ENZO 6
Efrén habla con su hermano menor para dar el ejemplo y así poder tener más confianza entre ellos, también para sentirse tranquilo y si se puede que Enzo se sincere con él espero les agrade esta sexta entrega..
Enzo 6
La historia de Efrén: En este relato, es él quién nos cuenta cómo es que su vida comenzó a cambiar, desde la llegada de su hermano menor Enzo, y así saber lo que él pensaba, lo que sabía de su hermano y de los demás, a partir de la llegada de éste a sus vidas.
Efrén: cuando llegó Enzo, sentí celos y coraje. Pues pasé de ser el hermano menor a ser el hermano mayor. Estaba molesto con mi padre por su decisión, me preguntaba ¿por qué tenía que estar con mi padre? y ¿por qué no se quedó con la familia de su madre? No me sentía cómodo con lo que sucedía, pero todo fue cambiando con el paso de los días, poco a poco Enzo se fue acercando a mí, buscando el refugio de una persona no tan mayor a él, también ayudó lo que mi padre me contó, y el por qué Enzo estaba con nosotros. En ese momento sentí lástima, pues veía a Enzo contento al estar en mi familia, también me fui identificando con él. Así iniciamos una amistad y complicidad, pues Enzo me confiaba a mí todo lo de su vida pasada y de sus miedos a leer las cartas que su madre le dejó, además siempre buscaba mi consejo, en los trabajos o algunas cosas que tenía duda.
Pero lo que no se atrevía a contarme, es de sus preferencias sexuales, desde el principio me contó que no se sentía identificado con su sexualidad, también sus curiosidades y la falta de atracción a las chicas. Más nunca fue directo en contarme de su sexualidad. Supe de su sexualidad, cuando los escuché a nuestro padre y a él teniendo sexo en su habitación. Nunca le pregunté, pero si me masturbaba cuando los escuchaba. Con el tiempo después decidí contarle a Enzo de lo mío, y ver si así él se animaba a contarme sobre él, pues pondría el ejemplo como hermano mayor. Tomé esa decisión el día que él y nuestro hermano Rafael fueron juntos a trabajar. Enzo llegó a casa, se le veía cansado, conozco a Rafael y estoy seguro que lo trajo caminando todo el potrero en busca de las vacas, pero a pesar de verse algo cansado, se veía contento, nos saludó con una sonrisa al vernos a nuestro padre y a mí.
Agustín: ¿qué cómo te fue con el bandolero? ¿se portó bien? De lo contrario para llamarle la atención.
Enzo: todo bien pá, se portó muy bien, fue un día muy productivo y aprendí varias cosas. De hecho, me vino a la mente que ya sé qué es lo que quiero estudiar.
Agustín: eso es bueno. ¿Y qué te gustaría estudiar?
Enzo: quiero ser médico veterinario.
Agustín: excelente, así tendré médico veterinario en casa, sabes que tienes todo mi apoyo.
Efrén: vaya hermano pareces muy convencido y decidido, mucho más que yo que estoy por entrar a la universidad, pero también tienes todo mi apoyo, felicidades hermanito. – mi hermano se veía decidido a ser médico, irradiaba felicidad y emoción, sonreía y veía a nuestro padre con cariño. Ver la emoción de mi hermano y lo contento que estaba, no quería perder tiempo para contarle sobre mi vida y preferencias.
Efrén: Por desgracia ese día no pude hablar con Enzo, como yo quería hacerlo, pasaron algunos días, buscaba el momento y lugar adecuado para hablar. Al ver que no tenía oportunidad de hacerlo, decidí hablar con nuestro padre y decirle mis intenciones de hablar a solas con Enzo, lo cual me dio mejor resultados. El día que me acerqué a mi padre para pedírselo, fue algo raro, pero la reacción de mi padre, me tranquilizó y confortó.
Efrén: ¿padre? Disculpa que te interrumpa, ¿podemos hablar?
Agustín: claro que podemos hablar, no interrumpes nada.
Efrén: perdón. Me da un poco de vergüenza pedirte esto, pero no me queda de otra. Verás, quiero hablar a solas con Enzo y no he podido, me gustaría que me ayudes, por favor. – mi padre suspiró y se quedó pensando un momento, luego me respondió pausado y calmado.
