FAMILIA: MI HERMANO (PARTE 1)
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Hiccup.
Ahora estoy en la cama, a mi lado izquierdo mi padre duerme profundamente, solo una sábana blanca le cubre su pene y sus piernas. A mi derecha, mi abuelo y mi hermano mayor duermen abrazados, en posición de cucharita. Y mi tío, sentado en el sillón del abuelo, me mira pensativo mientras mi primo Carlos intenta dormirse sentado sobre de él, ambos desnudos; aparto mi mirada de la suya y llevo mis manos a mi nuca, miro el techo y lo pienso por un momento.
Sonreí, no podía creer que aun después de 10 años, aun estuviéramos aquí, siendo felices uno al otro y viviendo sin pudor ahora, en la casa del abuelo. Pero en fin; para que sepan cómo llegue a esto, exactamente todo tiene que empezar hace 10 años, cuando no sabía que era el sexo y que era la excitación. Cuando a mis 10 años, un simple abrazo y toqueteo lo empezó todo.
Apenas empezaba el día y mi padre y mi madre ya discutían, mi hermano y yo nos manteníamos en nuestra habitación esperando a que dejaran de pelear.
– Jonathan! Suéltame!
– No! Estoy hasta la madre que me sigas insultando, que pienses que soy un inútil!
– Y lo eres! Solo esperas que todo llegue a ti, igual que tu padre!
– Con mi padre no te metas!
– Me meto con quien yo quiera! El solo esperaba a que tu madre muriera para quedarse con su dinero!
Jonathan, ese era el nombre de mi padre, en ese entonces él tenía 39 años y mi madre 2 años menos, trabajaba en unas oficinas, de lo que hacía no tenía ni la menor idea, pero no ganaba más de lo que mi madre ganaba, por su trabajo no tenía tiempo de hacer algo de ejercicio, pero eso no significaba que tuviera mal cuerpo, de hecho siempre mantiene el mismo tamaño y volumen de su cuerpo, tiene una capa fina de vello en su pecho y abdomen, el abdomen plano y grande donde se le notaba un poco su “V” que a todo hombre se le marca cuando hace ejercicio, pero aun así no tiene un lavadero marcado, simplemente lo tiene plano.
Sus pectorales no eran muy grandes, lo tiene lo necesario para hacerse notar con cualquier playera, camisa o sudadera y sus brazos y piernas lo suficientemente gruesos como para tener la fuerza para cargarme a mí y a mi hermano. Mi hermano fingía no escuchar la pelea de mis padres, solamente se dedicaba a ponerse su uniforme de secundaria, pero ambos nos quedamos inmóviles al escuchar a mi papá golpear a mi madre, un silencio se generó en la casa y después mi madre le volvió a gritar a papá – se acabó pendejo, te dejo aquí, de inútil! Juntos con tus hijos malcriados iguales que tú! – a mí no me importo que mi madre también me insultara, quise ir por ella y detenerla, pero mi hermano me detuvo por un momento pero logre zafarme y bajar las escaleras, llegue a la cocina y pero ya no estaba, papá estaba terminando su desayuno y mi hermano llego detrás de mí, nos miró a ambos y solo nos indicó que no iríamos a la escuela y se fue. Yo me fui a la habitación a llorar y mi hermano fue detrás de mí.
– Leo?!
– Déjame Hugo…
– Leo abre la puerta.
Hugo, así se llama mi hermano, siempre tratando de cuidarme y hacer que siempre estuviera bien, en ese entonces él tenía 15 años, piel blanca de cuerpo normal, pero si de un abdomen suave y bonito, de cabello corto, color negro y lacio, sus ojos son de color miel, y de unos dientes blancos que hacen que su sonrisa sea realmente hermosa. No recuerdo cuanto tiempo estuve dormido, la voz de mi hermano de nuevo me despertó, la noche me indico que había estado durmiendo casi todo el día.
Hugo entro con tranquilidad a nuestra habitación, se sentó a la orilla de la cama y se dedicó a mirarme, pero yo no le hacía caso y sin previo aviso se costó detrás de mí y ambos nos pusimos en posición de cucharita, me abrazo, sentí su calor de su cuerpo rodearme por completo, pero el hizo algo más que me erizo la piel, en la misma posición, el metió su mano debajo de mi playera, estaba fría, y toco mi vientre, no sabía porque lo hizo, de echo aun no entiendo por qué lo hizo, pero eso me hizo sentir bien, la dejo inmóvil por un rato, mientras que con su otra mano jugaba con mi cabello, después de un rato sus dedos acariciaban mi piel y su dedo índice jugaba con mi ombligo, Hugo me vio sonreír y siguió jugando con mi ombligo. Ya era tarde, papá no llegaba aun, mi hermano dejo mi ombligo y me indico que fuéramos a comer, cuando me di la vuelta, Hugo sacaba su mano del pantalón, los dos nos reímos y nos levantamos de la cama, bajamos al comedor mientras él me seguía abrazando por la cintura, era un cariño especial.
