Esa noche me la pase mamando verga, y dejándome dar por el culo, celebrando la vida loca.
Un chico trans pasa la noche con varios de sus amigos sirviéndoles de mujer y dejándose hacer de todo, celebrando la vida loca. .
Esa noche me la pase mamando verga, y dejándome dar por el culo, celebrando la vida loca.
Como la mayoría de mis amigos, conocidos, familiares, y parientes saben que soy travesti y gay, por lo que no les extraño en lo más mínimo, que asistiera a la celebración del carnaval, vestida de chica.
Es más casi todos ellos, me tratan de esa manera, salvo uno que otro hijo de la gran puta que, por fastidiarme, me llaman por mi verdadero nombre.
Pero modestia aparte, en esos momentos me encontraba bien regia, hermosa, super sexi, y sensual.
Opté por disfrazarme de secretaria ejecutiva, con todo y lentes, además de una minifalda plisada, una chaquetilla algo pequeña de color crema, una pequeña cartera de lentejuelas, medias de maya, y zapatos de punta negros, y toda la ropa íntima de color negro.
Lo que contrastaba, con lo pálido de mi piel, en fin, la verdad es que parecía una de esas putitas, que buscan sus clientes en la calle.
Claro que como ya les dije, la mayoría de mis amigos, y conocidos, estaban al tanto de que realmente yo no era una verdadera chica.
Pero desde que llegué todos los chicos se comportaron de maravilla conmigo. Es más, varios de ellos me invitaron a bailar, cuando no era que me traían de beber.
A medida que se fue haciendo más tarde, la mayoría de la gente se fue retirando.
Hasta que nada más quedamos mis amigos, y yo, en ese momento apareció el flaco, en su viejo VW, diciéndonos que se había robado tres cajas de cerveza.
En un abrir y cerrar de ojos, todos nos metimos en el escarabajo, y el flaco nos llevó a su casa, ya que como nos dijo, sus viejos se encontraban visitando a unos parientes fuera de la ciudad, y que no regresarían hasta dentro de unos tres días.
Apenas entramos, el flaco bajó las cajas de cerveza, y de inmediato seguimos bebiendo, mientras que uno de los chicos, puso algo de música.
Ya a los pocos minutos, ya estaba yo bailando nuevamente con uno de los chicos. Pero a diferencia de cuando estábamos en la plaza, a medida que seguimos bailando, uno de ellos comenzó acariciar mis paradas nalguitas, frente al resto de los demás chicos.
Cosa a la que yo no me opuse, es más hasta disfruté que lo hiciera. Por lo que cada vez que alguno de los otros chicos, se ponía a bailar conmigo, sin vergüenza alguna, me levantaban la corta falda que estaba usando e introducían sus manos entre los pantis, de la manera más descarada posible.
Yo estaba que me sentía toda una reina, bailando con todos ellos, y dejando que acariciaran mi cuerpo, ya que, hasta mis pequeñas tetas en cierto momento, más de uno de ellos me las agarró.
Y no es que yo estaba muy borracha, y no supiera lo que estaba haciendo. No que va, estaba muy clara, de todo lo que pasaba a mi alrededor, y de que, si seguían con el vacilón, yo iba a terminar dejándome dar por el culo por todos ellos.
Así que a medida que seguí bailando, y dejándome agarrar las nalgas, en cierto momento, el chico que estaba bailando conmigo, que si mal no recuerdo era el flaco, comenzó a bajarme los pantis, mostrándoles mis nalguitas a todos los demás.
Yo por mi parte, también comencé hacer una que otra travesura, restregando mi cuerpo contra sus paradas vergas, ocultas tras los pantalones de ellos.
Hasta que el Flaco, por lo visto, no pudiendo aguantarse más, frente a todos ellos, se colocó tras de mí, sacó su verga del pantalón, mientras que yo separando mis piernas busqué apoyo en la pared. Y si frente a todos, el flaco me comenzó a penetrar divinamente.
Fui sintiendo como su venoso y caliente miembro se fue abriendo paso dentro de mis nalgas, por lo que yo comencé a gemir de placer, a cada empujón que me daba el flaco, al ir enterrándome toda su verga dentro de mi culo.
Así estuve disfrutando por un buen rato, hasta que el flaco se vino, en parte dentro de mi culo, y el resto regando todo su semen sobre mis nalgas. Yo estaba que estallaba de felicidad, pero casi de inmediato, me dirigí a uno de los baños, y tras expulsar lo que el flaco me había dejado dentro, me dediqué a lavar mis nalgas, frente a la atenta mirada del resto de los chicos.
El sabrosamente, y mamando verga, sin contar resto de la noche, me la pasé dejándome dar por el culo, el número de cervezas que me bebí yo sola, celebrando la vida loca.
Así que, en varias ocasiones, mientras uno de los chicos me tenía bien clavada por el culo, yo gustosamente y de manera voluntaria, me dediqué a mamar la verga de más de uno de ellos.
Yo sé que el flaco, gustosamente me hubiera dejado dormir en su casa, como en otras ocasiones.
Pero la verdad, me encontraba deseosa de regresar a mi casa, y aunque en la casa del flaco, me lave muy bien, realmente quería darme una buena ducha, y acostarme en mi propia cama a dormir.
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