Fantasia con Don Pedro.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por nastyjulio22.
Había pasado un mes desde el primera vez que me entregue a Don Pedro, durante este tiempo el pretexto de ir a jugar con mis amigos o ir a visitar a una de mis tía funcionaba de maravilla, nadie sospechaba que el tiempo que pasaba fuera de la casa lo aprovechaba para visitar las antigua bodega y la hogar de quien hasta ese momento era mi dueño, quien disponía de mi cuerpo de la forma que quisiera.
A pesar de la mala reputación y de su apariencia que él tenia, me trataba muy bien, y el poco dinero que ganaba de los diversos “trabajos” que realizaba, algunos de ellos ilícitos (robar) lo usaba para regalarme alguna que otra cosa.
Me comentaba en ocasiones que si bien era cierto que los días que no lo visitaba, se cogía a alguna que otra puta que pagaba, era conmigo con quien mas disfrutaba al tener sexo.
En una ocasión después de culiarme en la bodega, me dijo:
Don Pedro: -Rafita, te compre algo
Yo: – ¿Qué me compro?
Don Pedro: – Vamos a mi casa para que lo veas
Nos vestimos, y salimos, aún era temprano por lo que el tiempo no era factor.
Entramos a su casa y me hizo sentar en su cama, detrás de una vieja bocina que usaba de buro improvisado saco una bolsa negra y me la entrego.
Don Pedro: -Toma, son para ti
Yo – ¿Qué es?
Don Pedro: -Ábrelo
Lo hice y se trataba de ropa interior de mujer, tres pantaletas, dos de color negro y una de color rojo y dos sostenes, ambos de color negro.
Me sorprendió mirar que eran nuevos, aún conservaban la etiqueta
Yo: -Pero Don Pedro, ¿Yo para qué quiero esto?
Don Pedro: -Eres mi mujercita, y como tal te debes vestir
Yo:- Si, lo entiendo, pero no puedo vestirme así, mis papas se van a enterar y me van a pegar.
Don Pedro: -No te los pongas en tú casa, solo cuando vengas conmigo.
Nadie va a notar que las traes puesta con tu ropa encima
Yo: -Si cierto
La verdad es que me sentí incomodo con la propuesta, pero también comprendí el valor y el compromiso que yo tenia para él, yo había aceptaba jugar el rol de mujer por lo que no puse mas objeción y acepte.
Don Pedro: -Pruébatelos, te quiero ver
Yo: -Me quite el pans que traía puesto y la truza, lo obedecí.
Al parecer conocía bien mi cuerpo y mi talla, pues a pesar de ser talla extra para ropa de mujer, todas me que quedaron muy bien.
Don Pedro: -A que rico te ves rafita! Que culote tienes
Yo solo reí, y di paso a probarme los sostenes, lastimosamente no llenaba la copa; yo era gordito y tener senos en lo habitual, pero no en mi caso.
En su cara note su decepción, sabia que quería que me mostrarse ante él como la mujer que quería, pero yo no podía hacer nada en ese momento, ese era yo.
Don Pedro: -Te voy a comprar unas de talla mas pequeña para que se te vean bonitas
Yo: -Ah Don Pedro, que pena, ya no gaste.
Total, con las pantaletas estoy bien
Don Pedro: -Pero eres mi mujercita, y mi fantasía tenerte aquí como tal.
Fue tanta su decepción que lo único que se vino a la mente fue engordar más, tal vez con eso lograría acular grasa en las chichis.
Yo: -No se preocupe Don Pedro, tengo una idea
Don Pedro: -¿Cuál?
Yo: -Voy a engordar mas.
En mi casa hay comida chatarra de sobra y con la poca supervisión de mis padres, puedo engordar lo que quiera.
Don Pedro: -¿Harías eso por mi?
Yo: -Si, debo complacerlo
Don Pedro: -Si Rafita, así te pones mas bueno, entre mas carne mejor.
Se emociono tanto que copulamos antes del anochecer.
Esa misma noche en mi cama, no podía dormir por estar pensando como es que le iba a ser para aumentar mis pechos.
Sabia que el engordar me daría un poco de lo que buscaba, pero no como yo quería.
Fue entonces que recordé de la clase de sexualidad que los anticonceptivos poseían hormonas femeninas y que estas eran las encargadas del desarrollo de las características sexuales de las mujeres, entre ellas el crecimiento de las mamas, sabia que mi mamá tenia varias cajas en la casa las cuales había dejado en el olvido por estar atendiendo a mi moribunda abuela.
Me levante de la cama y fue hasta la alacena donde ella las almacenaba, mi papa estaba dormido en el segundo piso, por lo que no me preocupe por que me viera.
