ENZO 15
Se acerca el final después de que Enzo enfrenta a su mayor temor, termina uniendo a sus dos tíos y también su padre tiene pareja, dejando a Enzo solo..
ENZO 15
Enzo: Ya casi a media noche se despertó Efrén, y al despertar asustado nos despertó a todos, Rafael tenia más de diez llamadas perdidas de su esposa, Efrén se vistió de inmediato y corriendo salió de la casa, Rafael se vistió calmado, llamó a su esposa y le dijo que estaba en la casa de su padre, poniendo como pretexto que se había tomado una cervezas y por ello se le hizo tarde entre otras mentiras, cuando Rafa se fue, papá y yo no fuimos a dormir, ya solo me quedaba un día de trabajo para salir de vacaciones.
Al estar de vacaciones, mi padre me pedía que me hiciera cargo de los animales, pues Héctor que estaba preocupado, por unas vaquillas que estaban en días de parir y quería mi opinión profesional, en mi primer día de vacaciones fui a ver las vaquillas que Héctor me había comentado, como todo un profesional fui a ver las vaquillas, después de revisarlas y algunas preguntas, le di mi diagnóstico, pero fue algo raro pues Héctor se me quedó viendo de una manera distinta, a como me veía de costumbre.
Enzo: estas vaquillas podrían presentar partos distócicos, ya que el semental es bastante grande, y por lo que he visto los productos vienen de gran tamaño, es probable que tengan problemas en el parto, así que tendrás que estar al pendiente cuando inicie el proceso de parto, estar al tanto, noche y día, si hay problemas llámame, Héctor, basta, deja de verme así, me siento incómodo.
Héctor: ¿Cómo te estoy viendo? Si te veo de la misma forma que siempre.
Enzo: no seas mamón ¿vale?, me incomoda tu mirada, de verdad, deja de hacerlo no me veas así.
Héctor: es que no puedo creer, cuando llegaste aquí, un muchacho que era un cordero asustado nervioso, ahora veo a un hombre, fuerte, alto, guapo, seguro de sí mismo, la forma en que hablas, todo un profesional, me siento orgulloso de ser tu hermano.
Enzo: jajaja pensé que me estabas tirando los perros jajaja, también yo me siento orgulloso de ser tu hermano, siempre te he visto como un ejemplo a seguir y me siento muy orgulloso ser parte de esta familia. Pero ya no me veas así, me harás ojo.
Enzo: dos días después, ya era más de las 10 de la noche cuando me llamó mi hermano Héctor que tenía problemas con una vaquilla, fui a ver y en efecto un parto distócico, me puse a ayudar a la vaquilla auxiliándola, pero Héctor me incomodaba y aparte no me ayudaba en nada, pues su mirada se enfocaba en mi anatomía y eso me ponía incómodo, le pedí que se fuera y me dejara solo, luego de una lucha por salvar la vida de la vaquilla y el ternero, lo logré, le llamé a Héctor que al entrar y ver el ternero, se quedó asombrado por el tamaño de este, apliqué medicamento a la vaquilla para ayudarla a recuperarse pronto, dejé las indicaciones a Héctor, de repente sin más me dijo
Héctor: ¿qué se siente meterle la verga a un vato?
Enzo: ¿Qué? No seas mamón wey. Pregúntale eso a alguien más, ahora entiendo por qué me veías así, culero, me pones nervioso.
Héctor: que pues le he preguntado a Rafael y me dijo; pues cálale cabrón, y hoy veía tu trasero se ve bueno.
Enzo: no seas mamón, hasta parece que me quieres meter la verga. – por eso las miradas de Héctor, pero ¿por qué de repente tenía esa duda? no entendía, pero bueno, Héctor siempre ha sido así, directo, al momento de preguntar, la primera vez si fue que se sentía orgulloso ya que estaba atento a lo que hacía y decía, pero esta vez solo me veía el culo.
Héctor: tengo derecho a decirte lo que veo, tienes buenas nalgas, qué más da que te lo diga, vato el domingo haré una carne asada, van a venir todos y solo me faltaba decirte a ti, te vienes quiero verte aquí.
Enzo: pues si te gustan mis nalgas, ya sabes lo que tienes que hacer y eso ¿que se te aflojó el codo para hacer la carne asada? ¿qué te dijo papá?
