Fabían, el primero.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Georch.
Un saludo a todos desde México. Quiero compartirles mi primer relato. Es 100% real, es el inicio de mi vida sexual y después de leer algunos de los relatos que aquí cuentan me animé a hacerlo.
Espero sus comentarios.
Mi historia no empieza para nada alegre. Soy hijo de una hermosa madre soltera que dejó a un hombre abusivo por su bien y por el mío y se regresó a vivir a casa de su madre.
A diferencia de la familia de mi padre, la familia de mi madre siempre ha sido de bajos recursos y la casa donde crecí estaba en una colonia humilde de una de las muchas ciudades de México. Crecí siendo criado por mi abuela, quien me cuidaba mientras mamá trabajaba y por ello me dolió mucho cuando ella murió. Era como otra mamá para mí y entonces, con 8 años, tuve que ser cuidado por Juana, una vecina con dos hijos: Fabián que en ese entonces tenía 20 y José que tenía 16.
Como mi madre trabajaba durante las tardes, todas las mañanas, después de dejarme en la escuela, regresaba a la casa, preparaba una mochila con ropa limpia y se la llevaba a la vecina que me cuidaba, quien me recogía de la escuela para llevarme a su casa a comer y a que hiciera los deberes, no fueron pocas las veces que mi madre tuvo que quedarse a trabajar más de la cuenta y por lo tanto yo debía dormir en casa de la vecina.
Fue una de esas noches que me quede a dormir que todo empezó, sin yo siquiera darme cuenta.
El único espacio que había donde yo podía dormir era con Fabián, ya que la cama de José era individual y Fabián dormía en un sofá cama en la sala. Invariablemente yo siempre que debía quedarme ahí me dormía primero porque él se quedaba despierto haciendo los deberes de la universidad.
Como a la cuarta noche que me tocó dormir ahí (serian como dos meses desde que empezó a cuidarme la señora) sucedió que, al despertarme para ir al baño, como a eso de las dos de la mañana sentí húmedo mi calzón e inmediatamente pensé que me había orinado y me dio mucha vergüenza. Con mucho cuidado de no moverme demasiado por no despertar a Fabián toque la zona donde yo dormía para revisar si había mojado la cama, pero no fue así y me sentí aliviado. Fui al baño y me seque con papel las partes que sentía húmedas para no mojar más. El calzón estaba apenas húmedo pero en gran parte desde adelante hasta atrás. Me regresé a dormir temeroso de mojarme otra vez encima.
Dos semanas después de eso mi mamá me contó que había pedido trabajar más tiempo extra en la fábrica para sacar un poco más de dinero por lo que toda una semana completa me quedaría a dormir con la señora a lo cual yo no podía ni objetar, ni tenía motivo para hacerlo solo que me daba miedo que volviera a pasar.
El primer día de esa semana no me desperté para ir al baño pero cuando mi mamá pasó por mí en la mañana sentí otra vez el calzón mojado pero no le dije porque no quería molestarla. Fue la segunda noche cuando descubrí que era lo que pasaba.
El mismo temor de ir a mojarme en la cama no me dejaba dormir bien. Dormitaba de tanto en tanto pero me despertaba para revisar que todo estuviera seco pero con mucho cuidado para no molestar a Fabián que debía ir a la universidad temprano. Y entonces sentí como Fabián se acercó a mí en la cama y sentí como su mano empezó a acariciar mi cola. Me dio mucho miedo y por eso no me moví ni dije nada.
En algún momento pensé que estaba dormido y no sabía lo que hacía pero cuando pego su nariz a mi cuello supe que estaba despierto. Sus caricias eran muy sutiles pero firmes, lo hacía delicadamente para no despertarme. Sobaba una de mis nalgas redondas y paraditas y luego la apretaba y luego se pasaba a la otra, luego recorría mi rayita de arriba abajo. Luego empezó a bajarme el pijama muy lentamente llevándose el calzón junto con él y cuando tenía las nalgas completamente descubiertas volvió a acariciarlas un rato y luego lo sentí acercarse un poco más y con mucho cuidado levantó una de mis piernas separándolas y empezó a colar su pene duro entre mis piernas de tal forma que su punta empujo mi escroto y mi diminuto pene a su paso. Apenas llegaba hasta ahí soltó mi pierna aprisionando su pene contra la otra y empezó a hacer un vaivén de atrás hacia adelante bien suavecito.
A pesar de no ser el más listo de los niños, tampoco era tan inocente y sabía lo que estaba pasando, pero el temor dio paso a otra cosa, a una sensación mucho más profunda que no había sentido nunca: excitación; podía sentir la respiración excitada de Fabián en mi cuello, su mano colocada cuidadosamente sobre el colchón ahora apretaba excitado las sábanas y justo cuando más lo estaba yo disfrutando sucedió todo de pronto: solté un gemido que hasta a mí me dejó helado porque Fabián sabría que estaba despierto, Fabián también se asustó y se quedó quieto pero no pudo contener la abundante leche que estaba vaciando en mi calzón bañando mis huevos y mi pequeño pene.
Me quedé quieto sin hacer nada, y Fabián también. Sacó su pene de donde lo tenía metido y me subió sin decir nada mi calzoncito y mi pijama se giró y quedamos los dos dándonos la espalda.
Ninguno hizo ningún comentario ni nada parecido hasta el día siguiente, pero si quieren esa será otra historia. Dejen sus comentarios.
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