Y allí estaban, eran tres cajas de la marca Qlaira, los saqué y me los lleve al cuarto.
Toda lo noche estuve meditando al respecto, tomarlas o no tomarlas, engordar mas o no hacerlo y sobretodo, el de que de no hacerlo, los mas probable es que Don Pedro se empezara a buscar mas mujeres para satisfacer su deseo.
Tarde me decante por engordar mas y tomar las pastillas.
Ese mismo día comencé, mi dieta para engordar la base en un programa que había visto en Discovery Channel sobre las mujeres en Mauritania las cuales desde pequeñas se les cebaba para engordarlas a mas no poder, con licuados de leche entera, manteca y mantequilla y carnes rojas con el fin de que puedan conseguir marido ya que la gordura en ese lugar es sinónimo de belleza y fertilidad.
Esta dieta la seguí tal cual, sin importar cuan gordo me pusiera, mientras la complementaba con las hormonas de las pastillas
Llego Agosto y con él volver a la escuela, era mi último año en primaria y ya estaba ansioso por terminar.
El punto negativo es que mis encuentros con Don Pedro se redujeron de 4 a 5 por semana a solo 2 los fines, yo sabia que mi ausencia se buscaba los medios para saciar sus impulsos sexuales, pero eso no me importaba, sabia que cuando lograra mi objetivo de aumentar de peso, él sería mas mio que nunca.
Las veces que nos veíamos y me comentaba sobre lo de aumentar de peso, le cambiaba de conversación con tal de no decirle y que fuera una sorpresa.
Pronto se fueron los meses, y con la noticia de que mi abuela ya estaba en coma, hable con Don Pedro que no me sería posible verlo hasta diciembre pues tenia que ir a Guadalajara con mi familia por esa situación, él se entristeció y nos despedimos no sin antes darme mi dotación de verga.
Pero todo fue un engaño para culminar mi plan exitosamente, en ese momento y sin que lo notara ya había subido 18 kilos y los cambios en mi cuerpo se empezaron a dar, todo noviembre fueron cambios, el poco bello que tenia en mi cuerpo desapareció, incluso el púbico, mi pene, se puso mas pequeño, mis caderas se ensancharon y mis pechos se erectaron y crecieron y mis aureolas y pezones estaban mys sensibles, incluso el roce de la camisa me molestaba.
Pero el cambio que mas impacto y hasta se podría decir que me asusto se dio una noche de noviembre después de bañarme y irme a la cama, ya estaba acostado cuando los senos me molestaban a tal grado que me recosté de lado para poder dormir, al hacerlo y cuando ya casi estaba dormido sentí mis brazos húmedos, me desperté, encendí el foco y en ellos y en la sabana tenía un liquido blanquecino espumoso y al mirar mis senos note que ese liquido brotaba de mis dos pezones, estaba lactando; al estar recostado de lado, el peso de mi cuerpo había presionado mis tetas y estos expulsaron mi leche con la presión.
Estaba emocionado y excitado, mi plan funcionaba, ahora era la mujer que Don Pedro merecía, el solo pensarlo me obligo a masturbarme mientras me deleitaba con la visión de mi cuerpo lactando, fue el mejor orgasmo psicológico que tuve nunca y una de la mejores ayaculaciones que tuve.
Pero no todo fue tan fácil, en los días posteriores, cuando algunos de mis amigos en la escuela me acosaban y hosticagan, porque quiera o no, aunque trataba de disimular mis pechos con la excusa de ser obeso y con ropa amplia, los niños de la escuela notaban mi abultamiento y eran constantes los comentarios del tipo: Rafita tiene chichis, Rafita es mariquita y cosas por el estilo, al igual en mi casa, si bien no me comentaban nada con el fin de agravar mas la situación del bullying que padecía en la escuela, yo notaba como me miraban extrañados por mi cuerpo; a decir verdad era incomodo todo aquello, amen de que no tenia derecho a quejarme, yo había decidido complacer a Don Pedro y ese el precio que tenia que pagar.
Pronto decidí usar la ropa de mi hermano que había dejado antes de irse a vivir solo, él también era obeso, su ropa era mucho mas amplia que la miá, por lo que sus camisas y chamarras me ayudaban a disimular mis nuevas curvas.
Ya era diciembre, ya estaba de vacaciones de nueva cuenta desde hace una semana y con con todos aquellos cambios, yo estaba ansioso de volver con Don Pedro para que yo disfrutara de su delicioso verga y él de la sorpresa que le tenia preparado, pero no podía hacerlo porque mi mamá ahora solo iba una vez a la semana con mi abuela y mi papá pasaba mas tiempo en casa.
