ENZO 20 FINAL
Enzo se encuentra con un nuevo amante que sin dudarlo lo deja, después de una propuesta con la que decide iniciar una nueva aventura.
ENZO 20
Enzo: Los días pasaron y poco a poco mi casa estaba tomando forma ya casi terminada, también Mayer mejoraba día a día. Papá y mis dos hermanos se sentían tristes, al ver que mi partida se acercaba, me decían que deseaban que la casa no estuviera lista, las vacaciones las pasé ayudando a Mayer, dándole instrucciones de cómo hacer su trabajo, pero éste solía hacer comentarios sexuales, en cada trabajo que realizábamos, de repente le seguía la corriente y a veces solo le cortaba sus pláticas. Recuerdo un día que ordeñé al semental para la inseminación en varias cerdas, y cuando hacía el trabajo de ordeñar, me hizo un comentario, me dijo; ¿Señor lo cerdos sienten lo mismo que uno? Digo a uno le gusta que una mano ajena le toque la verga y mejor si la chupan.
Me reí un poco y le respondí que no tenía la forma de compararlo, pero sí, el cerdo sentía placer al igual que nosotros, solo que el cerdo, lo hace para preservar su especie, y nosotros lo hacemos por gusto. Día con día Mayer hablaba más y poco a poco se atrevía a hacer algunas bromas, pero sin ser grosero.
Mi tío Gonzalo construyó a unos 10 metros de donde yo construí mi casa, ya que le pasé un terreno para que construyera la suya, y así poder vivir con su hermano, o sea mi tío Lucas, solíamos reunirnos, después de aquella orgía, qué para mi gusto, no era lo mío, y por lo que me contó Gonzalo, Rafa y Lucas, para ellos tampoco, pero si un par de ocasiones que consideramos los cuatro, mi tío Lucas hizo el comentario que lo mejor de aquella vez, fue haber tenido sexo conmigo.
Traté de evitar esas pláticas por respeto a mi tío Gonzalo, pareja de mi tío Lucas y también por Rafael, aunque nunca me dijeron algo sobre ello, me sentía incómodo que lo dijera. Mi hermano Rafael estaba en proceso su divorcio ya que su mujer le pedía la mitad de lo que mi padre le heredó en vida y el juez le decía que no tiene derecho a nada de lo heredado, aunque sí, mi hermano le dejaría la casa, que de hecho ya se la había dejado, pues vivía en la casa de su madre Sara.
Una noche que estaba atendiendo un parto en la granja, al pendiente de la desinfección de ombligo, muescas y corte de cola, tuve que quedarme a dormir, mientras estaba atendiendo el parto, Mayer me estaba auxiliando y entre pláticas, que eran muy repetitivas, ya sabía por dónde iban esas pláticas, se abrió y me contó sobre su esposa.
Mayer: pues cuando uno es joven se da uno cuenta de lo que le gusta, pues con la calentura mete uno la verga donde le dan chance, ahora tengo 30 años y eso aún no ha cambiado, por ello me dejó mi esposa.
Enzo: pues es normal, lo malo que al estar casado estas dañando a terceros, tu esposa e hijos, porque me dijiste que tienes dos. – todas sus pláticas, comentarios, terminaban siempre en sexo, y algo me decía que sabía de mis gustos, pero no quería meter la pata y perder un buen trabajador.
Mayer: pues yo desde morrillo ya metía la verga, ya más grandecito no solo metí la verga, también la pata, dejé embarazada a mi ex esposa, y mi padre y suegro me obligaron a casarme, yo no quería ya que no me sentía cómodo en esa relación, quería seguir de vago y seguía metiendo la verga donde me dieran chance, mi esposa se empezó a dar cuenta y cuando me quiso dejar, que de nuevo sale embarazada.
