ENZO 4
Enzo disfruta una vez más de las delicias del sexo, pero ahora con un poco más de aventura y atrevimiento entre estos dos amantes que están conociendo el placer del sexo entre hombres..
ENZO 4
Enzo: al día siguiente, después de aquella noche en la que tuve sexo por primera vez y con mi padre, fuimos a bañar una parte del ganado, por primera vez me fui solo en el caballo, era el que montaba siempre mi hermano, Efrén. Aquel día mi papá se veía de buen humor, no sabía si era bueno o malo verlo así. Aquel día íbamos los cuatro y nuestro papá, que parecía contento, pues estaba muy platicador más que otros días. Apenas unas horas que había tenido sexo con papá, aún estaba adolorido, pero también con la sensación placentera y algo rosado de mi culito, al igual que papá estaba contento. Aquel día solo faltaba Efrén, para estar los 6, llegamos a donde bañábamos a las vacas. Aquel día papá y yo no tuvimos oportunidad de hablar, ya que en ningún momento quedamos solos, cuando terminamos de bañar a los animales, papá, Héctor y Santiago, llevaron a los animales al potrero que se quedarían, solo quedamos Rafael y yo esperándolos. Mi hermano, Rafael, tiene cara de bandolero, en aquel tiempo le tenía miedo y creo que un deseo oculto, y todo por los sueños en los que aparecía, pero no sabía en aquel momento, si era atracción a ese tipo con cara de malo o miedo puro.
Rafael: ¿Y qué vato, te gustó la chava del bar? Se lució nuestro padre al elegirte la mejor de las que estaban ahí.
Enzo: um… no sé, ¡creo que sí ¡– no estaba muy seguro y me daba vergüenza hablar de ello con mi hermano Rafael, al responderle le dije inseguro dubitativo, no fue una respuesta clara a la pregunta que me hizo, además agaché la cabeza al responderle, y creo que notó mi inseguridad.
Rafael: No. vato, te hizo falta hacer muchas cosas, aún eres joven, quizás fue por nervios, pero no hay como, frotarle la puchita a una mujer, darle sus mamadas en la panochita, chupársela rico, mientras le acaricias los pezones, acariciarle sus nalguitas, pasarle la verga por la panochita y arrimársela al culito, algunas que se dejan chulear, metérsela por el culo, luego tomarla de las caderas para que le entre toda la verga ¡riquísimo! no sabes de lo que te pierdes o ¿no te gusta? Te ves medio raro vato cuando respondes, hasta parece que no te gusta.
Enzo: no es eso. Lo que pasa es, que yo nunca había estada con una mujer, fue mi primera vez y no sé, no me gustó, digo no sé, pero no fue lo que esperaba, me sentí mal, no sé qué me paso. – cada respuesta que le daba a Rafael me hundía más en mis propias dudas, por suerte llegó papá y nuestros hermanos.
Agustín: cuando llegamos adonde dejamos a Rafael y a Enzo, cuando Enzo me vio suspiró, sé que le tiene un poco de miedo a su hermano Rafa, pues decía que tenía cara de bandido o de rufián, pero esa vez, aparte de ese miedo que solía ver en Enzo cuando está con su hermano, se veía como avergonzado e incómodo, cuando nos vio hasta se encaminó a con nosotros, no sé por qué o qué le estaba contando su hermano, pero no me quería meter en su conversación, ya luego le preguntaría que pasó y es que tenía muchas ganas de hablar con él de lo sucedido entre nosotros, pues no esperaba que me gustara lo que pasó, también me sentí culpable por mi edad y la de él, además por ser padre e hijo, lo real es que lo disfruté y por lo que veía en Enzo, también él lo había disfrutado, busqué el momento y lugar para hablar con él, sin temor a ser escuchados y poder hablar libremente.