Héctor: vete a la verga baboso. Pues ya sabes cómo es, no dice ni si, ni no, nada más pujo, dijo umm.
Enzo: pues es lo que quiero irme a la verga, jajaja, ya wey nos vemos el domingo, me dio sueño.
Héctor: ya está vato, oye papá se ha distanciado con lo de nuestra madre ¿qué te ha dicho sobre eso?
Enzo: Héctor, como hijo nada más de padre, no tengo nada que opinar, son problemas de ellos, en el caso de ustedes que son hijos de ambos, tendrán sentimientos encontrados, pues son sus padres, disculpa que lo diga, pero tú y mi compa Santiago, le dieron el gane a Sara. Y lo entiendo es su madre, pero son problemas de ellos dos, ellos deben resolverlos, yo se lo dejé claro a nuestro padre y se los dejo claro a ustedes, no tengo que hablar mal de Sara, ya que me dio de comer por mucho tiempo, me recibió en su casa, y eso lo agradezco, no tengo nada que decir de ella.
Héctor: si lo sé. Pero mamá se portó mal contigo, ¿cómo es que no le guardas rencor?
Enzo: ella hizo más que cualquiera otra mujer, al aceptar al hijo bastardo de su esposo, me atendió, no me dejó morir, lo malo es mejor olvidarlo y no guardar rencores, ustedes al darle todo el apoyo a Sara, alejaron a nuestro padre, por eso él es diferente con ustedes, más que nada contigo y mi compa Santiago. – Héctor me abrazó fuerte y me dijo al oído, eres un cabrón digno de admirarse, te admiro por tu nobleza, su abrazo fue puro y de agradecimiento, por cierto, Santiago y yo somos compadres ya que soy padrino de uno de sus hijos.
Enzo: ya wey que si seguimos así me voy a poner nervioso. – Fueron mis palabras finales para restarle tristeza a ese abrazo, y evitar pensar en recuerdos desagradables, Héctor me dio un ligero aventón y me dijo que olía a vaca, regresé a casa ya casi a la una de la madrugada, papá me estaba esperando algo preocupado por mí, pues ya era algo tarde, llegué y le di una breve explicación de lo sucedido y nos fuimos a dormir.
El domingo nos fuimos a la carne asada y al llegar mi compadre Santiago me recibió con un fuerte abrazo. Mi comadre la esposa de Santiago también me saludó gustosa, luego Rafa me dio un abrazo, lo siguió Efrén, Héctor nos veía como queriéndose unir al abrazo, pero medio dudaba, ya que es el menos afectivo.
Todos mis hermanos estaban con sus respectivas esposas, e incluso nuestro padre y Sara. Pero se notaba que dos parejas no están del todo bien, Sara & papá, Efrén y su esposa. Los niños corriendo por todos lados, como son todos los niños, justo en ese momento de tranquilidad y alegría, me llamó Lucas, me dijo que mi abuelo quería verme, yo me sorprendí y Lucas me dijo que ya había perdido la movilidad de sus piernas, quedó invalido, yo me asusté, no sabía qué decir o qué hacer.
El primero en darse cuenta fue Rafael que se acercó a mí, y preguntó qué pasaba. Le pedí que me siguiera y caminé hasta donde estaba papá y Sara, los demás se acercaron, pues me dijo Rafa que estaba descolorido, me arrodillé frente a papá y les conté lo que me había dicho Lucas. Todos se quedaron callados en aquel momento, mi sorpresa fue escuchar la respuesta de Sara.
Sara: maldito viejo ¿qué es lo que quiere?, si ya te fregó la vida desde antes de nacer, ¿ahora qué quiere?, por una parte, sería bueno que fueras y le digas todo lo que sientes, por otra parte, que se muera con ese remordimiento, maldito viejo desgraciado.
Enzo: no solo yo me sorprendí al escucharla si no que todos lo hicieron, papá me dijo que había que pensarlo bien ya que ese viejo es traicionero y sería mejor que hablara primero con mis tíos y tía antes de tomar una decisión, todos estuvieron de acuerdo y lo primero que hice fue reunir a mis tíos y mi tía, dándoles a saber que tenía miedo a que éste me hiciera algo malo ya que el hecho de no poder mover sus pies no lo hacía menos peligroso.
