EQUIPO DE ÉLITE II
Continúan las aventuras de este entrenador..
Capítulo 2
Después de la deliciosa sesión con el nene rubio, el maestro Castillo estaba jalándole el cuello al ganso, emitiendo gemidos llenos de placer, a la vez que saboreaba el líquido pre seminal infantil. De su piel fluía cuantiosas gotas de sudor, que recorrían cada centímetro de su cuerpo.
Se imaginaba sometiendo al hermoso niño en distintas posiciones. En su mente podía escuchar los dulces gemiditos de su principito mientras su verga entraba y salía de aquella apretada cuevita trasera. Estaba gozando de lo lindo cuando, sin previo aviso, la puerta de su oficina privada se abrió con un poco de brusquedad.
– ¡Profe, profe! – escuchó de repente el hombre.
– ¡Pero qué demonios! ¡Qué carajo te pasa González! – gritó el maestro a un niño que era el causante del pre infarto que casi sentía el hombre.
– Perdón profe. – dijo el niño con un rostro de miedo por el grito del hombre.
– ¡Ya, ya! Perdón, no debí gritarte así. Casi me causas un infarto muchacho. – decía el maestro un poco aliviado.
– Perdón profe, olvidé tocar. – dijo el niño apenado.
– Siempre es lo mismo contigo. Sabes qué, ahora tu tendrás que bajarme esto. – dijo meneando sus 18 centímetros de carne mientras avanzaba hacia el niño.
Lo tomó de la nuca e hizo que se arrodillara, inmediatamente el nene abrió su boquita para aguantar media verga que el hombre le había metido de un empujón.
Castillo comenzó a menear su cadera sin detenerse, cogiendo al nene por su boquita. Este niño ya tenía experiencia, por lo que la mamada que le daba al entrenador, era pan comido para él.
Se trataba de Roberto González, un niño de 13 años, de 1.64 de estatura, delgado pero marcado de tanto ejercicio que realizaba bajo la tutela de Castillo, de piel canela y cabello con corte militar, pues su padre era un oficial del ejército y estaba educando a sus hijos para que ellos algún día pertenecieran a las fuerzas armadas de su país.
– Bueno ahora viene lo mejor. – expresó el maestro con una sonrisa de lo más morbosa en su rostro.
La característica más emblemática de aquel niño era su enorme y suculento trasero, capaz de competir con el de una mujer de buenas formas, por lo que el maestro estaba ansioso ya por clavar su daga en él.
Rápidamente desnudo al niño y luego hizo lo mismo él, aventando toda la ropa hacia el escritorio.
Colocó al niño en cuatro sobre el suelo e hizo que se empinara bien y levantara su culito. Se puso detrás del nene y chupó dos de sus dedos para clavarlos dentro del culito infantil.
– ¡AAAYYY! – gritó el niño.
– Eso te pasa por no tocar la puerta. – le dijo.
Movió rápidamente sus dedos, metiéndolos y sacándolos. Estuvo así casi medio minuto hasta que, sin resistir más, sacó sus dedos y de un empujón metió la tercera parte de su verga.
– ¡AAAAYYYYY! ¡PROFEE! ¡DUEELEE! – volvió a gritar el nene con lágrimas en los ojos.
– ¡Callate putita! Que bien que te gusta cuando te lo hago con violencia.
Diciendo esto el hombre sujetó la cadera del niño con sus grandes manos y comenzó el mete y saca con una buena velocidad. En cada empujón iba metiendo cada vez más su verga, hasta que por fin sus bolas chocaron contra el niño, quien ya comenzaba a gemir.
– ¡Aaaah! ¡Profe! ¡Aaayyy! ¡Sí, así! ¡Más, más, máaaas! – gemía poseso el niño.
– ¡Toma perrita! ¡Cómetela toda por este sabroso culito que tienes! – decía el hombre mientras taladraba cada vez más rápido el anito del nene.
– ¡Aaaahh, aaaahh, aaaahh! ¡Profe, profeeee!