Después de aquel día, por razones de trabajo, no pude hablar con Enzo, pero el día que Sara salió de casa a ver una de sus nueras, vi la oportunidad, así que entré en su habitación, pero no estaba solo, lo vi platicando muy animado con su hermano Efrén, poco a poco se fueron haciendo buenos amigos y se contaban todo, ahí nació mi duda, acaso ¿Enzo le ha dicho algo a su hermano sobre su sexualidad? ¿Le habrá contado lo nuestro? pero fueron dudas que se me acumulaban y buscaba la forma de poder platicar con él, quería saber muchas cosas, poco a poco me fue ganando la ira, pues me sentía muy frustrado al no poder hablar con él y quería saber si lo que hicimos le agradó, las dudas me carcomían y empecé a andar de un humor insoportable.
A casi 8 días desde que estuvimos juntos Enzo y yo, se dio la oportunidad de hablar, pero fue algo extraño, ya que fue a raíz de un problema entre Sara y yo, era de noche ya estaban dormidos los dos muchachos, el problema inició al querer tener sexo con Sara y ésta se negó a hacerlo, yo me enojé pues tenía ganas de tener sexo y Sara empezó con reclamos y mandándome con las putas, me molesté y empezamos a alterarnos los dos, me levanté y me vestí para irme a la sala a dormir, Sara empezó a tirarme con objetos que se encontraba haciendo bastante ruido, yo como siempre me limité a esquivar lo que me tiraba, cuando salí de la habitación, vi que Efrén y Enzo nos veían y escuchaban gritar a Sara, volteé a ver a mis hijos, mientras traté de cerrar la puerta, pero Sara había salido furiosa, gritándome cosas, al ver a los muchachos se puso a llorar, y regresó a la habitación cerrándome la puerta.
Agustín: tranquilos muchachos no se asusten, no pasa nada, vayan a dormir, todo está bien, anda Enzo a dormir, vamos Efrén a dormir ya.
Agustín: cuando vi que Enzo no cerró su puerta, ya que la única forma de cerrarlas es por dentro, lo vi como una invitación, pero dudé un momento, pensando si entrar o no, me senté sobre el sofá y sin más entre a la habitación de Enzo, no podía ver dónde estaba Enzo, solo me acerqué a su cama y cuando me senté al borde de ella, aclaré un poco la garganta, Enzo se movió un poco y le escuché preguntarme; ¿está bien apá? Le respondí que sí, pero que necesitaba un lugar para dormir. Enzo enseguida me dijo que no tenía que pedirlo, me metí entre las sábanas y lo abracé, como era de esperarse en cuestión de segundos, mi verga se puso dura como el hierro, Enzo se acomodó de lado en la cama y pegó su cuerpo al mío sintiendo mi erección, al momento que sintió mi verga parada, bajó sus manos y se bajó su ropa, después buscó mi verga y la empezó a acariciar, apunté mi verga en su culito y la empecé a tallar en él, Enzo paraba sus nalguitas pidiendo que mi verga entrara en medio de ellas.
Lubriqué bien y despacio se la metí, para después darle hasta que me vine dentro de su culito, fue algo rápido pero apasionado, pues esa vez me atreví a besarle el cuello y las orejas, mientras lo penetraba hasta que me vine dentro, dejé mi verga dentro de él y en voz baja empezamos a hablar.
Agustín: hijo desde el primer día que lo hicimos te he querido preguntar varias cosas, pero por una u otra cosa no hemos podido platicar, lo primero es ¿ya tienes claro lo de tu sexualidad o lo estás haciendo por compromiso o te sientes obligado a hacer esto? Siento que ya tienes claro todo, pues me he percatado de que lo disfrutas, de mí como yo de ti. O me ¿equivoco?
Enzo: lo se pá, no habíamos podido hablar y también tenía ganas de platicar sobre esto, tengo claro que me gusta tener sexo con los hombres, mucho, mucho más que con las mujeres, de hecho, tengo claro que soy gay, pero aún tengo mis dudas sobre lo que me pasa y es que me está gustando hacerlo, tienes razón al decir que lo disfruto. Y qué bueno que también tú, no me siento obligado a hacerlo, me gusta hacerlo y lo deseo. – tener sexo con un hombre para mí, fue de lo mejor en la vida, nada que ver tener sexo con una mujer, pero como es la vida aún tenía algunas dudas.
