ESTEBAN 3 – UN DÍA CON BRAULIO
El no iría al trabajo, y yo no iría a la escuela..
Una semana tomó para que el dolor de mis piernas desapareciera y pudiera entrar en la normalidad otra vez. Durante esa semana me abstube de tener sexo con Braulio pues el dolor por los primeros días era sumamente fuerte y sentía que necesitaba descansar.
En ocasiones me escribía cuando estaba en la escuela, no eran grandes mensajes pero si llegaban a ser algo molestos ya que cualquiera podría agarrar mi teléfono y eso marcaría el fin para mí.
El martes de la siguiente semana, me sentía de maravilla, ya no me dolía las piernas y cuando iba al baño no presentaba dificultades. Me sentí aliviado y listo para hacer algo, algo para celebrar.
Tome mi teléfono y me dispuse a mandarle un mensaje a Braulio. Sin embargo este no lo leía, llegue a mandar varios mensajes y fue uno el que lo hizo contestar.
«¿Ya no quieres cojerme?»
«No es eso, no contestaste mis mensajes la otra vez». Parecía algo sentido por eso.
«Es que estoy en la escuela. Alguien se puede dar cuenta». En cierta forma estaba diciendo honesto, era muy irresponsable mandarme mensaje sabiendo que estaba ocupado.
«Y ni siquiera has venido a verme, creo que el que ya no quiere verga eres tú». Ya empezó con su chantaje, pensé.
«No, no es eso es solo que…»
«¿No que? ¿Ya no quieres mi verga?’
«Si, me gusta mucho pero…»
«Demuéstralo, ven un rato. Y te daré lo que más te gusta». Y una vez más, mi calentura me estaba traicionando.
«Apenas me recupere de la cojida que me diste, me dolían mucho las piernas»
«Nunca te acostumbrarás si te quejas demasiado, tienes que aguantar y ya verás qué rico te comerás la verga». Debo admitir que Braulio tiene el don para convencer a la gente, en este caso, convencerme a mi de tener sexo con el.
«Solo tenemos una hora». Escribí al borde de la excitación.
«Es suficiente, ven».
«Deja me meto a bañar»
«No hay tiempo, ven así». No lo pensé dos veces, me dirigí a su casa, ya sabía el camino donde estaba pero rezaba por qué nadie me reconociera.
-Esteban, ¿qué haces?.- Era el chismoso de Samuel.
-Aquí, voy para la tienda.
-¿Tienes prisa? Estas agitado jaja.- Era cierto, estaba respirando muy rápido, como si hubiera corrido un montón de cuadras.
-Si jaja. Se me hace tarde para la escuela.
-Bueno, entonces apúrate.- Aumente el paso cuando escuché que me decía. -No hagas nada de lo que te arrepientas.- Me quedé congelado, por parte no sabía muy bien a qué se refería, ¿sabría por qué salía de mi casa? ¿o simplemente estaba exagerando?, pero, ¿porque me diría eso?.
Llegué a la casa de Braulio más confundido que nervioso y simplemente toque la puerta en espera de que se abriera. Me abrió la puerta y yo pasé. Esta vez el solo estaba vestido con unos shorts algo holgados y una playera de tirantes.
-Pasa. Siéntate.- Me ofreció asiento en la sala. Me dispuse a sentarme, aún confundido por lo que quiso decirme Samuel, y a relajarme.
-Creo que un vecino se dió cuenta.- Le dije sonando preocupado.
-¿Por qué? ¿Te dijo algo?.- El también sonó preocupado y nervioso.
-Me dijo que no hiciera nada menso. No sé qué me quiso decir.
-Quizás si se dió cuenta, pero, mientras no hagas nada menso como dice el, no pasa nada.
-¿Y si se entera? Le puede decir a mi mamá y yo no quiero.- Yo ya empezaba a sonar como si quisiera llorar.
-Ey, no pasa nada. No creo que le diga algo a tu mamá. ¿Ya te lo has topado?.
-Solo la última vez, creo que desde ahí sospecho o algo.
-Ahí está, si quisiera decir algo ya lo hubiera hecho. No te espantes. Igual y quiere darte también, ¿quien no quisiera? si sales con ese pants que te marca toda la colita.- Tenía puesto unos pants ajustados, la mayoría de mi ropa es ajustada por lo que siempre mi trasero predomina y llama mucho la atención.