– ¡Uuff! ¡Qué putito tan más rico eres! ¡Tu culo me encantaaaa!
– ¡Aaaahhh! Y a mí… ¡suuu veeergaaaa!
– ¡Ooohhh! ¡Pues toma! ¡Toma! ¡Gaagh! ¡Toma!
– ¡Aaayy! ¡Sí profe! ¡Aasíi!
– ¡Dime papi perrita!
– ¡Aaahhh! ¡Papi, papi!
El hombre empujaba su verga más y más rápido, chocando sus bolas contra el culito del nene, provocando el clásico sonido de palmadas. <PLAF, PLAF> se escuchaba en toda la oficina.
– ¡Aaaaahhhh! ¡Papiii! ¡Aaaahhh! ¡Dame más! ¡Más! ¡Aaaah!
– ¡Uuufff! ¡Aaaaahhh! ¡Toma putita! ¡Toma, toma, tomaaa!
– ¡Aaaayyy! ¡Aaaahhh! ¡Brusco! ¡Aaaaahhh!
– ¡Yo sé que te gusta! ¡Toma esto! ¡Y esto! ¡Uuufff!
En un momento, el hombre se salió del niño y lo jaló hacia el cómodo sofá que tenía para echar sus siestas, lo empujó hacia este boca arriba, levantó sus piernitas y se colocó nuevamente en la entrada trasera del niño. Metió su verga nuevamente de un empujón, hasta tocar fondo. Entonces comenzó a cogérselo de misionero, a un ritmo un poco menos rápido.
– ¡Aaaahh! ¡Papi! ¡Aaahh!
– ¡Gaahh! ¡Ooohh!
Mientras metía y sacaba su daga, observo que el niño tenía su verga parada. Era un pedazo de carne de unos 13 centímetros, algo gruesa y mostrando una cabecita brillosa. Eso lo excitó aún más, moviéndose nuevamente con gran velocidad.
– ¡Aaaaaahh! ¡Sííí! ¡Más duro! ¡Más rápido! ¡Aaaahh! – gemía el nene.
Un par de minutos más tarde, el niño comenzó a retorcerse y a gemir casi gritando.
– AAAAAAAHHH! – gimió casi yéndosele el alma y disparando cinco largos chorros de semen sobre su cuerpito.
Ese nene era de verdad una putita. Sin haberse jalado la verga había eyaculado cuantioso semen.
La venida del niño hizo que su culito se contrajera, apretando la verga invasora, provocando que Castillo se viniera de forma casi instantánea.
– ¡GOOOAAAGH! – gimió depositando su semen en lo más profundo del niño.
Cayó rendido sobre el cuerpo del niño, manchándose de la lechita calientita de este. Se sentía en el paraíso. Había apagado la calentura provocada por Chavita, el niño rubio de 11 años.
Su verga permanecía aún dentro de Roberto, quien sonreía feliz por la gran cogida que su entrenador le había regalado.
Unos minutos después, cuando la verga del hombre había perdido su dureza, la sacó del culito del niño. Se levantaron ambos y fueron hacia las regaderas para darse una buena ducha.
Mientras estaban bajo la regadera, comenzaron a besarse con mucha pasión. El maestro medía 1.85 de estatura, 21 centímetros más que el niño. No cogieron nuevamente, pero si disfrutaron mucho mientras el agua mojaba sus cuerpos. Después de un rato, terminaron, se vistieron y salieron de los vestidores.
Mientras caminaban hacia la salida del Colegio Castillo le preguntó al niño qué era lo que quería antes de la faena. A lo que el niño alegre le contestó.
– Profe, ya logré encestar varios triples seguidos.
– ¡Qué bien, González! Dame esos cinco.
Profesor y alumno chocaron las palmas con mucha efusión, pues ahora el niño había logrado algo que se le dificultaba mucho.
– Yo sabía que lo lograrías. Ahora a seguir practicando.
– Sí, profe. En el torneo de la zona escolar anotaré muchos puntos. Se lo prometo.