Agustín: Te dije que ambos lo experimentaríamos, y para ser honestos a mí también me gusta hacerlo contigo. ¿Sabes? desde hace años por fin disfruté del sexo sin límites y me gustaría continuar experimentando ese lado del sexo, claro si estás de acuerdo hijo. Si estás dispuesto a darme esas experiencias, yo estaré feliz de tenerlas. Oye Enzo el día que bañamos a las vacas que pasó cuando se quedaron solos tú y Rafael, te vi algo diferente, ¿te dijo algo o te hizo algo? También tengo una duda ¿le has contado de esto a Efrén?
Enzo: lo sé, porque me gustó, es por eso que hoy dejé la puerta abierta, pero no me atreví a decirte que te vinieras a dormir a esta habitación, ese día me preguntó por la chica del bar, pero me puso nervioso cuando me empezó a decir cómo tratar a una mujer y es que lo hacía con señas y todo eso, ya no sé, si me da miedo u otra cosa, me tenía avergonzado y nervioso, pero no me dijo nada malo ni me hizo nada malo. No le he contado nada de nosotros a Efrén. – ya tenía algunos días fantaseando con papá y también con Héctor, después de que lo vi bañándose en el río para quitarse el líquido con el que bañan las vacas, fantaseaba con Héctor y papá cuando me masturbaba, a decir verdad, el cuerpo de papá no lo he visto a la luz, solo he visto su abdomen y pecho, cuerpo musculado, espalda ancha, pecho y abdomen lleno de vellos y un poco de panza, pero sin ser voluminosa o aguada, todo está muy firme en su cuerpo.
Agustín: ¿Alguno de tus hermanos sabe de tus preferencias, Efrén lo sabe? He visto que te llevas muy bien con Efrén y quizás en confianza les has contado de tus preferencias. Te lo pregunto pues Héctor y Rafael pueden ser algo molestos, te darán carrilla, ten cuidado y si se enteran no te quedes callado, respóndeles ¿de acuerdo?
Enzo: no, apá a nadie le he dicho de mis preferencias sexuales, mucho menos contarle lo que hemos hecho tú y yo, me da miedo a su reacción, sobre todo a la de Héctor, Santiago y Rafael, a Efrén si se lo contaré, pero solo le diré de mis preferencias, no le contaré nada más. – papá me tenía abrazado, nuestros cuerpos desnudos en la penumbra de la habitación, por primera vez me sentía protegido y amado por mi padre, que me tenía abrazado, pegado a su pecho, rodeándome con sus brazos.
Agustín: no tengas miedo, yo pienso que tus hermanos no te dirán nada malo y con seguridad ellos te seguirán viendo igual que ahora, aunque un poco más de carrilla, pero solo tú sabes si les dices o no y sabrás cuando decirles, vamos a dormir hijo, mañana tenemos que madrugar.
Enzo: aquella noche papá me apretó y me besó muy cerca de la boca, al despertar aquella mañana papá ya no estaba en mi cama, lo encontré desayunando solo, así que lo acompañé, papá me sonrió y guiñó su ojo, le correspondí y continuamos con el desayunando. Ya por la tarde estaba en el corredor viendo mi celular y en eso escuché que Rafael entró llamando a su madre, me levanté para decirle que no estaba, cuando llegó al corredor.
Rafael: ¿Qué güero dónde está el resto de la familia? Estoy a grito y grito y nada. Entro y solo te encuentro a ti vato.
Enzo: papá y Sara salieron hace un rato y Efrén no sé dónde ande. – aquellos días Rafael me llamaba güero o vato. no sé por qué, pero solo de ver a Rafael me pone nervioso.
Rafael: ¿Y qué vato cuando vamos a ver a las morritas de nuevo? para que les acaricies la panochita y las tetas, le sobes las nalgonas, um chiquitas, que les des una metida de pito para que te lo despunten ¿o no te gustó? ¿Por qué te pones medio raro güero? No entiendo por qué te pones así.
