ENZO 11
Enzo comprueba que lo que más miedo le daba resulta ser solo atracción y que aquel macho rudo resulta ser un tierno hombre con deseo sexual por Enzo.
ENZO 11
De regreso en el instituto, era el iniciando el tercer año, para aquel tiempo me había ganado la fama de ser el mejor alumno de aquella generación, los profesores me alentaban a seguir siendo el mejor de la clase, pero aquel año en una de las clases, entraron varios compañeros que pertenecían a otras generaciones, había algunas caras que no pertenecían a nuestra generación, pero mi vista fue en busca de mis compañeros, no me fijé quiénes eran los nuevos compañeros en aquella clase, me puse a hablar con mis compañeros, contarles de mis vacaciones y ponernos al día, hasta que entró el profesor.
Al pasar la lista de asistencia, escuché el nombre de Nazario, varias de las chicas voltearon a verlo babeando, yo no hice por buscarlo, pues no me interesaba verle, ya que nuestra relación no es ni buena ni mala, más bien de indiferencia, aprendimos a tolerarnos, pues solía asistir a las prácticas con su hermano, el médico Gonzalo. Pero aquel día, lo que sorprendió a todos fue el comentario del profesor, pues le dijo a Nazario.
Profesor: señor Nazario Bautista, nos honra con su presencia, señor, siendo usted una celebridad, que disfruta de privilegios, por la sombra de su hermano, dígame señor Bautista ¿ésta vez cree poder sacar mínimo 6 en mi materia? Le recuerdo que es su última oportunidad, sabe usted que conmigo no tiene influencias ni poder.
Enzo: nadie dijo nada, permanecimos callados, esperando que éste respondiera, pero por primera vez, él se quedó callado, el profesor al ver que no respondió nada, le dijo; bueno eso es un avance, al menos lo altanero y prepotente, ya no lo demuestra o será ¿qué ante mí se aguantará de ser ese chico prepotente?, ¿qué creé que todos alagaremos sus estupideces?, y ¿le daremos una calificación buena, solo por ser el hijo mimado y hermano de un excelente estudiante?, y siendo honestos me gusta más cuando se queda callado y se traga su orgullo, ya le demostré que conmigo no será nada fácil.
El profesor se veía serio, pues no parecía que fuera broma, mi relación con Nazario continúa igual, pues ambos nos ignorábamos, la clase de ese profesor, una de las más duras, pero, aun así, yo sobresalía y al parecer le caí bien a ese profesor ya que me ayudaba bastante, dándome consejos para los exámenes y dónde buscar información, pues me decía que mi calificación estaba muy bien que siguiera así, me presumía ante los demás haciéndoles ver lo bueno que era en su clase.
En uno de esos días, fue un martes que me encontré con el médico Miguel, continuamente me invitaba a sus prácticas y a sus clases como su ayudante, en algunas de las prácticas que realizaba, también me invitaba a practicar en la clínica de el médico Gonzalo, y ese día no fue la excepción, ya que me pidió que le ayudara en una cirugía que tenía el miércoles por la tarde.
Miguel: mañana por la tarde te espero en la clínica del médico Gonzalo para que me ayudes en la cirugía, Gonzalo ya está avisado, nos veríamos allá después de clases ¿qué dices me ayudarás?
Enzo: si está bien profesor, ahí nos vemos mañana – el miércoles después de mis clases, me fui directamente a la clínica del médico Gonzalo, pero al llegar el médico Miguel aún no había llegado.
Gonzalo: buenas tardes colega ¿cómo estás? Pensé que llegarían juntos tú y Miguel.
Enzo: todo bien médico, pensé que ya estaría aquí el médico Miguel, pero así es, siempre se le hace tarde. – es uno de los defectos del médico Miguel desde que lo empecé a conocer siempre llegaba tarde a impartir su clase.
Gonzalo: si, así es él, siempre llegando tarde, solo podemos esperar, ¿eres de aquí?
Enzo: no médico, yo vengo de la higuera, vivía con mi hermano. – ni de loco le diría mi verdadera procedencia ya que sabría quién soy, y la verdad que me gustaba ir a la clínica a practicar y aprender, pues aprendía bastante estando ahí, más cuando estaba con los dos médicos.
Gonzalo: mira pues, es algo de distancia, cuando gustes te puedes quedar aquí en la veterinaria, hay cama, cuando tengas alguna práctica y se te haga tarde o cuando tengas alguna fiesta, aquí está la clínica, es más deja pasarte mi numero para cuando lo ocupes.
