un niño con problemas de sobrepeso, con un culazo enorme y tetitas de niño gordo, su piel es súper blanquita y suave, sus ojos azules le iluminan la vida a cualquiera y un pelo finito color castaño hermoso. El nene más lindo del universo.
Nadie, ni en lo más remoto y retorcido de su ser, se imaginaría que atrás de esa carita inocente de niño que no rompe un plato, de alumno ejemplar y educado en realidad se esconde una verdadera puta, moldeado por su padre quien lo violó tantas pero tantas veces a punto tal que al chiquilín le terminó gustando. En la parte uno de esta saga cuento cómo fue la primera relación sexual que tuve con mi sobrinito Enzo y cómo fue la realización de una fantasía para mí que era cogerme a un nn.
Cuestión que pasaron los meses y mi relación con mi sobrino mejoraba cada vez más, él venía a mi casa o yo iba a la de ellos a pasar un rico momento. Si bien mi hermano Manuel era el “novio oficial” de Enzo, ellos tenían una especie de “relación abierta swinger” ya que Manuel era parte de un grupo de lo que es denominado “adultos atraídos por menores”, pero de eso hablaré más adelante.
Resulta que era jueves a la tarde, yo ya estaba en casa, había hecho planes para ese fin de semana cuando recibo un WhatsApp de Enzito preguntándome si podía pasar estos días en mi casa ya que mi hermano se tenía que ir a otra ciudad por una cuestión laboral. Al recibir este mensaje mi pene se endureció de inmediato y obviamente accedí, cancelé mis planes y acepté.
Al día siguiente, a eso de las 7 de la tarde llegó Enzito, recién duchado, con olorcito a jabón de coco y el pelo con aroma a miel. Le abro la puerta del edificio y lo recibo en mi apartamento de la forma en que a él le gusta, en bóxer negro y sin nada más. Cerró la puerta y acto siguiente se abalanzó sobre mí
-¡¡¡Hola tío!!! ¡¡¡Hola!!! – Gritó con amor Enzo mientras me besaba la cara y la boca.
-Hola amor del tío. ¿Cómo estas hermosa? Te extrañé un montón. – Le dije eso mientras mi pene se erectaba más y más.
-Muy bien y vos, tío… Bueno, en realidad no tan bien porque me pasa algo en mi vaginita. – Comentó Enzo.
Cabe resaltar que cuando está conmigo se siente cómoda tratándose en femenino y con “vaginita” se refiere a su ano.
-¿Qué pasó bebé? – Pregunté preocupado.
-Mmmm, que no tiene tu pija adentro. – Dijo mientras me daba un beso en la boca.
Ufff, esa no me la esperaba realmente, me la puso más dura todavía.
-Uhh, tenemos que solucionar eso. ¿Ya te limpiaste la conchita? ¿Te hiciste la lavativa? – Pregunté.
Si bien a mí no me molesta para nada que me cague en la verga, a él le da vergüencita y siempre, lo primordial en estos casos, es hacer que el otro se sienta cómodo.
-No tío. – Contestó Enzo.
-Bueno, bebé. ¿Vamos a limpiarte el papito? Yo te ayudo. – Le respondí.
-¡Sí, vamos! – Dijo feliz Enzito.
Iba hacia el baño en bóxers ajustados que marcaban mi erección con mi sobrinito de 11 tiernos años a lavarle el ano para reventarselo a vergazos fuerte.
En el baño buscó donde él sabe que está su pera de goma para hacerse la lavativa, la llenó de agua con un poco de jabón bajo mi atenta mirada y empezó a desnudarse.
Las tetas de nene gordo, esa panza que sobresalía, tan blanca y tan gorda, esos cauchitos hermosos. Mi gordo precioso alimentado a carbohidratos y a leche de hombre se quedó totalmente desnudo y puso en la punta de la pera de goma un poco del lubricante anal que usamos, la introdujo en su ano y con tiempito empezó a sacarse todos los desechos de su “conchita”, finalizó el procedimiento, se secó y procedimos a ir a mi cuarto.