Agustín: umm… mira Efrén, pensaba mandarte el viernes junto con Héctor y Rafael al pueblo, y que Ricardo llevara a tu madre a su cita médica, pero, voy a cambiar para que tú y Enzo puedan hablar tranquilos. Me agrada que hables con él, lo necesita.
Efrén: gracias padre, espero no haber destruir los planes que tenías. Sabes de mis preferencias y me gustaría contarle todo a Enzo y sentirme más unido a él. Espero que no te moleste, pues Enzo me dice que te cuenta todo y yo quiero que me tenga esa confianza a mí, para eso tengo que confiar yo en él. Y claro como hermano mayor ponerle el ejemplo. – sonreí tímidamente con mi padre, y éste me sonrió sacudiendo mi cabeza, con esa mirada pícara y de confidente, papá sabe que me gustan los hombres, pero solo eso.
Agustín: no pasa nada, cabrón. Qué bueno que quieras hacer eso, Enzo confía en mí, pero habrá cosas de las que no quiera hablar conmigo y me agrada que estés tú para escucharlo, y también te escuche, el viernes mandaré a Rafael, Héctor y Santiago. Yo llevaré a Sara al médico, así ustedes podrán hablar tranquilos.
Efrén: le agradecí a papá y solo tuve que esperar que llegara el viernes. Aunque mamá se molestó por el cambio de planes, pero así es ella. Me sentía nervioso, a pesar de que nuestros hermanos y padre, sabe de mis aventuras, como ellos dicen, pero Enzo no sabía nada de mí o eso creía yo, así que me sentía nervioso. Aquel día salieron primero mis hermanos, luego nuestro padre y mamá, Enzo se fue a hacer sus deberes matutinos igual que yo, luego fuimos a nuestras clases. Toda la mañana pensé en cómo decirle a Enzo de mí, ya a la hora de la comida me armé de valor para decirle y confiarle mis cosas.
Efrén: ¿Enzo podemos hablar un momento?
Enzo: claro que si ¿de qué quieres que hablemos y por qué ese misterio?
Efrén: de mí, no hay nada de misterio, pero wey. No sé cómo empezar.
Enzo: pues, por el principio, como todo se empieza, no tienes por qué estar nervioso, estamos en confianza, ya sabes wey.
Efrén: vato, carnalito, no mames, que nervios, uta. ¡Wey me gustan los vatos! Disculpa que lo diga así, pero la neta, no sabía ni qué pedo o cómo contarte, pues con nuestros carnales y papá, fue diferente, ellos se enteraron porque me cacharon metiéndole la verga a un vato. – Enzo sonrió y agachó su cabeza, creo que no sabía qué decirme en ese momento, traté de hacer menos pesada la confesión, pero él solo me tomó del hombro, y se quedó callado por un momento, esperé a que reaccionara, pues no quería presionarlo.
Enzo: no me lo esperaba, creo que esperaba otra cosa, menos eso. Entiendo tus nervios, ya que estoy igual hermano, ¿los cuatro te vieron teniendo sexo? Me tomaste por sorpresa.
Efrén: jajaja. Estoy muy nervioso en verdad. Quiero ser sincero contigo, pues te veo como mi hermano y amigo, y quiero contarte todo. Así el día que te diga; que bueno está ese vato, no te asuste carnal. – ¿también él siente nervios? ¿está declarando sus preferencias indirectamente? confirmé mis sospechas, aunque, eso de tener sexo con nuestro padre, quedan más que claras sus preferencias, pero no era el tema.
Enzo: te entiendo wey. Pero tú ya llevas ventaja a diferencia de mí, todos saben de tus preferencias. Tienes más libertad, aunque no se hayan enterado de la mejor manera. ¿Cómo pasó todo?
Efrén: ¿quieres que te lo cuente? – por dos cosas quería contárselo una para ganar más confianza y otra mi hermano me atrae.
Enzo: claro que sí, pero vamos a un lugar más cómodo que ya me cansó la silla.
Efrén: solo prométeme que no te vas a reír de mí o me verás diferente.
