Escapada a los baños de la universidad
Conocí a un chico por Grindr en la universidad, terminamos yendo a los baños para masturbarnos y que me mamara la polla. .
Esto sucedió hace más de tres años ya, a inicios del 2018, para ese entonces era un estudiante en los primeros semestres de psicología. Empezando a disfrutar de los placeres que me brindaba mi sexualidad, utilizaba todo tipo de aplicaciones de ligue, Grindr, Tinder, Badoo, hasta aprovechaba los ratos libres en mi cuarto para masturbarme con desconocidos por webcam. Precisamente, es Grindr la responsable de esta historia.
Verán, mi universidad, como muchas otras, tiene el inconveniente de programar horarios con muchos huecos entre clases, podía pasarme hasta 4 horas en un día sin hacer absolutamente nada, charlando con amigos, estudiando, o tumbado en algún sofá en la biblioteca mientras hipnóticamente miraba miles de perfiles en alguna de las apps.
Uno de esos días, después de perder el tiempo como por una hora, me llegó un mensaje de un perfil en Grindr.
-Hey, hola, ¿cómo vas?- decía un perfil que por motivos de privacidad lo colocare como «Juan» . La foto del perfil de Juan, era una especie de mano morena apuntando al sol, como si quisiera atraparlo, cosa que no me molesto, porque yo tampoco mostraba mi cara para ese entonces, simplemente colocaba una foto de torso con camisa.
-Bien, ¿y vos?, me apareces super cerca» Le dije al ver que aparecía a unos 12 metros de mí, incluso levanté mi vista del celular y mire de reojo a mi alrededor.
El punto es que empezamos a hablar, a preguntarnos que buscábamos, nuestros roles e intereses, lo típico. Cuando Juan propone que enviemos foto de nuestros rostros a la vez, y joder, conocía al chico. De hecho, me había encontrado con él hace una semana atrás en la universidad, resulta que se sentó al lado mío en una banca mientras esperaba a que llegara un Uber. Tal vez por timidez, no le hable en ese entonces, cosa de la que me arrepentía y después me enteré que él también.
Ya más animado, y teniendo en cuenta que aún tenía algo de tiempo libre, le dije donde estaba para que viniera a hablar, a lo que él llegó en menos de 5 minutos.
Juan era un chico bastante moreno, pero sin llegar a ser negro. De una altura similar a la mia, pelo negro, tambien usaba gafas, pero a mi parecer las lucia mas sexis, respecto a su peso, era mas delgado que yo, pero sin dejar de estar fibrado. por su personalidad, era bastante extrovertido, lo supe al momento en el cual, con solo hablarnos por unos 10 minutos, y viendo que no había nadie alrededor, se acercó a mí, y me beso, moviendo su lengua por toda mi boca.
Ya que estábamos, yo tambien vi mi oportunidad, y pase mis manos por todo su cuerpo, en especial por su lindo culo, lo tenía bastante duro, y con el pantalón que tenia puesto, bastante apretado, juro que en ese momento hasta intente introducir mi mano un poco más en esas espectaculares nalgas hasta su ano.
En ese mismo momento, y al percatarse de mis intenciones, Juan detiene mi brazo y me dice que no se a limpiado, maldiciendo para mis adentros, me resigno a follarmelo en ese mismo momento, bueno, de todas formas tampoco es que llevara condones, así que tampoco por ese lado se hubiera podido.
Sin embargo, para mi sorpresa, Juan, con una mirada medio burlona, me dijo que cerca había un baño en el que me la podría mamar tranquilamente. Yo, más que feliz de escucharlo, lo seguí sin pensarlo mucho.
Llegamos a los dichosos baños, eran un lugar de la universidad en el que nunca había estado, se encontraban en el quinto piso de la facultad de administración, convenientemente cerca de la biblioteca, me sorprendió por lo limpios que estaban, gracias a una reforma que habían tenido en los últimos años. Lo bueno de estos baños eran que se mantenían bastante solos, lo que los convirtió en un buen sitio para hacer cruising, o al menos eso decía mi nuevo amigo.
Nada más entrar al baño, nos comimos a besos, sentía cada vez más fuerte como nuestras lenguas se tocaban entre si, Juan tenía ese sabor típico de haber fumado hace poco, sabor que al inicio no me agrado pero con el morbo me dejo de importar. Mis brazos, cada vez más vivaces, recorrían todo su cuerpo, sus pezones, que estaban duros y chocando contra mi pecho. Su cintura era hermosa, con un solo brazo lo podía rodear fácilmente, pero lo que más me gustaba eran sus nalgas, no veía la hora para comérmelas.