Enzo: Mayer si andabas mal con tu mujer ¿cómo es que salió embarazada? digo cuando uno anda mal con su pareja, lo primero que se deja de hacer, es sexo. – noté una erección en Mayer, pues llevaba un short de tela delgada y no pudo ocultar, su erección, tampoco trató de hacerlo, desvié mi vista por temor a ser descubierto, me centré en mi trabajo.
Mayer: pues sí, pero cuando me calentaba, le daba la vuelta y le clavaba la verga hasta que me venía, total que ella se fue haciendo a la idea que yo no cambiaría, lo malo o la razón que ella me dejara, fue cuando mi cuñado llegó a vivir a nuestra casa, mi cuñado el menor, que entró a la universidad y se quedaba en nuestra casa, pues las cosas se empezaron a poner calientes y mi cuñado se ofreció a bajarme la calentura, así que le clavaba la verga a él, para bajarnos la calentura, pero un día mi esposa malició algo y nos encontró a los dos teniendo sexo, fue ahí que me mandó a la verga, fue lo mejor para mí, ya que es lo que quería, mire cómo me puse de acordarme.
Enzo: volteé a verlo y se estaba agarrando la verga por encima de la ropa, que se le veía bastante dura, me reí un poco, tímido y nervioso, solo le dije, ya date un baño de agua fría, cuando terminamos de hacer todo, él salió y yo me puse a limpiar lo que estaba sucio y cuando salí para lavarme las manos, lo vi ahí bañándose al aire libre, desnudo, su cuerpo moreno, lampiño, solo con vellos en la ingle y axilas, retrocedí un poco para darle privacidad, pero noté que éste no solo se bañaba, se estaba masturbando.
Nunca había visto a alguien masturbarse, esa noche me empecé a excitar al ver a ese hombre masturbándose, fue algo similar a lo que se siente cuando es por primera vez, ver una verga que no es la tuya, o ver la verga de un mayor, le veía como se masturbaba, lento dándole suave a su verga y luego un poco más fuerte, de repente se la pelaba y sacudía su verga, no era muy grande diría que unos 16 o 17 cm, delgada, pero sí muy dura, con sus manos la bajaba y al soltarla como resorte regresaba hasta topar con su vientre, haciendo el sonido del golpe.
Me deleitaba viendo como éste se masturbaba sin temor y sin cohibiciones, se escupía la mano junto con su verga, para continuar masturbándose, con la derecha se masturbaba y con la izquierda jugaba con sus pezones, lamía sus dedos y los llevaba a sus pezones, de repente paraba y con la yema de sus dedos, acariciaba su glande, recogía el pre semen, y llevaba su dedo a la boca, lo saboreaba, chupaba su dedo, y volvía a masajear su glande.
Se relamía y acariciaba sus pezones, sin dejar de jugar con su verga, gemía con una confianza, como si estuviera solo, no se perturbaba al hacerlo, dejé todo lo que tenía en las manos y empecé a masturbarme en silencio, sin perder detalle, de aquel hombre que se auto – complacía, al igual que yo, después de varios minutos éste gimió más fuerte, y soltó varios trallazos de semen sobre el piso, recogió lo poco que le quedó en su verga y lo llevó a su boca, yo terminé un poco después, pues Mayer al terminar se siguió bañando como si nada.
Dejé mi ropa manchada con mi leche, recogí de nuevo todo y fui a limpiarlo, pero cambié de dirección, limpié todo y después me di un baño, luego me fui a dormir, al día siguiente me despedí de Mayer pero a mi mente se vinieron varias imágenes de él, al estar masturbándose, pero solo me limité a despedirme y seguir con mi trabajo, llegué a casa y ahí estaba mi hermano Nazario cuidando a los niños, su hijo y el de Efrén, al verme me dijo que mi padre me había dejado un recado, donde decía que me fuera al rancho, estaría con mis hermanos.
Llegué a donde estaba papá y mis hermanos, papá me dijo que estaban planeando una fiesta para festejar mi cumpleaños y la casa nueva, algo así como fiesta de casa nueva y cumpleaños, me sonrojé y apené, ya que no soy muy de fiesta, lo único que atiné a decir fue; pero será una fiesta normal, no como la del otro día, pues no estoy de humor para una fiesta como aquella.