Enzo: intercambiamos números y después cambiamos un poco de tema, comenzamos a hablar de la cirugía y empezamos a preparar todo para hacerla, en lo que llegaba el profesor Miguel, cuando llegó, nosotros ya teníamos todo listo, después de la cirugía, el profesor Miguel me llevó a casa, pero en mi mente daba vueltas la oferta del médico Gonzalo, aunque sabía que me estaba metiendo en terreno peligroso al aceptar su oferta.
Días después de aquella propuesta, me llamó el médico Gonzalo. Me pidió que lo ayudara a cuidar un paciente que tenía interno, pero me preguntó, si me podía quedar el sábado por la noche a cuidarlo, obviamente pasaría la noche en la veterinaria, lo pensé y me moría de nervios, pero había algo en mí, que quería aceptar sin pensarlo, le dije que le resolvería más tarde. Después de colgarle, llamé a papá y le pedí permiso, pero solo le dije que le ayudaría a un médico a cuidar un paciente de noche, nunca le dije quién era el médico. Papá aceptó, luego de eso le llame al médico Gonzalo para confirmarle.
Quedé de llegar el sábado en la tarde, ya como a las 5 llegué a la veterinaria, el médico me dejó las indicciones, una hora después se despidió de mí, me puse a ver una película y después que llegó la hora, me fui a dormir, de repente escuché la voz de Nazario, que decía; eh carnal, mira lo que tengo para ti ésta noche, tengo ganas de que me la mames y meterte la verga, ven mira la tengo bien dura, me quedé callado y simulando estar dormido, Nazario parecía estar ebrio.
Salí de la habitación cuando ya no lo escuché, pensando que se habría marchado, al salir lo vi frente a mí, nos vimos y ambos nos sorprendimos, él de verme ahí y yo de verlo como venía. Pues por el aspecto que tenía, era evidente que había peleado, tenía la manga de su camisa llena de sangre y unos golpes en la cara, me quedé viéndolo, no sabía qué decir o hacer, hasta que fue él quién hablo.
Nazario: pensé que mi hermano estaba solo, pero veo que se ha conseguido una buena putita, ¿qué dijiste?, si no es con uno, es con el otro hermano.
Enzo: de hecho, el que siempre me interesó fue el médico, lamento que te hayas hecho ilusiones. Pero me da igual lo que pienses, el médico no está, veo que vienes herido ¿necesitas ayuda? – se quedó viéndome y luego se sentó sobre una de las sillas, parecía cansado.
Nazario: disculpa, no tenía que hablarte así, lo que pasó, me agarré a madrazos con un vato, pero el desgraciado me cortó el brazo ¿puedes ayudarme a suturarlo?
Enzo: si puedo, déjame ver tu herida. – Me acerqué a él, olía a alcohol y perfume
Enzo: revisé su herida, no fue muy grave, lo empecé a curar, para ello se quitó la camisa, uff, su cuerpo, unos pectorales firmes a la vista, un vientre plano algo marcado con muy pocos vellos, solo una línea desfilando a su pubis, me tenía sudando al ponerme en esa situación, trataba de pensar en algo más, pero ver esos ojos claros y labios bajo la luz, no ayudaban, y si bajaba la mirada, me encontraba con su pantalón apretado, marcándole un buen bulto en la entrepierna. Estaba sudando frío, tener ese vato ahí y sin poder hacer nada, vaya martirio. Me concentré en lo que estaba haciendo y cuando lo logré, suspiré y le dije que ya había terminado.
Cuando terminé, me puse a recoger las gasas y todo lo que había ensuciado, cuando sentí la mano de Nazario rodeando mi cintura, muy cerca de mis nalgas, ya no pude más. Me alejé un poco de él para evitar el contacto, pues no me sentía cómodo en aquellas circunstancias, cuando me retiré un poco, éste me vio a los ojos.
Nazario: ¿Qué pasa? Solo quiero agradecerte por lo que has hecho por mí.
Enzo: créeme, así está bien, no agradezcas así, solo di gracias y listo, no tienes que agradecer tocándome, menos en mi condición, podría mal interpretar tus agradecimientos, siendo gay pensaré otra cosa. – no estaba seguro si sabía o no que soy gay, pero con eso mataría dos pájaros de un tiro, uno que dejara de tocarme y la segunda se iría de ahí.