Estaba frustrado y tan caliente que apaciguaba mi lujuria masturbándome en mi cuarto mientras ensoñaba el nuevo encuentro con su carne.
Paso otra semana, paso navidad y noche buena, y nada… Un jueves 27, mis padres me dijeron que teníamos que ir a casa de mis abuelos paternos a preparara la cena de año nuevo a Zapopan y regresar al siguiente día por la tarde.
Esa era la oportunidad, me negué alegando que me sentía enfermo y que lo mejor seria quedarme en casa, pero ellos no accedían, después de casi una hora de platicarlo me permitieron quedarme.
A eso de la 4 de la tarde se fueron
Papá: Hijo, cuando lleguemos allá te marcamos para ponerte en aviso que ya llegamos y para ver si estas bien.
Yo: -Ok
Mamá: -Te deje comida, tu solo la calientas en el micro, pero no comas mucho,
Yo: -Si mamá
Se fueron.
Yo espere su llamada para asegurarme que no volverían, a eso de las 6 de la tarde llamaron como prometieron, platicamos y colgué.
Ahora disponía de toda la noche y parte del día siguiente para estar con Don Pedro; eran casi dos meses desde la última vez que nos vimos y estaba hasta la madre porque me volviera a coger y que viera en mi la promesa que le hice.
Calenté agua, me bañe y subí a mi cuarto a vestirme; abrí el cajón donde tenia guardado las pantaletas, los sostenes que él me regalo, y unas pantimedias que mi mamá creyó haber “perdido”.
Unte mi cuerpo con crema humectante a modo que mi piel brillara y me puse la ropa interior, empezando por las pantaletas, elegí llevar el conjunto negro pues de ese color eran las pantimedias, mi culo lucía rozagante llenando hasta el último milímetro de tela con culo adiposo, mis piernas redondas reventaron levemente el elástico de la medias por las que se dejaba ver la quemadura interior de mis piernas por el constante roce entre ellas; procedí con el brassier, el cual me puse como pude por la falta de practica, acomode mis senos aún cargados de leche materna dentro de la copa y coloqué los tirantes en mis hombros, allí estaba el resultado, mis senos los llenaban por completo, estaba listo, el esfuerzo valió la pena.
Me preparé para visitar a Don Pedro, estaba a oscuras, pero obviamente no podía salir a la calle de esa forma.
Me puse un pantalón negro holgado, una camisa y dos chamarras hiper gruesas (era invierno) y salí, consciente que no regresaría esa noche.
Caminé rápido, estaba muy excitado.
Podía ver como mis senos revoloteaban a cada paso, y podía sentir el satin del sostén estimulando mis pezones provocandome erecciones, pero no me preocupaba ya que como dije, con las hormonas, mi pene se puso mas pequeño de lo que ya de por si era y nadie lo podía notar.
Divise su casa y mi temor de no encontrarlo se disipo cuando mire como la luz de los únicos dos focos que tenia se escapaban por las aberturas.
Conforme me acercaba podía escuchar las canciones de Chalino Sánchez que tanto le gustaban; supuse que estaba tomando, porque siempre lo hacia al oír música; Don Pedro a pesar de ser pobre, se consideraba un macho mexicano y eso era lo que mas me excitaba.
Toqué su puerta con una piedra.
Don Pedro: – ¿Quién?
Yo; -Rafita
Abrió la puerta con tal estrépito que casi la derriba.
Me miro y se lanzó sobre mi, me lleno de besos con su aliento alcohólico y practicante me arrastro como pudo al interior
Don Pedro: -Refita, te quiero coger, pero mira nada mas como te has puesto, estas hecho un marranito
Yo; -Se lo prometí, y vine a pasar la noche con ud como su mujer.
Estaba a punto de abalanzarse sobre mi cuando le dije
Yo: -Espere, le tengo una sorpresa.
No hay prisa, estamos solos y podrá disponer de mi ser todo la noche.
Quítese la ropa
Así lo hizo, con su pene que palpita apuntando conmigo.
Con movimientos sensuales me deshice de la primera chamarra, despacio con la segunda… pase a quitarme los zapatos y el pantalón dejando a su vista mi conjunto de panties, él se relamía los labios mientras daba tragos a su cerveza: mamacita, que rico estas!, decía.
Por último, retire mi camisa y mis senos se mecieron ante sus ojos.
Don Pedro -Rafita, que chichotas! Mamita
Yo: -Y son tuyas
Re recosté a su lado son quitarme la ropa interior, tome su verga con mi mano izquierda y lo masturbe mientras nos besábamos.
