ESTE FUE MI INICIO, LO ACEPTO ¡SOY BISEXUAL!
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Confieso que en mis años de estudiante de preparatoria me sentía atraído, de igual forma, tanto por mujeres como por hombres. Mis fantasías sexuales iban alternadas por diversas personas que me rodeaban en mi escuela, pero nunca tuve el valor de acercarme a alguna de ellas debido a mi timidez.
Fue hasta ya avanzada la preparatoria cuando Javier, uno de mis compañeros, me invito a un club deportivo, del cual era socio, a pasar el día. Pasamos gran parte de la mañana en la alberca, y por la tarde antes de irnos a casa nos fuimos al área de regaderas. Nos duchamos obviamente en regaderas separadas, pero tal y como es costumbre en este tipo de clubs, no hay nada que de privacidad entre una y otra, así que podíamos seguir platicando mientras nos bañábamos. Note que Javier esporádicamente miraba mi pene, siempre con mucha discreción para que yo no me diera cuenta. Admito que yo hice lo mismo en varias ocasiones, y aunque el miembro de Javier era más pequeño que el mío generaba en mi cierto morbo.
Cuando salimos del Club y subimos al coche rumbo a casa, Javier me hizo un comentario que no lo esperaba, me tomo por sorpresa, y me dijo:
– Tienes el pito grande, seguro que las dejas contentas.
Yo me sentí algo incomodo. No estaba acostumbrado a que ningún hombre me dijera algún comentario halagador sobre mi miembro. Solo atine a sonreír. Si supiera lo tímido que soy no lo creería.
Finalmente Javier me dejo en casa, y quedamos de vernos después. Nunca me paso por la cabeza que tarde o temprano tendríamos un encuentro más cercano.
Al paso del tiempo Javier me llamo y me pidió que lo ayudara a hacer algunas cosas en su casa, como yo no tenía nada que hacer accedí, y me puse en camino. Al llegar me recibió, y nos pusimos a empacar unos libros que estaban abandonados en un estudio, y que quería donar, pues él ya no los necesitaba, de hecho Javier no era un fanático de la lectura. Al cabo de un para de horas terminamos la tarea, y yo entre al baño a lavarme. Mientras me enjabonaba las manos Javier se aproximo a mi y sorpresivamente me empezó a acariciar el pene mientras me decía:
-¿Sigue igual de grande que la última vez que lo vi?
No supe que hace, prácticamente me tomo desprevenido y con las manos llenas de jabón. Solo atine a retirar instintivamente mi pene de sus manos haciendo mis nalgas hacía atrás, y le pregunte:
-¿Qué haces?, déjame en paz.
-No tiene nada de malo –respondió él- ¿qué nunca haz sentido curiosidad?, es de lo más normal.
El temor me invadió, nunca había estado en una situación similar, y aunque me la había imaginado muchas veces, nunca con Javier, pero si con otros, me encontré ante las disyuntiva de acceder o rechazarlo. Mientras pensaba esto Javier ya estaba desbrochando mi cinturón y bajando la cremallera, metió la mano y saco mi pene; empezó a masturbarme y a decirme:
-No pasa nada, la calentura es normal.
Me dejo solamente para desabrochar su propio pantalón, y sacar su miembro, tomo mi mano la puso en él. La sensación era muy extraña, era la primera vez que tocaba el pene de otro hombre, y la textura era muy suave y caliente. Rápidamente se le endureció. Su miembro no era ni grande ni grueso, yo lo calificaría de normal, y si se veía pequeño al lado del mío.
Nos fuimos a su habitación, una vez ahí me tiro sobre la cama y bajo mis pantalones hasta la altura de mis rodillas; se recostó a mi lado y siguió masturbándome. Llego el momento en que él se quito la ropa y se subió en mi. Empezó a frotar su pene contra el mío y la sensación de placer aumento. Lo hacia a un ritmo que me causaba un placer increíble. Javier se incorporo, se paro a mis pies, me quito los zapatos y dio el último jalón a mis pantalones, acto seguido volvió a tomar su posición encima de mi. Siguió frotando su pene contra el mío, y en un determinado momento lo deslizo y lo coloco entre mis piernas, justo entre los testículos y el ano. La dureza de su falo era solida. Continuo con sus embestidas, y poca a poco lo fue bajando hasta mi ano. Llego un momento en que la punta de su pequeña lanza estaba a la puerta de mi hoyo. Cuando él sintió que estaba en la posición y ángulo correctos empezó a embestir con más fuerza. Obviamente no lograba su objetivo de penetrarme, ya que yo me encontraba temeroso, además de que no había lubricación alguna, sin embargo se podía sentir lo caliente de su cabeza buscando abrir mi esfínter.
Javier tomo una nueva posición; esta vez se arrodillo entre mis piernas, las levanto y dejo expuesto mi ano. Recargo en el su falo, y empezó a frotarlo mientras me masturbaba. Esta situación me tenia a mi muy excitado, sentir la dureza de su miembro que se tallaba en mi ano y el ritmo de su mano que me acariciaba el pene, eran una mezcla deliciosa. No paso mucho para que mi semen brotara con abundancia y mojara mi pecho, estomago y la mano de Javier, quien al ver esto se embarro mi leche en su pene y se masturbo con él, mientras lo hacia apunto para que su chorro cayera precisamente en mi ano. Pude sentir el líquido caliente que me mojaba entre las nalgas, solo podía calificarlo como maravilloso.
Aunque en este primer encuentro no hubo penetración dejo en mi la espina de buscarla en la siguiente oportunidad.
Confieso que no he tenido muchas relaciones con hombres, y que las pocas que he experimentado han sido placenteras. Javier es la persona con quien más he participado, pero no con quien más lejos he llegado. En onifagos@gmail.com pueden hacerme llegar sus comentarios.
Con gusto iré platicando mis pocos pero intensos encuentros.
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