Familia de Dos Papas (4@ parte, El Día Después).
Y sigo relatando lo pasado al dia siguiente de aquel encuentro de mi hijito Matias de 7 años con el vecinito de 14 y lo que siguio……
Y que les puedo decir cómo me cambio la vida, al día siguiente en la oficina pensaba en lo increíble que habíamos vivido en día lunes, casi creía era un sueño, pero miraba mi video en el celular y las fotos y sabia era todo realidad, y ardía en deseos de regresar a casa por la tarde.
Y así fue que apenas me desocupé corrí, no, VOLÉ a casa en donde apenas entré Mati se me abalanzó a los brazos al estilo koala, vistiendo una ropita liviana, me beso intensamente mientras yo le sostenía con ambas manos de sus voluminosas nalgas, lo que obviamente me produjo una erección. En esa misma posición me dirigí al dormitorio, mientras mi bebé me besaba la boca y cara con mucha pasión y lujuria.
Una vez en el dormitorio me empecé a desnudar lo que también hizo él, y cuando lo tuve dispuesto me fui derecho a su culito que empecé a lamer chupar y besar, introduciendo mi lengua en una previa a lo que ya vendría. Podía oler su limpieza, dándome a entender que se había aseado de forma adecuada según el día antes le enseñé, por lo que con más intensidad seguí metiendo mi lengua y poco a poco un dedo y luego dos para iniciar una dilatación. Le pedí me alcanzara un pote de lubricante íntimo de mi mesa de noche la que fui aplicando y dilatando.
Cuando ya consideré que estaba preparado le puse un par de almohadas bajo su vientre con lo que su culito quedo en pompa, muy levantado y al separarle sus piernas, su hoyito apareció abierto mostrando su profundidad rosada, invitándome a perforarlo lo que sin dilación hice, acercándome y poniendo la punta de mis 18 hirvientes centímetros a tiro de cañón, haciendo un poco de presión con lo que desapareció todo mi glande devorado por la ardiente cuevita, y luego otro poco y otro más……hasta llegar al fondo.
Nuevamente tomé mi celular para inmortalizar esa clavada de lujo, en calma y en mi propia cama, fui grabando momentos ardientes, de entrada, hasta la mitad y al fondo. Luego ya me empecé a deleitar, tomándole de las caderas para ir metiendo y sacando arrancándole pequeños gemidos y exclamaciones acorde al placer que mi bebé sentía, y yo saboreando cada segundo de follada.
Luego de varios minutos decidí cambiar de posición, para lo cual saqué mi verga reluciente de lubricante y precum, para hacer girar a mi Mati poniéndole de espaldas sobre las mismas almohadas, y ubicando sus piernas sobre mis hombros. Miré su húmedo huequito que palpitaba, y de un solo golpe introduje mi miembro, haciendo un ruido al tocar mis huevos sus nalgas y con un gritito de mi hijo que me dijo, “cuidado que duele” de lo que me disculpé pero que mi entusiasmo era tan intenso que me aceleré más de la cuenta.
Aquella cogida fue la primera con calma, disfrutando a full y sobre todo viendo como gozaba mi hijito, yo mirando como mi pene entraba y salía y con ello tranquilidad en el presente y también al futuro que entendía que podríamos seguir gozando juntos sin olvidar a nuestro vecinito que había quedado de acompañarnos el día sábado.
Durante toda la semana dicha rutina se fue repitiendo, solo cambiábamos las posiciones y lugares, fuera sobre el sillón, en la alfombra o en la mesa, siempre con el mismo resultado. Ambos gozando mutuamente como si fuera la primera vez.
Así pues, que llegó el esperado sábado, y exactamente a las 4 de la tarde suena el timbre, y me apresuré a atender y precisamente era nuestro vecinito Gerardo, que venía vestido con buzo deportivo y una Tablet en la mano, que después me dijo había pedido permiso para “hacer un trabajo escolar”. Le invité a pasar y mientras cerraba la puerta me apresuré a darle la bienvenida con un agarrón de culo y un beso corto en la boca, mientras mi hijo le abrazó efusivamente lo que fue respondido con un abrazo y con (como no) un doble agarrón al culito infantil por el jovencito, con lo que ya se daba partida a nuestra segunda sesión.
