Es mejor que yo diga aquí me comieron el culo, y me pusieron a mamar, a que uno de estos hijos de puta diga aquí le metimos un tiro en la cabeza.
Un joven estudiante es secuestrado, y al darse cuenta sus captores que no tiene dinero, el escucha que lo pueden matar, y dejar su cuerpo abandonado, por lo que el joven llorando les dice que él hace lo que ellos quieran, pero que no lo maten, por lo que le ordenan desnudarse y darles el culo a ello.
Después de salir del instituto donde estudiaba, como era ya algo tarde y había comenzado a oscurecer, para acortar camino estúpidamente pasé atravesé un barrio de los que llaman caliente.
Cuando de golpe, un grupo de chicos en plena calle me cubrieron con un trapo la cabeza, y me metieron por un oscuro callejón.
Mis secuestradores, tras colocar un arma contra mi cabeza, no tan solo me empujaron entre todos, sino que también, me taparon los ojos.
Al poco rato de haberme metido a la fuerza por un oscuro callejón, uno de ellos tuvo la gran idea de revisar mis bolsillos, encontrando mi cartera, al revisarla se dieron cuenta de que aparte de que no tenía dinero.
De inmediato también se percataron de que no tenía ni tarjetas de crédito, ni de banco alguno, por lo que se dieron cuenta de que ellos habían cometido un gran error.
Al escucharlos hablar de que cometieron un error, pensé. “Qué bueno que se dieron cuenta a tiempo, ahora espero que me suelten en cualquier esquina.”
Pero no fue así, ellos continuaron caminando y empujándome, y no se detuvieron hasta que llegamos a donde ellos se dirigían.
Fue donde sin dejarme ver nada, a empujones me hicieron entrar en lo que debía ser una vieja casa.
Me quedé tirado en el suelo, esperando a ver qué era lo que pensaban hacer conmigo.
No fue hasta que debió haber llegado otra persona que aparte de que los regaño, les dijo. “Ahora que hacemos con este tipo, si lo soltamos ahora, de seguro va directo a la policía a contarles todo.”
Otro de los tipos dijo. “Pero él no sabe, ni quiénes somos, además lo podemos dejar aquí, y luego lo soltamos.”
Fue cuando uno de voz chillona dijo. “Mejor le damos un tiro en la cabeza, y lo dejamos aquí encerrado, hasta que se pudra, además nadie lo va a encontrar en mucho tiempo.”
Si en ese momento yo estaba asustado, cuando escuché al de la voz chillona, decir esas palabras, me entró un pánico tremendo de que me fueran a matar.
Sin llegar a quitarme la venda de los ojos ni desatarme, me dejaron tirado en el piso, los escuché salir, mientras continuaban discutiendo entre ellos, qué hacer conmigo.
Por lo que cuando tras pasar un largo rato, ellos regresaron, volví a escucharlos preguntarse entre ellos que hacían conmigo.
En ese instante uno de ellos, el de la voz gruesa, diciendo. “Voy a quitarle la mordaza, a ver si nos da alguna idea.” Y mientras los otros se reían, el tipo ese de la voz gruesa, me arrancó la mordaza.
Casi de inmediato, yo comencé a decirles, de manera desesperada. “Por lo que más quieran, háganme lo que ustedes quieran conmigo, pero no me maten, no me hagan daño, yo hago lo que quieran, pero no me maten.”
Así que mientras yo repetía una y otra vez esas palabras tratando de convencerlos, de que no me fueran a matar, el resto de ellos se reía con fuertes carcajadas.
Hasta que el de la voz gruesa, que supongo era el jefe, dijo. “Ya lo escucharon, podemos hacerle lo que nos dé la gana.”
En ese instante, tanto yo, como ellos callamos, mientras que el jefe de ellos continuó, diciendo. Tras escuchar el ruido que hace un arma cuando la carga, me preguntó. “¿Sabes que es ese sonido?”
Con voz casi inaudible le respondí que sí, y el continuó diciéndome. “Ya sabes si haces el menor intento por escapar, o nos desobedeces, me vas a obligar a pegarte un tiro en la cabeza.”
Evidentemente para mí, fue bien claro el mensaje, de inmediato dijo. “Desátenlo, y quítenle la venda de los ojos.”