Papá sonrió y los demás también, Héctor me dijo; será una fiesta normal vale, sin ese tipo de pendejadas. Los días fueron pasando mi casa quedó lista ya con todo lo necesario, mientras que la que estaba haciendo mi tío Gonzalo aun le faltaban algunos detalles, el día de la fiesta llegué a casa y ya varios estaban ahí, de mis tíos no fue ninguno de hecho, ni mi hermano Nazario se arrimó viviendo a solo unos 15 metros de distancia, me sentí un poco mal por su ausencia, le pregunté a papá por qué no los habían invitado, pero papá me dijo que, si los invitó, pero no quisieron venir.
Sentía ganas de llamarlos y preguntarles por qué no habían asistido, si yo ya los veía como lo que son, mi familia, en ese momento llegó mi hermano Rafael, me dio un fuerte abrazo, me felicitó y luego me llevó a la cocina, me dijo que quería que habláramos a solas. Poco a poco fueron llegando el resto de la familia, mis cuñadas, mi comadre e incluso Sara, y por supuesto todos mis sobrinos y sobrinas.
Entre felicitaciones y regalos tanto para la casa como para mí, todos la estábamos pasando bien, en eso mi padre recibe una llamada, como todos estábamos en el patio trasero, papá fue a la sala para poder atender su llamada, obvio no le di importancia, ya que pensé que sería mi hermano Nazario quien le estaba llamando o alguien más, después de un par de minutos papá salió y pidió nuestra atención, papá me pidió que me fuera al frente, pues me tenía una sorpresa, esa sorpresa no solo sería para mí, sino que sería para toda la familia.
Cuando estaba al frente, papá abrió la puerta y mi pequeño corrió a mis brazos, mientras feliz gritaba ¡papi! ¡papi! lo abracé, me sentía feliz, una enorme sorpresa tenerlo ahí, pero toda la familia se sorprendió ya que nadie sabía de mi hijo, bueno a excepción de papá, Efrén y Nazario, Nazario, que se enteró cuando estábamos en el instituto, uno a uno de mis hermanos se fueron acercando, a presentarse y conocer a mi hijo, todos se mostraban sorprendidos pero felices por mí, también mi amiga la madre de mi hijo, llegó acompañada de un hombre. La fiesta fue amena.
Ya más tarde uno a uno se fue despidiendo para ir a sus casas, al final solo nos quedamos, papá, Efrén, mi hijo, su madre, el acompañante que traía y yo, estábamos sentados en la sala tomando una cerveza y platicando sobre la fiesta, cuando mi hijo dijo que tenía sueño y quería dormir. Lo llevé hasta una de las habitaciones y lo acosté, ahí me estuve hasta que se quedó dormido, cuando regresé a la sala, aún estaban ahí los demás hablando y riéndose, todos divertidos, me senté y en eso mi amiga me dijo que quería hablar conmigo, pero a solas, salimos al patio donde antes fue la fiesta, nos sentamos en una banca.
Blanca: espero que la sorpresa que te dimos tu padre y yo, fuese de tu agrado.
Enzo: ¿bromeas? la mejor sorpresa que me han dado en toda mi vida, gracias Blanca ha sido lo mejor de este día. – así se llama mi amiga y madre de mi hijo, Blanca, estaba diferente, seria, algo cambió en ella.
Blanca: me da gusto escuchar eso, sabes me casé con Rodolfo, es un buen hombre, muy bueno conmigo, pero, verás tengo mis dudas, ahora que salí embarazada, él cambió mucho con nuestro hijo, le grita mucho y yo no soporto que le grite así.
Enzo: no tiene por qué hacer eso, ese maldito te conoció con todo y nuestro hijo, tiene que respetarlo a él y a ti. – en eso me interrumpió blanca poniéndome un dedo en mi boca para que me callara.