Nos fuimos pues al dormitorio principal, y nos empezamos a desnudar, Matías lo hizo primero y Gerardo segundo dado que el buzo es más fácil que la ropa casual que yo vestía. Mientras me desnudaba pude mirar al vecinito y contemplar su hermoso cuerpo. De una estatura aproximada a un metro y sesenta y cinco, cuerpo muy blanco, carita sonriente y pecoso, ojos color miel, largas pestañas. Su cuerpo blanco, bien formado por el deporte, exento de pelos, salvo alrededor de su pene blanco de unos 15 cms no grueso en que había de color castaño y rubios formando un anillo, sus huevos se veían peladitos, su culo grande (no tanto como el de mi hijo no obstante que casi le dobla en edad) y por cierto muy apetitoso.
Me ubiqué al lado del chico, agarrándole el culo y pasando mis dedos por su rajita, mientras le empecé a besar en la boca, enseñándole a jugar con nuestras lenguas ya que me confesó no lo había probado antes, mientras, Matías ni corto ni perezoso empezó a mamar y lamer nuestros erectos instrumentos, alternándose en uno y otro dándole un toque especial al inicio.
Ya, démosle, fue mi instrucción, y les dije a los chicos que se acomodaran, Matías se puso de espaldas con sus piernitas en alto, Gerardo se fue ubicando de rodillas entre las piernas de mi hijo. Yo para mejor posición, puse un par de almohadas en la espalda de mi niño con lo que quedó a mejor altura, y empecé a untar en lubricante intimo el huequito rosado de mi hijo, introduciendo un dedo y luego otro más. Con mi mano libre lubricaba el pene del chico quien ya cerraba los ojos al sentirla desplazarse por su erecto pene en una suerte de masturbación. Ya una vez lubricado le dije que se acercara y empezó a introducirse en mi hijo quien se sonreía morbosamente al sentir como sus intestinos eran invadidos por la dura carne de su amiguito, quien sin vacilar lo empaló completamente.
Mientras eso ocurría, yo me aprovechaba de tocar los glúteos de Gerardo acompañándole en el vaivén de meter y sacar. Pasados unos minutos me puse detrás de él, y empecé a lamer y mordisquear esa tersa piel de sus blancas nalgas y poco a poco mi lengua fue llegando a su culito, que como antes dije estaba limpio de pelos y la fui introduciendo prodigándole el doble placer de estar metiendo su verga por un lado y siendo violado lingualmente por el otro lado.
Gerardo se acomodó cargándose más sobre mi hijo del placer que estaba experimentando, los gemidos eran casi al unísono de ambos jovencitos, el sonido de la follada se mezclaba con el sonido de mis lengüetazos al culo del chico, quien ya no soportó más la lujuria y dio una fuerte exclamación quedándose quieto, y yo desde mi posición vi como su pene (lo poco que se veía afuera) palpitaba lanzando su contenido al interior de Matías en varios disparos hasta quedarse quieto descansando.
Sin perder tiempo, apenas sacó su miembro completamente empapado de semen, lo hice ubicarse en la misma posición que recién tenía Matías, le aplique un poco de lubricante con la correspondiente dedeada para dilatar y puse mi pene en su entrada anal para empezar a clavarlo, lo que el aceptaba con algunos reclamos ante los cuales me detenía dos segundos para seguir ensartándolo hasta que mis pelos pubianos quedaron tocando sus nalgas, me quede un momento quieto a que se adaptara al tamaño, y luego retomando una furiosa follada casi desesperada de la lujuria por el espectáculo visto recién entre Matías y Gerardo, y el que ahora yo me estaba dando en su culo juvenil………
Continuará…….
sabrosisimo
Que rico siguiente parte
Buenísimo está saga si que es riquísima seguiré viendo la continuación
Saludos