Era tan chico, pero me pervertía, su forma de ser
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Luisito siempre fue amaneradito desde muy chico. Un niño gordito, fuerte pero con forma, o sea, no un niño regordete. De piel muy blanca, ojos verdosos como su madre y siempre bien nalgón. Gustaba siempre jugar con las niñas e imitar a estas en su trato, hacia uno y estar contando novelas de amor de la TV, etc. Yo un chico alto, bien educado, y de cuerpo marcado, por ejercicios como correr, pesas en el hogar, etc. De cara bastate linda dicen y simpático. Más con una verga de un tamaño considerable y una bolas, que por más que me acomode el paquete, siempre se me sobresale y es motivo de asedio por mujeres y chicos gays desde que me desarrollé. Nunca he tenido perjuicios y nada que ver, con étiquetas, solo se que soy un macho gozador y quién me pida placer, con mi vergota, no importa si es hembra o varón, si es posible y es buena persona, que no me traiga problemas, allá vamos. Hasta ahora, todos vuelven por más. (Pero al principio, les da terror meterse mi trabuco).
Luisito charlaba mucho conmigo, cuando había la oportunidad y yo le correspondía, haciéndole bromas sanas, etc. ya que sus papás eran gente bien buena, hoy día, ya su padre murió. Tenía yo un auto Toyota, que lo mantenía full, bien lindo, con arros de magnesio, etc., al que llamabamos mis amigos y yo -El baja panties- por las númerosas chicas, que uno conquistaba en aquel carrito. Le tenía alquilado un garage, al dueño de los terrenos dónde vivíamos, ya que en el barrio las casas no tenían marquesina. Eran 6 garages de alquiler juntos, todos en cemento, con ventilación, puertas con seguros y nadie veía hacia adentro. Para mi dicha el mió era al final, y podía usarlo para mis travesuras con chicas, dentro del auto, cuando quiziera o apareciera echar un buen polvo. Un día me encontraba limpiando los interriores de mi auto, en el garage, y dejé la puerta de la entrada abierta, pues para que entrara más aire y no axficiarme, con el olor del Amorall, el Windex de cristales, etc., cuando de repente Luisito apareció.
Charlamos un buen rato de diferentes temas, y era como si yo estuviera hablando con una bella niña. Cuando sonríe, a Luisito de le forman unos hoyuelos hermosos, en sus rojos cachetes. Me decía que yo era un enamorado, un picaflor y yo le contestaba que que hombre no lo era. Más en un momento dado, lo cogí embelezado en mi paquete y me decidí a tentarlo, aunque chico, su cuerpo robusto y desarrollado, no me dio pena que fuera más pequeño que yo, más lo que yo quería era joder, vacilar (retozar con él). Me recosté en el asiento del pasajero de mi auto, limpiando el dash, dónde están los controles, etc., me abrí de piernas y como tenía un ajustado pantalón cortito de hacer ejercicios, mi verga se notaba fuertemente. Luisito se sentó a mi lado, en el asiento del chofer y yo se que lo tenía loquito. Nos pusimos a hablar de sexo y esa fue la gota que colmó la copa. Sin recibir rechazo de él, le tomé su mano y la puse sobre mi paquete, Luisito no la retiro, pero se puso muy colorado y yo con mi mano hundía la de él, sobre mi verga hasta que la retiré y él continuó apretandome la verga y sobandomela sobre mis pantaloncitos. Nervioso me decía que no se dijera a nadie y yo que dije que eso sería un secretito, entre nosostros. Le hize preguntas al respecto y me juró que nadie lo había cogido aun y que solo un primo, le hacía tocarle a verga y mamarsela, pero que él se negaba, por qur no le gustaba su primo, además que la tenía muy chica por tener casi su edad. Y esta te gusta? le dije yo… Y me contestó que la quería ver.
