Fiesta de pijamas (1)
La fiesta continúa por la mañana, pero con un nuevo participante.
Continúo contándoos lo que ocurrió en esta particular “fiesta de pijamas”.
Era pronto por la mañana, alrededor de las 9, nosotros solíamos levantarnos más tarde, pero yo me estaba meando, por lo que me levanté de la cama aún medio dormido y fui al baño. Al salir de esta, algo más despierto, escuché ruidos que venían de la habitación de Raúl, el hermano mayor de Alex, que contaba con 18 años, quién seguía estando a cargo de nosotros.
Me acerqué a la puerta intentando no hacer ruido y cuando estuve lo suficientemente cerca me di cuenta de que la puerta no estaba cerrada del todo, solo echada, dejando una rendija por la que podía ver lo que ocurría. Lo que vi en un principio no me sorprendió mucho, ya que eran Alex y Raúl discutiendo, pero intrigado por qué discutían tan pronto por la mañana, me quedé a escuchar.
Raúl le estaba preguntando qué era lo que habíamos estado haciendo los 4, y Alex le contestó que solo jugar a la consola, debían llevar un rato ya discutiendo sobre eso porque Raúl tenía cara de estar enfadándose.
Raúl: estás seguro de que solo estuvisteis con la consola?- Raúl lo volvió a preguntar juntando la poca paciencia que le quedaba.
Alex: ya te he dicho que sí, no sé qué más quieres que te diga- replicó.
Raúl: ayer entré para ver si ya estabais dormidos y lo que vi no era exactamente estar con la consola- dijo Raúl.
Yo me quede congelado, Raúl nos había visto, que pasaba si se lo decía a nuestros padres. Mientras pensaba que podría pasar si Raúl decía algo, la escena en la habitación cambió. Cuando volví a mirar me encontré a Alex arrodillado frente a Raúl, que estaba sentado en su cama y sin pantalones, que le indicaba que le hiciera una paja o lo contaría todo.
Alex agarró el pene flácido de su hermano y empezó el movimiento masturbatorio. La polla de Raúl no tardó en ponerse dura debido a las atenciones de su hermano. Estuvieron en esa posición cinco minutos, yo mientras veía la escena con una mano dentro de mi pantalón de pijama tocándome el pito.
Alex, sin que le dijeran nada, acercó su boca al glande mojado de precum de su hermano y lo lamió, Raúl soltó un gemido y agarró a su hermano de la nuca para que se metiera su polla en la boca, que no le cupo entera, pero sí gran parte. Raúl guiaba los movimientos de la cabeza de Alex con su mano, para darse más placer y este mientras se había sacado su pene del pijama y empezaba a masturbarse.
Mientras estaban en eso, yo solté un ligero gemido, que no creí que oyesen, pero concentrado como estaba en mi pene, no vi que Raúl se había levantado de la cama y se dirigía a la puerta de su habitación, la abrió y me encontró de rodillas masturbándome. Me levantó del suelo y me metió dentro de la habitación, esta vez cerrando bien la puerta.
Nos dijo que nos pusiéramos de rodillas uno frente al otro muy juntos, cogió nuestras cabezas y las juntó metiendo su polla entre nuestros labios, con los que se fue masturbando a placer. Alex y yo mientras nos tocábamos mutuamente nuestros pitos.
Cuando se cansó de esa postura se tumbó en la cama y nos dijo que se la comiéramos que se quería correr. Alex se puso entre sus piernas y empezó a lamerle los huevos mientras que yo me puse de rodillas al lado de su polla, la cual empecé a meter en la boca. Estando en esa posición, me agarró de las caderas y me puso sobre él en posición de 69, así mientras yo le comía la polla, el me lamía el culito.
Estuvimos así unos 15 minutos y nos dijo que estaba a punto de correrse, nos mandó colocarnos de rodillas uno al lado del otro y él se quedó de pie masturbando su polla, no pasó ni un minuto, tuvo un espasmo y empezó a correrse sobre nuestras caras y bocas, yo intentaba tragar todo lo que caía en mi boca. Cuando terminó de correrse, agarré su pito aún duro y lo limpié de restos de semen.
Cuando acabé de hacerlo, nos dijo que nos laváramos la cara y que volviéramos a la cama, que todavía era muy temprano. Antes de salir de la habitación dijo que no le contaría a nadie lo que había visto, pero que lo que habían hecho ahora se iba a repetir. Nosotros nos lavamos la cara y acordamos no contarle nada a Jorge por ahora, volvimos a la cama y dormimos un rato más.
Hasta aquí la fiesta de pijamas, espero que disfrutéis el relato y caiga un buen pajote. Gracias por leer.
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