– ¡Ese es mi muchacho!
Ya eran las tres de la tarde cuando los dos llegaron a la salida y se separaron. El niño se fue caminando hacia su casa que quedaba muy cerca de la escuela, mientras que el profesor se subió a su carro y puso rumbo a su hogar.
Él vivía en las afueras del pueblo, como a tres kilómetros de ahí, en una residencia que construyó con la herencia que le dejaron sus difuntos padres. Aunque era de una sola planta, era muy grande y lujosa. Con un gran patio trasero y alberca semi olímpica.
De camino a casa iba ideando un buen plan para poder someter al chico rubio de nuevo ingreso. De solo pensarlo su verga se iba endureciendo.
Cuando llegó a su hogar y accionó el portón eléctrico, notó que una camioneta color negro estaba estacionada dentro. Esto quería decir que alguien se encontraba en su hogar. Estacionó su auto junto a esta y entró a la casa.
– Hola. – dijo en voz alta.
Al no escuchar respuesta alguna, se dirigió hacia el fondo de su casa, donde se encontraban las recámaras, y al estar cerca escuchó gemidos emitidos por voces conocidas. Al estar frente a la recámara de huéspedes, fuente de los gemidos, tocó un par de veces.
– ¡Pasa! – dijo una voz de hombre algo ronca.
Castillo abrió la puerta y entonces reveló una escena erótica. Se trataba de su hermano mayor, un hombre de 64 años de edad, quien cogía en posición de misionero a una nenita pelirroja de 8 añitos.
– Hola Humberto. – dijo alegre el entrenador.
– Hola hermano. ¿Cómo has estado? – contestó el hombre sin moverse con media verga dentro de la vagina de la nena, la cual le medía 19 centímetros cuando se encontraba erecta.
– Bien, muy bien. Veo que te la estás pasando bien con Ximenita. – dijo sonriente.
– Mija, salude a su tío. – dijo Humberto.
– S-sí abue…lito. – decía la nena con dificultad debido a lo agitada que estaba. – Hola… tío Julián.
– Hola muñequita, ¿Cómo has estado?
– Bi…en. – contestó la nena
– Que bien, mi niña. – diciendo esto se acercó a ella y le dio un tierno beso en la frente. – Bueno están en su casa. Sigan en lo que estaban.
– Sí, Julián. Gracias. Por cierto, Alex te está esperando en la alberca.
– Perfecto, iré a verlo.
Diciendo esto último se dio media vuelta y salió de la recámara. Nada más estar un paso afuera, su hermano mayor reanudó el bombeo en la vagina de la pequeña. Julián cerró la puerta y se dirigió hacia el patio trasero, dejando poco a poco atrás los lujuriosos gemidos de Humberto y Ximenita.
Al salir al patio, logró ver que un nene blanquito y pelirrojo se lanzaba un clavado a la alberca. Pero a diferencia de cualquier persona, este no tenía nada de traje de baño ni prenda alguna puesta. Se encontraba como llegó a este mundo. Con su verguita y huevitos al aire, lo que de inmediato puso completamente erecto al entrenador, quien sin demora alguna se quitó la ropa dejándola tirada a pocos pasos de la puerta de la casa.
Caminó sonriente hacia la alberca mientras el nene se encontraba sumergido. Al llegar a la orilla se sentó, metiendo solo sus piernas al agua, y comenzó a pajearse. A los segundos el nene salió a la superficie y volteó para encontrarse con la imagen de su tío abuelo masturbándose.
– ¡Tío! – gritó el nene.
– Hola campeón.
El niño de inmediato nadó a toda prisa para alcanzar a su tío y al llegar, quedó entre las piernas de este, tomó la dura verga del hombre y la metió a su boquita, iniciando así una rica mamada.
Julián de inmediato sujetó la cabecita del pelirrojito, marcando un ritmo lento pero constante.
– Aaaahhh. Así mi niño. Oohh. – gemía quedamente el hombre.