Mis tíos me dijeron que no me preocupara, pues el viejo no estaría armado y también ellos les preocupaba mi bienestar. Me decidí ir a verlo para ver qué era lo que deseaba. Entré por primera vez, en aquella casa fría y oscura. Llegué hasta una habitación con poca luz, en la silla de ruedas estaba ese maldito viejo, postrado con una mirada fría y perdida, la mirada de un asesino, junto a mí estaba Lucas. De repente se escuchó la voz de aquel viejo, una voz áspera, ronca y arrastrada.
Darío: enciende la luz, quiero ver bien al muchacho.
Lucas: si padre.
Enzo: cuando encendió la luz, di un paso hacia atrás, me impresionó ver a ese anciano, mi corazón di un vuelco y apreté mis puños, parecía el demonio en persona, su piel blanca, arrugada, ojos vivaces, azul intenso, mirada fría, un cuerpo de un hombre rudo en decadencia, manos huesudas, nada que ver con aquel viejo que llegó al hospital, el día de la muerte de mi madre, un nudo en mi garganta, me hacía querer retroceder, pero tenía que enfrentar a mi demonio, el más grande, de repente sentí que alguien se acercó a mí. Volteé a ver y era Nazario, que estaba a mi lado, dándome valor.
Darío: ¿qué haces aquí? marica come vergas, fuera de aquí, maldito joto, si pudiera te mataría sin pensarlo.
Nazario: cállate viejo maldito, no te voy a permitir que le hagas daño a mi hermano, Enzo estaré afuera, no te acerques demasiado a ese viejo desgraciado.
Darío: acércate muchacho, quiero verte bien, no tengas miedo.
Lucas: no te acerques mucho.
Darío: cállate y deja que él responda, ¿qué muchacho me tienes miedo? Déjanos solos, marica. Lárgate de aquí, esto será entre el bastardo y yo.
Enzo: mi sangre hervía de rabia, quería llorar y salir de ahí, pero también quería golpearlo, matarlo con mis propias manos, el temple del viejo demonio, seguía intacto, al ver como se dirigía a sus hijos aun con algo de control, aunque Lucas no salió, solo se apartó un poco, aquel viejo me veía detenidamente y su mirada fría se clavaba en mí, viendo a detalle mi cara, solo me observaba y de repente abría la boca y sonreía, como burla, eso me ponía más furioso.
Darío: eres todo un hombre, fuerte, grande, tienes mucho parecido a mi familia, pero también a la familia de esos malditos traidores, podrías matarme si lo desearas, hazlo mátame o ¿me tienes miedo?
Enzo: odio y desprecio es lo que siento. Miedo nunca.
Darío: eres la viva voz de tu abuelo, tienes mucho de ese desgraciado.
Enzo: ¿qué es lo que quiere de mí? – las palabras arrastradas del viejo, sonaban como si fuese una serpiente, asechando a su presa.
Darío: contarte cómo fue que violé a la puta de tu madre, esa perra decía que no, pero disfrutaba cuando le metía la verga, umm… no sabes cómo lo disfrutaba, me buscaba para que le metiera la verga la muy puta, pero su error fue dejarse preñar de ese malnacido, y no tuvo el valor para enfrentarme, sé que me extrañaba la muy zorra, le encantaba sentir mi verga, pero decía que la violaba.
Enzo: maldito desgraciado, tienes que pagar por tus pecados y si eso querías, te mataré con mis manos demonio. – lo agarré del cuello y se lo apreté, pero cuando le escuché, que me pedía que lo matara, comprendí lo que quería, lo solté y me retiré un poco, quería matarlo, el maldito desgraciado se burlaba, relamía sus labios cuando decía cosas de mamá y de cómo la violaba.
Darío: no esperaba menos de ti ¡MÁTAME! ¡MÁTAME! No seas un cobarde como todos, hazlo anda no seas cobarde, como todos estos maricones que tengo por hijos.
