Ernest, mi repartidor favorito Parte 8
Conozco a Miguelito….
Mil gracias por sus amables comentarios a quienes me leen y para complacerlos y esperando se deleiten y disfruten, les presento la continuación de mis aventuras con Ernesto y Jonathan, de 10 y 6 añitos, hermanitos ellos y que resultaron ser todos unos putitos en la cama. En esta ocasión conozco a Miguelito, compañero de clases de Ernesto…
Casi a diario hablaba con ellos al celular de su mamá, y me preguntaban si iba a volver, decían que me echaban de menos y yo les contestaba que pronto…Un mes después viajé de nuevo sin compañía a mi pueblo natal en la costa del Pacífico.
Alrededor del mediodía de un día viernes, llamé a la Sra. Lupita para saludarla y preguntarle cómo seguía su papá. Y ella me dijo que ya estaba mejor. Y luego me preguntó si había regresado a mi casa y le contesté que sí, por unos días.
–¿Va a querer algo de comer, señor Javier? Si gusta le puedo enviar lo que desee con mi hijo Ernesto, al rato que llegue de la escuela , sirve que lo saluda, a él le va a dar mucho gusto verlo, ya ve cuánto lo quiere. Jonathan igual pregunta por Usted seguido, pero lo tengo castigado por un asunto con su abuelo…
–Claro que sí, Sra. Lupita…y le pedí algo para comer.
Efectivamente, llegó Ernesto y con mucha alegría lo recibí, saltó a mis brazos mientras se sujetaba con sus manos entrelazadas de mi cuello y sus piernas igual a la altura de mi cintura.
Lloró un poco, me besó varias veces y tiernamente me dijo cuánto me quería y echaba de menos.
–Yo también te he hechado de menos, Ernesto, y mi pene igual…mira cómo se puso al recibirte, ya le hacías falta…
Él se resbaló hacia abajo y frotó su cuerpecito con mi pene, lo frotó por encima de la ropa y me dijo:
–Mi cuerpo también lo extrañaba, pero mami me dijo que volviera pronto pues debo entregar otros pedidos, don Javier.
–Mmmmh, pero sí puedes darme una probadita, dale unos besitos, anda, y unas chupaditas, ¿Sí?
–Bueno, pero poquito…
Y bajó mi bermudas con todo y bóxer, olió mi pene, lo acarició y masturbó un poco, le dio besitos y pasó su lengüita por toda su extensión y testículos y alrededor de mi frenillo y finalmente abrió su boquita para meter en ella poco más de la mitad de mi erecto y babeante pene y chuparlo como sólo él sabía hacerlo, durante unos instantes, lo sacó después de su boquita y lo guardó en mi Bermuda y bóxer mientras le decía:
–Al rato nos vemos para que juegues en mi boca y nalguitas
Y al decirlo, se bajó su pantaloncito escolar, se abrió los cachetes de sus glúteos y me mostró su pequeño asterisco.
Nos despedimos temporalmente.
–Ah, me dijo mi mami que le preguntara si desea le ayude al rato y si puedo quedarme a pasar la noche con Usted –me dijo cuando se retiraba.
–¡Claro que sí, aquí te espero!
Y alrededor de las 6 de la tarde llegó mi amorcito, recién bañado, oliendo rico a niño, vistiendo un bermudas y una playerita sin mangas, por el calor..
–¡Ya vine, don Javier! ¿Qué quiere que haga? Estoy para servirle…
Y al decirlo eso, me abrazó y con sus manitas tocó mi bulto que empezó a reaccionar…
–Guau…¡ya se le paró! ¿Quiere que se lo mame?
–Me gustaría mucho, pero vamos a la sala, para estar más cómodos…
Nos desnudarnos de prisa y se tendió bocarriba en el sofá y yo sobre él comencé a besarlo y acariciarlo hasta que su penecito se puso duro.
–¡Amorcito, ya se te paró a ti también! ¿Puedo besarlo y chuparlo?
–Siiii…siiii, don Javier, por favor…¡Mmmmh, que rico siento! Siga, siga….ooooooh…
Y es que yo me comí con todo y testículos su penecito y empecé a hacerle una felación digna de él.
Al cabo de un rato comenzó a gemir bien rico, su cuerpo se tensos y su penecito me regaló algunas gotas de su rico manjar infantil…
Quedó desmadejado, como marioneta sin cuerdas, y cuando se recuperó quiso correr al baño a hacer pipí.