Él metía sus manos en mis senos y dentro de la pantaleta picotenado con su dedo indice mi hoyito.
Don Pedro: -Chúpamelo, que te voy a dar
Yo: -Espere
Me puse en cuclillas y de un tirón quite el sostén, mis pechos revotaron en todas direcciones y se mecieron por dos o tres segundos.
Luego, los tomé uno contra otro tan fuerte que en segundos dos tiras de leche materna salpicaron su pecho y su rostro.
Él estaba hipnotizado por el espectáculo de fertilidad que yo le mostraba.
Me jaló y caí sobre él con mis 110 kilos de buena vida.
Don Pedro -Te quiero coger, te quiero coger!
Yo: -Si, pero quiero que se alimente de mi
Giramos, se colocó sobre mi panza y piernas, se apoyo sobre mi y le ofrecí mi seno izquierdo.
Como niño recién nacido succiono mis pezones, los mordía, los apachurraba sacando de él néctar de mi ser.
Luego se posó sobre mi, y me mamo ambos al mismo tiempo.
Yo: -¿Le gusta?
Don Pedro: -Si, están muy jugosas
Yo: -Chupe!, chupe!, termínese de criar
No voy a negar que el rasgar de sus dientes y los áspero de su barba me producían un dolor horrible, pero a la vez placentero y su succión era tan fuerte que mis pezones llegaban hasta su úvula.
Me hizo abrir la piernas, me pose sobre su cadera:
Don Pedro: -Te voy a hacer mio Rafita, mientras me alimentas
Yo: -Si, Si, por favor lo quiero dentro de mi de nuevo
A pesar del tiempo, mi ano aun conservaba la elasticidad y el molde del tamaño se verga ganadas con las penetraciones de los meses anteriores, por lo que nos acoplamos al unisono, entró sin dificultad y de nueva cuenta nos convertimos en uno solo.
El frio de la noche y viento helado que se filtraba por las paredes de cartón nos resultaban imperceptibles, pues estábamos convertidos en dos brazas.
Mis intestinos no oponían resistencia a su verga, verga que navegaba en ellos buscando el lugar mas adecuado para depositar su esperma.
Pronto no pude mas, la suma de todas esas sensaciones, su verga, su música, su machismo, su hombría, su fertilidad y la soledad que rodeaba nuestro pecado me hizo tener una eyeculación tremenda, me vine a cantaros sobre las estriás de mi estomago, temblaba y lloraba como el niño que era, pero a él no le importó, seguía con sus embestidas.
Yo ya estaba vencido cuando dejo de ordeñar mis chichotas, las vi estaban tan rojas como la cabeza de su pito y sangraban.
Don Pedro: -Date la vuelta
Como pude obedecí, en ese momento no podía hablar, me arranco las pantaletas.
Don Pedro: -Mira nada mas que culote.
Tomo una botella de aceite de una mesita y lo vació sobre mi, lo unto por todo mi culo nalgueandome
Don Pedro: -Muévelas,
Yo: -Co, co ¿Cómo?
Don Pedro: -Que reboten
Lo complací; con el aceite cada vez que mis langas chocaba entre si producían un sonido suave pero cachondo; plap, plap
Don Pedro: -No mames, que ricura
Me abrió las nalgas y me penetró de nuevo, yo solo dejaba que mi hiciera lo que se le antojara.
Don Pedro: -Ahora me vas a cabalgar.
Boca arriba tomo su verga
Don Pedro: -Siéntate aquí
Yo: -Lo que diga papi
Me clave en su rabo
Don Pedro: -Mueve el culo, culiame
Mis cuerpo se mecía y mis tetas chocaba contra su cara, era una posición que no habíamos hecho antes y me resulto tan rico aplastar su humanidad y mirarlo desaparecer debajo de mi.
Don Pedro: -Así, así, que rico, ¿Quieres mis mecos? ¿Los quieres?
Yo: -Dame, dame tus mecos
Abrió mis nalgas y levantando su pelvis me inyecto su esperma caliente que a esas instancias me sabia a gloria.
Me quite de encima y caí desmayado.
Solo tengo noción de algunas imágenes que me dan la certeza que aprovechando mi estado me cogió 3 veces mas durante la noche.
Era un hombre muy potente sexualmente hablando y como el decía, el culo es culo no importa si es de hombre o de mujer y mientras haya se debe aprovechar.
En la mañana como pude me vestí, él dormía, no quise despertarlo, solo le agradecí al oído la noche que pasamos con la promesa de volver.
Cuando caminaba de vuelta podía oler en mi el aroma del sexo y nuestro sudor y sentir su semen que aún salio por mi culo.
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