Ernesto, mi repartidor favorito. Parte 4
Jonathan, su lindo y precoz hermanito se une a nuestros juegos.
Como me llamara la Sra. Lupita para cuidar a Ernesto y Jonathan, su hermanito de 6 años y no pudiera negarme a semejante petición, momentos después llegó apresurada a encargarme a sus dos hijos.
Jonathan es una hermosura de niño: de piel blanca, cabello rubio, rizado y unos ojos verdes y poseedor de una mirada y sonrisa muy coquetas. Me enamoré con sólo verlo.
Los conduje, acompañados de su mamá, a una recámara preparada para ellos. Lupita, entre sollozos, los abrazó y les pidió portarse bien y obedecerme.
Le ofrecí algo de dinero por si ocupaba y ella, apenada, los aceptó y prometió regresármelos en cuanto pudiera.
Al quedarme a solas con ellos, les pedí se durmieran y Ernesto preguntó si podría dormir conmigo; al escucharlo, su hermanito, que era extrovertido y muy juguetón, dijo que él también porque le daba miedo dormir solito. Total, como mi cama es tamaño king size los llevé a mi recámara, pero les hice prometer que dirían haber dormido en otro cuarto, no conmigo, y ellos aceptaron.
Ernesto, un poco celoso, quiso dormir entre nosotros, pero al recordar que su hermanito era algo inquieto al dormir, aceptó que yo durmiera enmedio y los abrazara a ambos.
Como hacía mucho calor, les pedí quitarse el pijama que llevaban puesto y dormir solamente en bóxer los tres, a lo cual accedieron.
Jonathan saltó sobre mí y me montó diciendo que quería jugar “caballito” y yo gustoso le seguí el juego. Sentir sus nalguitas brindar sobre mi verga hizo que ésta respondiera involuntariamente y comenzara a crecer, y él lo notó y se acomodaba mejor aún y se restregaba.
E: No seas enfadoso, Jona, Don Javier ya se quiere dormir…
J: Pero yo todavía no tengo sueño, le respondió.
Yo: Déjalo que juegue un rato, es más, ahorita te subes tú.
E: Bueno, entonces ésta bien…
Y después de un ratito, le pedí a Ernesto bajarse para que siguiera su hermano.
J: ¿Tan poquito? ¿Puedo entrar a su baño mientras?
Yo: Claro
Y entonces se subió Ernesto ¡Sin bóxer! Y tapándose con una sábana su desnudez, me bajó mi bóxer y acomodó mi pene entre sus nalguitas para frotarse bien rico…
E: Ya vi que se le paró con mi hermanito, don Javier.
Yo: Fue sin querer, tú viste cómo se me encimó él…
E: Sí, es bien putito, ya lo he visto varias veces jugar así con mi abuelo en su cama.
Yo: ¿En serio?
E: Sí, así como lo ve de inocente, es bien jotito…
Yo: Tú sabes que yo, mi pene y todo mi cuerpo son tuyos, no seas celoso…
En eso regresó Jonathan y al vernos se sorprendió y preguntó:
J: ¿Y ahora, por qué están tapados?
E: Nomás…
J: ¡Se me hace que están encuerados! A ver…
E: No estés de curioso, además todavía no te toca, ¿Verdad, señor Javier?
Yo: Le falta un ratito a tu hermano, tú me montaste más…
Y unos minutos más, viendo a su hermanito molesto, le pedí bajarse, Ernesto se recostó sobre mí y me dijo en voz baja:
–Quiero que me eche su semen en mi culito…¿si?
–¿Adentro o afuera?
–¿Si me lo mete me va a doler mucho?
–Poquito, o te puedo meter solamente el glande, y si aguantas, hasta la mitad…
–Bueno…
Y se cubrió con la sábana para que su hermanito no viera que estaba desnudo y subió mi bóxer.
J: ¿Sí estaban encuerados, verdad?