Enzo: sabes que viejo maldito. No te mataré, será mejor dejarte así y ver como sufres, como no eres capaz de valerte por ti mismo, quiero verte morir lento, que sufras, y sientas el dolor que sintieron aquellos a quienes mataste, si dependiera de mí, te haría que te tragaras tu propia mierda todos los días, y me burlaría de ti, te bañaría con agua fría, verte sufrir, tratarte como lo que eres, una vil mierda, una piltrafa, una carga. – me acerqué a él, lo agarré del cuello, llevé mi mano a su verga flácida y vieja y le dije:
Enzo: ¿qué se siente que ya no te sirva esta madre aguada, que tengo entre mis manos? ya no eres capaz de hacer daño con ella a nadie, parece que lo disfrutas maldito viejo, ¿te está gustando que te agarre este pedazo de mierda? ¿te excitas con mis manos maldito?, creo que sí, maldito viejo. Muere lento, y espero que poco, a poco, termines sintiendo el dolor que causaste desgraciado, sería muy fácil para ti que te matara ahora mismo.
Enzo: cuando me separé de él, se abalanzó sobre mí, cayó de cara en el piso, lo tomé de las greñas y le dije al oído; eres un inútil invalido, que ya no puede causar más daño, solo lástima, viejo asqueroso, das lástima. Le escupí la cara, lo levanté y volví a sentarlo en su silla, me le quedé viendo y le dije: es lo único que obtendrás de mí, lástima, ya no siento más nada por ti. Le volví a agarrar la verga y le dije; esta madre solo te sirve para nada, deberíamos arrancártela y ponerte una vagina y así te puedas servir de algo. Me burlé de él, para despedirme le dije que ya no le temía y esperaba que durara muchos años enfermo y sufriendo, empezó a gritar y lloriquear pidiéndome que lo matara, salí de ahí y me topé con mis tíos y hermano.
Abracé a Nazario y lloré en silencio. Lucas me abrazó también, luego Gonzalo y al final Bruno. Mi abuela estaba un mar de lágrimas, me dio un abrazo fuerte junto con mi tía, estaban llorando, ese día hablé con ellos y les aclaré que no tenía nada contra ellos, solo contra mi abuelo, por el daño que nos causó a todos, e hizo que nos distanciáramos, mi abuela no dejaba de abrazarme y de llorar, acariciaba mi cara y mencionaba el nombre de mamá, me decía mi niño, mi Cristina, te protegió aun después de muerta, mi amor, no sabes ¡cuánto deseaba poder verte, abrazarte y decirte lo mucho que te amo!.
Me sentía libre, había enfrentado al más grande de mis demonios, y lo superé, me sentía completo, me despedí de todos, pero cuando estaba por regresar a casa, Gonzalo me dijo que él me llevaría a casa, acepté su propuesta, ese día sin darme cuenta de lo que hacía, no solo enfrenté a mi abuelo, también hice una buena obra, al alimentar uno de mis morbos. Gonzalo me llevó a casa, pero antes de eso llegamos a su departamento. Mis nervios y miedo me hicieron que olvidara mi celular en la casa de mi abuela.
Gonzalo: perdona que me desviara, quiero ver unas cosas antes de llevarte a tu casa, pasa, espera un poco y te llevo a tu casa.
Enzo: si está bien. Entré y con la disponibilidad de esperar a Gonzalo, me quedé parado en la sala de su departamento.
Enzo: Gonzalo cerró la puerta y se me fue directo y me planta un beso en los labios, como un adolescente enamorado, cuando dejamos de besarnos, me vio y se disculpó, yo le sonreí y le volví a besar, éste me abrazó y empezó a acariciar mi cuerpo, besando cada parte de mi anatomía mientras me desvestía.
Enzo: vaya, que forma tan sutil la tuya para seducirme, me has traído aquí para seducirme, con tus besos y caricias. – le acaricié su cara mientras le decía esto, Gonzalo se apenó, poniendo sus mejillas coloradas, lo besé y le hice entender que era broma, y deseaba estar con él.
Gonzalo: es normal que te desee después de cómo me trataste, quiero más de ti, de tus caricias, de tu trato.
Enzo: pues vamos a aprovechar, vente vamos a tu cama y tengamos sexo en el que los dos disfrutemos, ven chiquito quiero disfrutar de tú cuerpo y tú disfrutes del mío. – me sentía mal ver la reacción de Gonzalo, pues al ser tratado con afecto, quizás se estaba enamorando y yo no estaba para enamorarme o ser de un solo hombre por el momento, pero no se lo diría esa noche menos al ver con la emoción, con la que me veía, se lo diría después, que no se enamore de mí, pues no le convendría estar con un poli amor como yo.
