ÉPHÉBOPHILIE
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por venomyotismon.
Tengo 27 años, esto me sucedió en mi adolescencia, la primera vez que me enamoré y la primera vez que tuve sexo con el nene de mis sueños.
Era diciembre, un caluroso diciembre, época en la que siempre me dedicaba a jugar microfútbol, banquitas, todo el día, siempre que podía, como sucedió en esta ocasión.
Ya estaba bastante entrada la noche, tipo 9 o 10 pm, solo un poco de luz artificial y de claro de luna nos iluminaba, éramos 5 contra 4, le faltaba uno más al otro equipo, por lo que Jonathan, uno de mis mejores amigos, trajo a uno de sus primos, el mejor de mis suplicios, para poder comenzar.
Me llamó la atención cuando lo vi, pero tampoco fue algo más que un flechazo a primera vista, él era bastante delgado, con su piel y cabellos dorados, ojos miel, bastante tímido y con unos hermosos labios.
Abrió esas deliciosas líneas rosas que delineaban su boca para presentarse, ese sutil movimiento fue suficiente para imaginarlo chupándome la verga, que se me comenzó a parar de inmediato, Felipe creo que dijo llamarse.
Comenzamos a jugar, tuvimos que jugar sin camiseta, él no quería quitársela, tuvimos que convencerlo, en un rápido movimiento pude ver sus abdominales ligeramente marcados.
Media hora después no se me bajaba la erección e íbamos perdiendo, se suponía que yo era el mejor de todos, pues era el mayor, 17 años, casi 18, los demás tenían entre 15 y 13, pero seguía desconcentrado, miraba sus piernas, firmes y largas, en su punto, la pequeña pantaloneta que llevaba dejaba ver bastante, sus nalgas no tan grandes pero paradas y redondas se dibujaban fácilmente sobre la tela en perfecta armonía con el resto de su cuerpo, y la línea que las separaba se marcaba bastante, se hundía hasta el fondo de ese bello lugar, era una invitación, mi vulgar destino en el cuerpo más bello.
Íbamos perdiendo 4-7, me despabilé por unos minutos y logramos empatar, siempre trataba de marcarlo, rozaba mi cuerpo contra el suyo, podía sentir su suave piel, buscaba sentirla a cada momento, ya reconocía su aroma, todo de él me ponía nervioso y me dejaba en ridículo frente a los otros, era un perro tras su presa, él siempre se me escapaba.
Ya era bastante tarde, así que decidimos que quien marcara el último gol ganaba.
Felipe (Pipe, cómo le decía su primo) llegó hasta nuestro arco, justo en ese momento lo alcancé y me le cruce, él cayó, yo perdí el equilibrio y caí justo encima de él, toqué todo de él, una corriente eléctrica cruzó por todo mi cuerpo, ya estaba que me lo cogía ahí mismo, solo podía pensar en eso.
Él mismo cobró el tiro libre, parecía que lo tiró mal a propósito, el balón quedó atorado en la copa de un árbol, salió corriendo y me pidió que lo ayudara a subir para bajarlo, traté de no tocarlo, pero era imposible, no era capaz de montarse y me pedía que lo empujara desde atrás, finalmente subió, pero al parecer no era muy hábil trepando árboles, no podía avanzar rápido, aunque parecía bastante ágil y flexible, le daba mucho miedo caerse; en un momento quedó justo encima de mí, a cerca de dos metros, tenía una pierna en cada rama, por entre su pantaloneta pude ver que no tenía ropa interior, pude ver sus testículos y algo de su pene, no podía ver bien porque era de noche, él no se movía, se quedó allí, parece que ya alcanzó la pelota, pero yo seguía embobado viendo su entrepierna, casi logro ver su ano rosadito, pero no fue suficiente, en ese momento volteó y se dio cuenta de lo que yo estaba haciendo, me miró como diciendo “Te pillé” y me tiro la pelota en la cara, no alcancé a esquivarla, soltó una carcajada, bajó rápido y me empujó en broma.
Cuando volvimos a la cancha ya todos se habían ido, solo quedaban Jonathan y uno de mis compañeros, que se despidió apenas llegamos, así, que el partido quedó inconcluso.
Aprovechando la situación los invité a jugar PlayStation a mi apartamento, solo vivía con mi hermana, que todos los fines de semana se iba de rumba, así que justo hoy no estaba y sabía que llegaría bien tarde.