Antes de que alguien se me acercase a soltar las sogas con que me habían atado, se me ocurrió decirles. “Si quieren desátenme, pero por favor no me quiten la venda de los ojos, así no sabré nunca quienes son.”
Eso desde luego que eso que dije, les pareció bien razonable, a quien fuera que estuviera en ese lugar.
No bien pasaron unos cuantos segundos, que esa misma voz me dirigiéndose a mí, me dijo. “Ahora lo que todos nosotros queremos, es que te quites toda la ropa, y una vez que lo hayas hecho, quiero que te arrodilles, para que comiences a mamar mi verga.”
En ese instante pensé. “Es mejor que yo diga aquí me comieron el culo, y me pusieron a mamar, a que uno de estos hijos de puta diga aquí le metimos un tiro en la cabeza.”
Así que, tímidamente, y mostrándoles que me encontraba en esos instantes sumamente asustado, comencé a quitarme toda mi ropa para luego de quedar completamente desnudo, arrodillarme.
Ya estando de rodillas frente a quien sabe quién, escuché a ese mismo tipo el de la voz ronca que me dijo. “Quiero que te pongas a mamar mi verga.”
Así que procurando no hacerlo enfadar, comencé a levantar mi mano derecha, cuando me topé con sus piernas, tanteando con mis manos, lentamente fui subiendo, guiándome por el filo de su pantalón, y de esa manera, fácilmente localicé su miembro, procurando no pensar en lo que yo estaba por ponerme hacer.
Abrí mi boca, y tras tener su miembro entre mis manos, lo fui dirigiendo poco, a poco en dirección a mi boca.
Continuamente y de manera repetitiva me seguía diciendo mentalmente a mí mismo. “Es mejor que me ponga a mamar, a que me metan un tiro en la cabeza.”
No bien había dirigido su verga dentro de mi boca, que me puse a mamársela.
Al principio, no dejé de escuchar a uno que otro de los presentes decir, que yo tenía un lindo culo.
Por lo que supe que, en cosa de pocos momentos, de seguro alguno de ellos me estaría penetrando, por lo que me seguí diciéndome lo mismo.
El tipo al que le estaba mamando su verga, prácticamente me estaba ahogando con ella, pero mi temor a que se molestase conmigo, hizo aguantarme hasta las ganas de vomitar.
Pero al parecer no contento con eso, me dijo mientras que yo continuaba mama que mama. “Estas muy seriecito, quiero que trates de pórtate como si fueras una puta.”
Cuando ya me disponía ponerme a mamar, ese tipo colocó el pico de una botella, y me ordenó beber, luego al terminar de darme un gran trago de quien sabe qué, pero me enteré que eso era aguardiente.
Luego me pusieron un cigarrillo de marihuana y me ordenaron fumar, cosa que yo nunca había hecho, ni tan siquiera cigarrillos de los legales, por lo que al dar la primera aspirada comencé a toser.
En mi mente visualice lo que estaba haciendo, me veía del todo desnudo con la venda en los ojos, arrodillado frente a un tipo sin rostro alguno, mamando su verga, de manera muy fría.
De inmediato comencé a verme, o visualizarme, aunque en la misma posición, y frente al mismo tipo sin rostro, pero actuando, como si eso de estar mamando su verga me gustase.
Por lo que, sacándomela de la boca, y mientras la mantenía sostenida entre mis dedos, con voz una voz femenina, le decía. “Hay papi, que verga más rica tienes.”
En ese momento, comencé a actuar de la manera en que él me lo había ordenado, tratando de hablar de manera afeminada.
Sacando su verga de mi boca, y mientras la sostenía entre mis dedos, le decía, algo similar a lo que había pensado.
Con mi lengua, y mis labios, lamí y besé de manera repetida la cabeza de su verga, para luego volver a introducirla dentro de mi boca, para seguir mamándosela, como si realmente eso me gustase, y mucho.
Por lo que ellos continuaron dándome de beber, y poniéndome a fumar esa cosa, pero ya sin toser tanto.
Yo estaba de lo más concentrado en continuar mamando, chupando, lamiendo, y hasta besando su verga, cuando uno de sus compañeros, dijo. “Ves ahora si me provoca comerle el culo al maricón este.”
