Fantasía: En un telo transvestido con un maduro
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Lo conocí por internet.
Ya teníamos todo bien arreglado para que no surja ningun inconveniente.
Me había dado su descripción y yo la mia.
Lo vi llegar con una maleta, como me había dicho.
Nos dimos un saludo seco y caminamos la media cuadra que nos separaba del telo.
Estaba muy nervioso, pero sabía que me iba a encantar.
El, a quien llamaré "mi amante", estaba en los 40 años.
Era alto, un poco gordo aunque no tanto, y por las fotos que me había mandado sabía que tenía un pene peludo, no muy largo pero de aspecto muy rico.
Entramos al lugar.
No era precisamente un hotel de 5 estrellas, pero habíamos quedado para ese lugar porque el lo conocía y su descripción de la habitación me excitaba.
Pagó la habitación en la recepción y fuimos hacia la habitación.
Por el pasillo podía escuchar, aunque bajo, algunos gritos de chicas y chicos que estaban en otras habitaciones.
Me calentaba mucho la idea de pensar de que yo sería su chica, y que gritos así saldrían de mi provocados por la verga de mi amante.
Llegamos a la habitación, era tal como la había descripto.
No era lujosa, mas bien parecía la habitación de cualquier hotel de carretera, y por algún motivo eso me exitaba mas.
La habitación era muy simple aunque con estilo.
Tenía espejos en las paredes y en el techo.
Estaba la cama matrimonial en el medio y al costado había un típico diván de este tipo de hoteles.
De fondo sonaba bajito una música, la cual decidimos quitar para concentrarnos mas en lo nuestro.
También había una tele que pasaría películas pornográficas, pero de momento la dejamos apagada.
Cerramos la cortina de la única ventana que había y dejamos una luz ténue roja prendida que había a un costado de la habitación.
Mi amante toma su maleta aunque sin dejarme ver y saca una bolsa de ella.
Luego me la da y me ordena ir al baño de la habitación con ella.
El baño, así como el resto de la habitación, era bastante simple.
Pequeño y no muy iluminado.
Contaba con una ducha con el lugar perfecto para dos personas.
Si, otra de mis fantasías.
Abrí la maleta sabiendo con que me iba a encontrar, pero no esperaba tanto detalle.
Dentro de ella, había una tanga y un sujetador rosas, unas medias de encaje de color parecido, unos zapatos de taco, entre algunas otras prendas femeninas.
Sabía que tanto detalle era solo por si acaso, pues ya habíamos arreglado como quería que salga.
Dentro había también un pintalabios color carmín, el cual cuidadosamente y mirandome al espejo me pasé por mis labios.
Luego, me saqué toda mi ropa y me puse solamente la tanga, el sujetador y las medias.
Estaba listo.
Toqué la puerta del baño como para recibir la aprobación para salir, y escuche a mi amante diciendo que salga.
No había mucha luz en la habitación por lo que yo podría haber pasado por una prostituta, lo cual me excitaba mucho mas.
Mi amante estaba ya tirado en la cama con solo su ropa interior puesta, donde se le marcaba un bulto.
Me eché a su lado en la cama lo mas sensualmente posible y las caricias y besos no tardaron en aparecer.
Mi amante tocaba mucho mi cola, como si fuera una puta.
Mi pene ya estaba muy duro y parado, y esto hacía que se me corra un poco la tanga.
Mi amante se dio cuenta de esto, y comenzó a tocarme, pero no como si tuviera pene, sino como si abajo de esa tanga tendría una vagina.
Habíamos arreglado todo de esta manera en la que yo fuera lo mas mujer posible.
Yo tocaba su pene, se sentía muy bien y tenía muchas ganas de probarlo.
Por suerte para mi, no tardó mucho en comenzar a bajarse su ropa interior, señal para mi para que baje y se la mame.
Y así hice.
A pesar de que estaba oscuro, la luz tenue dejaba verla un poco, era igual de hermosa que en las fotos.
Comenzé a ponerla poco a poco dentro de mi boca.
Se sentía realmente riquísima.
Pasaba mi lengua por la cabeza y el tronco de su pene, mientras con mi mano lo masturbaba lentamente.
Sabía que estaba disfrutando, su respiración se agitaba.
Bajaba mi boca a sus huevos, volvía a subir y me la metía en la boca, estaba volviendome loco y creo que el también, por lo que en un momento me pidió que pare para no "arruinar" lo que seguía.
Para sorpresa mía, lo próximo que hizo fue pedirme que me recueste, a lo que obedecí.
Seguido de esto, quitó mi tanga por completo.
Pensé que ahora sería su turno de mamarme, pero no lo hizo de la misma manera.
Abrió bien mis piernas, igual que cuando una mujer recibe sexo oral, y comenzó a lamerme de una manera similar, mientras que introducía poco a poco un dedo en mi culito como si fuera en una vagina.
Con su otra mano, acariciaba bajo el sujetador, donde se suponía que debían estar mis senos.
Me estaba encantando.
Miré hacia el espejo del techo unos segundos y la imágen era increíble: realmente parecía una chica recibiendo sexo oral, y eso me excitaba mas y mas.
Cuando mi amante introdujo su tercer dedo en mi culito, me preguntó si quería que parara, lo que significaba que ya era el momento en que me penetrara.
Le rogué que me penetre mi culo.
Mi amante me ordenó ponerme en cuatro patas.
Ya en esta posición, comenzó a pasar su lengua por mi ano.
Se sentía muy rico, y esto junto con los dedos que iba metiendo ayudaban a dilatar mi culito.
Finalmente, ya cuando estaba a punto de gritar que me la meta, comenzó a meterla poco a poco.
Al principio dolía un poco, pero no era para nada un dolor insoportable, todo lo contrario.
No intenté ocultar ninguna expresión de placer ni de dolor, por lo que largué un largo gemido de desahogo y algunos gritos por el dolor.
Sin embargo, unos minutos después, ya tenía todo su pene dentro mio y el dolor era mínimo casi.
Mi amante ya me estaba dando de perrito como a una puta.
Yo gemía muchisimo, tanto que empecé a pensar que me escucharían a mi antes que a cualquier otra chica, y eso me volvía loco.
Mi amante también daba gemidos de placer, parecía que estaba disfrutando mi culito.
Comenzó a darme nalgadas bien fuertes, y ahí mis gritos ya eran bien fuertes.
Miré hacia un lado, al espejo de la pared, verme así en esa posición y con mi amante penetrandome desde atrás me estaba volviendo loco.
Decidimos cambiar de posición.
Mi amante se tiró sobre la cama y yo arriba de el como vaquera.
Ahora me tocaba controlar a mi el ritmo.
Saltaba como una puta montando y no paraba de gritar.
Mi amante seguía dandome nalgadas mientras mi culo subía y bajaba con su verga dentro mio.
Luego de unos minutos, supe que mi amante ya estaba para tener un orgasmo, así que sin siquiera preguntar apuré mis saltos y gemí para el.
Segundos después, mi amante tuvo un fuerte orgasmo y largó todo su semen dentro de mi culito.
Se lo notaba agotado, y yo también lo estaba, pero mi pene seguía parado allí, así que mi amante se encargó de masturbarme, aunque no tardé mas que unos segundos en largar mi semen el cual cayó sobre mi estómago y el suyo.
Salí de encima y me tiré a su lado en la cama.
Había sido genial.
Nuevamente miré arriba al espejo del techo, solo para ver nuestra imágen.
Mi amante estaba tirado con su pene ya flácido.
Y yo.
parecía una puta que acaba de hacer su trabajo.
Aunque esto recién empieza.
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