Subimos al tercer piso, pusimos FIFA y nos turnábamos.
Al poco rato oímos que la mamá de Jonathan los llamaba, así que él bajó a convencerla de que los dejara un rato más, aunque les dio permiso, Jonathan prefirió irse y me dejó solo con Pipe, que aún seguía sin su camiseta, parecía muy cómodo.
Yo no dejaba de mirarlo mientras se me hacía agua la boca, y el pene nada que se me bajaba.
Apenas nos quedamos solos inició su arremetida:
Pipe: ¿Por qué me miras tanto? ¿qué tengo o qué?
Yo: Mmm… no, nada.
Pipe: Pero si todo el partido solo me mirabas, hasta cuando subí al árbol ¿Te gusto o qué?
Yo: (Me sonrojé y lo negué con la cabeza).
Pipe: Yo sé qué me mirabas (Con una mirada pícara).
Yo: ¿Qué te miraba?
Pipe: Esto, (de forma inesperado bajó su short, se palmeó una de sus ricas nalgas y sonrió), a todos les gusta, ¿No?
Yo: (Me quedé mudo y sorprendido, extasiado, y no supe qué decir)
Pipe: Si se nota que te gustan, te la pasas mirándomelas (Las movió de forma muy sugerente).
Yo seguía sin hacer nada, como bobo, alelado y en shock.
Pipe: Si tienes la verga paradota, ni que fuera bobo para no darme cuenta (Puso la mano sobre mi pantaloneta y apretó, me hizo soltar un suave gemido, me tenía dominado este nene, y yo solo quería comérmelo).
Se siente grandota (Asomó su lengua entre sus labios rosas y los mordió un poco mientras miraba mi pene).
Luego me miró a los ojos y sonrió de forma muy pícara, metió sus manitas entre mi ropa, sacó mi verga y se la tragó toda, de un solo bocado la mandó hasta el fondo de su boquita, sus labios la cerraban herméticamente, mientras su lengua la lamía por completo, la lengüeteaba, la enroscaba, golpeaba mi pene con su lengua, mis dieciocho centímetros le llegaban hasta la garganta, a otro le hubieran dado arcadas, pero él subía y bajaba con maestría y facilidad, le encantaba, la saboreaba parte por parte, cerraba sus ojos para concentrarse en la mamada, abría sus ojos, volvía a sonreírme, y se la engullía toda de nuevo, la carita angelical solo era una fachada, este nene seguro ya se había atorado con más de una docena de pollas.
En ese momento sonó el timbre:
Jonathan: Mi tía te manda a decir que ya debes irte a dormir, que ya es muy tarde.
Pipe: Mjgjh…mmm (Trató de responder con la boca llena de pene), ya voy, solo dame cinco minutos para terminar el último partido, apenas terminó la frase continuó con su tarea, esta vez con más hambre y más ganas de verga.
Jonathan: Ella dijo que ya, que te apures.
Pipe solo continuó acelerando el ritmo, subía y bajaba muy rápido, él aún estaba con sus shorts abajo, por lo que tuve a mano sus nalgotas, las apreté y estrujé, él gimió y separó un poco sus piernas, pasé mis manos por su raja mientras me lo seguía chupando, su culo se sentía húmedo, parecía que ya era tan putito que lubricaba solo, pude meter un dedo con facilidad, por acá también habían pasado bastantes vergas, metí otro mientras él pujaba más y más de placer, movía su cadera y pedía que siguiera, alcancé a meterle cuatro dedos, casi le entra toda mi mano, cuando su primo volvió a timbrar:
Jonathan: ¡Ya, que mi tía ya se va, que le apures o viene a buscarte hasta acá!
Mi nene siguió en lo suyo, yo ya estaba que terminaba, lo cogí de su nuca y se la metí toda, lo follé por la boca hasta que le eché toda mi leche, él succionaba hasta no dejar nada, ni una gota, era un vicioso del semen, se la tragaba toda, limpió todo mi glande, no dejó ni un rastro de mi leche.
Apenas cumplió con su misión le dijo a su primo:
Pipe: Ya, por fin pude ganarle un partido, me voy.
Se vistió, abrimos la puerta y nos despedimos.
Jonathan: Por lo menos límpiate bien, (pasó su mano por la boca a Pipe, quien solo me sonreía y movía su mano despidiéndose).
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