El niño era el nieto mayor de Humberto, el hermano de Julián. Tenía 10 añitos recién cumplidos, medía 1.48 de estatura, delgado con piel blanquita y, como se dijo antes, de cabello pelirrojo. Tenía unas nalguitas bien formaditas y muy apetecibles.
Había sido iniciado en el mundo del sexo por Julián cuando tenía solo 4 añitos, y desde entonces se volvió muy vicioso. El abuelo del niño permitió eso porque sabía el gusto de su hermano menor por los nenes o por cualquier hombre. Eran hermanos, pero con gustos diferentes, aunque algo similares, pues a los dos les encantaba disfrutar de criaturas tiernitas, solo que Humberto con nenas y Julián con nenes.
El niño apenas podía meter una cuarta parte de la verga del hombre debido a su grosor, pero no desistía en su lucha. Él deseaba poder meterse toda la pija de su tío abuelo. Quería sentirla hasta su garganta, y sabía que algún día lo lograría.
Entonces, el niño se sacó el instrumento de la boca y comenzó a lengüetear la cabeza de este, bajando por todo el tronco de la verga y luego pasando hasta los testículos velludos del hombre, haciéndolo sentir en el paraíso.
– Oohh. Mi niño. Aaahh
– ¿Te gusta cómo lo hago, tío? – preguntó el niño poniendo una carita angelical que casi derretía el corazón del hombre.
– Me encanta, precioso. Me encanta.
El pequeño Alex sonrió y volvió a meterse la verga a su boca, para continuar con la mamada. Así siguió unos minutos más hasta que la soltó y extendió los brazos hacia el hombre, quien comprendió el ademán y lo cargó, sacándolo del agua y sentándolo sobre su verga.
El nene rodeó con sus piernas el torso del hombre y con sus brazos su cuello.
– Ya te extrañaba bebé. – dijo Julián.
– Y yo a ti, tío. – dijo el niño sonriendo.
El hombre pegó el cuerpo del nene al suyo y le depositó un tierno beso en los labios, que fue haciéndose cada vez más y más ardiente, al grado de hacerse húmedo por el jugueteo de las lenguas de ambos.
Julián entre beso y beso, humedeció dos dedos de su mano derecha y comenzó a meterlos en el tierno culito del niño. Ese culito con nalguitas redondas y suaves que lo volvía loco.
Un gemido ahogado por los besos de su tío, emitió el nene. Su cuerpito comenzó a moverse rítmicamente con los dedos invasores. Pronto estos estaban ya hasta adentro de la cuevita.
El entrenador entonces, sacó los dedos del culito y colocó su verga en este, comenzando a empujar despacio, abriéndose paso lentamente.
Cuando un cuarto de su verga estuvo dentro, se detuvo por unos minutos, para que el niño se acostumbrara a su herramienta pues, aunque ya le entraba toda, no lo quería lastimar.
– ¿Listo mi niño? – preguntó minutos después.
– Sí, tío. Listo.
– Pues aquí vamos.
El hombre inició un lento bombeo en el culito de su sobrino nieto, ganado terreno lento pero seguro, haciendo que el niño disfrutara de la cogida.
Poco a poco, la verga se abría paso, hasta que después de unos minutos las bolas de Julián ya pegaban con el culito de su niño. En este punto, el entrenador aumentó el ritmo de la cogida, provocando que el nene comenzara a gemir y a suspirar con voz algo tenue, mirando a su tío directamente a los ojos mientras esto sucedía.
– Aaahh, tío.
– Sí, mi niño. Goza, goza. – dijo mirándolo directamente a sus ojos color miel.
– Tío, te amo.
– Y yo a ti precioso. No sabes cuánto te extrañaba.
– Me encanta jugar así contigo, tío.
– Y yo adoro hacer estos jueguitos contigo, mi amor.
– Aaaahh, tío. Así, así me gusta. Siento muy rico.
– Oohh, bebé. Tu culito me encanta.
Julián podía haberse cogido a muchos nenes durante todos sus años de servicio, pero el cariño y amor que sentía por su sobrino era único. Él era su niño, su bebé, su amorcito.