De inmediato sentí que un par de manos me agarraban por la cintura, haciendo que me levantase del piso, mientras aun continuaba mama que mama.
En mi mente vi claramente todo, como después de hacer que me pusiera de pie, y aun con el torso inclinado hacia adelante, mientras continuaba mamando la verga al primero, el segundo tipo, con sus pies, me obligó a que separase las piernas.
Sus manos las sentí agarrando mis nalgas, una y otra vez, al tiempo que decía. “La verdad es que tiene un culito provocativo.”
Sentí que me dio una ardiente nalgada, mientras que yo sumisamente, y por el temor a que no me fueran a meter un tiro, si me ponía machito, continué mamando, dejando que ese segundo tipo hiciera con mi culo lo que le diese su real gana.
A los pocos segundos sentí esa cosa, dura y caliente, presionando contra mi apretado esfínter, y fue cuando lo escuché decirme. “Si quieres que te duela, y que te rompa el culo de verdad, sigue poniéndolo bien duro, que como sea te voy a meter mi verga. Pero si prefieres, relájate, para que no te duela tanto.”
Casi como por arte de magia, caí en cuenta de que me encontraba sumamente tenso, por lo que procuré relajarme.
Sentí sus dedos llenos de su propia saliva seguramente, embadurnando mi apretado esfínter, introduciéndolos lentamente, mientras que yo me decía mentalmente. “Tú no eres maricón, haces esto, únicamente para que no te vallan a amatar metiéndote un tiro en la cabeza.”
A los pocos segundos, los dedos los sustituyeron nuevamente por su verga, fue cuando comencé a sentir como lentamente comenzó a penetrarme, tomándome por la cintura.
Apretándome contra su cuerpo, su verga se fue abriendo paso dentro de mi apretado culito.
El dolor era poco menos que insoportable, pero ante el temor de recibir un tiro, continué aguantando y mamando.
Así que llegó el momento en que mientras a uno le mamaba su verga, el otro me tenía bien clavado por el culo.
No deje de recibir esas ardientes nalgadas, una y otra vez, hasta que, de manera quizás involuntaria, comencé a mover mis caderas, lo que a su vez me hizo sentir algo que jamás u nunca había sentido.
A medida que seguí mama que mama, y moviendo mí culo para satisfacer al segundo de los secuestradores, en parte aun, y a pesar de lo asustado que me encontraba.
De momento comencé a sentir algo nuevo y bien raro, ya que comencé también en gran parte a disfrutar de lo que me estaban haciendo, por lo que me comencé a masturbar.
Así que a medida que ocasionalmente dejaba de mamar, para darme otro trago o fumar un poco más, ya que eso los mantenía contentos, les decía en un tono de voz bien afeminado, lo mucho que todo eso me estaba gustando.
De momento al tipo que le mamaba su verga comenzó a venirse prácticamente dentro de mi garganta.
Por lo que, para evitar las náuseas, casi de inmediato me tragué gran parte de su leche, hasta que él finalmente, bien contento sacó su verga de mi boca.
Yo aun no me había hecho a la idea de que me había tragado, casi de manera voluntaria, toda la leche de ese tipo, cuando de momento me topé con otra verga frente a boca, quizás algo más pequeña, pero verga al fin.
Así que, tratando de satisfacer a su dueño, a medida que la fui agarrando entre mis dedos, y antes de introducirla en mi boca, comencé a lamerla, al tiempo que el otro tipo continuaba dándome salvajemente por el culo.
El resto del tiempo que estuve secuestrado por esos tipos, en infinidad de ocasiones, ellos no me obligaron precisamente a que continuase dejando que les dieran el culo, o que les mamase sus vergas, es más era yo quien en ocasiones procuraba que me comieran el culo, o me pusieran a mamar sus vergas, al hablar y comportarme como si yo fuera una puta buscando clientela.
Mientras que yo, voluntariamente actuaba así porque había descubierto que eso realmente me gustaba, así que a medida que me siguieron dando por el culo y poniéndome a mamar sus vergas, también me seguían dando aguardiente, y dándome a fumar.
