Espera
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Lgpan.
No sé si fue muy temprano, o si tal vez fue muy tarde, lo cierto que es que no era el momento apropiado para nosotros.
Esa mañana llegué al auditorio con tiempo suficiente para prepararme, cambiar mi ropa de calle por mi ropa de trabajo, una trusa, un saco holgado y la pañoleta para atar mi cabello largo y desordenado.
Él llegó un momento después, ya lo había visto un par de veces, no era de mi grupo, mas bien era un extraño en los ensayos, fui por un café, sin darme cuenta me siguió, hizo fila a mi lado y al sentirlo junto a mí sentí un corrientazo que iba desde mi culo hasta mi nuca y se me doblaron las rodillas.
Salí al patio interno, siempre estaba lleno de gente y era mi salvación, no quería estar solo con él, aunque no hablaba con nadie, supuse que las casi veinte personas allí reunidas impedirían ponerme en evidencia, que idiota, ponerme en evidencia ya estaba hecho, quería protegerme de algo que deseaba hace dos semanas cuando lo encontré desnudo en el baño fornicando a Juan, yo quería ser Juan desde ese día, pero ahora tenía pánico de caer de rodillas ante ese titán que caminaba hacia mi mesa mientras yo prendía un cigarrillo.
Se sentó, no hablamos, mi suspensor empezó a quedarme más ajustado, mi verga quería salirse de su sitio mientras apretaba mis bolas entre la ropa interior, un trago de saliva bajo por mi garganta mientras veía esas piernas gruesas caminando hacia mi, fumé nervioso y bebí café disimulando mis nervios.
Terminé y me preguntó si iba a entrar al auditorio, mi voz se quebró, señalé los camerinos, se levantó y pasando su fuerte brazo por mis hombros empezó a llevarme, nadie pareció darse cuenta, aunque yo deseaba probar a ese hombre, estaba nervioso, no era mi primera vez, ya había tenido sexo en cantidades alarmantes, pero él me ponía nervioso, entramos a los camerinos, caí de rodillas ante este semental con cuerpo de minotauro y rostro diabólicamente sexi, desde siempre me tuvo en sus manos, y yo creía estar a salvo, que equivocación tan grande, solo me hizo creer que podría defenderme.
Me besó como un hombre besa a otro hombre, deje que mis hormonas explotaran entre mi cabeza y mis genitales, antes de darme cuenta ya le había quitado la camisa, descubrí esos pectorales grandes y velludos, fuertes, fibrosos y esos pezones pequeños y duros adornados con un piercing cada uno encerrados en una corona de bello oscuro y grueso que lo hacían más deseable a mis antojos.
Volvió a besarme, ahora sí, literalmente de rodillas abrí su cinturón, desabroché el pantalón de cuero solo par descubrir un pene grande, venoso, grueso que necesitaba salir de su prisión, sus bóxer negros estaban mojados en precum, no lo pensé, tome esa verga de monumental tamaño y divina presencia y empecé a mamarla como anhelando que me diera su leche, mamaba con fuerza, sentí su mano agarrando mi cabello ya desordenado por naturaleza y mientras me sujetaba el pelo empujaba su glande hasta perforar mi garganta, me estaba ahogando entre un abdomen plano y duro mientras tragaba una verga con sed y hambre de más.
Perdí el control, empecé.
Chupar tanto como podía con rapidez, mis manos tocaban sus piernas, su culo, sus bolas mientras el se movía casi con furia penetrando mi garganta, agarró mas fuerte mi cabello, lo haló mas duro hacia él, su verga entró aún mas en mi garganta, empezó a descargar su semen sin permitirme respirar, no pude más, como pude lo saqué de mi boca, aún estaba eyaculando, su semen salpicó mi cara y mi saco, mi cabello, aún así tome la verga que me escupía y la seguí masturbando mientras chupaba la cabeza perfecta que me daba tanto semen, el se sacudía entre mis manos y cada vez que eyaculaba yo me excitaba aún más, ahora quería que todo fuera más allá de una mamada, el lo sabía, me quitó su verga y empujándome al piso se arrojó sobre mí, lo abracé entre mis piernas y besó mis labios, bebió los restos de su semen desperdigados por mi cara con tanto placer como yo los había bebido hace un momento directo desde su envase.
Me quitó el saco, su mano pasó por entre mi trusa y me cogió el culo apretando mis nalgas con fuerza y desesperación, se levanto para desnudarse, como un macho terrateniente puso un pie en mi pecho impidiendo que me levantara, entendí el mensaje, dejé que me esclavizara.
Me quedé acostado, no me moví, se quitó las botas militares que llevaba, tiró sus calcetines a un lado, se quito el pantalón de cuero negro y su bóxer desapareció con el pantalón.