Enzo: ah, no me gustó, vayan ustedes yo aquí los espero. No pasa nada solo, que me asusté porque estoy solo – por la cara de mi hermano sé que se creyó lo que le respondí, Rafa suele hablar y hacer señas o cuando dice algo como agarrarle las nalgas o algo sexual de chicas, se muerde los labios o hace ademanes con las manos, como si estuviera haciendo lo que platica, es algo chistoso ver como habla haciendo ademanes, pero aun así me pone nervioso.
Rafael: No pues ni hablar, si no te gustan las morras, te busco un vato, jajaja es broma, güero. Pero que se le pude hacer, no desaproveches poder acariciar esos culitos, mamacitas y meterles el dedo mientras están sentadas en tus piernas, um mamitas chichonas pá meterles toda la verga um. No te agüites cabrón es broma, pareces un tomate. Mira vato el sábado vamos a ponernos bien pedos en la bodega después de vacunar las vacas, así estamos lejos de las mujeres que nos digan que no tomemos y todo ese parloteo ¿te animas? quiero verte borracho.
Enzo: ah no sé, quizás sí, no lo sé, a ver el sábado. – Estaba balbuceando y nervioso cuando llegó papá y se acercó a mí, me tomó del hombro y me dijo al oído, ya estoy aquí para salvarte del bandolero, solo me reí un poco, pero medio avergonzado.
Rafael: jefe le estoy diciendo al güero que el sábado nos vamos a poner bien pedos los 6 después de vacunar ¿qué dices, te apuntas?
Agustín: sí me gustaría, pero creo que solo serán los 4 ya que Efrén y yo iremos a la ciudad por algunos pendientes que nos urgen, otro día con gusto acepto la invitación.
Rafael: ¿Efrén? Te vas a llevar al payaso, pero si dejas al güero que se empede ¿verdad?
Agustín: pues ponte una nariz y se tú el payaso cabrón. Esa es decisión de Enzo si quiere o no tomar.
Rafael: Me pondré la nariz en el pito y una zanahoria en el culo, así haré el espectáculo.
Agustín: mejor métete un pepino cabrón loco.
Rafael: Mejor la zanahoria, esa tiene puntita y duele menos, ¿dónde está la jefa?
Agustín: la vi por el corral de las gallinas, no sé qué andaría haciendo.
Enzo: pá nos van a descubrir si llega Sara, Rafael o Efrén, que haríamos. – bien recuerdo que nomás salió Rafael, papá me abrazó por detrás besando mi cuello, así me llevó a la habitación, podía sentir su verga entre mis nalgas, pero estaba asustado, primero por la presencia de Rafael y luego por la acción de papá.
Agustín: no te preocupes, Sara no se acercaría a esta habitación por nada del mundo y Efrén está muy ocupado para venir aquí, vamos mijo quiero que la pasemos bien y disfrutarnos como ya lo hemos hecho antes. – Enzo parecía nervioso, pero a la vez con ganas de hacerlo de nuevo con papá.
Enzo: apá ¿cuánto le mide su pene? – desde el primer día que estuve con papá tenía curiosidad de saber cómo es y cuánto mide su pene, aunque estaba nervioso, deseaba estar con él, papá es un hombre robusto, velludo con barba y bigote, ojos hermosos y unos labios gorditos apetecibles, pero no me he animado a besarlos.
Agustín: pues nunca me lo he medido, pero si quieres medir la verga de papá, trae una cinta para que lo midas.
Agustín: mientras hablaba con mi hijo, ya tenía la verga de fuera, bien dura ya acariciándola, Enzo trajo una cinta y me midió la verga, me dijo que 21 cm, agarré mi verga, se la apunté a Enzo cuando aún estaba inclinado terminando de medir mi verga, le dije: venga mijo mámame los huevos, alcé mi verga dejando mis huevos para que me los lamiera. Enzo pasó su lengua por mis huevos y yo acaricié su cabeza, la manera con la que me veía me daban ganas de comérmelo a besos, pero no sabía si le gustaría que lo besara, así que lo dejé que me chupara los huevos por un rato, luego le dejé mi verga para que empezará a mamármela, me senté sobre su cama y él gateó hasta donde estaba para seguir mamándomela, la tomaba con su mano y me la chupaba, solo la cabecita y luego la metía un poco más, continué acariciando su cabeza y su cara con ternura.