Ya por la noche, Hugo no durmió en su cama, entro hurtadillas a mi habitación y se acostó conmigo, yo tenía puesto una playera de tirantes y un bóxer pequeño y ajustado. Mi hermano se metió en las cobijas y me abrazo por detrás, de nuevo metió su mano debajo de mi playera y empezó a jugar con mi ombligo de nuevo y varios minutos después empezó hacer algo nuevo, su dedo meñique y el anular los puso debajo del resorte de mi bóxer, y empezó hacer movimientos ondulares sobre donde ahora yacen mis vellos púbicos. – ¿sigues triste por lo de mamá? – el me pregunto y le afirme con la cabeza, me indico que me volteara para vernos frente a frente aun así sin sacar sus dedos de mi bóxer me dio un beso en la frente y me dijo que haría algo que me iba hacer olvidar a mamá, con su otra mano tomo lamia y la llevo a su pecho indicándome que lo acariciara, Hugo solo llevaba unos calzoncillos blancos; cuando inicie mis caricias el solo cerro los ojos y metió mas sus dedos, ahora solo su pulgar estaba afuera, su dedo medio rozaba donde iniciaba mi penecito, el empezó a acariciar con movimientos más rápidos mi zona y mi cuerpo reacciono, mi piel se erizo por completo, Hugo abrió los ojos y bajo hasta mis cintura, saco su mano y me bajo el bóxer, mi pene quedo frente al rostro de Hugo y el sonrió – olvida a mamá, ahora me tienes a mí, yo te hare feliz – y se metió mi pene aun sin erección, puso sus manos en mi barriga y empezó acariciarme mientras con su lengua hacia círculos en la punta de mi pene, poco a poco se fue despertando y Hugo lo noto, lo saco de su boca y ya media unos 10cm, lo tomo del tronco masturbándome, Hugo subió y me dio un beso, fue repito, yo no sabía cómo reaccionar ni que estaba pasando y sobre todo que era lo que sentía, ese cosquilleo en todo mi cuerpo
Hugo me levanto y me quito mi playera dejándome completamente desnudo, seguía jalándomela mientras mordisqueaba mi pezón el cual la sensación que generaba era muy rica – Leo tienes una rica verga, quiero que sea mía, ¿me la vas a dar todas las noches? – le conteste que si, dejo mi pezón y de nuevo se metió mi verga (bueno, ya era hora de decirle “verga” a mi pene) a la boca, ahora me la chupaba más rápido, por instinto lleve una mano a su cabello y lo empuje hacia mí, el cual él se dejó llevar, su lengua lamia todo mi tronco, y lentamente lamia mi glande, eso me causo sacar un gemido de placer, Hugo me miro a los ojos y se sacó mi verga – ¿te sientes bien ahora? – cerré los ojos y apreté mis labios afirmándole con la cabeza, Hugo siguió mamándomela por varios minutos y termino por sacarla y acostarse en la cama, me pidió que le quitara su calzón y así lo hice, ya ambos estábamos desnudos, su verga en ese entonces le pudo haber medido unos 16cm en total erección, su verga era un poco más oscura que otras partes de su cuerpo, su cabeza rosadita y algo gruesa, me pidió que se la tomara y así lo hice, me indico que hiciera lo mismo que el a mí y empezamos a masturbarnos mutuamente, yo me vine primero que él, por mi edad no me salió casi nada, pero la sensación fue tan rica que casi me estaba retorciendo en la cama, Hugo me dio un beso en la mejilla y me giro para masturbarlo más cómodamente, con su mano derecha me pellizcaba mis pezón y yo trate de hacer lo mismo, pero no me dejo, me tomo de la cabeza y me guio a su pezón, yo empezó a lamerlo, era inexperto pero a Hugo le gustaba, un jalándole la verga me pidió que le mordiera el pezón y se lo jalara los dientes, así lo hice,
Hugo empezó a gemir más fuerte, sin importar que papá nos escuchara, estaba tan excitado mi hermano que con fuerza me bajo a su verga y me recostara en su abdomen, seguí con mis movimientos, Hugo jadeaba más y más rápido – me corro Leo! Me corro! – no sabía qué hacer, así que me quede aun ahí, y cuando el primer chorro de su leche salió me quedé asombrado, me cayó en mi mejilla y mi pelo, le siguieron otros tres lechazos, uno cayendo en su piel y los otros en mi cara, Hugo se empezó a reír, me levanto y me llevo hasta el, con su índice recogió un poco de su leche de mi cara y se lo metió a la boca – rica, quieres? – no le conteste, me dio un beso en la boca y empezó a recoger toda su leche de mi rostro con su lengua, me dejo totalmente limpio y me volvió a besar, ahora yo le correspondí y nos intercambiamos su leche, estaba espesa, un poco salada pero tenía ese sabor raro que se hacía pedir más, nos acostamos de nuevo, me abrazo por detrás y estuvimos hablando sobre lo que paso, me conto que lo que yo había experimentado se llamaba excitación y un orgasmo, también me dijo que me quería mucho, y que si yo quería podíamos hacer esto todos los días y que no me obligaría hacer algo que yo no quisiera, le dije que sí y de nuevo nos dimos un beso, y escuchamos a papá llegar a la casa y subir las escaleras…
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