Por precaución, entramos a un cubículo de un baño, menos tardó el en cerrar la puerta, que yo de quitarme el cinturón y bajarme los pantalones para liberar a mi verga dura. El al verme tambien se bajo los pantalones, pero no se quito su ropa interior, era una especie de trusa entre bikini y tanga negros. Su pene también estaba erecto, liberando bastante líquido preseminal, mojando una buena parte de su ropa interior.
El no dijo nada, pero yo sabía lo que él quería, mientras nos besábamos, metí mi mano adentro de su tanga, y le manosee sus nalgas, y con la otra mano, posé mis dedos para acariciar sus testículos, hasta subir lentamente y por fin poder masturbarlo. La verga de Juan era un poco más pequeña que la mía, de unos 13 cm, del mismo color que el resto de su piel, pero increíblemente caliente de lo excitado que estaba.
Ahí estábamos los dos, cada uno con la verga del otro en mano mientras las sacudíamos violentamente, nos besábamos como si el otro tuviera el aire que nos faltaba. Cuando Juan me separa y me mira a los ojos, doy un paso hacia atrás, apoyando mi espalda contra la pared, le dejo el espacio suficiente como para que se agache y me la empiece a mamar.
Empezó lentamente, como provocándome, pasando su lengua únicamente por mi glande, luego pasándola por mi tronco, por los lados. Llegó a mis huevos, para luego subir y repetir el proceso unas tres veces. Mirándome, con un gesto pervertido, esculpió un poco en mi polla, y después de esparcirlo con sus manos al masturbarme, se la trago toda.
Ya me habían hecho algunas mamadas en mi vida, pero una de las mejores, incluso hasta ahora, fue la de ese día, Juan se pegó a mi polla como si fuera un animal queriendo su leche, se notaba que tenía talento y experiencia, entre lamida y lamida, yo contenía mis gemidos por temor de que alguien que pasara nos escuchara.
La situación me estaba gustando, tenía la polla más dura que nunca. Así que coloque mis manos alrededor de su cabeza y pelo, y siendo ya la parte dominante, empecé a guiar la mamada al ritmo que deseaba. A veces suave y lento, introduciendo mi capullo a su boca para que lo llegara a saborear, pero la mayor parte del tiempo de una manera brutal y salvaje, haciendo que la saliva le choreara por las comisuras de su boca.
Juan se masturbaba mientras lo hacia que me mamara la verga, moviendo su mano al ritmo de mis embestidas, estuvimos así por un buen rato, hasta que le dije que me quería correr. Él con la misma mirada pícara de siempre, me dijo que deseaba tomársela toda, a lo que yo, como activo que se respete, seguí masturbándome hasta sentir el inminente orgasmo. Atraje su cabeza a mi polla, y con una última embestida que le llego a la garganta, descargue todo mi semen dentro de él.
Pocas veces me había corrido tanto en la vida, sentía trazos de semen saliendo de mi verga, mientras Juan seguía chupando como todo un profesional, no desperdiciando ni una gota. En ese mismo momento, escuche como el también gemía, se estaba corriendo mientras me la mamaba, la leche lo había terminado de inspirar, el también se corrió bastante, llenando parte de su tronco y mi piernas, hasta me llego una pequeña gota a mis huevos.
Ayude a Juan a pararse, y con la calentura que teníamos ambos, nos besamos apasionadamente otra vez mientras lo continuaba manoseando un poco, ahora, su boca sabía a cigarrillos y a semen, definitivamente era un sabor del cual me podría acostumbrar.
Nos colocamos nuestros pantalones, y al revisar mi celular para ver la hora, ¡Mierda! Ya casi era la hora de mi siguiente clase, nos habíamos entretenido por mucho tiempo. Le agradecí a Juan por la mamada, intercambiamos números para hablar más tarde, y al salir del edificio de administración, cada uno por caminos diferentes.
En la noche, me llegó un mensaje de él, preguntándome cuando terminamos lo que habíamos planeado. Yo, feliz, le comente que cuando quisiera, había encontrado a mi nueva puta.
Espero que les haya gustado este relato, dependiendo de las críticas que reciba, me animare a subir otras experiencias que me pasaron con «Juan» y con muchas otras personas a lo largo de mi corta vida. Espero una buena retroalimentación, pero sobre todo, que ustedes se diviertan leyendo mis relatos, ayúdenme a fluir en un mar de semen.
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