Ahora puedo ver ese hombre fuerte y potente en su esplendor, es un oso pardo bronceado que luce una serpiente tatuada en su pierna izquierda y cuya cabeza termina en el muslo interno, justo ahí, donde se confunde el pecado y la santidad, exactamente al lado de su testículo, sus ochenta y cinco kilos d masa muscular distribuidos perfectamente en su metro noventa no tienen comparación, por el contrario, es el demonio perfecto para dominar el infierno de emociones y hormonas que hay en mi interior.
Con fuerza me quita la trusa, deja mi suspensor puesto y se deja caer sobre mí, no sé si pueda aguantarlo, es muy grande, un gigante a mi lado, me siento como un títere entre sus manos, me besa, paradoja: sus labios gruesos llenan los míos con ternura mientras sus manos aprietan con fuerza mis piernas y mi cintura.
Su lengua se abre paso en mi boca, la siento serpentear en la mía pienso que llegará hasta mi garganta, mi verga dura sigue aprisionada en el suspensor, ya me duelen las bolas pero me dejo hacer, muerde mis labios y al soltarlos susurra mi nombre, maldita sea, ahora sí soy su esclavo, mi alma se desmadeja en mi interior mientras abrazo su ancha espalda fortalecida con ejercicio.
Me obliga a liberarlo de mis piernas, las levanta y su boca pasa por mis prisioneros genitales, me huele, la sensación de su nariz en mis genitales me lleva mas al cielo, o al infierno, no sé decirlo, levanta aún mas mis piernas y yo me dejo hacer, apoya sus manos en mis nalgas y como un león sediento junto a un aljibe empieza a lamer mi culo estrecho y hambriento, su lengua moja con maestría la argolla caliente que empieza a dilatarse mientras gimo de placer, tomo sus cabellos y lo obligo a mantenerse allí haciéndole saber que me fascina lo que hace, siento su lengua abrirse paso en mi esfínter, carajo, siento tanto placer que me descubro pidiéndole más, entre gemidos y gritos que ahogo con mi mano mientras me retuerzo de placer.
Me deja caer, lo abrazo con mis piernas mientras mis manos sujetan sus brazos gruesos y poderosos, me besa, y sin previo aviso me penetra con fuerza, me duele, ahogo un grito mordiendo mis labios, siento tanto placer y tanto gusto que no me importa romper mi boca, se da cuenta, una sonrisa de placer malicioso se dibuja en sus labios, su mirada ha cambiado, ahora se ve más lujuriosa, y mis instintos me dominan, empiezo a sacudirme mientras penetra, siento su poderoso miembro entrar y salir de mi cuerpo casi destrozando mis entrañas, el dolor es un aditivo que incrementa el placer que este hombre me está dando, sus casi veinte centímetros de potente verga me dejan sin aliento, no logro liberar mi miembro para masturbarme, la fuerza de sus embestidas me mantiene agitado y mi cadera no deja de sacudirse, me besa ahogando mis gemidos, nuevamente mi nombre sale de sus labios en un susurro y al terminar muerde mi labio inferior, me penetra con más fuerza, no controlo mi cuerpo, eyaculo sin tocarme entre mi suspensor, mi cuerpo empieza a sacudirse con mas fuerza, incrementa su velocidad, a cada embestida lo siento llegar más profundo, mi ano se contrae y siento u polla aún más gruesa de lo que ya es, no se que tengo pero un segundo orgasmo llega desde mi ano hasta salir en forma de gemido por mi garganta, el sudor nos empapa de pies a cabeza y al fin siento lo que deseaba, su verga estalla en mi interior mientras el toro que me posee resopla con fuerza y placer en mi cara, una, dos, diez veces más siento su verga brincar en mi interior sabiendo que su semen está brotando entre mi cuerpo, sus bolas duras están golpeando mi ano y mi polla sigue prisionera de mi suspensor, ahora mojada, pero más dura que antes.
Me besa, me acaricia y saca su enorme miembro de mi cuerpo, siento el vacío que deja en mi interior y sin previo aviso me quita el suspensor lame el semen que hay en mi piel, en la licra y aun mas sorprendente, me mama el pene, limpia los rastros de mi eyaculación con gusto, cuando termina me besa y bebo rastros de mi semen que están sujetos a sus labios.
Nos levantamos del piso y entramos en la ducha del camerino, nos bañamos frenéticamente rápido, me duele el culo, me arde y me doy cuenta que sangro, este hombre me ha reventado de placer y gusto, literalmente, saco ropa que tengo en el armario del camerino y me visto mientras el vuelve a su pantalón de cuero y su camisa de gitano.
Antes de salir del camerino me coge el culo y me dice que no podía irse sin hacerme suyo, me invita a visitarlo en la ciudad donde va, me dice que se arrepiente de haber esperado tanto, me dice que me desea y que anhela repetirlo, lo invito a almorzar, me rechaza y dice que sale de inmediato, me da su numero celular, y me pide que lo llame.
Hace meses que se fue, hace días estoy negociando un trabajo en una compañía artística de la ciudad donde vive.
Ayer hablamos, sigue diciéndome lo mismo, que me desea, pero ahora me extraña, yo le digo lo mismo,
Espero respuesta para ir junto a él.
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