Enzo: te lo prometo hermano y para que estés seguro de que no me reiré, también tengo algo que decir. También me gustan los hombres. Pero creo que eso ya lo sabes como yo sé de ti.
Efrén: jajaja… si wey lo sé, creo que nos olfateamos, nos reconocemos, cabrón que chulada poder contar contigo y tú conmigo. Wey contarnos y hablar sin pedos ni nada de esas madres. – me abracé a mi hermano mientras caminábamos a su habitación, ambos nos empezamos a reír, al llegar a su cama nos tiramos sobre ella, como si un enorme peso se quitara de nuestras espaldas y siendo libres ambos.
Enzo: por eso nos hicimos tan buenos amigos o ¿amigas? jajaja, no manches chulada de hermano que tengo.
Efrén: jajaja ni madres, wey amigas no, somos hermanas. Que jotos le salimos a papá. – bromeábamos los dos, pues no somos obvios, además yo me consideraba bisexual hasta ese momento. Solo jugábamos con las palabras bromeando.
Enzo: que no me escuche Sara, si no diría que te contagié lo joto. Bueno cuéntame.
Efrén: mamón. Si supiera mamá, que fui yo quién te contagio lo marica jajaja. Bueno te contaré como fue que paso todo y cómo es que papá y Héctor me descubrieron y se lo contaron a los demás. Fue más o menos a los 15 o 16 años que pasó aquello, pero desde antes me atraían los hombres, obviamente no era la primera vez que lo hacía. Para no confundirte ¿si conoces a Teo, el hijo de Nicandro?
Enzo: si sé quién es. De hecho, los vi tener sexo en los corrales. No me preguntes cómo, solo los vi tener sexo.
Efrén: no mames me hubieras dicho, así me habrías ahorrado tantos nervios. Bueno todo inició cuando estábamos en secundaria, todos los días nos regresábamos a pie, y para llegar más rápido nos veníamos por las veredas, una de ellas en la más larga, en uno de esos días yo me paré a media vereda para mear, bueno orinar pues, y Teo se asomaba para verme la verga, así que me di la vuelta y se la enseñé, empecé a sacudir mi cuerpo y mi verga se balanceaba de un lado a otro. Me di cuenta que a él también le gustaba la verga por varias cosas, unas de ellas, su forma de ser y la otra, que siempre me espiaba cuando meaba, así que desde ese día empezó todo.
Al día siguiente cuando veníamos de regreso, hice lo mismo y cuando vi que me estaba espiando, me di la vuelta y lo reté, le dije que no se animaba a sacudírmela. Él me decía que sí y yo que no, obviamente retándolo para que se animara a agarrarme la verga. Y así fue pues, después de un rato de estar retando, se acercó a mí y me la agarró, con el pretexto de sacudírmela, que ya no había nada en mi verga que sacudir. Me la agarró por un buen rato, yo picando la cresta, le dije que la sacudía bien, así que meaba varias veces con la intención de que me la agarrara.
El juego se convirtió en rutina y ya cuando me ponía a mear, él solo sin decirle nada, me agarraba la verga. Luego le dije que si se animaba a mamarla y su respuesta fue: sí, pero no le cuentes a nadie. Lo repetimos por días, hasta que uno de esos días, me pidió que le tallara mi verga entre sus nalgas. Lo dudé un poco, pero me agradó la idea y durante varios días así lo hacíamos, a veces me la mamaba y me venía en su boca, a veces tallaba mi verga en sus nalgas hasta venirme. Hasta que un día me propuso que le metiera la verga, y acepté. Un día salimos temprano de clases y lo hicimos, él se colocó a gatas, se untó de su saliva en el culo y apuntó mi verga en él, si le batallé un poco al metérsela, pero él fue quien me dijo como hacerlo, ya que para mí era la primera vez con un hombre, pero no lo era para él.
Después de ese día, yo me quedé empicado y quería meterle la verga todos los días, en cualquier lugar, lo buscaba y trataba de convencerlo que se dejara meter la verga, pero había días que me rechazaba, así que buscaba como desahogarme y buscaba morrillas, hijas de los trabajadores o compañeras de la secundaria y me las ensartaba. En más de una ocasión pregunté a Teo que si se animaba a meterme la verga. Yo quería experimentar, pero me decía que no, que no le gustaba meterla, solo le gustaba que se la metieran, así seguí, a veces se la metía a él, en veces a morrillas, pero no era lo mismo. Me volví adicto al sexo jejejeje, en una ocasión que salí a buscarlo, me pasó lo que, a ti conmigo. Aquella vez que lo busqué, lo encontré con un vato más grande que él, que le estaba metiendo la verga, ese era el motivo por el cual él no quería jalar conmigo.