-Jaja, si.- Decía yo algo apenado.
-Al parecer no es lo único que se marca bien.- Me dijo mirando mi entrepierna en la cual tenía una erección.
Se levantó de su asiento y procedió a abrir la puerta de la recamara. Yo me levanté y lo seguí hasta su habitación. En la puerta, antes de entrar, me dió un beso mientras que sus manos jugaban con mis grandes nalgas.
A veces me separaba de su boca para respirar cerca de su cuello, el solo se limitaba a dar besos en mi frente y, abrazados, me guío hasta su cuarto donde ya estaba preparado el lubricante.
Me quite la playera sports que traía y él hizo lo mismo con la suya, tan pronto como nos quitamos las prendas regresamos al beso inconcluso. Yo masajeaba su miembro por debajo de sus shorts mientras que el bajaba sus manos por debajo de mis boxers hasta llegar a mis nalgas desnudas.
Una vez ahí introdujo un dedo dentro de mi entrada. Yo como de costumbre, me sorprendía al sentir su dedo entrar. Cerraba los ojos de la sensación que sentía en ese momento.
Braulio se quitó sus shorts junto con sus boxers.
-Haz lo que mejor sabes hacer con tu boquita.- Cada vez que veía su verga me daba una sensación de placer al saber que todo eso me entraba, un poco doloroso, pero entraba.
Me arrodille y procedí a meterme su miembro a la boca. Veía muchos vídeos porno e intente recrear lo que los actores hacían. Empecé masturbandolo para luego con la lengua besar su glande y moverla al rededor de su cabeza mientras que con otra mano masajeaba sus testículos, unos muy grandes. En un momento a otro me trague su verga de forma rápida haciendo que me ahogara por el movimiento brusco que había hecho.
Aún seguía con mi pants así que me detuve para quitarmelo quedandome solo con los boxers para cuando lo hice volví a esa verga que me gustaba mucho. Succionaba su verga y trataba de tratarla toda, en ocasiones babeaba de lo grande que era y en otras me ocasionaba atascadas las cuales me hacían toser.
Otras veces, colocaba sus manos por detrás de mí cabeza, imitaba una cojida pues sacaba y metía su verga de mi boca. Me tomaba de la nuca cada vez que intentaba hacerme hacia atrás haciendo que me escupiera saliva que se mezclaba con el semen que brotaba de su verga.
-Valla que te gusta mi verga ¿eh?.
-¿Como no gustarme? Si esta rica.- Decía yo con su verga situada en medio de mi cara, manchando mi rostro de saliva con semen.
Jamás me imaginé en un escenario así, yo arrodillado dándole una mamada a alguien mayor, siempre fantaseaba con la idea de que tendría sexo pero jamás que lo haría a mis 14 años.
Braulio empezó a bufar, su ritmo había cambiado, era más brusco y más rápido haciendo que me ahogara con las embestidas que me daba. Sacó su verga y se empezó a masturbar en mi cara manchada de saliva y semen hasta que se vino.
-¡Ahh, que putito!.- Trate de abrir mi boca para tragarme el semen que estaba tirando, pero solo me mancho la cara y un poco cayó en mi boca. -Mira como te vez. Te vez bien bonito con tu cara manchada.
-¡Me embarraste todo!
-Si bebé, te bañe en mi leche.
-Se siente caliente.
-Por que apenas salió, lávate antes de que se pegue a tu carita.- Me dirigí al baño a limpiarme la cara y una vez hecho estaba listo para que me la metiera. Para mí sorpresa, Braulio estaba observando afuera.
-¿Qué pasó?.
-Estoy viendo si no hay nadie. No veo a nadie, ve.- Me estaba diciendo que me fuera.
-¿No me la vas a meter?.- Decía algo triste y decepcionado.
-Me dijiste que te iba a doler bebé, y no quiero lastimarte.
-Metemela. Quiero que me la metas.- Le estaba rogando por su verga.
-Se me está haciendo tarde bebé. Tengo que ir al trabajo y tú tienes que ir a la escuela.
-Por favor. Vine pensando que me la ibas a meter. Metemela. Aunque sea un ratito.- Cuando dije eso Braulio me miró con una cara morbosa y, pensándolo bien creo que se porque, un niño rogando por verga no se tiene todos los días.
