Fantasía de un Heterosexual
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Transcurrió un día bastante normal en la escuela, iba de salida cuando uno de mis compañeros se acercó. Yo sabía, o al menos tenía la sospecha de que él era homosexual, su nombre era Erick.
-Hola, ¿cómo estas?
En ese momento me sentía nervioso pero no sabía la razón.
-Bien y ¿vos?
-Bastante bien, quisiera pedirte un favor.
-¿Qué necesitas?
-¿Podrías venir a mi casa? necesito que me ayudes con unos ejercicios de ciencias. Me han dicho que eres bastante bueno.
No sabía qué responderle. Una parte de mí me decía que lo hiciera, mas otra estaba algo confusa. Luego de meditarlo por unos metros, tomé la decisión.
-Claro.
Caminamos unas cuatro cuadras hasta su casa, casi sin dirigirnos la palabra. No me sentía tranquilo y a él se le notaba que estaba algo nervioso. En algunas ocasiones no paraba de verme y de alguna manera eso me gustaba. Llegamos a su casa, entramos y dejamos nuestras cosas en los sillones de la sala.
-¿Quieres comer algo? me preguntó. La verdad tenía hambre, pero la pena me ganó y le contesté que no. Él subió un instante para cambiarse y yo me quedé sentado en la sala, pensando. Sentía algo, qué era, no tenía idea, simplemente me sentía… Excitado. Sus padres no estaban, me lo había comentado en el camino y su hermana se encontraba en una actividad extracurricular.
No pasó mucho tiempo cuando él bajó. Me dijo que preferiría estudiar arriba, en su recámara. Agarramos nuestras cosas y subimos hacia su habitación. Sacamos nuestros libros, nos sentamos en su escritorio y comenzamos a estudiar. Estuvimos estudiando al rededor de una hora y media, cuando terminamos. Aún era de día, apenas comenzaba a atardecer.
-Gracias por haberme ayudado, me ha servido de mucho.
-De nada -le respondí- cuando quieras.
-Espérame un momento, iré a traer algo a la cocina.
-De acuerdo.
Me quedé en su habitación, alistando mis cosas para poder irme. Cuando estaba a punto de terminar, noté algo: Una erección. Me sentía raro, nunca me había pasado y nunca me había sentido así. No era igual que cuando miraba porno y me masturbaba, era algo diferente. Cuando Erick regresó no pude evitar hacerle una pregunta.
-Erick, ¿eres gay?
Él se quedó en la puerta, con una barra de cereal, helado. Luego de un momento respondió.
-S… Sí.
Tuve otra erección.
-Mira… yo… -no creía lo que salía de mi boca- siempre… he querido tener una experiencia de sexo… con un hombre.
Él sólo me miraba y comencé a notar que su miembro crecía en sus pantalones.
-Bueno, no lo sé…
Me acerqué a él y estuvimos a unos centímetros el uno del otro. Nos miramos un instante y luego él dio un paso.
-No sabes cuánto he esperado esto.
Me besó. Al principio me sentía extraño pero luego la excitación me ganó y abrí mi boca para dejar entrar su lengua. Nos besamos apasionadamente por unos quince minutos sin dejar de abrazarnos y tocarnos. Mis manos bajaron a sus nalgas y las de él, a mi pene. Luego, abrazados, caímos a la cama, nos acomodamos y seguimos con nuestros besos. Paramos un instante para quitarnos nuestras camisas y luego nuestros pantalones.
Él fue el primero en bajarme el bóxer y dejar al descubierto mi verga, erecta. Luego me correspondió a mí. Su pene era de tamaño regular y me había gustado. Nos juntamos hasta que nuestras vergas se encontraron y nuestras lenguas, también. Nos apretábamos al abrazarnos. Él comenzó a bajar.
-Quiero tenerte en mi boca. -me dijo.
Comenzó a chupármela. Por primera vez alguien lo hacía y era un hombre. Me sentía sucio, emocionado, nervioso y excitado. No tardó mucho cuando me vine en su boca y, al instante, Erick se tragaba mi semen. Cuando terminó lo besé de nuevo y luego…
-Es mi turno.
Bajé, besándolo todo, hasta llegar a su pene. Tenía algunos pelos pero no me importaba, sólo quería chupar esa rica verga. Sentía el calor en mi boca y como sus líquidos pre-seminales entraban por mi boca y se iban a mi garganta. Al rato, su semen había salido como un gran chorro en mi boca y sabía tan bien. Me lo tragué al instante y quise seguir chupándosela…
-Te quiero dentro de mí -me dijo. Eso me puso a mil. De manera rápida él se puso en cuatro y comencé a rozarle su hermoso trasero.
-Hazlo, quiero tu verga, ¡Te quiero dentro!
No aguantaba las ganas de penetrarlo. Al principio me costó un poco, pero luego su ano se abrió y pude meter todo mi pene. Comencé a cogerlo de manera suave pero él me pedía más.
-Dame duro, hazme tuyo!
-¿Así te gusta?
-Me encanta, sigue, más adentro, más adentro…
Su voz se convirtió en gemidos de placer. En mi excitación lo levanté y lo abracé. Él se volteó y yo lo besé. Él tenía mi verga en su culo y yo su lengua en mi boca. Era lo mejor que me había pasado.
Me corrí dentro de él. Cuando mi semen salió, él dio un grito de placer y me volvió a besar.
-¿Quieres hacerlo más interesante?
-¿A qué te refieres? -le dije, cansado.
Me tomó de la mano y salimos de su cuarto. Me estaba llevando a su baño.
-Quiero que entremos a la regadera -me dijo.
-De acuerdo.
Entramos y él abrió el chorro. Nos besamos con el agua cayendo entre nosotros. Nos pegamos el uno al otro. A mí me gustaba sentir su verga junto con la mía, se sentía tan bien.
-Quiero tenerte dentro -le dije.
-Nunca me ha gustado ser el activo… Prefiero que me den duro.
-Entonces date la vuelta.
Cuando se dio la vuelta, puso sus manos en la pared y se inclinó. Le di una nalgada y procedí a penetrarlo.
-Soy tu puta…
Cuando me dijo eso mi pene respondió con otro chorro de semen.
-Así se siente bien, pero quiero que me des más duro.
Lo embestí, le estaba dando con todas mis fuerzas y él gemía y gritaba como una puta.
-¿Te gusta, perra?
-Sí, tu verga se siente bien en mi ano.
Terminé corriéndome otra vez. Saqué mi pene, cerró la regadera y se volteó. Lo besé y luego volví a lamerle esa rica verga. Me la metí toda a la boca.
-Me vengo…
-Vente en mi cuerpo -me hinqué para recibir su leche.
Y me tiró todo su semen en mi pecho y parte en mi cara. Me levanté y me pegué a él, con el semen aún en mi cuerpo. Antes de besarlo me tragué los restos de mi rostro. Sacamos nuestras lenguas y seguimos así por otros diez minutos.
-¿No necesitas ayuda más seguido?
-Sí y con otras clases…
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