Al llegar a su habitación, se sentó sobre la cama y yo desnudo frente él, acarició mi verga que ya estaba bien dura, empezó a besarla con un enorme cariño, luego con su lengua recorría todo el contorno de mi glande y la longitud de mi verga, iniciando en mis huevos y terminaba en la punta de mi glande, luego la mamó un rato aun sentado en la cama, lo empecé a desvestir y acariciar su cuerpo, hasta que lo dejé desnudo, le di un beso, luego media vuelta y lo incliné sobre la cama, le mamé el culo para preparárselo, además que eso lo excitaba demasiado, y lo ponía al cien, después de un rato, me monté en la cama encima de Gonzalo.
Mi verga le quedó frente a su cara, mientras él me la mamaba, yo quedé de frente a la entrada de su habitación, cerré los ojos para disfrutar de la mamada que me estaba dando, pero cuando abrí los ojos quedé sorprendido al ver que ahí estaba Lucas. Nos observaba atento paralizado, pero con una erección bajo su ropa. Tenía mi celular en su mano, sonreí y esperé la respuesta de Lucas, me sonrió algo tímido, lo invité con la mirada, él acepto, pero se quedó algo confundido, hice una seña para que guardara silencio, y hablé con Gonzalo.
Enzo: mijo quiero proponerte algo, ¿pero no sé si aceptes? – tenía planeado vendarle los ojos e incluir a Lucas, pero tenía algo de temor que Gonzalo no lo aceptara.
Gonzalo: confió en ti, y te dejo hacer lo que tú quieras, pues sé que no me harás nada malo.
Enzo: siempre cuidare de ti y no te haría nada que te lastime. – no estaba seguro si mi decisión lo lastimaría o no.
Enzo: toma cúbrete los ojos, quiero que sientas el placer sin uno de tus sentidos, vamos mijo, que no te haré nada malo. – le di mi playera para que se cubriera los ojos, mientras Gonzalo lo hacía, Lucas se escondió, acomodé a Gonzalo en cuatro patas sobre la cama, y llamé a Lucas que se asomó un poco por la puerta.
Enzo: Lucas se acercó, me tomó del hombro, luego vio el cuerpo de su hermano y volvió a mirarme a los ojos, su mirada, fue de deseo, melancolía, alegría, no sé, pero su mirada diría que, de amor, acarició mi espalda, con su otra mano acaricio la espalda de su hermano, en sus ojos se veía lágrimas, no sé describir ese momento, felicidad, ternura, amor, esas miradas que llegan hasta el alma. Le sonreí y le invité a que disfrutara de su hermano, acarició la espalda y nalgas de su hermano, con una ternura, como cuando deseas algo, y cuando lo tienes, lo caricias con ese cuidado.
Queriendo que no se rompa ni se dañe, mientras Lucas acercó su cara a las nalgas de su hermano, para comerle el culo, yo lo desvestí, tratando de no hacer ruido, Gonzalo gemía y suspiraba, al sentir los labios y lengua de su hermano, la verga de mi tío Lucas le mediría unos 19 cm, más gruesa que la mía, acaricié el cuerpo de Lucas, hasta llegar a su verga que empecé a masturbar. Podía sentir la textura de la verga de Lucas, sus venas que resaltaban de su verga, la excitación de Lucas era enorme, podía percibirse su excitación, el gusto y placer que desprendía.
Mi tío Lucas un hombre maduro, alto delgado, poco de pancita, alto, sin barba ni bigote, piel blanca, ojos claros, entre azul y verdes, guapo, cara gentil, nariz afilada, labios hermosos bien formados, nada de vello, pero un par de pectorales duritos y brazos fuertes. Tomó mi verga de 18 cm y la apuntó en el culo de Gonzalo, empujé lento avisándole a Gonzalo que lo penetraría, mientras iba metiendo lento mi verga en el culo de Gonzalo, Lucas me besó apasionadamente, mientras acariciaba mis nalgas y cabeza. Continué metiéndosela hasta que se clavó por completo.