-Bueno, si el niño quiere verga, verga tendrá.- Cerro la puerta principal y se dirigió a mi besándome, aún no me había puesto mis pants por lo que estaba en boxers los cuales desaparecieron cuando Braulio me los bajo para introducir sus dedos dentro de mi entrada.
-¡Ay!. Siento como cosquillas.- Le estaba tratando de comunicar lo que sentía pero mi respiración era muy agitada por lo cual casi no se entendía lo que decía.
-Tu hoyito está muy apretado. Si te hizo mal no venir. Pero no hay problema, ahorita lo volvemos a abrir.- Con los tres dedos de su mano en mi culo empezó a imitar una penetración. La cual hacia que me temblaran las piernas.
Sin decir nada me acosté boca abajo en la cama y cuando levante la cabeza para ver pude ver mi boxer que le había dado la vez pasada.
-¿Te lo pones?.- Le decía señalando el boxer.
-No, jaja. Es que me recuerda a ti y a este hoyito.- Mientras hablaba separó mis nalgas para posteriormente introducir su lengua. Se sentía húmeda y constantemente sentía que hacía fuerzas para entrar pero nunca podía.
Se levantó y regreso con lubricante el cual abrió y puso en mi entrada. El también se colocó y después se posicionó detrás de mí. Se acostó a modo de que su verga babosa y llena de lubricante manchaba mis nalgas y parte de la espalda.
-Se siente frío.- Estaba atrás de mi, sentía su respiración en mi oreja, su pecho en mi espalda. Me gustaba esa sensación.
-Es por qué estás caliente. Ahorita te lo voy a quitar. Me hiciste perder un día de trabajo y no va a ser por nada.- Una vez dicho esto, Braulio con solo mover su cadera, movió su verga hasta mi entrada haciendo algo de presión. Yo me aferraba a las sábanas y daba suspiros grandes.
En algún momento, introdujo la cabeza rápidamente lo que me hizo dar un grito a lo que Braulio respondió con taparme la boca y quedarse quieto para que me acostumbrara.
Cuando ya no me estaba quejando, Braulio siguió metiendo poco a poco su verga, y una vez más como antes pujaba de modo que entraba más rápido. Sentía sus bolas pegadas a mis nalgas.
-Puedo sentir tu verga.
-¿Ah sí? ¿cómo se siente?.
-Me siento lleno.
-¿Quieres sentirla más?.- Asentí con la cabeza. Coloco su mano algo abajo de mi ombligo mientras sentía como buscaba meterme más su verga a modo de que me estaba apretando contra la cama. Con su mano hacía presión en la parte baja de mi estómago.
-¿Qué haces?. Hablaba yo con la cabeza pegada a la cama.
-Quiero ver si mi verga se marca en tu panza. ¿No sientes un bulto?.
-No, solo siento tu verga dentro.
-Bueno.- Retiro su mano y la coloco junto con la otra en mis caderas. Sin avisar comenzó a sacar poco a poco su miembro hasta casi sacarlo todo para posteriormente metermela de una.
-¡Ay!. Despacio, me duele cuando la metes rápido.
-¿Ah sí?.- Está vez estaba llendo más rápido, más que otras veces. Se notaba que le urgía verme, necesitaba descargar sus bolas en mi culo apretado.
Sus piernas abrieron paso a las mías de modo que mis nalgas se abrieron más haciendo que la penetración fuera más fácil y no doliera tanto para mí.
No sé con exactitud hasta que tiempo estuvimos así pero cuando le empecé a tomar el gusto era yo quien apretaba constantemente el trasero haciendo que Braulio diera gemidos que se escuchaban por toda la recamara cerrada junto el sonido de su pelvis chocando con mis nalgas.
-Estás durando mucho.- Parecía una eternidad estar así.
-¿Ya quieres que te preñe?.- Decía quedándose quieto, lo que me hacía poder sentir su verga en mi culo de una mejor manera.
-No, pero ya no me gusta estar así.- Salió de mi y me dió una vuelta a modo de que estaba cara a cara con el, sentía como mi ano se estaba cerrando y Braulio no perdió el tiempo metiéndome su verga rápidamente. -¡Ay! ¡Me duele! Sácala. Así no.
-Ya bebé, ¿querías verga no?.- En cierta forma era cierto, le había pedido que me la metiera, no me podía quejar por algo que yo mismo provoque.
-Mmmhh.- Era lo único que podía contestar.
