Era todo un plan ? con mi amigo a los 15
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por 0612.
Como conté en el primer relato: http://www.sexosintabues.com/RelatosEroticos-7205.html, tenía un grupo de 5 amigos con los que solía masturbarme. José, aunque no hacía parte de este peculiar grupo estaba enterado de todo lo que hacíamos y aunque nunca dio a entender que quisiera hacerlo con nosotros, regularmente me preguntaba cosas como: dónde lo hacíamos, cómo y quién duraba más en correrse.
Un sábado en la tarde después de almorzar, me fui a su casa y después de estar un rato hablando cosas sin importancia, trajo aguardiente y me dijo que si no me importaba ver una peli porno con él; obviamente le dije que no y empezamos a beber y a comentar lo que veíamos. Como a los 30 minutos de estar viendo aquella película llegó a su casa un hombre cercano a su familia y nos dijo: chicos, no se pongan a ver porno mientras están tomando que seguro terminan cachorriando (teniendo sexo) y los 3 empezamos a reír.
Estuve en su casa como hasta las 7 pm y me dijo que estuviera pendiente porque en la noche vendría con una botella de ron y que pidiera permiso para dormir en su casa. En mi casa me tocó mentir y decir que dormiría en casa de mi mejor amigo (que por suerte era vecino de José). A eso de la 1 am José llegó a su casa y empezó a silbarme para que bajara y me fuera con él.
En su casa empezamos a beber ron mientras escuchábamos música y a consumíamos cocaína (yo más que él). A medida que pasaban las horas, empezamos a hablar de sexo y puso otra película porno. Mientras la veíamos lo sentí muy raro, algo incómodo, intranquilo, nervioso. Me observaba a cada instante hasta que rompió el hielo y me dijo:
José: Puedo decirte algo y no te enfadas?
Yo: claro que no. Hay confianza.
José: Te atreves a hacer lo mismo que haces con ellos?
Yo: Qué? Masturbarnos?
José: Sí (me responde tímidamente)
Yo: Hágale.
Cuando empezamos a masturbarnos empecé a sentirme muy raro; una sensación extraña en mi estómago y mi corazón latiendo rápidamente. Nunca antes había sentido esto al lado de mi amigo, nunca había sentido morbo por él a pesar de haberlo visto infinidad de veces desnudo, incluso con su pene erecto. Deseaba lanzarme a por su pene, probarlo, lamerlo, olerlo, admirarlo en todo su esplendor, pero no podía dejar en evidencia mi inclinación sexual. Pasaban infinidad de cosas por mi cabeza en aquel momento, era como si el tiempo se hubiera detenido. Solo pude decirle: ponte más cerca, no me temas.
Cuando se puso a mi lado, la tensión y el deseo era más que evidente. Empezó a preguntarme qué tanto más había hecho con mis amigos en grupo y de un momento a otro me suelta:
José: te atreves a hacernos mamadas? Primero tu y después yo
Yo: No se José, me da miedo
José: Dale, somos amigos y nadie se tiene que enterar. Dale, dale, me decía (casi rogando)
Yo: bueno, hagámoslo.
Nunca olvidaré verlo allí sentado ofreciéndome su pene como si de una piruleta se tratase y yo haciéndome el duro aunque estaba que me desmayaba de la emoción. No aguanté demasiado y eyaculé sobre mi camisa antes de empezar a chuparle su pene (gracias a la penumbra no pudo darse cuenta de lo que acababa de ocurrir).
Me arrodillé y alargué el momento mientras le repetía: no puedo José, no puedo. Él me decía dale, dale, mientras empujaba mi cabeza hacia abajo. Agarré su pene con una mano y con la otra empecé a bajarle el prepucio. Acerqué mi nariz y lo olí desde el glande hasta los testículos. Saqué mi lengua y la pasé de abajo hasta arriba y lo introduje en mi boca lentamente. Lo escuché suspirar, lo sentí retorcerse y en menos de dos minutos retiró mi cara bruscamente y eyaculó de forma abundante. Vi como su pene perdía dureza y recuperaba su tamaño normal, quise tocarlo y darle unos lengüetazos más pero me lo impidió alegando que le dolía porque él era virgen y yo no.
Me sentía satisfecho y quería descansar unos instantes y asimilar lo que había pasado pero José dijo que era su turno y no podíamos terminar allí. Cambiamos de sitio, esta vez yo sentado y él de rodillas. Mi pene se puso duro cuando las manos de José estuvieron encima. Mi amigo empezó a chupar de forma tímida pero decidida. Notaba que se sentía mal porque masturbaba mi pene con violencia y me decía: acaba ya. Le ayudé con mis manos y se levantó como una bala hacia el baño cuando eyaculé por segunda vez.
Me limpié un poco y fui al baño para lavarme la boca. Me lo encontré en el camino y agachó su mirado cuando nos cruzamos. Al volver al salón estaba distante y frío. Encendió la tele y se durmió. Minutos después le desperté y le pregunté donde dormiría yo y me respondió: mi madre está por llegar, puedo meterme en problemas si te ve aquí; mejor que te vayas a tu casa. Me sorprendió demasiado que me echara de su casa, miré el reloj y eran casi las 6:30 am. Salí algo molesto y pensé en irme a casa de mi mejor amigo pero no podía ser tan sinvergüenza y despertarle a esas horas. Me fui a casa con la cabeza hecha un lío y mi camisa embarrada de semen.
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