Envestía suave mientras Lucas y yo nos besábamos, Gonzalo disfrutaba de las envestidas que le daba, poco a poco los besos, las envestidas y gemidos se salieron de control y Gonzalo se dio cuenta que no estábamos solos, se quitó el vendaje de los ojos y se quedó paralizado al ver a Lucas y a mi besándonos, me disculpé y Lucas se quedó viendo a su hermano, una mirada de ternura y deseo, antes que Gonzalo pudiera hablar, Lucas lo besó con ternura, acarició su cara y siguió besándolo mientras yo lo envestía. Lucas tomó de la cara a Gonzalo y le dijo; ¿amor me dejas penetrarte?, deseo hacerte el amor, Gonzalo agachó la mirada y le dijo; también yo, bebé, hazme el amor. Me aparté para dejarle su espacio a Lucas, Lucas acomodó a Gonzalo boca arriba y le metió su verga de 19 cm, lento sin dejar de verlo a los ojos y acariciando su cara con ternura, Gonzalo arqueó su cuerpo y se abrazó a Lucas, empezaron a besarse, Lucas se movía lento entrando y saliendo, despacio con ternura y amor.
Si el amor fuera Luz, esa habitación estaría inmensamente alumbrada, esos dos cuerpos fundidos sobre la cama, entrelazados el uno con el otro, Lucas tomó de la cintura a Gonzalo y lo penetraba lento, suave, entraba y salía, cerrando los ojos y al abrirlos lo besaba con ternura, así continuaron y yo me salí de la habitación, los dejé que disfrutaran de su amor, yo solo estaba sobrando, en esa habitación.
Estando desnudo en la sala, cuando escuché a mis tíos reír y platicar, de repente los vi salir en ropa interior, y yo ahí frente a ellos aun desnudo, les sonreí y como de costumbre Gonzalo se sonrojó al verme ahí, fui a ponerme mi ropa y cuando regresé, mis tíos estaban hablando, Lucas acariciaba la cara de Gonzalo con ternura, mientras Gonzalo parecía a punto de llorar, cuando me vio, se puso a llorar, fui y le di un abrazo fuerte.
Enzo: ¿eh qué te pasa mijo, por qué lloras? – Gonzalo lloraba con sentimiento y dolor, pero no entendía por qué lloraba.
Gonzalo: no lo sé, me la pasé bien, me gustó, pero me gustó demasiado, me sentí conectado, y me duele sentir ese sentimiento, pues es mi hermano, y me duele.
Enzo: no tienes por qué sentirte mal, es algo natural que sientas amor, cariño, no tienes por qué reprimirte ni castigarte, o acaso Lucas te ha dicho ¿que no le gustó o que fue un error?, todo tiene solución tío, menos la muerte.
Lucas: hermano ya te he dicho que no te sientas culpable, yo he sentido lo que no había sentido por nadie desde Enzo, me sentí amado, deseado, me gustó, quiero hacerte el amor y que me lo hagas cuando quieras, estoy dispuesto a todo, pero no es tu culpa, no te sientas culpable, mi mujer y yo tenemos años, viviendo juntos pero separados, cada uno por su lado, ella tiene a su pareja ya que yo y ella no hacemos nada.
Gonzalo: no quiero que tomes una decisión por mí, no quiero ser quien destruya tu familia.
Lucas: no lo estás haciendo, yo estaba esperando enamorarme de alguien y no fue de hoy, desde hace tiempo que tú me has gustado, y hoy fue algo sensacional que me ha hecho decidir, dejar todo por ti.
Enzo: no puedes destruir algo que nunca se construyó, entiendo que Lucas formó una familia, y siempre serán sus hijos, pero nunca una relación de pareja y él ha sufrido igual que tú, si su felicidad está al lado del otro, adelante sean felices.
Lucas: ya te lo dije estoy dispuesto a todo, por estar a tu lado, amor mío.