Recuerdo haber sentido como su verga chocó con mi próstata, lo que hizo que empezará a disfrutar mucho la posición. Llegué a la conclusión de que en esa pose era más fácil hacer que mi próstata se estimulará.
Las embestidas cada vez eran más fuertes y yo solo daba grandes gemidos. Cuando sentí que ya no podía más coloque mis manos en el pecho de Braulio y lo empuje haciendo que el se enojara por lo que había intentado. Con sus manos, que estaban sosteniendo mis piernas en sus hombros, me tomó de los brazos inmovilizandome. Mis piernas resbalaron por los costados de sus hombros pero a él no le importaba, aprendí que cuando las embestidas son fuertes y rápidas es por qué se está anunciando el orgasmo, y así fue.
-¡Ahhhhh!.- Braulio estaba concluyendo el sexo, no sin antes dar una última metida.
-Mmmhh.- Por mi parte estaba casi desmayandome. Era mi tercera vez y hasta ese entonces era la sesión de sexo más larga que había tenido.
Estuvimos un tiempo así, yo aún con las piernas rodeando sus caderas y el con su verga dentro de mi. Fue cuestión de minutos hasta que su miembro salió por si solo.
Nos miramos fijamente, él estaba todo sudado por el esfuerzo que había dado y me miraba con una cara de perversión y de alegría al mismo tiempo. Yo igual estaba sudado y sentía que mis mejillas estaban hirviendo, estaba rojo.
Revise mi celular para encontrarme con la sorpresa de que se me estaba haciendo tarde. Me separé de Braulio quitandolo de encima, tomé mis cosas y empecé a cambiarme.
-Oye, cálmate. ¿Qué pasa?.- Me decía levantándose aún sudado.
-Se me hace tarde para la escuela. ¡Te tardaste mucho!.
-Pues si, cuando te vienes una vez te tardas más en venirte la segunda vez.
-Pues ahora ya sé que solo te tienes que venir una vez.- Mi voz sonaba molesta y angustiada.
-¿Qué pasa si faltas?.- Me detuve a pensar. Realmente no pasaba nada, no era como si los maestros fueran a llamar a mi mamá o algo así. Y por su pregunta ya me estaba dando la idea de que quería dar a entender.
-No se, creo que nada. ¿Por?.
-¿Por qué no te quedas aquí? Conmigo, yo ya no voy a ir al trabajo porque me pediste verga y se me hizo tarde. Y a ti no te va a dar tiempo de ir a la escuela ya. ¿Qué dices?.
-¿Me vas a cojer todo el día?.- Era una pregunta más que morbo.
-Eso quisiera, pero no. Bueno, si es que no quieres.- Hablaba en tono burlón. Me quedé pensando en la idea, ya se me había hecho tarde, yo siempre era puntual pero un día que estuviera ausente no sería mucho problema ¿verdad?.
-Bueno, pero déjame al menos ir por mis cosas para que mis papás piensen que si fui a la escuela.
-Esta bien nene. ¿A qué hora sales de la escuela?.
-A las 8:00 de la noche. Llegó a mi casa a las 9:00.
-Bueno, te irías de aquí como a las 8:50. Pero ya vete por tus cosas para que ya estés aquí.
Salí de su casa procurando que nadie estuviera cerca y para mí suerte no se veía nadie, eran casi la 1:30 de la tarde y a esa hora el sol quema por lo que la gente (incluyéndome) prefiere estar en sus casas que en la calle.
Cuando llegue a mi cuadra estaba rezando por qué no estuviera Samuel ahí, ya estaba sospechando mucho y lo menos que quería era que me descubrieran. El día estaba de mi lado, Samuel no estaba en su casa, así que llegue a mi casa sin ningún problema.
Me bañé, me puse mi uniforme y me coloque desodorante y perfume. Tome mi mochila y solo metí dos libretas y un libro para aparentar que tenía algo en la mochila, igual metí algo de ropa para cambiarme porque no quería estar en solo uniforme.
Volví a pasar por la casa de Samuel pero no había rastros de el. Seguí mi camino aliviado y pase por la casa de Braulio, tenía la puerta abierta para que pudiera pasar, abrace mi mochila de modo que no hiciera ruido cuando subiera los escalones, entre y escuche el sonido de la regadera.
-¿Hola?.- No sabía si era realmente el o era alguien más, mi cabeza estaba confundida por los nervios que tenía.