Permanecí encerrado en ese lugar como una semana, en ocasiones me daban de comer galletas, chocolates, o pedazos de sándwiches.
Para serles sincero perdí la cuenta de las veces que me dieron por el culo, o me pusieran a mamar sus vergas.
En ocasiones aun estando dormido, o pasando la borrachera, también me cogían, o metían sus vergas dentro de mi boca, por lo que yo al despertarme me ponía a mamar.
Finalmente, sin llegar quitarme la venda de mis ojos, y estando completamente desnudo y descalzo, me sacaron de ese lugar.
Luego como estaba bastante borracho y drogado, me dejaron tal y como me encontraba, o sea desnudo sin nada de ropa, y con mis ojos vendados, en la acera de una avenida, en horas de la madrugada.
A pesar de que sentí que se habían marchado, esperé un buen rato, y me quité la venda de los ojos.
Todo mi cuerpo olía, a sexo, sudor, y semen de hombre, caminé por la desolada avenida por un largo rato, hasta que un conductor al verme andando desnudo llamó a la policía.
Cuando ellos llegaron, y les conté que unos tipos, me había asaltado, lo primero que me preguntó maliciosamente uno de los policías fue “¿Te comieron el culo, ¿verdad?”
Yo pensaba decir que no, pero me quedé callado ya saben lo que dice el dicho. “El que calla otorga.”
Por lo que, al quedarme callado, sin que yo dijera más nada, los policías leyeron en mi espalda un letrero hecho con marcador negro que decía. “A este lo pusimos a mamar… seguido por un tosco dibujo de una gran verga, que continuaba diciendo, y le dimos bien duro por…seguido por una gran flecha que apuntaba a mi culo.”
Después de llevarme al hospital y tomar mi declaración de lo poco que pude decirles, regresé a la residencia donde vivía, desde luego que a nadie le comenté lo que me había sucedido, procuré que mi vida continuase siendo de lo más normal.
Hasta que, a los pocos días, comencé a darme cuenta, que, de manera involuntaria, mi mirada se me iba tras las vergas de algunos de mis compañeros de la residencia estudiantil donde vivía.
Eso en ocasiones, hasta me hacía sentir, incomodo conmigo mismo, y casualmente un fin de semana, que pensaba que era el único estudiante en la residencia, pero al entrar al baño para darme una ducha, de frente me encontré a otro de los residentes.
En ese instante él secaba su cuerpo con una toalla, ya que seguramente terminaba de darse una ducha.
Ambos nos quedamos viéndonos directamente a los ojos, pero a diferencia de otras muchas ocasiones en que me pudo haber ocurrido eso, bajé la mirada hasta clavarla en su miembro.
De inmediato, dejando caer el jabón, di media vuelta, dándole a él por completo mi espalda, cerré la puerta del baño, y sin decir nada, me incliné a recoger el jabón, y esperé.
No por mucho tiempo realmente, ya que en cosa de segundos sentí sus húmedas manos sobre mis caderas, y su erecto miembro pegado a mis nalgas.
Yo me mantuve inclinado separé mis piernas, y en cosa de un momento ya me encontraba siendo felizmente penetrado por él.
Su verga entraba y salía casi por completo de mí ya abierto culo, una y otra vez disfruté de ese raro placer que eso me produce.
No tan solo dejé voluntariamente que me penetrase, sino luego de haber descargado toda su leche dentro de mi culo.
También de manera voluntaria, tomé su miembro entre mis dedos, y tras lavárselo dentro de la ducha, con agua y jabón, lo dirigí a mi boca, para dedicarme a mamárselo por un buen rato, hasta que lo hice venirse dentro de mi boca, para de inmediato tragarme toda su leche.
Después de ese primer encuentro, con él siguieron otros compañeros de la residencia, a los ayudé también a descargar toda esa energía acumulada.
Eventualmente me gradué de chef de cocina, pero apenas me puse a trabajar, me mudé a una pequeña casa.
En la que me ha dado por comprar y usar ropa íntima de mujer, he invitar a alguno de mis conocidos con la excusa de que les voy a preparar un desayuno extraordinario.
Uuuffff relatazo!!! Me encantó. Es exactamente la forma que me gusta que estén escritos los relatos. Muy bueno Bro.