–Espera– le dije—Quiero que me marques con tu orina, quiero que bañes mi cuerpo con ella…
Y me bajé al piso y puse de rodillas; él complaciente, aunque con pena, derramó su orina infantil sobre mí hasta la última gota. Cuando acabó, sacudió su penecito y me dijo:
–Sigo yo, quiero que Usted también orine sobre mí, don Javier…
Y se puso igual, de rodilla y yo descargué mí vejiga en él…¡Se veía tan lindo, lleno de orina su cabello, cara y cuerpecito…
–¿Ya se lo puedo mamar? ¡¡¡Extraño mucho el sabor de su leche!!!
–Sí, amorcito mi pene espera ansioso tus labios y esa boquita tan linda, ¿y si te subes en mí para yo deleitarme con tus nalguitas y culito mientras tú me la chupas? Extraño mucho ese huequito que tan feliz me hace…
Y él, complaciente y obediente, hizo cuanto le pedí…Uffff!!! Dirigir mi nariz, abrir sus carnitas y aspirar el olorcito de su ano fue una acción simultánea. Acariciar sus pompitas firmes y pequeñas, carnosas y muy suaves al tacto, dirigir mis labios a su hoyito y besarlo apasionadamente, lamerlo de arriba abajo e introducir parte de mi lengua en él y sentir la estrechez de sus paredes anales…¡la locura!
Él, entretanto, acariciaba, sobaba, besaba, masturbaba y lamía mi pene para finalmente engullirlo entre sus labios. Sentir su aliento cálido, sus labios y lengüita juguetear con mi verga y su boquita deslizarse una y muchas veces es más a lo largo de mi virilidad me excitó muchísimo y en apenas 15 o 20 minutos me corrí en él.
Vi como sus cachetitos se llenaron con mi semen. Goloso, se bebió cada uno de mis disparos y aún lamió mi pene para dejarlo limpio. Abrió su boquita, mostró lo llena qué estaba de mi semen y sonriendo se lo pasó todo.
Nos metimos a bañar, nos secamos mutuamente y vestimos para ir a un restaurancito a la orilla de una playa cercana a cenar.
Ahí, saludó a Miguel, un compañero de grupo, de su misma edad, con unos ojos muy pícaros , una sonrisa encantadora y coqueta y muy parlanchín…!una belleza de niño!
–¿Así que Usted es don Javier?- Mucho gusto, señor, yo soy Miguel…Ernesto me ha contado lo bien que lo trata—dijo, guiñando un ojo y apretando su bulto—a ver cuando me invita a “ayudarle” en su casa.
Ernesto, apenado se ruborizó y agachó su cabecita. Miguel, sonriendo, se despidió de nosotros y caminando muy sensualmente, se retiró.
–Perdón, don Javier, yo no quería contarlo, pero ellos me obligaron…
Y sus dulces ojitos se turbiaron de llanto. Lo abracé y consolé y le dije que no se preocupara, que no pasaba nada…aunque sentía mi verga durísima por su contacto y el imaginarme a Miguel desnudo ante mí para amarnos sin medida.
Pagué la cuenta y nos dirigimos a mi auto. En el parabrisas estaba una tarjeta con un número telefónico y la letra “M”, la tomé y guardé. Ernesto preguntó que era y le dije que publicidad de un hotel.
Regresamos a casa, cerrar la puerta, desnudarnos, abrazarnos, acariciarnos y besarnos con ansias contenidas fue muy excitante. Lo llevé cargando hasta mi alcoba, lo puse en cuatro, besé, lamí y penetré con mi boca su culito, muy excitado, puse crema en mi pene y en su huequito y metí uno, dos y hasta tres dedos para dilatarlo y facilitar su penetración.
Él sólo se dejaba hacer, gemía y se dolía ocasionalmente pero me pedía seguir.
Coloqué la punta de mi glande en su rajita, presioné un poco con firmeza y …oh! Qué rica sensación comencé a experimentar al sentir cómo se deslizaba parte de mi verga en su orificio anal…
–Espere—me dijo al devorar la mitad de mi hombría.
Esperé un poco mientras su culito se acostumbraba de nuevo a mi trozo de carne y a esa sensación de sentirse lleno.