Blanca: soy feliz con él, pero hace días hablé con nuestro hijo, le pregunté si le gustaría venirse a vivir con su padre, él está encantado de poder vivir con su papá, pero ahora es saber si el padre quiere que su hijo viva con él.
Enzo: eso no tienes por qué preguntarlo, claro que me encantaría vivir con mi hijo, sería muy feliz. – aunque lo dudé un poco, no quise demostrárselo a Blanca, pues esa tristeza se debía a el trato que le estaba dando ese tipo.
Enzo: esa noche el niño se quedó en casa, ambos empezábamos una nueva versión de nuestras vidas, todo era nuevo, y empezaríamos juntos, Blanca duró varios días hasta que estuvo segura que Gael, nuestro hijo se sintiera a gusto, todos los días Gael durmió en casa, así se acostumbró a estar ahí, cuando Blanca se fue, todo volvía a la normalidad, como de costumbre, por las tardes después de salir de mi trabajo me daba una vuelta a la granja, dejando a Gael en casa de mi padre y hermanos, el viernes por la tarde llegué a la granja y me encontré con Mayer que andaba un poco tomado, le saludé y pasé a hacer mis deberes, cuando regresé a donde estaba, lo encontré sin camisa y solo llevaba puesto un short de tela delgada y al parecer sin ropa interior, con una tremenda erección.
Enzo: bien Mayer hasta mañana que descanses, no tomes mucho que te arrepentirás mañana.
Mayer: vamos quédese un rato, así puede que disfrute una vez más de un buen espectáculo, que lo haga feliz y así pueda darse placer.
Enzo: creo que ya te afectó el vino, no entiendo lo que estás diciendo. – me hice el tonto pues sabía perfectamente a que se refería. Pero estaba seguro de que él no me había visto, le di la espalda para quitarme el overol y poder ir a casa, cuando lo sentí acercarse por detrás de mí, me quedé quieto no sabía qué hacer, por primera vez me sentía nervioso desde que estuve con mi hermano Nazario, pues Mayer se acercó decidido, a lo que tantos días estuvo planeando.
Mayer: no se haga el inocente que no le queda, bien que disfruto de ver cómo me masturbaba y hasta le agradó ¿qué no quiere probar lo que lo deleitó hace días?
Enzo: espera Mayer no es, oh… aahh… espera, no así no, espera por favor. – le suplicaba pues me tenía ya abrazado por detrás, con su verga pegada en mi culo y sus labios en mi cuello, mientras con sus manos me aprisionaba, me quise resistir, pero me estaba ganando la calentura y el trato que me estaba dando, era algo de poder, pero sin ser tosco, ni agresivo si no lo contrario, era suave, pero fuerte, sensual, sexy, de esos tipos con los que quieres todo y nada a la vez, no sé cómo expresarlo.
Mayer: no me diga que no lo desea, sé que lo desea tanto como yo, venga déjese llevar, verás que la pasaremos muy bien y nos divertiremos, si así relájate, déjate llevar, umm que rico hueles, me encanta olerlo, quiero que pruebe mi verga y quiero probar la suya.
Enzo: venga Mayer esto no es apropiado, somos patrón y empleado no debería. Espera no así. – en ese momento me bajó la ropa y pegó su verga en mis nalgas, podía sentir el calor de su verga entre mis nalgas, lo detuve cuando me terminaba de desvestir, cuando di la vuelta, él ya estaba desnudo.
Enzo: se arrodilló frente a mí y cuando vio mi verga me dijo; vaya verga que te cargas cabrón, deja que te la chupe y luego disfrutarás de la mía, es chiquita pero cumplidora ya verás. Oohh… yo disfrutaba de aquella mamada, como sus labios rodeaba mi verga y la metía casi por completo en su garganta, la presionaba con su lengua haciendo leves masajes en mi glande, yo gemía y suspiraba al sentir sus labios rodeando mi verga de 18 cm, estaba disfrutando de su mamada, cuando se detuvo, me tomó de la cara y me besó apasionadamente.