Enzito comenzó a correr por el cuarto desnudo y yo fui a intentar atraparlo, “corría” en juego hasta que lo atrapé, lo abracé por detrás y le restregué mi erectada verga por sus gordas nalgas, manoseé su rollos de niño rechoncho y mis manos curiosas lentamente fueron a apretar sus preciosas tetitas gordas y mi barba cosquilleaba el cuello de Enzito.
Nos empezamos a besar lenta y dulcemente, él con sus manitos gordas tocaba mi bóxer, tocaba por encima de la tela negra mi pija ya mojada de preseminal. Enzo rápidamente se dio vuelta y nos dimos un rico beso con lengua, su pequeña lenguita de 11 añitos recorría toda mi boca de adulto, estaba completamente enamorado de mi sobrinito.
– Ayyy, te amo tío. – Susurraba totalmente extasiado de placer el pequeño Enzito.
-Yo también te amo más mi vida. – Le respondí muy honestamente.
Nos seguimos besando, yo con mis manos separe las nalgas de Enzo y toqué la puertita de su hoyo, estaba dilatado, abierto. Se notaba que el día anterior ya había tenido una buena sesión de verga por el culo. Dejé de besar un segundo a Enzito y le puse mis dedos, los mismos que había pasado hace un momento por su anito: el índice y el medio de mi mano derecha en su boquita; el peque no dudó un segundo en chuparlos.
Estaba todo riquísimo pero yo ya no aguantaba más la erección.
-Dale bebita hermosa, a chuparla… – Le dije a mi sobri.
Enzo se arrodilló y bajó mi bóxer, se le cruzaron los ojos mirándome y se la empezó a meter en la boca.
-UFFF, seee así bebé, Dios mío qué ricura… – Le decía a Enzo mientras me la mamaba.
-¡UMMMMMMMMMM! – Era lo único que el peque decía.
-SEEE, ASÍ PRINCESA, SOS UNA PROFESIONAL. ¡CÓMO TE AMO! ¡CÓMO LA CHUPÁS! – Le remarcaba a mi sobrinito.
Al escuchar mis gemidos y mis palabras de elogio hacia la gran felación que estaba recibiendo de mi sobrinito, él empezó a intensificar la chupada.
En ese momento temí venirme en la boca de Enzo, no quería que el primer round fuese tan corto. Separé mi pija de la tragona boquita de mi sobrino que estaba arrodillado frente mío, lo miré bien y le escupí en la cara.
-¡TOMÁ ESO QUE A VOS TE GUSTA, PUTA DE MIERDA! – Le grité a Enzo.
En vez de rechazarlo, Enzo abrió la boca para recibir mi escupitajo.
-UMM, TÍO, ¡QUÉ RICO! – Decía el gordito mientras estaba arrodillado.
Acto seguido me arrodillé y tomé mi boxer en ese instante, se empecé a restregar a Enzito por su cara de puta sucia.
-Huele bebé, huele el olor a huevos del tío. ¿Te gusta mi vida? – Le pregunté morbosamente.
-Seeeee tío. – Decía el gordito totalmente excitado.
-Ahora huele acá, ¿te gusta? ¿te gusta el olor a mi culo, bebé? – Le decía a Enzo mientras le pasaba la parte del culo de mi bóxer.
-Meee encantaaaa tío, te amo tío… – Respondía Enzo con una voz totalmente afeminada.
Fue ahí que decidí sacarle el bóxer de la cara, me di la vuelta, abrí mi culo y se di para que me lo mame, Manuel me contó que a Enzito le gustaba mamar ortos, que a él lo ponía contra la pared y también le chupaba el culo.
-¡¡¡¡OOOOOHH, OOOOH!!!! – Yo gemía de placer con la lenguita de sobri de 11 años metida en mi ano.
Los roles se había invertido, mientras Enzo mamaba mi culo yo tocaba mis pectorales y apretaba mis pezones. Después de la rica mamada de orto Enzito no dejó un pelo de mi raja sin lamer, fue ahí que procedí a poner de pie y tomarlo por la nuca.
-¡A LA CAMA, PUTA! – Obligué a Enzo.
