Fantasía
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Ernesta.
Lo miraba desde lejos, Jorge era mi compañero de carrera en la universidad, alto, rubio, atractivo para las mujeres y para las hembras como yo, alguna vez nos juntamos en grupo para ir a la playa, él destacaba por su alegría, se desvestía quedando solo con un bóxer ajustadísimo a su cuerpo, el pene destacaba, cuando se zambullía en el mar, las chiquillas comentaban lo rico que debía sentirse tener ese miembro en sus vaginas, yo imaginaba lo mismo, pero en mi boca y en mi culito.
Nos vamos, cada uno hasta su domicilio, Jorge es el centro de atención de las nenas, paso desapercibido para él, pero la imaginación vuela lejos, ahí él es mucho más que un machito al que admirar.
Se fue convirtiendo en una obsesión, una paja rápida en el baño de la u o entre las sábanas de mi cama, la mano derecha en mi pequeño pito y algún juguetito en mi culo, cerraba los ojos y lo sentía encima, las piernas abiertas entre sus costados, lamiéndole el cuello o el pecho, mientras su chuto taladraba mi poto con una fuerza descomunal, tal como me gusta.
A ratos descansaba y en ese intertanto nos entrelazábamos en largos y apasionados besos, mientras sus dedos atormentan mi ano, ansiando otra brutal penetración, me monta de frente, permitiéndome acariciar su cuerpo escultural, mis manos recorren su amplia espalda, bajan hasta sus pies y se pierden entre sus testículos, su pico duro me desea tanto como lo desean mis labios, se acomoda invitándome a saborear su miembro, un leve olor a mi culito limpio para él y sus jugos bajando lentamente por el tronco, son una delicia que no puedo desaprovechar.
Uno de mis compañeros golpea en la puerta de mi habitación, me asusta un poco, rápidamente miro cerciorándome de que los seguros están puestos y nadie podrá ver como gozo mis fantasías, me quedo en silencio un momento, para que él crea que duermo, no siento sus pasos alejarse de la puerta, me da miedo que aún esté ahí.
Me coloco boca abajo, el mango de algo sigue metido en mi trasero, lo saco un poco para embetunarlo con alguna crema que encontré en el baño, otra vez me penetra y la imagen de Jorge lamiendo mi cuello me excita hasta enloquecer de placer, aquí mi pene sobra, una mano abre mis nalgas lo más posible y la otra mete o saca mi consolador momentáneo.
Ya no puedo aguantar este placer por mucho tiempo más, entonces me doy vuelta y con desesperación me masturbo, mi ano todavía es penetrado, pero ahora boca arriba, se me hace mucho más fácil moverme como si estuviera follando el chuto del hombre que espero, se me escapan algunos gemidos, pero no me importa mucho, me masturbo rápidamente, hasta que el semen sale disparado, mi mano izquierda trata de atrapar lo que más pueda, mis dedos se meten en mi boca, imaginando que Jorge hubiera terminado en mi boca, la lengua saborea el semen, trato de no desperdiciar nada, luego de unos minutos me levanto sacándome el pico casual de esta tarde.
Abro la puerta para dirigirme a la ducha y lo primero que veo es a Rodrigo esperándome como su pene entre las manos…guau, comenzaré a mostrarle a mi compañero de departamento lo que rico que puede ser mi boca jugando con su pico.
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