Luego colocó su mano en mi cabeza y fue bajándome hasta que quedé arrodillado, frente a él, acaricié su dura verga de 17 cm y lamí lento su glande, pasando mi lengua una y otra vez, por su glande moreno que no dejaba de emanar pre semen, lo saboreaba mientras éste se estremecía al sentir mis labios y lengua, recorrer su miembro duro como una roca, luego empecé a mamar cada vez metiéndolo más en mi boca, hasta que lo tenía por completo dentro de mí.
Mi nariz chocaba contra su abdomen, mis movimientos aumentaban y cada vez comía con mayor placer su dura verga, mientras lo hacía me decía; oh sí que bien la comes, así cómetela entera, oh que bien lo haces, dime ¿quieres ésta verga en tu culo?, pues yo lo deseo hacerlo, quiero penetrarte, meterte mi verga hasta lo más hondo de tu ser, no podía responder a sus peticiones, pero estaba cediendo a lo que él y yo deseábamos, me dejé llevar por el placer pues me tenía caliente y deseando que continuara.
De repente me frenó, me dio la vuelta y me dirigió hasta su habitación, me tiró sobre la cama y me abrió las piernas, le pedí que parara, pero él no lo hizo, siguió acariciando mi cuerpo, besando mi cuello, orejas y labios, besaba mi espalda y bajaba hasta llegar a mis nalgas, se detenía y subía para empezar una vez más, pegaba su dura verga y la tallaba entre mis nalgas, podía sentir la dureza de su verga y como ésta se quería introducir dentro de mi recto, en eso le pedí que se parara y no continuara, pero éste me volvió a inclinar y luego metió su cara entre mis nalgas, empezó a lamer mi culo, lo lamia y chupaba, haciéndome gemir del placer al sentir su lengua y boca en mi culo.
De pronto apuntó su verga de 17 cm en mi culo y me removí evitando que su verga entrara, pero éste seguía intentando introducírmela, más yo me rehusaba para que no me la metiera. Me preguntó por qué no quería que me la metiera, le respondí que no sin condón, retrocedió un poco, se colocó un condón y algo de lubricante, apuntó su verga y empezó a metérmela, lentamente, despacio la metió hasta que la tuve por completo dentro de mí, podía sentir la dureza de su verga, al entrar y salir de mi culo, en ningún momento se sentía flácida, siempre estuvo dura como si fuese de plástico, sentía los piquetes que me daba en cada envestida, y con cada movimiento pedía más y más, me tomó de las manos y aceleró sus envestidas, haciéndome sentir como su verga taladraba mi culo con dureza.
Luego me la sacó y me dio la vuelta, levantó una de mis piernas y me volvió a clavar su verga tiesa, hasta lo más profundo que podía, el sentir su dura verga taladrar mi culo, me hacía retorcer y sacudir al sentir el placer que me daba, que en ningún momento perdía su dureza, envestía cada vez con más rapidez, mientras me sostenía mi pierna, besaba mis labios y yo a él, nos fundíamos en besos y envestidas, que cada vez se aceleraba más, queriéndome meter hasta los huevos, se aferraba a mis caderas, envestía metiéndomela toda de una sola estocada, una y otra vez, haciendo que mi cuerpo se estremeciera y pidiera más.
Me tenía al borde de la cama, él de pie, un poco inclinado dándome envestidas, de repente me la sacó, me dio la vuelta dejándome inclinado, apoyando mi pecho en la cama y el atrás de mí, dándome de nuevo envestidas, haciéndome sentir toda su dureza, era una sensación extraña podía sentir los bordes de su verga, como su glande atravesaba mi culo, su dureza, pero a la vez suave, empujaba con fuerza y seguridad, mientras me arrancaba gemidos en cada envestida que daba.