Le pedí que se quedara en el asiento y me fui a cerrar la puerta de entrada al garage. Cuando regresé me bajé el pantaloncito y saltó mi verga, que ya botaba precum en cantidades. él se sorprendió y dijo: Por razón todas la nenas quieren contigo, que grandota y gorda! Por toda respuesta, yo lo bajé por la cabeza de él y le pedí que le diera besitos y que me la mamara. Luisito al principio fue torpe, pero lo fui guiando y comenzó a darme ese rico placer, que un siente cuando alguien te chupa la verga, con ganas y deseos. Empezé a gemir y mover mi ingle, enterrándole más mi vergón, en la boca, a veces se ahogaba, se quejaba, le daban arquiadas, pero no se la sacaba de la boca. Le pedí se desabrochara su pantalón corto él también, y comenzé a acarciar sus nalgotas tan ricas y a separararlas, para con mi dedo, tocar su culito, su hoyito que, pude ir penetrando con mi dedo ensalibado. Él se trincaba y le dije que no, por que le dolería. A veces con su mano, trataba de sacar la mía, que deaba, ya su hoyito: Ayyy, ayyyy, Javi, me duele, ahhhh. Luego de un buen rato, sus gemidos me calentaron tanto, que sentí venirme y le pedí que se la tragara. Primero se negó, pero a mis insistencias y caricias, aceptó. Cuando le solté toda mi leche, comenzó a tragarla toda y tanta fue y tanto le gustó, que se la tragó toda y no dejó gota en mi ranurita de orinar. Que rico mamas cabrón, le dije, y él como aborchonado, pero bien caliente, me dijo que nunca había llegado a eso, de sacar toda la leche, con sus labios y su lengua, y menos a tragarse el semen de nadie.
Descansamos un ratito y le pedí ponerse en cuatro, en el asiento que yo estaba, me tenía loco y ese culo, yo lo tenía que romper, si era verdad que era virgen. Quedé maravillado al ver ese culazo, en forma de corazón, bien blanco y de un huequito rojizo, por la fricción, que hizo en el, mi dedo. Le bese las nalgas, las acaricié, le mordisquíe todo su trasero. Lo encendí con mi lengua por su nuca, bajando por, su esplada y arremetiendo en lenguetazos sobre y adentro de su hoyito. Luisito estaba en high, caliente, se meneaba y me decía que siguiera, que le gustaba. Que rico Javi, que rico, quiero que seas mi novio, ahhhhhhh. Y yo macho de calle, mujeriego y bugarrón, me dije, aquí es que te cojo. Saque de la gaveta una crema a base de agua que es bien recomendable para romprer culitos y le puse en todo el culito, y me embarré toda mi verga de ella. Y le asomé la cabeza…fui entrando poco a poco, lo consolaba, Luisito gemía y se quejaba que le dolía y entonces, yo paraba. Cuando él me culiaba hacia atrás, como buscando mi verga, volvía yo a la carga. Sácamela Javi, sácamela que me muero, por favor… pero fue cuando lo tomé por debajo de los brazos y lo aferré a mi, clavándolo hasta las bolas! Gritó, me suplicó que me saliera, que se quería evacuar, pero yo le dije que ya pasaba, que respirara hondo. Y así fue, cuando, él mismo me dijo ya, ya Javi, no me duele….se jodió la cosa. Empezé a cogermenlo de verdad, como a las putas cuando buscan verga. Se la metía casi entera, se la sacaba, para volverla a enterrar. Solo se oían nuestros gemidos y el chipotiar del culo y la verga, cuando están enfrascados en un duelo a muerte. Que rico Javi, que rico…me duele mucho pero me gusta, me fascina! Se la metí por más de 20 minutos, estabamos empapados de sudor ambos y si me despegaba de su espalda sonaba: plash! plash! Coño me vine como nadie, como hacía tiempo, no me venía, en mi juventud. Esta vez, lo llené todito de leche por dentro. Ese culo, me enamoró, me volvió loco de placer y deseos.
Desde ese día le di verga a Luisito por mucho tiempo. Le decía que si sabía que lo hacía con otro, hasta ahí llegabamos. Pero él me juró entonces que me era fiel, y no ha había verga como la mía, y que mi aparato, era solo de él. Lo tenía que controlar, por que me celaba hasta del viento. Hubo veces que lo penetré tres y cuatro veces en el día. Su mamá me mandaba a buscar para que lo ayudara en las tarreas de la escuela, y nos dejaban solos en la casa y se iban de compras. Y ahí Luisito me pedía que lo gozara, como yo solo sabía hacerlo. Todo se terminó cuando me casé, y aun así par de veces lo ensarté y lloró mucho por mi matrimonio. Siempre conservo una buena amistad y con él y su mamá. Quizás un día de estos, recordemos buenos tiempos, mi verga está igual de dura, grande y traviesa…y su culote, aunque ya es un hombre, sigue igual de rico y firme! Espero les haya gustado, esto es real. No es una fantasía, es parte de mis vivencias.
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