Ernesto y yo
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Mi nombre es Armando, los hechos reales que describirè sucedieron cuando yo tenìa 9 años, esto hace exactamente 15 años.
Por ese entonces estaba de vacaciones escolares y a diario caminaba desde el centro del poblado a pescar cerca al rio de mi localidad a veces solo o en compañìa de mi vecinito Humberto de 8 años y otros amiguitos.
Recuerdo esa mañana soleada sentados Humberto y yo sobre una piedra grande en el río, a lo lejos divisamos que se acercaba la señora Bertilda con sus cuatro hijos entre ellos su hijo mayor Ernesto de 15 años, que cargaba bastante ropa para lavar con sus hermanos.
Pasó un buen tiempo en el que Ernesto se lanzó al agua y se acercó a nosotros, tenia puesto un calzoncillo blanco ajustado a su cadera que se le notaba el bulto de su vergota lleno de pelos largos, se sentó en medio de nosotros, me saludó sonriente, me extrañó el saludo que le hizo a mi amiguito Humberto ya que lo abrazó juntando sus mejillas queriéndolo besar, todo esto sin que la mamá de Ernesto nos mirara distante.
Noté que las manos de Ernesto sobaban la espalda de Humberto, bajaban a la raja de su culo de mi amiguito, él no se movía, me di cuenta que le gustaba que Ernesto le hiciera eso, le ponía su nariz en el pelo de mi amiguito y él se movía tantito suavemente permitiendo que se lo hiciera, se notó más cuando la nariz de Ernesto se acercaba a las orejas de mi amiguito, cuando le hacía todo eso, la verga de Ernesto estaba bien erecta y se le hacía más, cuando se la estirada con la ayuda de sus manos, Ernesto se sacó la verga por un extremo de su calzoncillo haciendo que mi amiguito y yo se la vieramos, era blancota y algo morada porque con sus manos se la apretaba, su cabeza de verga era grandota, ese tolete lo iba a sentir a futuro.
Algo le dijo Ernesto a mi amigo y se lanzó al agua, pasaba el tiempo, Ernesto desde donde estaba nos miraba, Humberto estaba un poco inquieto y me dijo que nos bañaramos, yo estaba muy animado sacando pescados y le dije que se bañara solo.
Al rato los vi jugando a Humberto y Ernesto en el agua a las carreras rio abajo hasta perderse de mi vista al ver eso, sentí preocupación y curiosidad porque demoraban en aparecer, caminé por la orilla y me subí a lo alto de una piedra, pude ver abrazados en el agua a medio cuerpo a Humberto y Ernesto besandose, me sorprendi, me agaché para ver todo.
Ambos se pararon en la orilla rodeada de unos montes altos, Ernesto le bajó el calzoncillo a Humberto hasta los tobillos quedando al descubierto su culito trigueño y verguita parada que se la estiraba con sus dedos, Ernesto también se sacó su calzoncillo mostrando su verga grandota que la agitaba masturbándose con sus manos, lo puso boca abajo sobre la arena a Humberto y vi una escena que se fijó para siempre en mi mente y fue cuando Ernesto le metió por eculo su verga a Humberto, su cadera se movia para arriba y para abajo, metiendo y sacando todo el cañòn de verga hasta sus pelotas por el culo de Humberto esto se lo hacía repetidamente mientras mi amiguito Humbertito permanecía inmóvil.
Ernesto le dio la vuelta a Humberto poniendolo boca arriba, Ernesto se montó sobre Humberto y observé sus caderas y vergas moverse circularmente también las piernas blancas de Ernesto que rozaban las piernas trigueñas de Humberto. Se levantaron, se fueron más adentro en el monte y ya no pude ver más, me quedé sentado un rato esperando, los vi salir del monte abrazados llenos de arena hasta en la cabeza ambos se estiraban sus vergas, las manos de Ernesto sobaban el culo de Humberto, se lanzaron al agua a limpiarse y a besarse, debo reconocer que al ver todo eso mi verga se me paró, soy humano ¿No?.
Vi que subían por las aguas del río y corrí bastante hasta llegar a sentarme sobre la piedra para que no notaran que los espiaba, los observé pero más miraba sus vergas puntiagudas, Humberto se acercó a mi como si nada as eguir pescando mientras que al rato la señora y sus hijos salían del rio con la ropa lavada.
Le propuese bañarnos, estando en el agua recordé lo que vi y no dudé en besarlo y abrazarlo, me sorprendí porque se dejó hacerlo, nos bajamos los calzoncillos y los pusimos sobre la orilla, dentro del agua unimos abrazados nuestras caderas y senti su pene en el mio, se me dio la vuelta y su culo buscaba mi verga, lo abracé de ese modo y empecé a culiar su culo, estaba aprendiendo a culiar en e l agua, nos pusimos frente afrente y nos besamos, desde ese día cada vez que ibamos a pescar juntos terminabamos culiándonos.