Luego lo cambié, él se recostó sobre la cama y yo me monté sobre él, me clavé su tiesa verga, quedé completamente sentado sobre su pelvis, coloqué mis manos sobre su pecho y lento me empecé a mover, lento despacio, disfrutando como entraba y salía de mí una y otra vez, la sacaba a propósito para volver a metérmela una vez más, Mayer gemía y suspiraba igual que yo, sentía su verga entrar y salir de mí, cada vez me movía con más intensidad y continuamos así, gimiendo, gruñendo y besándonos, durante un rato hasta que la intensidad se aceleró y éste me lanzó de espaldas.
Me envistió con más velocidad, no dejaba de gruñir mientras me penetraba una y otra vez, se abrazó a mi cuerpo y continuó envistiéndome, me dejé llevar sin pensar en nada, solo en vivir el momento, después de poco tiempo, eyaculé en medio de nuestros cuerpos y presioné mis músculos, Mayer aceleró y después de varios segundos, también eyaculó dentro de mí, se derrumbó a mí lado, exhausto y sonriéndome, se sacó el condón y lo tiró, luego nos besamos, cuando me di cuenta de la hora que era, pues ya era bastante tarde, me regresé a casa, Mayer me pidió que lo repitiéramos, pero no me sentía seguro de hacerlo.
Solo le dije que no era el momento, ya después veríamos que pasa, después de darme un baño, preparé a mi hijo para que fuera a dormir, me estaba preparando para ir a dormir también, cuando escuché que llamaban a la puerta, fui a ver quién era, y era mi sobrino, el hijo de Rafa, venía llorando, pues me dijo que su madre no paraba de decirle lo mucho que éste le recordaba a su padre, y le empezaba a decir de cosas, esa noche durmió en mi casa, pues no quería regresar a la suya.
Al día siguiente quien estaba en la puerta de mi casa era Rafael, que venía a preguntar por su hijo, yo me marché a trabajar dejándolos solos para que hablaran de sus cosas, cuando regresé a casa, ahí estaba mi sobrino, esperándome para despedirse y regresar a su casa, me despedí de él y cuando estaba a punto de irme a la granja, llegó Rafael, me pidió que habláramos, pasamos a la casa y le pedí que se sentara para hablar tranquilos.
Rafael: hermano, yo me enamoré, pero mi miedo por el rechazo de tu parte siempre me detuvo, me divorcié de mi esposa, siempre con la esperanza de poder tener algo contigo, estoy cansado de ocultar lo que de verdad siento, estoy dispuesto a todo incluso a tu rechazo.
Enzo: ¿a todo? ¿incluso a que tus hijos sepan de ti? – siempre me rehusé a vivir con alguien como pareja, pero algo dentro de mí me decía que había llegado el momento de sentar cabeza, y formar mi propia familia.
Rafael: a ¡todo! Pero tal parece que tú no lo estás, y lo entiendo aun eres joven, es comprensible que quieras estar libre, siendo honesto no me gustaría compartirte, bueno había algunas excepciones, pero aún no estoy seguro de ello, no te sientas comprometido a responderme o a ser condescendiente conmigo.
Enzo: en ese momento yo estaba de pie escuchando a mi hermano, la verdad es que no sabía qué decir, por mi mente pasaban un buen de cosas y eso de seguir la vida que llevaba, era bueno, pero a veces algo sola y aburrida, como me dijo mi hermano Efrén; hay momentos en los que deseas despertar al lado de alguien a quien amas. Solo por dos personas he tenido ese sentimiento, acerqué una silla y me senté frente a mi hermano, le tomé las manos y lo vi a la cara, había llegado el momento de decir lo que siento sin reprimir mis sentimientos.