Enzo: esa noche después de platicar y una que otra lágrima y disculpas, inició una pareja, entre hermanos, admito que me quedé con ganas de la verga de mi tío Lucas, pero sabía que no podría volver a suceder. Los abracé y besé a los dos, ambos me llevaron a casa, cuando se despidieron de mí, los dos se vieron y me dijeron; te debemos una sobrino, les sonreí y entré a casa donde me esperaban papá y mis hermanos, todos, se veían entre molestos y preocupados, papá fue el primero en preguntar qué había pasado, le expliqué todo y luego se fueron cada uno a sus casas, solo nos quedamos papá y yo, le di más detalles de lo sucedido ya en confianza y luego de quitarnos las ganas, fuimos a dormir, al día siguiente al estar de vacaciones fui a trabajar en conjunto con mis hermanos.
Por parte de la tarde, Héctor me llamó pues tenía problemas, ya pasaba de las 7 pm, cuando regresé al rancho para ayudar a Héctor con la vaquilla que tenía problemas y la ayudé a parir, quedé todo lleno de líquido y sangre, después de terminar como siempre las indicaciones y tratamiento, me tiré sobre la paja que estaba ahí, estaba cansado del esfuerzo, ya pasaba de las 10 pm, cuando terminamos, me quité la ropa sucia y le pedí a Héctor que me trajera la que tenía en la camioneta, cuando Héctor llegó, yo estaba en bóxer esperando mi ropa, se me quedó viendo de pies a cabeza.
¿Qué me vez? Le pregunté, me respondió; que tienes buen culito. Le dije pues es tuyo si lo deseas, anda dame la ropa, Héctor cerró la puerta del corral, yo lo observé y le dije; ¿va en serio? ¿sí me la vas a meter? Bromeando, pues pensé que él también lo hacía, me quité mi bóxer y vi a Héctor que me seguía viendo, le pedí que me diera la ropa, pero en lugar de hacerlo, la tiró a un lado y sacó su verga, que la tenía bastante dura, se la pajeó y se desvistió.
Se acercó a mí, me empezó a acariciar por detrás, agarrándome las nalgas, pero sin decir una sola palabra, solo podía sentir su respiración agitada, y su cuerpo caliente pegado al mío, tallaba su verga contra mi culo, pasándola de arriba hacia abajo, le salía demasiado pre-semen, parecía que andaba bien caliente, dejé que lo hiciera, al fin de cuentas, no perdía nada, así siguió por varios minutos sin siquiera un beso, nada, solo de repente besaba mi cuello, cerré los ojos, me dejé llevar por Héctor, dejándolo que llegara hasta donde quisiera.
En una de esas supe que quería metérmela, así que me agaché para tomar el lubricante, y estar listo para el momento, Héctor aprovechó que me agaché, apuntó su verga de 20 cm y dio un empujón, metiéndome parte de esta, yo solo emití un gruñido, ahrr, y me enderecé, le dije que me hubiera avisado, pero él ya estaba empujando para que entrara el resto de su verga, me empezó a dar duro, me quejaba pues aún no estaba preparado, quise sacarme pero me tomó de las caderas y continuó empujando, para metérmela toda, quise defenderme pero me tomó del brazo, y lo único que hice fue tirarme sobre la paja, con la esperanza de sacármela y darle el lubricante.
No me soltó, caímos juntos, lo que sí, su verga se salió, pero mientras me tenía atrapado con una de sus manos, con la otra apuntó su verga y empezó a metérmela de nuevo, no se soltó de mí, empujaba para que su verga entrara por completo, e iniciar a follarme, me arrastré por el suelo, pero éste no me daba tregua, seguía pegado a mí, intentando metérmela toda, llegó el momento que no pude avanzar más y él lo aprovechó, me tomó de la cintura, del pecho y cuello, para evitar que me escapara, así me la fue metiendo hasta que la tuve toda dentro de mí.
Para aquel momento, ya mi culo estaba más dilatado y preparado para comenzar. Comenzó con el saca y mete a un ritmo impresionante, haciéndome que gruñera, entre placer y algo de incomodidad, solo podía sentir su respiración gruesa en mi nuca y las fuertes envestidas, de su verga morena y llena de venas, entrando en mi culo una y otra vez, levanté un poco mi cadera y me siguió dando fuerte, luego me fue jalando hasta que me puso a en cuatro patas, dándome fuerte bien agarrado a mis caderas, me taladraba con fuerza y rapidez.