-¿Quien es?.
-Soy yo, Esteban.
-Cierra la puerta, me estoy bañando, la dejé abierta para que entraras. Siéntate.- Cerré la puerta como me había dicho y procedí a mirar por la ventana a ver si alguien me había visto.
Cuando confirme que nadie me había visto procedí a cambiarme, al menos el pantalón, pues como dije hacia mucho calor y el pantalón no era muy cómodo.
Estuve sentado al rededor de 4 minutos hasta que se escuchó que la puerta del baño se abría. Era Braulio, salió sin nada de ropa y pude ver su verga dormida, estaba rasurada y tenía un color rosita. Yo trataba de no mirarlo por respeto, pero él se dió cuenta de mi vergüenza.
-¿Por que no miras?.- Decía riéndose.
-Es que me da pena.
-¿Por qué? Si ya te la eh metido, ¿por qué te da pena?.- Nuevamente, se estaba riendo.
-No se.
-Vamos hacer algo para quitarte la pena, quédate nada más en boxer y yo haré lo mismo, mejor, tu quédate en solo boxer y yo sin nada para que a mí me dé más pena que a ti.
Se terminó de secar el cuerpo y yo por mi parte está retirando mi uniforme y mis shorts que me había puesto quedando solo en boxers como me lo había pedido.
-¿Y que vamos a hacer?.- Le dije curioso.
-¿Ya comiste?.
-¿A demás de tu leche? No.- Estaba tratando de sonar algo «coqueto».
-Jeje que ocurrencias las tuyas nene. Bueno, déjame ver qué hago de comer, si quieres ve al cuarto y prende la tele, el control está en la cama, ahorita te llamo para que vengas.
Fui a su cuarto, a donde habíamos tenido sexo minutos atrás, y me acosté, esta vez para ver la televisión y no para dejarme penetrar. El cuarto aún olía a sexo y en la cama seguían mis boxers que le había regalado a Braulio antes.
En la cama estaba una mancha como de agua y me acerque a oler, era olor a lubricante, habíamos manchado la cama o bueno, Braulio la había manchado con su verga llena de lubricante. Dejando a un lado eso, me dispuse a encender la televisión y a lo lejos podía escuchar el sonido de la estufa. Braulio estaba haciendo de comer para mí y para el, no sabía cómo sentirme al respecto pero me estaba gustando la sensación de que alguien estuviera atendiendome y de pasar el día con alguien.
-Ya ven, ya está.- Me grito desde la cocina y yo salí corriendo a donde estaba, me era extraño estar solo en boxers pues no era algo que había muy seguido, nunca para ser más claros.
-Se me olvidó que no traes nada.- Le decía mientras le veía su miembro.
-Si jajaja, pero tranquilo, ya lo atendiste muy bien hace rato.- Me decía mientras se frotaba con una mano.
Me senté en una silla y él se sentó al lado mío, trate de no ver su verga dormida pero me era muy difícil no hacerlo y menos con la temática de la comida: huevos y salchicha. Una vez que terminamos me dispuse a lavar los platos, cuando los estaba lavando sentí una fuerte nalgada en mis nalgas.
-¡Ay! ¿Qué pasa?.- Le decía sonando algo molesto.
-Nada, solo que tienes unas nalgas muy grandes para que tengas nada más 14.- Me decía sin apartar la mirada de mi trasero.
-Jeje, gracias.
-Te espero en el cuarto bebé.
-Esta bien.
Terminé de lavar los trastes y me dispuse a ir al cuarto, Braulio había encendió el aire acondicionado y estaba con las piernas separadas viendo la tv. Cuando entre me senté en una orilla de la cama.
-Acuéstate aquí. Ya te dije que no te debe de dar pena, ya te nalgué y te la metí. Ven.- Me estaba invitando a acostarme a su lado.
Me acosté y el puso su mano sobre mi pierna, masejandola a modo de que estaba causando en mi una erección. Braulio al ver esto solo sonrió y dejó de acariciarme para posteriormente poner sus manos en su cabeza.
En la tv estaba reproduciéndose una película, «¿Que le pasó a Lunes?» era el nombre de la película. En una escena una mujer estaba desnuda y estaba teniendo sexo, aunque no se veía nadas más solo los pechos de la mujer.
-Pensé que no iba a ver nada así.- Expresó.