Me pidió ser él ahora quien se metiera poco a poco mi pene. Así que lo tomé de la cintura y él, echándose hacia atrás fue devorando mi verga hasta sentir mis vellos púbicos rozar sus glúteos y mis testículos tocar a la puerta de su hoyito.
Se quedó quieto y pasados unos minutos comenzó a moverse hacia adelante y atrás repetidamente mientras gemía y a mí me hacía sentir mucho placer.
Sus paredes anales se habían cerrado de nuevo, después de un mes de no cogerlo y sentía cómo sus esfínteres apretaban mi pene como queriéndolo estrangular.
Minutos después sentí inminente mi orgasmo y le pregunté dónde deseaba me deslechara.
Él se sacó por completo mi pene y se acostó boca arriba, entre mis piernas.
–Aquí, por favor, don Javi—me dijo señalando sus genitales y pancita.
Me masturbé un poco y cumpliendo su deseo, me corrí dónde él lo había querido. Algunos de mis disparos salieron con mucha potencia y cayeron en su cara y pelo. Él se reía bien lindo –traviesos, al fin—al sentir mi semen caer en su cuerpecito.
Con uno de mis dedos tomé mi semen y se lo dí en su boquita y el resto lo lamí pasando repetidas veces mi lengua por sus genitales, su abdomen, tetitas y cara.
Nos bañamos y acostamos abrazados, él con una linda sonrisa en su rostro y yo satisfecho.
A la mañana siguiente, me despertó el sentir que unos deditos jugueteaban con mi pene hasta erectarlo y unos labios lo besaban…
Era Ernesto, que se prendió a mi pene cual si fuera un biberón y no paró hasta vaciar mis testículos.
Le agradecí tan bello despertar y ahora fui yo quien jugueteó con sus genitales hasta despertar por completo su penecito para luego chuparlo y lamerlo hasta hacer que se corriera en mí con un corto orgasmo.
Nos vestimos y lo despedí con un abrazo y un beso prolongados, pues él debía ir a su casa y ayudar un poco a su mamá.
Al meter mi mano en el bolsillo de mi bermudas, sentí la tarjeta de la vez anterior y lleno de curiosidad marqué él número ahí escrito a mano.
Me respondió una voz infantil:
–Don Javier, ¿cómo está?
Ante mí sorpresa y silencio continuó:
–Soy Miguel…¿ya no se acuerda de mí?
–Ah, sí él compañerismo de mi amigo Ernesto, ¿verdad?
–El mismo…¿tiene whatsapp?
–Sí, ¿para qué?
–Ahorita lo verá…
Y colgó. Minutos después, recibí varios archivos vía whatsapp: fotos, videos y mensajes de texto.
Los abrí sin tardanza y …¡Oh, delicia!
C O N T I N U A R Á…
Como sigue? Necesito mas…
Excelente relato… como sigue…?
Ufff… Como sigue? Menuda excitacion tengo ahora… Me encanta esta historia, me pone muy cachondo.
Muy pronto la siguiente parte…
Uufff… Tengo la polla durísima después de leer el relato… menuda fantasía.
Me encanta esta historia… no sabes lo que daría por el alguno de los pequeños… Estoy deseando que subas otra parte.
No sabes como me gusta que hayas continuado con esta historia… Me pone muy cachondo tu manera de escribir y la historia en general.
Como sigue?
Uff… que delicia de relato de verdad!!! Me fascina y me excita mucho esta historia… Y este nuevo niño se ve tan putito como los 2 hermanitos.
Gran relato… como continua???
Me encanta el amiguito de los hermanos, ya que es todo un putito como ellos… Ojala algún día puedas disfrutar de los 3 a la vez.
Como me gusta esta historia… Cada vez que subes una parte. La disfruto muchísimo mientras me masturbo… Ojalá la continúes por más tiempo… Ya que es una auténtica maravilla 😉
Que gran historia… estoy enganchado a ella y soy muy fan del pequeño Ernest, me parece adorable y a la vez muy putito y cachondo.
Soy muy fan de este relato y sobre todo de la forma que tienes que narrar, me encanta como escribes y lo excitante que es esta historia. No sabes lo que me alegro de que hayas decidido continuarla, ya que así nosotros vamos a poder seguir disfrutando de ella.
Que rico me masturbo con cada uno de tus relatos te felicito y quiero mas