Siguió así por varios minutos, taladrándome el culo, sin decir una sola palabra me daba envestidas fuertes y contundentes, sentí la necesidad de masturbarme y así lo hice, comencé a jalármela, en poco tiempo se vino mi orgasmo, tensioné mi cuerpo y músculos, incluyendo los del culo, Héctor empezó a bufar y dar fuertes envestidas secas para eyacular dentro de mí, sentí como me inundaba el culo de leche, podía sentir cada chorro que depositaba dentro de mí, y como su verga palpitaba dentro, al escupir cada chorro de leche caliente en mi interior.
Cuando todo terminó, nos vestimos y sin decir una sola palabra se fue de ahí, pasaron varios días sin hablar con él, hasta aquel día que me llamó para ver de nuevo una vaca, me dijo que sería la despedida, pues no quería que su matrimonio se fuera a la mierda, me volvió a penetrar como la primera vez, después de esa, ya no hubo nada, seguimos como antes de haber tenido sexo, solo quedó en los recuerdos, de él y los míos, entre bromas un día me dijo que eso era adictivo, refiriéndose al sexo gay.
Una tarde estando descansando y esperando a papá que llegara del pueblo, llegó la camioneta de Efrén, cuando bajó tenía a su pequeño en brazos y la pañalera en la otra mano, al llegar a donde estaba yo, me abrazó fuerte y me dijo al oído; ¿me puedo quedar aquí? Obviamente lo acepté, el niño empezó a llorar y después de que lo calmó al darle su cena lo fue a dormir, salió al comedor donde yo lo esperaba, y antes de preguntarle qué fue lo que pasó, empezó a hablar.
Efrén: llegué temprano a casa, quería darle la sorpresa a mi mujer, y comer los tres juntos, pero al entrar a casa, la encontré en la cama disfrutando del sexo, entonces me di cuenta por qué no la pude satisfacer nunca.
Enzo: ¿es en serio lo que estás diciendo?, ¿cómo puedes decir tan tranquilo? ¿qué te diste cuenta de por qué no la pudiste satisfacer nunca? – Efrén se veía confundido, pero no molesto ni nada de eso pues todo lo contrario parecía, algo contento.
Efrén: ¡sí! Y es que yo tengo verga, y su amante no tiene.
Enzo: no sé, si no entiendo o me hago pendejo, pero estas diciendo ¿que tu mujer te engañó con otra mujer? – sabía que era tal como se lo planteé, pero ¿por qué? Que estaba pasando. No entendía su arranque de venirse a la casa.
Efrén: si así es, lo has entendido bien, mi mujer estaba con otra chica en la cama, cuando las encontré, su amante se puso brava contra mí, trató de golpearme, la calmé y la saqué de la casa, quise hablar con mi mujer, le propuse llegar a un acuerdo, ya que yo la engañé primero o eso creo, pero ella tomó sus cosas, su ropa y salió de la casa, se fue junto a su amante, pensé que se había llevado a nuestro hijo, ya que la casa quedó en silencio, pero minutos después escuché a mi hijo llorar, estaba preparándole la mamila a mi hijo, cuando la amante de mi esposa lanzó una botella con gasolina y prendida, por suerte estaba cerca y pude extinguir el fuego, no quería quedarme a dormir ahí, con el riesgo de morir calcinados mi hijo y yo.
Después de ese día, no volvimos a saber de la esposa de Efrén y su pareja, Efrén y su hijo, se quedaron a vivir en la misma casa que vivíamos papá y yo, al principio cada quien en su habitación, o así lo creía yo, pero un día que quise estar con papá, esperé que llegara la noche y cuando fui a la habitación de nuestro padre, los encontré abrazados sobre la cama desnudos, llegué tarde, ya no podía ni con uno ni con el otro, papá y Efrén se volvieron una pareja muy activa, hasta parecían adolescentes.
Varias veces los encontraba por la casa desnudos o teniendo sexo, eso me deprimía, ya que Efrén me había ganado, era pareja de nuestro padre, Gonzalo y Lucas, Nazario y su novio, así que sí me sentía algo solo. Disfrutaba trabajar con mis hermanos, generalmente con Héctor, Rafael y mi compa Santiago, sin duda se venían cambios en mi vida ya que era una tortura llegar a casa y escuchar a papá y Efrén divirtiéndose, así que toda la tarde la pasaba en la granja de cerdos o trabajando con mis hermanos.
Continuará ……………………………….
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