-¿No te gustan esas escenas?
-Si, algo, pero me gusta más allá abajo.
-¡¿Como mi culito?!.- Le dije sonriendo.
-Si bebé, como tú culito.
Hacia mucho frío, el aire acondicionado estaba muy alto y no había cobijas o algo que nos cubriera cerca. Braulio me tomo por la espalda y pego mi cuerpo al suyo, estaba abrazándome y yo le respondí el abrazo. Enrede mi pierna por en medio de las suyas haciendo que su verga quedara tocandome la pierna. Podía sentir como se levantaba poco a poco hasta que quedó totalmente erecta.
-Mira lo que hiciste. Ya lo despertaste.
-Será mejor que se vuelva a dormir.- Estaba muy risueño.
-¿Y que harás para que se duerma?
Me despegue de él y baje a su miembro erecto. Abrí mi boca e introduje solo en glande.
-Mmmmh.- Estaba saboreando esa verga, ese día deslecharía a Braulio sin saberlo aún.
-Ahhhh. ¿No te podías esperar verdad?.- Está vez me dejó hacerlo por mi cuenta. No me tomó por la nuca y no me retiraba su verga de la boca. Simplemente se quedaba viendo lo que yo hacía.
Succionaba el glande como si la leche estuviera atorada, escupí un poco su verga y procedí a metermela poco a poco. En ocasiones me ahogaba y me la sacaba de la boca, pero era para recuperar aire y volver a intentar meterla toda. Con paciencia introduje toda dentro. Mi lengua besaba el tronco y mis manos jugaban con sus bolas. ¡Se vino en mi garganta sin decirme nada!. Yo me ahogue y empecé a toser por la carga de leche depositada.
-Uy, perdón bebé. Es que se sintió bien rico. Estas aprendiendo rápido.
-No pasa nada, de todos modos, necesitaba algo con que bajar la comida.- Le decía mientras recogía restos de esperma escurriendose por mi boca.
Me dió un beso y luego de eso se puso otra vez a ver la película mientras que yo terminaba de limpiar su verga.
Una vez terminada la película me propuso dormir un rato, venirse muchas veces lo había cansado y a mi igual. Se acostó aún sin nada y yo por mi parte me quedé viendo al techo pensando. La moción del tiempo se me fue y cuando me di cuenta Braulio ya estaba dormido. Yo aún tenía una erección, tal vez Braulio se había corrido 3 veces en el día, pero ¡yo no me había corrido ni una!. Retire mis boxers y me dispuse a masturbarme, me era difícil contener mis gemidos pero de alguna manera lo hice, me logré venir y valla que lo necesitaba, manche mi estómago hasta mi cara casi llegando a mi cabello y me limpie con mi boxer y esta vez sí me dispuse a dormir.
Pasado de un tiempo, aún adormitado, sentí mi ano algo frío. Era la lengua de Braulio que me estaba provocando un hormigueo.
-Estás despierto, ví que te habías quitado tu boxer y tus nalguitas estaban expuestas, no quería perder tiempo.
-No importa, solo que se siente raro.
Braulio siguió lamiendo mi entrada y yo por mi parte seguía acostado, dándole la espalda por lo que no podía ver que estaba haciendo. De repente sentí un dedo entrar y salir con mucha facilidad, excavaba mi orificio hasta que llegó con la próstata.
-¡Ah!.
-¿Ya sentiste la bolita?.
-Si.
-¿Que es lo que sientes cuando la toco?
-Se siente duro.- Siguió excavando, me estaba produciendo una erección y pronto el sueño que tenía desapareció.
Sus dedos y lengua intercambian turnos para dilatarme, cuando sentí que se acomodaba en la cama tomé mis nalgas y las separé mas para que Braulio pudiera ver mejor mi agujero.
Su verga estaba acariciando suavemente mi raja y por el aire acondicionado sentía una sensación de escalofríos que hacía que me estremeciera. Coloco la punta cerca de mi agujero recién dilatado y comenzó a simular una penetración, pero sin meterla, solo tocando mi entrada con su glande.
-Ya métela.- Me estaba desesperando y lo único que quería era tenerla adentro.
-¿Seguro?.
-Si, ya métela.- Le dije casi exigiéndole.