Él se fue y se abrió de piernas ante mí, se veía su pequeño pitito blanco y erecto, sus rollitos y un panza enorme sin nada de pelo. Con las piernas abiertas me ofreció su hoyo el cual lamí un poco y se la acomodé rápidamente en la puertita.
-AGGGGGHHH, AAAHHH… – Dije al penetrar a Enzo.
-Ufff tío, qué rico.
-Qué hermosa concha, putita.
-Ayyya, ayya, ¿te gusta mi vagina, tío?
-Me vuelve loca mi vida. – Le dije mientras lo miraba a la cara.
Enzito me robó un beso en la boca mientras tocaba mis nalgas pidiéndomela más y más adentro.
-AAAAAAHHHHGGG, AHHHGGGGG… – Grité mientras rellené violetamente el recto de mi sobrino maricón con mi semen.
-AYYA TÍO ME ENCANTA. QUÉ RICOOOOO. – Decía Enzito con todos sus intestinos llenos de mi leche.
-Te amo mi vida. – Le dije a mi sobrino.
-Te amo más tío, ¿ahora vamos a tener hijitos? – Me preguntó Enzo graciosamente.
-Jeje, claro mi vida y me los voy a culiar igual que a vos. – Le respondí entre risas.
Ese fue el primer round de ese vicioso fin de semana, pasamos 48 horas desnudos los dos, nunca había estado tanto tiempo libre de ropa. Hicimos muchas cosas, jugamos a la play, nos duchamos juntos, comíamos desnudos, mirábamos porno y caldito de pollo juntos fue totalmente hermoso, nos dimos muchísimo amor de tío y sobrino totalmente a pelo, sin nada.
Como ya les comenté, Enzo es un gordito rechoncho, tiene sus rollitos hermosos que me calientan muchísimo y ese finde me atreví a pedirle una antigua fantasía mía con él que era la de hacerme una paja entremedio de dos de sus rollos, embadurné mi verga de lubricante y me dejó hacerlo, fue divino.
Pasado ese gran fin de semana, llegó Manuel, el papá de Enzo a retirarlo.
-PFFF, qué olor a sexo y marihuana que hay acá… – Dijo Manuel ni bien le abrí la puerta.
Yo todavía seguía desnudo, con Enzo recién nos terminábamos de duchar.
-Hola, ¿no? Enzo se está aprontando. – Le dije a Manuel.
-¡Hoola, papi! ¡Holaaa! – Recibió Enzo a Manuel de brazos abiertos.
-¡Hola mi amor! ¿Cómo estás? – Dijo Manuel
-Muy bien papi, ¿vos?
-Excelente, bebé. ¿Cómo la pasaste?
-También excelente, mirá papi… – Dijo Enzo mientras se dio la vuelta para abrirse el culo y mostrarle al padre.
-¡FUAAA! Toda abierta quedó tu conchita. – Respondió babosamente Manuel.
-¿Viste, pa?
-Sí mi amor, ahora hacé un favor y andá a aprontarte que tengo que preguntarle algo al tío.
Enzo se fue a vestir y quedé yo, era incomoda la situación porque yo continuaba 100% desnudo de cabeza a pies pero quería saber qué pasaba…
-Vos me dirás, Manuel – Dije dubitativo.
Resulta que mi hermano me comentó que en su grupo de adultos atraídos por menores donde él está tiene un gran amigo de Brasil que vive cerca de la frontera, que Enzo ya lo conoce y viene el próximo fin de semana, ya lo tenían agendado desde hace meses pero Manuel no iba a poder recibirlo por cuestiones laborales y que no le podía quedar mal, entonces me pidió si yo podía recibirlo en su casa y obvio acepté.
Pasaron rápido los días y se hizo viernes a la noche, partí para la casa de mi hermano donde me esperaba Enzo, si bien él sabía que al otro día venia el amigo de Brasil, no nos resistimos y terminamos cogiendo salvajemente en el sótano de su casa.