Ya casi al salir de la secundaria, nuestro padre y hermano me cacharon metiéndole la verga a Teo. ¿Quieres que te cuente con detalle?
Enzo: si por favor.
Efrén: bueno no me interrumpas para contarte de corrido, aquel día fue la primera vez que experimenté el sexo disfrutando y de una manera diferente. – Enzo se mostró atento y algo ansioso por escucharme.
Enzo: está bien no te interrumpiré.
— Relato contado por Efrén —
Agustín: ¿cuál de los dos va al corral para que acomoden los costales de pastura en la bodega? no quiero que estén sobre el suelo, se tienen que entarimar, ¿quién va? Santiago o Efrén
Efrén: yo, voy yo, padre. – Santiago volteó a verme sin creer lo que acababa de oír. Y es que mis intenciones eran tener sexo con Teo.
Santiago: ¿tú?
Efrén: ¡si yo!
Agustín: bueno anda antes de que se haga más tarde y que sea bien hecho, no quiero llegar y ver los costales aventados sobre la tarima a lo pendejo, eh.
Efrén: si padre lo haré bien. – salí de la casa y me fui directo a buscar a Teo. Le dije que lo esperaba en los corrales, me dijo que un rato más estaría ahí. Mientras lo esperaba fui acomodando los costales, estaba por terminar cuando Teo llegó y entró a la bodega.
Teo: ya llegué a ¿dónde iremos? Pues aquí nos podrían ver o ¿no?
Efrén: aquí está bien, a esta hora nadie viene, ven wey mámamela. – me saqué la verga en cuanto vi entrar a Teo, ya la tenía parada de solo pensar en ensartarlo.
Efrén: Teo se acercó a mí me la empezó a mamar y poco a poco la metía en su boca, la tomó con su mano y me chupaba la punta, y me decía lo rica que estaba mi verga, lamia mi glande y volteaba a verme, mientras repasaba mi verga con su lengua. Le agarré del cabello y lo llevé a que me lamiera los huevos, pero asegurándome de ver su cara de vicio y placer, al mamarme los huevos, después me la mamó un poco. En eso levanté mi pierna derecha para indicarle que me mamara el culo y aunque al principio se resistió, me lo mamó, una sensación exquisita al sentir como su lengua pasaba por mi culo.
Efrén: ah sí, así que rico chupas el culo, sí, así, sigue chupándolo vamos, oh que rico ah…. – no duró mucho lamiéndome el ano, pero era una sensación muy placentera, que de haber seguido habría hecho que me viniera.
Teo: hay papi, me encanta tu verga gruesa y morena llena de venas. Me encanta sentirla en mi boca y en mi culo, me encanta cuando me abres el culo con ella, tu verga grande papi, rómpeme el culo. Lo deseo, vamos ya métemela. Hay umm que rica verga.
Efrén: me comía la verga con deseo y pasión metiéndose los 16 cm que tenía en ese tiempo, saboreaba mi verga de una manera frenética, se la comía entera y sin importarle las arcadas y lágrimas que le brotaban, seguía mamándola con frenesí y deseo. Pero en eso lo levanté y lo coloqué a gatas para mamarle el culo, devolviéndole el favor. Cuando le empecé a mamar el culo, pasaba mi lengua por el ano una y otra vez, le chupaba el culo y se lo palmeaba con dos dedos y luego se los introducía, Teo se retorcía de placer y me tomaba de la cabeza, cuando mis mamadas eran más intensas.
Tomaba mi cabeza y paraba su culito, para que se lo siguiera mamando, mientras gemía y bufaba de placer, me decía que se la metiera de una buena vez, ya no aguantaba más, quería tener mi verga dentro de él. Luego le pedí que se parara y le pegué la verga en su culito, luego le empecé a besar el cuello, Teo me acariciaba la cabeza moviendo su culo sobre mi verga, lo tomé de la cabeza y lo empecé a besar, la excitación me tenía al cien de la calentura y por primera vez hacía cosas que jamás había hecho con un hombre.