Enzo: Rafael, no estoy seguro de dejar, así como así esta vida que tengo, pero hay momentos en los cuales quisiera despertar con alguien a mí lado, talvez sea el momento, talvez no lo sea, pero ¿qué pasará si te lastimo? Tú me has dicho que me amas, yo he sentido algo más por ti y por otra persona, es diferente, verás, estuve con nuestro padre, Efrén, tú, Héctor y mi compa. Con todos fue diferente, solo contigo sentí algo más que deseo, pasión o sexo, me enamoré de tus besos, caricias y forma de hacerme el amor, con los demás solo fue sexo. – Me enamoré de la historia de amor de Lucas, con él también sentí algo más que sexo, pero él le es fiel a Gonzalo y no me metería en esa relación, solo por capricho.
Rafael: no sé si es bueno o malo escucharte decir eso, pero si tú me das una oportunidad, vivir juntos, te aseguro que no te arrepentirás de tu decisión, te amo y quiero que también tú me ames, espero tu respuesta, no necesariamente tiene que ser hoy, tómate tu tiempo, piénsalo y cuando estés listo dime, lo que sea, sin miedo a lastimarme, te amo demasiado, no quiero verte mal, tampoco que me veas mal.
Enzo: la decisión está tomada, no me des tiempo, mejor demuéstrame ese amor que sientes por mí, estoy dispuesto a intentarlo a partir de ahora. – deslicé mis manos por las piernas de Rafa hasta llegar a su verga, lo acaricié y luego me acerqué para besarlo.
Nos empezamos a desvestir el uno al otro, caminamos hasta mi cama y ahí seguimos besándonos, ya desnudos fundidos en besos y caricias, formando un solo ser, Rafael besaba mi cuello y orejas, bajaba hasta mi pecho, dándome besos y haciendo cosquillas con su barba. Haciendo que mi cuerpo reaccionara a sus caricias, su lengua y labios, al recorrer mi cuerpo, fue bajando hasta llegar mis nalgas, que besó y acarició, mientras con sus ásperas manos recorría mi cuerpo, haciendo que mi piel se erizara, me mamó el culo como si fuera nuestra primera vez juntos, sin prisas, lamía mi culo y acariciaba mi cuerpo, después de un rato, volvió a subir y besar mi cuello y nuca, me dio la vuelta y fue bajando lento, recorriendo de nuevo mi cuerpo con sus labios, su barba raspaba mi cuerpo.
Fue bajando hasta llegar a mi verga que empezó a mamar lento y suave, disfrutando de ella, mientras con sus manos acariciaba mis nalgas, podía sentir la textura de sus manos ásperas acariciando mis nalgas, después de un rato regresó para besarme en la boca, ya era mi turno, dimos la vuelta en la cama quedamos de frente, yo encima de él, lo besé y comencé a recorrer su cuerpo velludo con mi boca y mis manos, lento como él me lo hizo a mí, baje hasta su verga de 19 cm, lamí su glande, recorrí todo su trozo de carne con mi lengua y labios.
La mamé suavemente, mientras mi boca se ocupaba de su verga, mis manos de su cuerpo, acariciando su velludo pecho y abdomen, acariciaba sus pezones y retorcía suavemente, después de varias mamadas y caricias regresé, le di la vuelta y volvía a recorrer su cuerpo, pero por la espalda, bajé lento y acaricié sus nalgas con suavidad, las besé y lamí, llegué hasta su ano y lo empecé a dilatar con mi lengua y labios, mientras mi mano se encargaba de acariciar su verga, mi boca estaba ocupada en su culo.
Cuando lo dejé dilatado, preparé mi verga de 18 cm, la llené de lubricante y la apunté en su culo, cuando Rafael sintió que mi verga se abría paso a su interior, me pidió que fuera despacio, así lo hice, poco a poco le fui clavándole verga, lento, haciendo que disfrutara de ella como yo disfrutaba de su culito, al sentir como mi verga entraba lento, suave se deslizaba a su interior, empujé hasta que se la clavé por completo, cuando la tenía adentro, le besé el cuello y orejas, busqué sus labios y cuando los encontré, empecé a moverme lento, suaves envestidas, que hacían gemir a mi hermano, gemidos que ahogaba con mis labios.