Nos quedamos dormidos ese día, cuando nos despertamos nos duchamos rápido ya que el invitado estaba al caer…
Ya estábamos preparados cuando tocan a la puerta y obvio, era el brasilero. Abro la puerta y resulta que era un negro de dos metros, extremadamente fortachón, tatuado con los brazos venosos, pelado y con un bigotito nada más…
-¡Cleyton, Cleyton, Cleyton! – Gritaba desde el fondo Enzito quien corriendo se abalanzó sobre el negro brasilero.
-¡Hola mi amor, cómo estás? – Respondió el tipo con su acento todo brasilero.
-Hola, yo soy Gonzalo, un gusto… – Le dije.
-Hola, Cleyton, un placer. Él es mi hijo Lucas. – Me dijo el tipo.
Yo no tenía idea que venía con hijo incluido, fue una total y loca sorpresa, iba a probar otro culito menor y hermoso. Lucas era negrito, el nene más lindo que ya había visto, más lindo que el propio Enzo. Negrito de 10 añitos, flaquito, con el pelo con pequeños rulitos, una sonrisa linda con sus dientecitos chuecos y ya le faltaban dos. Totalmente hermoso y riquísimo.
-Hola, hola… – Dije timidamente a Lucas.
-Hola… – Me respondió con una sonrisa.
Algo le explicó en portugués Cleyton a su hijo y él sonrió pero no entendí bien qué.
-Hola Luquitas. – Le dijo mi sobrino.
Enzito se acercó y se dieron un beso en la boca, mi cabeza iba a explotar la de arriba y la de abajo. Obviamente ya estaba super erecto.
-Bueno, ya que nos saludamos, ¿vamos abajo? Ya tenemos cerveza, agua, gaseosa, todo allá abajo… – Dije impaciente.
-Vamos, vamos. – Dijo Cleyton.
-Síí. – Respondieron felices los peques.
Mientras bajamos miraba el orto precioso de Luquitas, era perfecto, grandecito pero él era muy flaquito, obviamente era su genetica brasilera. No sabía bien si me lo iba a poder coger o qué pero yo seguí.
-Ehh, ¿van a querer algo de beber? – Pregunté nerviosito.
-Leitinho… – Respondió Lucas.
En ese momento no entendí pero Cleyton se río y me tradujo que lo que quería Lucas era “la lechita”, obviamente sí me lo iba a poder coger.
Me acerqué rápidamente a Lucas y me arrodillé para besarlo en la boca, él me acompañó obviamente, mis manos querían tanto tocar esas nalguitas gorditas. Mientras tanto Cleyton estaba chupando las tetas de Enzito.
-AAAAHHH, AAAHH. – Gemía Enzo mientras acariciaba la cabeza del brasilero.
Viendo eso me puse de pie y liberé mi verga de su cárcel, estaba loca por libertad para ser chupada por un chiquito de 10 años que ni siquiera hablaba mi idioma, era una locura.
Luquitas me la agarró con ambas manos y empezó a pasarle la lengua y rápidamente empezó la felación, se la comía toda como una loca, me lamía los huevos. No es por comparar, a mi sobrino yo lo amo pero la chupaba mucho mejor Lucas.
Enzito no se quedaba atrás, él estaba también como loca mamándole la pija al negro, nunca había visto una pija negra en vivo, era enorme y llena de venas, apenas tenía unos pelitos arriba y Enzo la saboreaba toda.
-¿Y Enzita, está rico el salchichón de chocolate? ¿Eh? Gorda puta. – Le dije a mi sobri que estaba muy entretenido.
-UMMMMMMMMMM. – Fue su respuesta.
Como buena puta, Enzito jamás se la saca de la boca para responder nada. Luquitas tampoco, de hecho su papá le preguntó si le estaba gustando y respondió igual.
-Dice que le gusta. – Me confirmó Cleyton mientras me levantaba el pulgar.
Me quedé totalmente desnudo y me recosté, puse mis manos atrás de mi cabeza mientras disfrutaba de la lustrada de sable que me estaba dando la putita de Lucas, un nenito que no conocía de nada y ahora me la estaba comiendo, mi sueño cuando trabajaba en el colegio.