Nazario: está mejor que seas gay, pues puedo agradecerte todo y salimos ganando ambos, ¿qué dices te animas?
Enzo: será mejor que te retires antes de que la caguemos. – cada momento me sentía más confundido y nervioso.
Nazario: es lo que quiero, que me la cagues, ¿Por qué te rehúsas?
Enzo: créeme, no te conviene tener sexo conmigo, cuando sepas quién soy, te arrepentirás y terminarás odiándome. – ya se me estaban acabando las excusas, y me estaba prendiendo, pues Nazario se agarraba la verga cuando me decía que era lo que quería; que se la cagara.
Nazario: no des por hecho algo que desconoces, dime ¿por qué no me conviene? o vamos a disfrutar de éste lugar y que estamos solos.
Enzo: no me dio tiempo de responder, cuando reaccioné, me tenía abrazado a su cuerpo y me besaba el cuello. Cuando me quise detener, ya era demasiado tarde, estaba en los brazos de mi enemigo disfrutando de sus besos y caricias, que me llevaba a la cama, mientras me empezó a desvestir, fue llevándome hasta la cama, dónde terminó de desvestirme y desvestirse él. Besaba y acariciaba mi cuerpo, besaba mis labios, yo me dejé llevar por la calentura y deseo que tenía, sus manos recorrían mi cuerpo con suavidad, ternura y deseo, luego fue subiendo sobre mi cuerpo y dejó su verga de 18 cm a la altura de mi boca, se la empecé a chupar lento, tomándome mi tiempo para hacerlo, cuando volteé a verlo, vi sus ojos cerrados y mordiéndose los labios, acariciaba sus pezones con su mano sana, suspiraba y gemía al sentir la suavidad de mis labios rodeando su verga, luego tomó mi cabeza y me la fue metiendo suavemente, su verga entraba y salía de mi boca.
De repente me volteó con una sola mano, dejándome boca abajo, lamía mi cuello y orejas, así fue bajando lento, recorriendo mi cuerpo con sus labios, hasta que llegó a mis nalgas, que empezó a besar y dar mordidas suaves, las acarició y suspiró, pensé que en ese momento me metería la verga, pero no fue así, lo que metió primero en mi culo fue su lengua, durante un rato me mamó le culo, después me volvió a poner boca arriba, se acomodó una de mis piernas en su pecho, escupió en su mano y llevó el escupitajo a su verga, lo repitió dos veces más.
Apuntó su verga y fue empujando despacio, suspiré hondo y eché mi cabeza para atrás, levantando un poco mi pecho, me tomó de mi cadera, levantó un poco y siguió empujando despacio, me agarré a sus piernas, jalándolo para que siguiera penetrándome, Nazario suspiró y habló suavemente, me dijo; ¿cuánto deseaba tenerte así? Yo solo suspiré y continué con mis ojos cerrados, sintiendo como entraba su verga en mi culo, cuando me clavó por completo sus 18 cm de verga, se abrazó a mí y nos empezamos a besar, en mi mente, solo estaba disfrutando del sexo en ese momento, sin pensar en nada más.
Luego me levantó sin dejar de penetrarme y besarme, quedé sentado sobre sus piernas y abrazado a su cuerpo, pegando nuestros pechos, mi verga aprisionada en medio de los dos, la de él entrando y saliendo de mi culo, Nazario acariciaba mi espalda y yo la suya, dejándonos llevar por el deseo y el placer, él seguía envistiéndome y besándonos apasionadamente, besábamos nuestros cuellos, orejas, bocas, con pasión y deseo, nuestros cuerpos desnudos en aquella cama, que brillaban por las gotas de sudor que comenzaban a brotar, dos cuerpos similares en complexión y color, que se mezclaban y se conectaban el uno al otro.
Me despegué de su cuerpo, le di un empujón para que quedara recostado boca arriba y comencé a cabalgarlo, coloqué mis manos sobre su pecho y empezó a mover mis caderas arriba abajo, Nazario gemía y resoplaba mientras lo cabalgaba, después él me tomó de las manos, me dio la vuelta dejándome abajo y con una sonrisa maliciosa, colocó mis pies en sus hombros y me tomó de las caderas y me empezó a dar embestidas, poco a poco me daba más fuerte. Luego de un rato me zafé de sus manos para escapar un poco a sus envestidas, pero éste me atrapó y me dijo; no te irás, ya eres mío.