Nuestros cuerpos sudaban y los gemidos se hacían más audibles, en cada envestida, los bufidos y gruñidos que ambos estábamos dando, inundaban la habitación con el aroma a sexo, comíamos nuestras bocas mientras nuestros cuerpos seguían conectados el uno al otro, el sonido de nuestras cuerpos chocando el uno con el otro, parecía una sinfonía, una melodía de amor, los dos hincados en la cama, mientras lo envestía, nos besábamos y acariciábamos nuestros cuerpos, Rafael acariciándome la cabeza con sus manos y besándonos, yo envistiéndolo, masturbándolo y acariciando sus pezones.
Luego se sacó mi verga, se clocó de frente a mí y me recostó en la cama, sin dejar de besarnos, alzó mis pies y empezó a comerme el culo dejándolo dilatado y listo para recibir su verga de 19 cm, apuntó su verga en mi culo mientras me sostenía una pierna, fue entrando en mí, lento suave, con cada empujón que daba, para que su verga entrara más, él soltaba un suspiro y yo un gemido, después de un momento su verga estaba por completo dentro de mí, se inclinó y comenzó a besar y lamer mis axilas y pecho, mamaba mis pezones y cuello, mientras se empezaba a mover lento dando suaves envestidas.
Las envestidas aumentaban al igual que la pasión y deseo, no dejaba de besar y acariciar mi cuerpo, con sus manos que hacían que mi piel se erizara, al sentirlas recorrer mi cuerpo, luego me colocó de lado, levantó mi pierna y volvió a penetrarme lento, suave, la sacaba lentamente y la volvía a meter de la misma manera, lento haciéndome sentir como entraba y salía, una y otra vez, poco a poco aumentaba la velocidad de sus envestidas, hasta que se cansaba de esa posición, cambiábamos a otra posición, ya fuera en la cama o fuera de ella, al final me recosté sobre la cama, él levantó un poco mi cuerpo, me clavó su verga y nos empezamos a besar, mientras me envestía con algo de velocidad, el rose de nuestros cuerpos y mi verga en medio de ellos, la pasión y excitación, me hicieron que me viniera, llenando de leche los dos cuerpos, al eyacular, apreté mi culo alrededor de la verga de Rafael, él seguía dándome y yo hacía presión con mi culo sobre su verga, al sentirlo, éste no aguantó mucho y en pocos segundos eyaculó dentro de mí y cayó rendido, sobre mi cuerpo dándome besos y caricias.
A partir de ese día Rafael se quedó a vivir en casa, junto con mi hijo, también el hijo mayor de Rafael pasa más tiempo en casa, pero hasta la fecha él no sabe nada de lo nuestro, o eso quiero pensar, vivimos como una familia feliz, en ocasiones cuando el Hijo de Rafael no está, solemos intercambiar de parejas, entre mis tíos Lucas y Gonzalo, Lucas se viene a casa y Rafael se va con Gonzalo, pues después de varios días viviendo como pareja, Rafael y yo, me dijo que con el único que quería compartirme sería con Lucas, ya que a él también le gusta Gonzalo, no es que cada fin de semana intercambiemos, pero si lo hacemos, nos llevamos bien como familia y como vecinos.
Me sentía contento con mi vida, pues ya tenía una familia, mi relación con Sara cambió bastante, trata a mi hijo Gael como si fuera su nieto, también al hijo de mi hermano Nazario los quiere mucho, y se ve en ellos. A Mayer que me ayuda en la granja, le aclaré que lo que habíamos vivido no se repetiría, ya que tenía pareja, pero cuando le conté a mi tío Bruno sobre él, pues continuamente lo encontraba en la granja por las mañanas, y Mayer me contaba que están en una relación, que después me confirmó mi tío Bruno, podría decir que encontré mi felices por siempre, pero es vivir y aprender a sobrevivir.
FIN
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