Teo: ya por favor, méteme la verga, quiero sentirte dentro de mí, vamos bebé, hazme tuyo una vez más, quiero tenerte dentro, ya la quiero.
Efrén: si mijo, ya te la voy a clavar, ponte en cuatro para metértela. – cuando éste se puso en cuatro, le di un par de nalgadas, Teo, era y sigue siendo un joven atractivo, delgado, con unas buenas nalgas y un cuerpo suave, que cada que lo chuleaba me encantaba darle de nalgadas, en sus hermosas nalgas, paraditas y redonditas, apunté la verga y empecé a metérsela, arrancándole gritos entre dolor y placer que siempre daba al principio que se la metía.
Teo: ah papi, sí, que rica verga, oh dame más, así despacio, métemela toda, qué rico bebé, sigue así, ah, umm… que rico ayayay, oh sí papi dame tu verga, hazme tuyo bebé.
Efrén: si mijo, ya la tienes adentro, te entró toda ya ¿quieres despacio o fuerte? – le tenía metida toda la verga, mis huevos pegados a sus hermosas nalgas.
Teo: despacio bebé, primero despacio, luego me das como tú quieras, solo quiero disfrutar de tu verga.
Efrén: le dejé mi verga dentro de su culo y movía mis caderas lentamente, con movimientos circulares sin sacar mi verga, durante un rato y luego empecé a sacarla y meterla lentamente, suave, despacio hasta que su culo se adaptó a mi verga le di un poco más fuerte, Teo gemía y gritaba de placer, diciéndome: sí, así bebe, dame duro, uumm que ricura, ah sí, ah que rico, oh papi… Teo se retorcía de placer y acariciaba su propio cuerpo, así que decidí cambiar de posición, lo coloqué boca arriba sobre unos sacos de pastura y le volví a envestir, metiéndosela de una sola estocada haciendo que Teo emitiera un grito de placer y dolor, al sentir la fuerza con la que se la metía. Pero aun así seguía pidiendo que le diera más verga.
Le di en esa posición por un buen rato, mientras él acariciaba mi cuerpo y se acercaba para besarnos, sin dejar de mover su culo para clavarse mi verga lo más profundo, en cada envestida. Luego coloqué sus pies sobre mis hombros, apoyé mis manos sobre los costales, a los costados de Teo y le di fuerte y rápido, arrancándole gritos de puro placer, mientras yo jadeaba y sudaba de la follada que le estaba dando. Continuamos así por unos minutos, luego le pedí que se recostara en el piso, levanté sus pies haciendo que solo se quedara apoyado sobre su lomo y cabeza, mientas yo estaba de pie junto a él, abrí sus piernas apoyando una sobre mi hombro y la otra con mi mano izquierda, con la derecha aboqué mi verga a su culo, se la metí toda, estando de pie con mi verga clavada en su culo, mientras Teo permanecía de cabeza sostenido por mi cuerpo y mi verga clavada en su culo.
Teo: aahh que rico se siente en esta posición, taládrame el culo bebé lo necesito, dame duro.
Efrén: ni tardo, ni perezoso, empecé a darle duro, fuertes envestidas de arriba abajo, metiéndole mi verga lo más fuerte que podía, la excitación me tenía prendido, veía como la verga de Teo goteaba semen sobre su abdomen y después de varias envestidas, éste comenzó a eyacular sin siquiera tocarse, haciendo presión con su culo sobre mi verga, aceleré más las envestidas y pocos segundos después, me vine sobre el condón, quedando exhausto, dejé caer con suavidad el cuerpo de Teo, mientras mi verga se deslizaba fuera de su culo, aún medio parada.
Efrén: Estaba bastante cansado después de haberle dado verga a Teo, pero satisfecho y feliz de haber descubierto esa nueva forma de tener sexo. Luego Teo se vistió y salió de la bodega, yo me quedé tirado y desnudo sobre los costales, aún con el condón puesto y lleno de fluidos míos y de Teo. Cuando quise ponerme de pie, vi venir a mi hermano Héctor, pero no venía con buenas intenciones, traté de vestirme, pero no me dio tiempo, me dio un empujón haciéndome caer sobre los costales, luego me dio una patada y atrás de él estaba nuestro padre viendo.