Estaba en cuatro patas, cuando me volvió a tomar y me ensartó una vez más, me sujetó con su mano sana y me envestía con ansiedad y deseo, yo me hacia el que no quería, fingiendo que lo hacía a la fuerza, me tomó de la cabeza para seguir envistiéndome, obligándome a quedarme en esa posición, gateé un poco, hasta que topamos con la cabecera de la cama, ahí me empotró y me siguió dando fuerte. Luego de varias envestidas, me di la vuelta, salí de la cama y éste me alcanzó, llevándome hasta una pared, ahí me inmovilizó con el peso de su cuerpo, levantó mi pierna y me la volvió a meter, mientras me penetraba, me besaba con lujuria y deseo, como si lo estuviera haciendo contra mi voluntad.
En ese momento le dije; ¿te das cuenta que me estás violando? Obviamente lo hice como broma, ya estábamos jugando. Me respondió; pero ¿te gusta que te trate así?, luego me tumbó en la cama boca abajo, me tomó las manos por detrás, y me vuelve a penetrar, yo movía mi cuerpo pero solo para darle placer, mientras movía mi trasero, haciendo que su verga entrara y saliera de mí, luego de un rato me solté de su agarre y lo tumbé en la cama boca arriba, le mamé la verga, los huevos y pasé varias veces mi lengua por su ano, lo hice que se retorciera de placer, después de varias veces, me tomó de la cabeza, me empezó a besar y me dijo; no aguanto más.
Me acomodó sobre la cama en el borde y me penetró un vez más, sus gemidos se encendieron, dándome por el culo con fuerza y velocidad, mientras me comía el cuello y orejas, seguía dándome envestidas, sabía que estaba a punto de terminar, así me saqué nuevamente, lo dejé en la cama boca arriba y me senté sobre su verga, clavándomela una vez más, éste me abrazó y comenzó a envestirme, me apretó más a su cuerpo, sus envestidas y besos eran más intensos, pues ambos estábamos por terminar, no sé cuánto tiempo pasó, pero yo estaba entregado al placer y me sentía lleno, feliz, había olvidado todo, me dejé llevar por esa pasión.
En un momento, vino mi orgasmo, suspiré y gemí fuerte, haciendo presión con mi culo sobre la verga de Nazario, éste empezó a temblar y a sacudirse para eyacular dentro de mí, terminando con un beso apasionado, se dejó caer sobre mi cuerpo en la cama, aun dándonos ese beso final que comíamos nuestras bocas, quedamos por un momento así, hasta que su verga salió de mi interior, cansados y con sueño, nos quedamos tendidos en la cama.
Me dormí unos minutos pues desperté asustado. Volteaba a todos lados, de principio no me caía el veinte de lo que había hecho, comprobé que había sido real y no un sueño, como los que solía tener, ahí estaba el cuerpo desnudo de Nazario, dormía profundamente, me despabilé y salí de la cama, me vestí y me puse a pensar en lo sucedido, estaba sentado pensando, vi salir a Nazario que aún estaba desnudo, se acercó a mí y me volvió a llevar a la cama, me besó y luego me abrazó a su cuerpo desnudo, y se quedó dormido, al día siguiente al despertarme, Nazario se estaba vistiendo y solo me dijo; de esto, nada a nadie, nos vemos después. Me quedé con cara de ¿qué pasó aquí?
Cuando regresé a casa, me llegaron los pensamientos acompañados de los remordimientos. Me preguntaba ¿qué era lo que me había pasado? ¿por qué me deje llevar así?, ¿con él? ¿el enemigo?, ¿si mi padre o hermanos supieran lo que hice?, no sé cómo reaccionarían, traté de olvidar todo aquello, traté de no pensar, pero Nazario no me dejó olvidarlo, me lo recordaba cada vez que me mandaba mensajes, tenía que enfrentarme a esos mensajes y sobre todo a Nazario, el último mensaje que recibí de él decía “quiero que hablemos ¿dónde estás? No te escondas, tenemos que hablar”, le respondí que al regreso de vacaciones lo haría, pero que dejara de molestarme, días antes de regresar al instituto, después de año nuevo y navidad, al estar buscando unos papeles que necesitaba, vi las cartas de mi madre. Las tomé con la intención de leerlas, pero no me sentía preparado, las eché a mi mochila, sabía que era el momento de leerlas, pero sería cuando estuviera de regreso en el instituto.
Continuará ……………….
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