E: Ya te dije que no, no seas enfadoso…
J: Mentirosos…a ver…¿de quién es este bóxer que está en el piso? Es el tuyo, hermano, no te hagas…
E: Es que me cambié y me puse otro…
J: Bueno, sigo yo de montarme en mi caballito…oiga don Javier, ¿Por qué su caballito está mojado?
Yo: Es por el sudor, Jonathan…
J: Mmmmh…¿me deja montarlo sin bóxer los dos? Mi abuelo y yo Jugamos así y él me echa su yogurt en mi espaldita o en mi boca…
E: No seas jotillo, don Javier no es tu abuelo y vas a ver, le voy a decir a mi mamá a lo que juegan tú y el abuelo…
J: Hazlo, y yo le digo que le chupas el pito a tus amigos, los he visto varias veces, no te hagas…
Yo: (Asombrado y feliz por el giro de su charla) Tranquilos, niños…a ver, Jonathan, ¿Qué yogurt te echa el abuelo? ¿De qué sabor es? Digo, para ver si tengo en el refrigerador y echarte yo también…
J: Ay, señor, (risitas) del que avienta su pito, de ese…
Yo: Ah, ¿Y te lo comes? ¿Te gusta?
J: Al principio no, pero después si y además mi abuelo dice que ese es un yogurt especial, que me sirve para crecer más fuerte y sano. Bueno, ¿puedo montarlo sin ropa? ¿Siiiiii, por fis…siiiii?
Yo: Bueno, no sé qué piense tu hermano…
E: (a punto de llorar) ¡¡¡Por mí hagan lo que quieran los dos!!!
Yo: No te pongas así, Ernesto, tú hermanito también tiene derecho a jugar…
E: ¿Y yo qué? ¿No qué Usted era sólo mío?
Yo: Pero es tu hermanito, debes compartir con él, además, puedo darle gusto a los dos, no seas así, anda, ya no sigas enojado…
E:Está bien, pero no le dé a mi hermanito mi lechita…
Yo: Tengo para los dos, no te preocupes…
Y así, Jonathan se despojó de su bóxer y me quitó el mío y se montó en mi pene para frotarse en él ¡Me gustaba lo aventado que era y su precocidad! Lo puse a montarme de espaldas a mí para deleitarme de ver sus nalguitas aprisionando mi miembro. Cuando sentí deseos de correrme le pedí parar, me incorporé y lo puse a gatas (de perrito) para comerme su botoncito virginal a besos y con mi lengua. Luego, puse mi pene en su culito y lo froté bien rico. Él gemía y se reía al sentirme frotar pene en su hoyito. No pudiendo contenerme más, eyaculé entre sus nalguitas, espalda y algunas gotas de mi semen llegaron hasta su pelo.
Lo llevé al baño para limpiarlo muy bien y lo cargué para acostarlo en la cama y pedirle se durmiera pues al día siguiente iría a clases. Él me abrazó y dio un piquito en la boca y no tardó en quedar dormido.
Tomé de la mano a Ernesto y lo llevé a la otra recámara para no arriesgarme a despertar a su hermanito al penetrarlo.
Le besé, acaricié y abracé y dirigí mi boca a sus genitales para chuparlos, besarlos y lamerlos largo rato.
Lo giré y puse en cuatro patas para comerme su hoyito y dilatarlo un poco. Introduje primero un dedo embadurnado de gel anal y él lo recibió sin acusar dolor; agregué un segundo dedo y los giraba, metía y sacaba, los abría cual si fueran tijeras y finalmente los saqué.
Le pedí chuparme la verga y después a aplicarme gel en ella, mientras yo hacía lo mismo en su dilatado anito.
Luego, le pedí ponerse de nuevo en cuatro patas arriba de la cama, jugueteé un poco con mi pene en su hoyito frotándolo de arriba abajo. Puse la punta de mi glande en su hoyito…
–¿ De verdad quieres entregarme tu culito, Ernestito?
–Siii, don Javier…
–Te va a doler…¿No importa?
–Noooo, quiero que Usted sea mi primer hombre…
Puse una de mis manos en su cintura para sujetarlo y evitar se hiciera para adelante, con la otra apunté a su hoyito, empujé y gracias a lo dilatación previa, mi glande se abrió paso entre sus esfínteres…
–¡Ay, aaay, me duele!