Enzo: ¿qué te dijo Héctor?, ¿se molestó porque eres, ya sabes bi gay?
Efrén: se molestó por lo que acababa de hacer, no porque fuera marica, me dijo; puto marica exhibicionista, te pasas de pendejo, vato, vales vergas, no sabes a lo que te expones pendejo. Yo no decía nada, de hecho, tenía más miedo a lo que me dijera mi padre, que a nuestro hermano
Enzo: ¿qué hizo papá? ¿qué te dijo?
Efrén: le dijo a Héctor que parara, luego me dijo, que me vistiera de forma muy tranquila. Yo esperaba lo peor de papá. Pero cuando estaba vestido, me tomó del brazo, me pidió que saliera de la bodega y lo esperara afuera, se quedó hablando con Héctor y después de varios minutos salieron. Héctor se fue a su casa y papá me llevó la banca del árbol, nos sentamos y me dijo; creas o no entiendo por lo que estás pasando. Sabes hijo, esto suele pasarnos a varios hombres, yo soy uno de ellos, pero lo malo de esto, es el lugar dónde lo hiciste, exponiéndote a ser encontrado, y no solo por nosotros, ponte a pensar, ¿si te hubiera encontrado el padre de ese muchacho o algún trabajador? Eso te acarrearía problemas que no son para nada buenos. Debes de tener cuidado con esto. Ser cuidadoso y precavido.
Enzo: nuestro padre es un gran hombre, cuando yo le dije, fue igual comprensible y muy cariñoso apoyándome y aconsejándome siempre.
Efrén: la verdad que sí, tenemos un excelente padre. Wey cambiando de tema, ¿qué es lo que te gusta a ti?, ¿te gusta que te la mamen? o ¿te gusta meter la verga o que rollo? – papá fue bastante comprensible pues hasta hacerle el paro a mi carnal eso solo lo pensé, pero no se lo comenté a mi hermano.
Enzo: pues solo he sido pasivo, pero si me gustaría probar todo antes de decir si soy pasivo o activo, sí me gustaría probar ser activo y que me la mamen todo eso.
Efrén: ¿wey y con quienes has tenido sexo? si se puede saber o me lo quieres contar.
Enzo: te lo diré pero que quede entre nosotros ¿va?
Efrén: ya sabes carnalito, esto quedará entre nosotros.
Enzo: con Rafael. Pero el primero fue papá. Él me dijo que podía ayudarme a descubrir si me gustaba o no la verga, pero vato no le digas a nadie wey, menos a nuestro padre. Ya luego me dijo que en lo de ser activo no me podía ayudar.
Efrén: no te apures, yo también se la mamé una vez a Santiago, pero solo eso wey, además ni se dio cuenta, andaba bien borracho Santiago, después ya no pasó nada. ¿Sabes? sabía lo de papá y tú, los escuché teniendo sexo, no sabes wey las puñetonas que me hacía al escucharlos teniendo sexo, wey mira se me está parando de recordar cómo me la jalaba.
Enzo: también a mi wey, ve como la tengo jajaja. Hermano ya sin tapujos, aquí podemos hablar en confianza sin escondernos de nada vato.
Efrén: en serio carnal sin pedos. Oye, así como se ofreció nuestro padre a ayudarte, también me ofrezco, te mamo la verga y tú a mi ¿qué dices wey? Ando bien caliente. – la verdad ya estaba con mi mano en mi verga, así como Enzo en la de él, y deseaba poder hacer algo, está más morro mi carnal, pero me atrae como vato, pues es guapo pero algo descuidado en su arreglo, él es de piel blanca, ojos miel, grandes, pestañas chinas, sus labios bien formados no muy delgados, pareciera que los trae pintados de rosa, pelo quebradito, castaño, nariz afilada, cejas pobladas pero sin que se pegue la una con la otra, una sonrisa hermosa, contagiosa que ilumina con ella, delgado alto. Por eso mi padre lo cuida mucho, que no se requeme y eso, pues a veces hasta le da su sombrero para que no se requeme con el sol.