Agustín: ¿mijo le gusta la verga de su padre eh? Cómasela mi niño, que es para que la disfrute, ándele así mijo, cómale la verga a papá.
Enzo: si pá, me gusta mucho, me encanta comértela, más hoy que puedo verte. mientras lo hacemos pá. – veía el pene de papá en mi mano y llena de mi saliva con su abdomen abultado lleno de vellos, su verga gruesa y larga, con varias venas que se le marcaban, un glande rosado, se lo besaba y se lo chupaba metiendo lo más que podía en mi boca, volteaba a ver a papá mientas se la mamaba, papá sonreía y acariciaba mi cara y cabeza, mientras continuaba con lo mío, aunque apenas me cabía en la boca.
Agustín: ándele mi niño dese gusto, cómame la verga, pero venga acá mijo, quiero que también usted lo disfrute, Enzo acomódate encima de mí, deja que papi juegue con tu culito, y así poder meterte un poco mi dedo.
Agustín: poco a poco fui tallando con mi dedo su anito, rosado y lampiño, lo fui dilatando hasta que mi dedo se empezó a introducir suavemente, podía sentir como Enzo se estremecía cuando mi dedo entraba, en eso sentí la necesidad de pasar mi lengua por ese rico culito rosado, y sin pensarlo le pasé mi lengua, Enzo se estremeció más que cuando le metí el dedo, supe que le gustó, así que lo repetí, pues me gustaba estar pasando mi lengua por su ano, continué lamiendo su culito, poco a poco se fue relajando cada vez más, con cada lengüetazo que le daba, él se estremecía, le mamé el culito como él me mamaba la verga, me di gusto mamándole el culito, hasta que lo dilaté y ya podía meter dos de mis dedos, luego le di la vuelta a Enzo para besar su cuello, éste se montó sobre mi cuerpo y yo le besaba el cuello, mientras él se empezó a sentar sobre mi verga de 21 cm, se la acomodó en la entrada de su culito y se la empezó a clavar, despacio, hasta que se la metió por completo, se recostó sobre mi pecho y su cara quedó frente a la mía, le di un pequeño beso en su boquita y él me correspondió, luego él fue quien me dio un beso y nos empezamos a besar con pasión, mientras lo tomaba de sus caderas, lo seguí besando y metiéndole mi verga lentamente, sus gemidos se apagaban con los besos que nos dábamos, así lo estuve besando por un buen rato, sin dejar de meterle y sacarle mi verga, una y otra vez.
Luego de un rato, se colocó boca arriba y se la volvía meter, seguí besándolo y metiéndole la verga, así como lo tenía, después de un buen rato de estarle dando y ahogando sus gemidos con mis besos, lo tomé de las piernas, lo abracé y aun así en voladas continué dándole por su culito, tanto él como yo disfrutábamos, él de mi verga como yo de su culito, me tenía la verga bien apretadita, calientita, mientras lo penetraba con un poco más de rapidez, para terminar le coloqué al borde de la cama en cuatro patas, para darle un poco más rápido, dándole hasta que estaba por venirme y le pregunté ¿dónde quería la lechita?, me dijo que se la quería comer, así que se la saqué y se la di a que me la mamara, en pocos segundos me vine dentro de su boca, Enzo comenzó a tomarse mi leche calientita, limpió bien mi verga y después nos dimos un beso apasionado, compartiendo un poco de mi leche, le metí mi verga de nuevo para que Enzo sacara su leche, cuando la sacó, le dejé mi verga adentro y le volví a besar, me estuve con él por un rato hasta que mi verga se salió por sí sola, pero después de eso, nos seguimos besando, luego nos dimos un baño y como Sara estaba molesta conmigo, me quedé a dormir a lado de mi hijo, esa noche dormimos desnudos y abrazados.
Continuará ………………..
Más capítulos
Muy buena historia…, muy natural y caliente. Un saludo.