Aún acostado de lado, Braulio tomo mi pierna y la levantó quedando en el aire y a su vez con mi entrada aún más descubierta. No tuve mucho control en esa pose, era el el que me tenía agarrado, su verga busco mi hoyo y cuando lo encontró enterró su cabeza de una.
-¡Ay! Espera. ¡Avisa!.
-¿Querías verga no? Además entro rápido, te deje muy abierto.- Hablaba mientras enterraba el resto de su verga dentro de mi.
-Me arde, ¡me arde!. Espera así no.- El ardor estaba siendo muy molesto, Braulio no me coloco lubricante y ni siquiera un poco de saliva. Pero a él no le importó y termino de meter toda.
-Shh, ya está bebé, ya la tienes adentro, cálmate. De nada sirve que te la saqué ahorita si ya está dentro.
-Está bien, solo espérate tantito.
Mi ano se acostumbraba a su verga invasora y le hice saber que estaba listo apretando mi culo haciendo que su miembro palpitara. Salió lento de mí y con desesperación volvió a enterrar su carne dentro. Las embestidas se volvían más constantes y pronto los dos nos encontrábamos gimiendo.
Soltó mi pierna para abrazarme mientras me tenía bien ensartado, yo solo me dejaba estaba disfrutando de la nueva pose que me estaba enseñando Braulio. Esa no era la única pose que haría ese día, Braulio me tomó de las caderas y me levanto haciendo que quedara encima de él dándole la espalda.
-Muévete de arriba a abajo, que no se te salga de tu colita.- Yo ya conocía la pose, tenía que moverme dándole sentones
Sujete mis manos por sus hombros y levante mi pecho, mi cadera seguía pegada a la pelvis de Braulio, mis pies se pusieron sobre sus piernas y poco a poco me levanté a modo de que su verga salía también poco a poco, y cuando ya estaba apunto de salir, Braulio me sujetó de las caderas y me hizo bajar enterrandome de una su verga. Lo hicimos así un buen rato hasta que mis piernas empezaron a dolerme. Podía sentir como su verga palpitaba cuando me quedé quieto.
-¿Por qué te dejaste de mover?.
-Ya me cansé.
Me dió la vuelta haciendo que quedara bocabajo, frotaba su gran pedazo de carne con mi raja para que luego la metiera de una.
-¡Ay!.- Lo único que alcance a decir.
Me facilito mucho la pose, solo estaba acostado, el dolor de las piernas se fue por ese momento. Por cuarta vez Braulio estaba anunciando su orgasmo con grandes metidas, la dejó dentro por unos minutos hasta que salió sola. Nos acostamos y el encendió la tv.
-No me e venido aún.- Le dije con algo de pena pues pensaba que el comentario le enojaría.
-Eso es lo de menos.- Así acostados introdujo sus dedos dentro de mi, los movía a modo de que estaba buscando mi próstata, cuando la encontró con la otra mano me masturbaba. La sensación me estaba matando y no tarde mucho es venirme.
No me dejó limpiarme por más que insistía, alejaba que le gustaba la idea de verme recién cojido. A ese punto eran las 6:00 de la tarde, pidió pizza para comer y me volvió a cojer una vez más después de llegar la comida. Me bañé y recuerdo que comí con mi uniforme para que se manchara y no levantará sospechas de porque regresaba limpio.
Regresé a mi casa como a las 9:15 y lo único que hice fue saludar a mis papás y meterme a mi cuarto a dormir, ni siquiera me tomé la molestia de cambiarme o de cenar. Desperté al otro día con un mensaje en mi teléfono.
«Buenos días. ¿Cómo amaneciste?»
«Hola. Bien, me duele la cabeza un poco, pero estoy bien.»
«Tómate un paracetamol para que se te quite, a ver cuándo vienes, alguien ya quiere verte.»
Envío una foto de su verga semi erecta, pero yo ya no quería saber nada de eso, estaba muy cansado. El día se me hizo pesado y una vez más llegue a dormir en cuanto pise mi casa. La cogida me había salido muy cara, dos días enteros en los que estaba cansado, aunque no sería la última vez que haría algo así.
Lamento mucho la demora, el mes pasado y ahora con las clases se me dificulta demasiado. Espero traer más relatos, solo pido paciencia. El relato es algo largo para compensar la demora. Si tienen alguna sugerencia sobre los relatos pueden hacermela saber en mi Instagram @essantos1114 o en mi Telegram @mighel12. Gracias por esperar todo este tiempo.
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