Enzo: ánimo, también ando caliente, vamos a mamarnos la verga el uno al otro y si me das chance hasta le calo a metértela ¿qué dices?
Efrén: ánimo carnal yo estoy dispuesto a hacerlo.
Efrén: ambos nos bajamos los pantalones quedando desnudos de la cintura para abajo y de inmediato le agarré la verga a mi hermano, a pesar de su edad tiene un buen tamaño, yo le calculé unos 14 a 15 cm, delgada, recta, como un lápiz apuntando al techo. Enzo también me agarró la verga, cuando volteé a verlo, se mordió el labio inferior y luego me sonrió pícaramente, eso me hizo enloquecer y de inmediato me lancé sobre su verga, se la empecé a mamar, ambos estábamos sentados en su cama y sin siquiera darle chance, me metí su verga a la boca y éste me agarró de la cabeza y empezó a gemir de placer, nos acomodamos en la cama, Enzo sentado recargado en la cabecera de la cama y yo con mi cabeza en su entre pierna, con toda su verga dentro de mi boca, gemía del placer que le estaba dando con mis mamadas, así que yo me di gusto mamando esa hermosa verga de mi hermano, sin parar ni un solo momento.
Yo estaba emocionado dándole la mamada a mi hermano, cuando me dijo que parara, pues estaba a punto de venirse, pero yo lo ignoré y continúe mamándole la verga hasta que se vino dentro de mi boca, tragué gustoso su leche, que para mí fue todo un manjar, disfruté de la leche de mi hermano, al ser mi segunda vez de tener la leche de un hombre en mi boca, fue la mejor leche que tuve en lo que llevo de mi vida, la primera fue la de mi hermano Santiago, Enzo se disculpó, pero yo me lancé sobre él para besarlo, y así nos besamos por un momento y al despegar mis labios de los de mi hermano, éste sonrió tímidamente, y yo enloquecido lo vuelvo a besar.
Efrén: no te disculpes, fue la mejor mamada de mi vida, ya podrás recompensarme luego, de hecho, solo descansa y verás como me devuelves el favor, que sabrosa está tu leche hermano, de haber sabido, desde antes te la habría pedido. – Enzo sonreía algo tímido y avergonzado, pero yo me sentía feliz, aunque no hubiera terminado en ese momento.
Efrén: nos recostamos y entre risas y pláticas de diferentes temas, obviamente algunos detalles de nuestros encuentros, se pasó el rato y tanto yo como Enzo estábamos calientes, ambos estábamos acostados boca arriba en su cama, y aún desnudos de la cintura para abajo, vi que mi hermano tenía medio parada la verga, así que no la desaproveché, pues yo quería que mi hermano me penetrara, así que se la volví a parar y darle unas mamadas, hasta que se le puso bien dura, me monté sobre él y lo empecé a besar, mientras su verga rosaba mi culo.
Tallaba mis nalgas en su verga, tratando de que entrara en mi culo, pero solo la tallaba entre medio de mis nalgas, en dos ocasiones acomodé la verga de mi hermano en la entrada de mi culo, pero no me entraba, tanto él como yo estábamos dispuestos a hacerlo ese día, pero cuando quisimos intentarlo, escuchamos que llegaron mi mamá y nuestro padre, así que de inmediato nos vestimos y nos recostamos en la cama como si nada, ya que habíamos dejado la puerta de la habitación abierta, por suerte mamá venía gritando y la escuchamos antes de que entrara a la casa.
Ambos nos empezamos a reír y vernos con complicidad, en eso llegó nuestro padre y preguntó qué era lo divertido y solo nos reímos, papá se acostó entre en medio de nosotros dos y en eso veo como Enzo le da un beso a mi padre en la mejilla, yo lo imité, papá nos vio y sonríe con algo de malicia y nos abrazó a ambos con una risa pícara, yo sabía que Enzo le contaría a papa lo qué hablamos y lo qué pasó entre nosotros, pero respetando los límites y las promesas que nos hicimos entre los dos de no hablar más de la cuenta.
Continuará ……………
Sigue haciendo más capítulos
comos igue