Pasaron varios días pescando vi a lo lejos a Ernesto con su hermana lavando mucha ropa, los saludé y bajaba pescando con anzuelo, Ernesto se acercó cordial y me invitó a jugar a las carreras, me acordé lo que había hecho con mi amiguito y por curiosidad acepté, sabía que me iba a culiar.
Nos fuimos rio abajo justo a esa playa. Se sentó junto a sintiendo sus piernas junto a las mías, nuestras pieles eran suaves, comenzó sobandomelas con sus manos, se ladeó un poco sacando su vergota parada que apenas la sobó sobre mis piernas, yo no me movía porque quería saber qué sentía, fue un impulso mio acostarme sobre la arena, Ernesto se arrodilló junto a mi, me pregunto si deseaba culiar le dije que sí, ambos nos sonreímos, me quitó el calzoncillo mostrándole mi verguita algo parada, me sorprendi cuando acercó su boca a mi verga saliendole su lengua que lamía mi verga y pelotas me decía que era rica mi verga, sus abios chupaban mi verga y sentí un gustito rico, pero lo que hizo toda su boca fue sensacional, sentí electricidad y mi piel se erizó.
Me llevó más adentro en el monte, me puso boca abajo, sus labios besaban mi espalda, sentia agradable placer, doblaba mis piernas en señal de gusto él con sus manos me la bajaba diciéndome que ahora iba a sentir lo rico que es culiar y que nunca lo iba a olvidar, y era cierto, porque lo que sucedió marcó mi vida.
Estaba boca arriba, Ernesto sacó unos cartones forrados de plásticos escondidos dentro del monte, me los puso por debajo de mis caderas me hizo abrir lo más que pude las piernas, me alcé un poquito y vi mi verga alzada y sentí mi culo en el aire, me dijo que abriera lo más que pudiera mis piernas, él se arrodilló algo inclinado en medio de mis piernas, se masturbó su verga hasta quedar completamente parada, me dijo que mirara su verga que ahora todo iba a a ser más rico, escupió salida en sus manos poniéndosela en su verga y otra parte en mi culo que con sus dedos me los penetraba alzandome cuando sentía algo de dolor, su verga se pegó a la mia sobandomela, me decia risueño que eso es culiar dandome un beso,
Pegó los muslos de su rodilla a mis muslos de piernas abiertas, abrió con sus manos mi culo, sentí por debajo de mi verga como introducia Ernesto su verga a mi culo, sentí dolor de a poco, sacaba la cabeza de su verga poniendola sobre mi verga luego la bajaba para seguir introduciéndola, era incómodo para mi y lo alivió Ernesto masturnadome mi verga con su mano mientras que con la otra me penetraba, el movimeto de nuestros cuerpos fue tan rápido que el plástico se rodó ensuciandonos nuestros culos y vergas, rápido salimos a lavarnos alli me metía los dedos al culo y me estiraba la verga, regresamos a seguir culpando, ahora puso el plastico y me monté boca abajo dejando mi culo al descubierto, me abrió de piernas y comenzó a introducirmela, era tan doloroso y algo rico al principio que conforme me la metía maás lo rico pasó a ser dolor, no me dio tiempo a reaccionar y de varias embestidas sentí tosda su verga en su culo, grité de dolor, me tapó la boca y empecé a llorar, con su calzoncillo limpió mi culito, se sentó un ratito junto a mi para que me pasara, pero el dolor era fuerte y seguí llorando, Ernesto agachó la cabeza y yo me levanté a verme mi culito con algo de sangre, me llevó al río a lavarme, creo que el agua me quitó algo el dolor y dejé de llorar, Ernesto me besó por primera vez, yo me dejé, me llevó al monte y él se puso boca abajo sobre el plástico mostrándome su culo me dijo que lo culiara, que pasara mi verga sobre su culo, me acosté sobre su espalda y mi verga tendida rozaba el hueco de su culo peludo como su verga, asi pasamos un buen rato, luego nos revolcamos sobre la arena, sentía algo de dolor pero me gustaba cómo sus manos rozaba mi piel blanca con arena, salimos al río a limpiarnos juntando nuestros pechos con sus manos hizo que mis piernas rodearan su cadera nuestras vergas estaban pegadas y Ernesto cogia con sus manos con mucha suavidad los cachetes de mi culo haciendo que mi cadera se mueva junto con mi verga para adelante y para atrás sentí poquito de dolor en mi culo pero me gustaba como mi verga lo culiaba.
Fue hacia donde su hermana a lavar la ropa y yo segui rio abajo ya sin ganas de pescar con mi culo roto.
Lo seguimos haciendo muchas veces, Ernesto marcó mi adicción sexual y quería que siempre me lo haga con nuevas posturas, descubrí que no solamente se pescan peces en el rio sino tambien algo más maravilloso como el sexo gay.
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