La chupaba una locura, con la mano derecha empecé a manosearme los pezones, estaba super caliente. Luquitas seguía como una puta sucia mamándomela, la tragaba golosamente toda entera, me la dejó bien lubricada con su propia tierna saliva.
En eso, Cleyton y Enzito ya estaban totalmente desnudos, Enzo fue a buscar en el bolso del brasilero un condón que nunca había visto antes, uno XXXL para semejante pedazo de carne negra tropical.
Enzito con su boquita de príncipe abrió el condón y se lo puso al negro que la tenía paradísima, Cleyton se acostó en la cama y le puso un poco de gel, abrió sus gordas y pesadas nalgas para empezar a cabalgar salvajemente en esa verga.
-Aaaaahh, ahhhh… – Decía Enzo mientras se la comía toda con el culo.
-Qué usada que estás. – Remarcaba entre gemidos Cleyton.
-Soy una puta. Muy puta, mi amor. – Respondía Enzo entre gemidos.
Mientras tanto el negro cacheteaba las tetas de Enzo y su hijo me la seguía chupando, me atendía los huevos y me empezó a lamer el orto.
-Sii, mi vida, sí hermoso, comete toda mi mierda, mi vida. – Le decía mientras me chupaba el culo aunque no me entendía nada.
Enzito se movía y Lucas no se quería quedar atrás, tomó el preservativo que había en la mesa al lado de la cama, me lo puso él también a mí y se dio vuelta, también me cabalgó pero dándome la espalda.
Sus pequeñas piernitas se movían y su gran culo también, me la desaparecía toda. Era la segunda vez que me comía a un nenito después de mi sobrinito.
Con el tiempo de la cogida fuimos cambiando de postura, los pusimos en cuatro a los dos y estaban recibiendo pija uno al otro, Enzito y Lucas se besaban locamente cuando se encontraban y como yo estaba al lado de Cleyton, él me ofreció un beso a mí también.
Al principio dudé en aceptarlo porque el tipo tenía bigote y yo nunca había besado a un hombre, excepto Enzo pero él no cuenta como hombre pero se lo acepté.
La rica lengua de Cleyton recorrió mi boca mientras tocaba mi nalga y yo la de él, nos pegamos una rica chuponeada los dos mientras él se cogía a mi sobrinito y yo a su hijito.
Enzo estaba bien montado y cogido por el negro y Luquitas igual por mí. Cleyton empezó a acelerar el ritmo.
-Delicia, deliciaaaa, ahh que delicia. – Decía desesperadamente el negro.
Aumentó el ritmo de cogida y se vino adentro de mi sobrino aunque no lo rellenó ya que tenía el condón. Yo seguí por unos minutos más y también me vine dentro del condón.
-AAAAAHHH AHHHH SEEE, SIII AAAAAHHHGG ahhhh así mi vida, así. – Gemia fuertemente.
Luquitas mientras yo eyaculaba me movía su pequeño culito con mucha malicia y profesionalismo digno de una gran puta. Después de venirme, a Luquitas lo abracé bien fuerte en agradecimiento por este enorme placer que me regaló.
Los gurises empezaron a jugar con los preservativos usados, mezclaron mi leche con la de Cleyton y se empezaron a besar. Fue muy rico, espectacular, de diez, me encantó. Uno de los mejores días de mi vida.
Ambos chiquilines son unas grandes putas, nos ordeñaron como quisieron. Después de desfogados, tuve la oportunidad de hablar con Cleyton, me contó que él trabaja con el hijo, que hacen contenido de “caldito de pollo” gay y que Lucas es prostituto, sí con 10 añitos, el padre lo vende y estos encuentros son sólo por diversión.
Una hermosa persona super perversa de las que a mí me gustan. Nos hicimos grandes amigos, otro día contaré más historias con Lucas porque se repitieron.
Espero que les haya gustado y se hayan calentado tanto o más que yo, no olviden dejarme sus comentarios. ¡Un abrazo!
Más del la negra verga del brasileño y tu sobrino!!!
como sigue?
Maravillosamente contado, espero mas de esto, tan lleno de morbo, con las pequeñas putas, me gustaría la narración detallada de las violaciones de Enzito por su degenerado padre👍