Pronto aceleró las embestidas al culito de su nene, haciendo que este gimiera más fuerte.
– ¡Aaaahh! ¡Tío! ¡Así! ¡Siento tu pájaro hasta el fondo! ¡Aaaahhh! ¡Sííí!
– ¡Disfrútalo mi amor! ¡Es para ti! ¡Aaaahhh!
– ¡Sí tío! ¡Tú pájaro es mío! ¡Mío, mío, mío! ¡Aaaahhh!
Julián como pudo se puso de pie y sin sacarle la verga al niño, lo llevó hasta uno de los blancos y largos sillones que tenía en el patio, donde lo recostó y sujetándolo de las piernitas, lo comenzó a coger de misionero.
Tal como pasó con Roberto González, el hombre miró la verguita del nene, prendiéndose más en un instante. Esta vez, tomó esa hermosa herramienta de nueve centímetros y comenzó a masturbarle a un buen ritmo, jalando la capuchita para revelar la cabecita. Esto provocó que el nene experimentara ricas sensaciones, al grado de gritar de placer.
– ¡Aaaaahh! ¡Tíooo! ¡Aaaaaahhh, aaaaahhh, aaaaaahh!
– ¡Uuuffff! – bufaba el hombre.
– ¡Qué rico! ¡Así, así! ¡Tíooooo! ¡Te aaamoooo!
– ¡Ooohh! ¡Te amo preciosooo! ¡Oooohhh!
– ¡Más, más, más! ¡Dame más tío! ¡Aaaahh!
– ¡Sí mi amor! ¡Aaaahh! ¡Toma, toma! ¡Ooohh!
– ¡Aaaayyy! ¡Tío! ¡Aaaaahh! ¡Aaaayyy! – se quejaba un poco el nene al sentir alguna que otra embestida fuerte.
– ¡Lo siento bebé! ¡Aaaahhh! ¡Tienes un culito tan rico que..! ¡Aaaaaahhh! ¡Uuufff!
– ¡Tío! ¡Aaaaahh!
Pronto, el tierno Alex sintió como una descarga eléctrica recorría su cuerpo hasta llegar a su culito y a la punta de su verguita, haciéndolo retorcerse de placer, un placer profundo e intenso, combinado con el amor que sentía por su tío.
– ¡AAAAHHH! ¡TIIIOOO! – gimió gritando el nene
– ¡GAAAGH! ¡OOOHHH! – Julián bufó al sentirse venir por los apretones que el culo del nene le daba a su verga.
La leche caliente del hombre inundó los intestinos del niño, escurriéndose también por sus nalguitas.
Ambos, algo exhaustos, se miraron a los ojos y se sonrieron. Julián sacó su flácida daga de las entrañas de su sobrino y se recostó a un lado de él.
– Te amo bebé.
– Y yo a ti tío.
Ambos se abrazaron y cerraron un momento los ojos, dejando que los rayos del sol broncearan sus cuerpos.
* NOTA *
Gracias a aquellos que leyeron la primera parte de esta saga. Me motivan a continuar. Conforme vaya avanzando estaré publicando.
Cualquier opinión, sugerencia o experiencia que permita inspirarme, es bienvenida.
Saludos.
Chingon tu relato uff 🤤🤤
debes continuas. estuvo muy bueno el relato.
super relato y muy bueno amigo sigue contando…. 🙂 😉 🙂 😉 🙂 😉
😘😍💖🔥🔥🔥🔥🔥🔥🔥🔥🔥🔥🔥🔥🔥🔥🔥
Wuuuaaauuuu, enserio que suerte la tuya, echarse tres nenes en el mismo día, y aquí viene la parte más rica y excitante, incesto, WUAU, haces que me corra tres veces, no dejes de seguir contando, neta esta re caliente esto, hay desde incesto y pedofilia, lo mas rico en este mundo, gracias, muy buen relato…
Muy buen capítulo II. Leeré el siguiente.
Muy bueno, todo un placer!!!