Ernesto, mi repartidor favorito. Parte 3
Conozco a Jonhatan, su hermanito….
Como quedé con Ernestito, le llamé a su mamá para agradecerle los servicios prestados por su hijo. Le dije lo complacido y satisfecho qué había quedado y la gran ayuda que me había dado.
Ella me comentó estar agradecida con mis palabras y el apoyo dado a Ernesto, aunque me dijo le había parecido mucha la paga dada a su hijo y estar de acuerdo en enviarlo al día siguiente, domingo, a seguirme ayudando a limpiar mi casa y patio.
–Por mí encantado. Ernesto es un buen niño, muy amable y servicial qué se había ganado mi confianza y cariño.
— Gracias, no sabe cuánto me agradan sus palabras. Mis hijos y yo hemos sufrido mucho. Él también lo aprecia y le manda saludos.
—-Ah, excelente, entonces puede enviarlo mañana a la hora que se desocupe, si gusta…
–No sé si esté de acuerdo, pero me gustaría mandárselo temprano, con alimentos para Usted y él. Dirá que soy encajosa y aprovechada, pero mañana tengo un servicio de banquete y no tengo con quien dejarlo. No sé si Usted esté de acuerdo…
–Claro, es más. Si le parece trabajaremos un poco por la mañana y si usted le da permiso, lo llevaré a comer a un balneario cercano para refrescarnos un rato.
Ah, muy bien…entonces, de pasada se lo dejo…y mil gracias por toda su ayuda y por apoyar a mi hijo!
Y al día siguiente alrededor de las 8 de la mañana llegó la Sra. Lupita, mamá de Ernesto, nos presentamos. Ella es una mujer de casi 30 años, muy guapa, ardiente y con un busto y unas caderas prominentes, morena clara, cabello negro y ojos color miel ¡una belleza de mujer!
En el asiento trasero ví, dormidito, a un niño muy hermoso, de piel blanca, cabello rizado, rubio. Supuse era el hermanito de Ernesto.
Ernesto, muy formal y educado, nos presentó. Lupita me agradeció por cuidarle a su hijo y nos dejó nuestro desayuno. Nos despedimos de ella, entramos a la casa y a salvo de miradas indiscretas, nos abrazamos y besamos un poco, lo cargué y conduje al comedor para disfrutar nuestro desayuno. Ernesto, mirándome con un poco de pena aún, me dijo:
–Don Javier, ¿Me puede regalar leche?
–Claro, tómala, está en el refrigerador.
–No, de esa no, de esta—me dijo mientras tocaba mi entrepierna y apretaba por encima de mi pantalón, mi bulto, mismo que al contacto de su manita comenzó a despertarse.
–Con gusto…vamos a la sala.
Me desnudé por completo y le pedí hacer lo mismo. Me senté en el sillón, abrí mis piernas y él, arrodillado en el piso comenzó a besar, lamer y chupar mi verga y testículos como todo un profesional. Era una locura ver cómo se esforzaba por comerse mis 17 cm y sentir sus labios ajustados a mi pene subir y bajar por lo largo de mi pene me provocaba oleadas de placer infinito.
–Don Javier, ¿No quiere que me suba como ayer para que me coma mi culito?
–Hazlo, amorcito, estoy para complacerte..
Y obediente, lo hizo. Puso al alcancé de mis labios, lengua y manos su virginal anito al cual besé, lamí, y, llenando uno de mis dedos con saliva, profané con cuidado. Sentir cómo mi dedo era aprisionado por instinto fue sublime.
–¿Qué hace, don Javier?
–Perdona, no me pude contener…¿te duele?
–Poquito, pero se siente rico…
–¿Sigo entonces?
–Siiiii, por favor…
Y metí mi dedo por entero y comencé a sacarlo y meterlo suavemente. Él gemía y paraba más su linda colita. Metí entonces dos dedos y aunque le dolió, se aguantó y me pidió seguir.
Comenzó a gemir más intensamente, su penecito estaba durísimo y entonces, lo levanté un poco para chupar su penecito y huevitos mientras metía y sacaba dos dedos de su apretado anillito y él me chupaba cómo loco mi verga.
Pude sentir su penecito palpitar y soltar unas gotas de su semen, que degusté y comí con placer.
–Perdón, me oriné un poco, don Javier…
–No fue orina, amorcito, fue tu primera lechita…
–¿En serio? ¡Con razón sentí tan rico! ¿ A Usted ya casi le sale su lechita?
–Siiiiii, sigue, por favor…
Y dos o tres minutos más tarde, sentí que mis testículos y pene se preparaban para lanzar semen a la ansiosa boquita de mi nene. Con un grito de supremo placer, descargué en mi pequeño amante mis jugos en potentes disparos que inundaron su boquita y tragó con dificultad y con sus ojitos llorosos.
Nos quedamos un momento quietos y después le pedí darse la vuelta para abrazarlo, besarlo y acariciarlo.
Trabajamos limpiando el patio y después nos fuimos a un balneario a refrescarnos y comer.
Regresamos a tiempo de que su mamá pasara a recogerlo. Nos despedimos y subí a darme un buen baño y a cambiarme de ropa y me disponía a dormir, cuando recibí una llamada de la Sra. Lupita quien con voz llorosa me decía que su papá había sufrido un accidente y que lo iban a trasladar en ambulancia a la capital del estado.
La tranquilicé un poco y me puse a sus órdenes para lo que necesitará.
–Precisamente para eso le llamo, debo acompañar a mi papá y no tengo donde dejar a Ernesto y a Jonhatan…¿me podría hacer favor Usted de cuidarlos esta noche y llevarlos mañana a la escuela?
¿Cómo decir que no a semejante petición?
C O N T I N U A R Á…
como sigue?
Excelente relato… como sigue?
Como sigue? quiero mas.
Que rico como quiera tener algo así quiero saber más 💦💦