–Tranquilo, amorcito, apenas ha entrado la cabecita de mi pene…debes aguantar. Te aseguro que lo vas a disfrutar y después solito me vas a buscar para entregarte a mí…
Esperé un poco a que su recto se acostumbrara a la nueva sensación y al invasor de su anito, cuando escuché que dejaba de quejarse le pregunté:
–Amorcito, ¿Me dejas entrar un poco más?
–Siiiii, pero despacito, por favor…
Lo tomé de la cintura de nuevo, ahora con las dos manos y empujé un poco más, con cuidado y logré deslizar mi verga hasta poco más de la mitad antes de que me pidiera parar de nuevo y unas lágrimas asomaran a sus tiernos y lindos ojos.
–¿Duele mucho, amorcito?
–Siiiii, me arde y siento muy caliente y llena mi colita, no la aguanto, perdóneme…
–No te preocupes ni me pidas perdón, mi rey, te amo y no quiero causarte dolor o algún daño…me voy a quedar quieto mientras deja de dolerte…¿Sí?
–Siiii…
Y aguardé de nuevo un poco…luego, la saqué un poco y él apretó sus nalguitas…
–¿Ya la va a sacar?
–Un poco, amorcito, y luego voy a entrar de nuevo. Te prometo que seré muy cuidadoso y que sólo la meteré hasta donde tú me digas, hasta donde la metí hace rato…¿Está bien?
–Siiiii, pero despacito…
–Claro, como tú digas…
Y empujé y saqué de nuevo mi pene varias veces. Poco a poco, el dejó de quejarse y empezó a gemir, disfrutando la penetración cada vez más, su penecito se erectó y con una mano lo masturbé …
–¿Ya no te duele, verdad?
–Noooo, don Javier, muy poquito, siento calientito y rico cuando lo mete…
–¿Ves? Te lo dije…
–Siiiii…siga, por favor…
Y continué haciéndolo mío hasta que, no pudiendo aguantar más lo apretadito, lo calientito y la suavidad de su culito, sentí muy próxima mi eyaculación.
–Amorcito…¿Puedo depositar mi semen adentro de tu colita linda?
–Siiiiiii, por favor…
Me corrí abundantemente, esperé qué mi erección disminuyera, saqué con cuidado mi pene, me acosté a su lado, lo abracé, acaricié y dí las gracias por entregarse a mí y por lo valiente que había sido…
Lo conduje al baño, le pedí sentarse en el inodoro y pujar y hacer del baño hasta que expulsaran mi semen, mezclado con un poco de heces y sangre. Nos bañamos y enjabonamos mutuamente. Al contacto de sus manitas, mi pene nuevamente se puso duro y él, sin pedírselo, se puso de rodilla y me lo chupó hasta deslecharme.
Nos secamos y dirigimos a mi recámara. Yo me coloqué en medio de los dos y abrazados nos dormimos.
Me despertó sentir unos labios besar y lamer mi pene y una cálida boquita metérselo. ¡Era Jonathan quien con una mirada coqueta preguntó en voz baja:
–¿Me da mi yogurt?
C O N T I N U A R Á…
Como sigue? quiero mas.
Muy buen relato… necesito mas…
Que gran relato… como sigue?
Ufff… menuda excitación tengo ahora mismo… Como sigue? Necesito mas…
Como sigue….¿?
¡Gracias por sus comentarios! Pronto subiré la quinta parte…
Mi telegram es @EduRu64
Saludos!
que delicia de relatoo!!! me encanta
Excelente relato como siempre…. me encanta tu forma de escribir. Estoy deseando leer la próxima parte.
Wooow que buen relato me gusta mucho como disfrutaste de ambos nenes pero ese nuevo crío de 6 añitos uffff promete mucho también me gustó mucho lo celoso que se puso tu niño ya quisiera yo que un nene me celara así… Me encantaria que agregaras una buena lluvia dorada