Finalmente me di cuenta de cual era en verdad mi mundo
Luego de tener sueños húmedos pensando en mis amigos, decidí probar y esa fue la mejor decisión que pude haber tomado en toda mi vida.
Yo siempre me considere una persona normal, con gustos normales, común y corriente, como todos mis amigos.
Yo no era del tipo conquistador, pero sí que muy de vez en cuando tenía alguna aventurilla por ahí, pasajera, como la mayoría de ellas.
Por ese motivo, creo yo, no me decidía a casarme, como que sentía que eso no era para mí. No sentía que eso me fuera a llenar.
Así me la pasaba filosofando y yo mismo inventaba mis propias excusas para no casarme.
Así que, de repente, llegue a los 40 sin pena y sin gloria. Sentía un vacío en mi vida de lo más extraño e inexplicable.
En una ocasión, conocí a unos chicos en una reunión, eran muy simpáticos y de lo más extrovertidos. Cualquier cosa que dijeran se me hacía de lo más agradable. Estuvimos tomando y platicando y las horas se fueron sin casi darme cuenta.
Me fui a mi casa como a las 6 de la mañana.
Pasaron los días y de repente me llego un mensaje de uno de ellos. No sé cómo consiguieron mi número, tal vez yo mismo se los di, pero ni me acordaba, pero no le di mayor importancia, Platicamos bobera y media y pasamos unos minutos de lo más agradable y hasta ahí, eso fue todo.
Días después me escribían y me enviaban fotos de lo más explicitas, cachondas y descaradas, cosa que se me hizo de lo más extraño, ya que en verdad no éramos los grandes amigos ni había tanta confianza, pues apenas nos acabábamos de conocer.
Me mandaban fotos de sus vergas bien paradas, otras en que alguien o entre ellos se la estaban chupando, las más perturbadoras era las que aparecían penetrando o siendo penetrados por otros chicos.
Se me hacían de muy mal gusto que me anduvieran enviando ese tipo de cosas, repito, ni éramos tan amigos, pero se notaba que eso a ellos les daba igual, supuse que para ellos eso era algo de lo más normal.
Ello se divertía a su manera y yo no los criticaba, pero de que me involucraran y me enviaran evidencias como que yo todavía no lo asimilaba del todo.
Días después, una noche me desperté sudando y muy agitado, me levante a tomar agua y me lave la cara. En mi sueño participaba con ellos en las reuniones de donde habían salido las fotografías y yo la pasaba de lo mejor. En realidad, no es que fuera una pesadilla, pero yo en mi vida había tenido esos s y mucho menos me hubiera imaginado participar en ese tipo de reuniones. El caso es que el sueño me dejo de lo más perturbado, mucho más cuando note que había tenido un tremendo orgasmo, eso sí que me dejo bastante desconcertado.
Así que mis sueños húmedos empezaron a hacerse de lo más frecuente, me di cuenta que, de un tiempo para acá, solo pensaba en ellos, en sus reuniones y lo que pasaba en ellas entre ellos.
Me preocupé bastante cuando empecé a soñar puras vergas, las chupaba y me la metían y lo peor, en el sueño todo eso me encantaba y me ponía unas venidas tremendas y despertaba todo empapado de sudor y de la eyaculación nocturna.
En esas andaba cuando un buen día, los chicos me invitaron a una reunión en su casa. Eso me estremeció de sobremanera y me preocupo bastante. No sabía cómo iba a comportarme frente a ellos después de lo que me habían mandado, había soñado y las ganas que me estaban dando de probar nuevas experiencias bastante desconocidas para mí, así que me disculpe y decline la invitación.
Un día, caminaba por la calle y de pronto un auto se detuvo junto a mí y me ofreció llevarme, era uno de ellos, yo me puse de lo más nervioso, pero con una sonrisa accedí y me subí al auto. Nos fuimos platicando de lo más ameno hasta llegar a mi casa. Se detuvo, me puso una mano sobre el muslo y mirándome directo a los ojos me dijo, nos gustaría que fueras a visitarnos. De inmediato yo sentí una tremenda erección de lo más inexplicable.
Habrá una reunión el próximo sábado, te esperamos, decía al tiempo de darme una tarjeta con la dirección. Yo nervioso solo atine a sonreír y balbucear está bien, gracias.
Apenas entre a mi casa enseguida me puse a masturbarme, ese chico me había súper excitado lo máximo y yo no sabía por qué.
Apenas estaba entrando en calor cuando tocan a la puerta. Me arreglé la ropa y abrí la puerta para ver quién era.
Pues era el chico ni más ni menos Sin decir palabra me abrazo y me planto tremendo beso en la boca. Inexplicablemente yo no solo me dejé hacer, sino que, para mi sorpresa, le correspondí besándolo apasionadamente y nos dimos lengua.
Nos empezamos a manosearnos la verga. Besándonos nos desnudamos, nos pusimos a hacer el delicioso 69, cosa que, para mí, era mi primera vez que hacia cosas como esa, pero, para mi sorpresa, me encanto mamar verga.
Luego, el chico me monto y me dio una cogida tan tremenda que me hizo estallar en orgasmos interminables.
Yo no lo podía creer, todo eso era nuevo para mí. Luego, se vistió diciéndome que me esperaba el sábado y nos despedimos besándonos en la boca y se marchó, dejándome en una total confusión.
Como era posible todo eso si yo me consideraba un chico normal al que le gustan las chicas. Ahora no solo me gustaba el chico, adoraba su verga y me moría nomas de pensar en la increíble metida de verga que me había dado.
Así que decidí que si iría a verlos el siguiente sábado. Todo el día soñaba yo con volver a verlo y con poder volver a chuparle su deliciosa verga y por supuesto, haría hasta lo imposible porque me volviera a coger. Todo eso me daba vueltas en la cabeza.
Así que finalmente, después de una interminable semana, llego el tan ansiado sábado. Me presente a la reunión, iba de lo más nervioso y súper excitado ante la tremenda expectativa de lo que ahí pudiera suceder.
Resulta que, al entrar me encontré con que ya había varios hombres, algunos desnudos con su tremenda verga colgando, otros fajando, abrazándose y besándose. Unos chicos haciendo el oral a otros e inclusive, hasta había un par de ellos cogiendo frente a todos. Nadie decía nada, solo observaban como si nada ocurriera y la mayoría platicaba amenamente sin dar mayor importancia a lo que ahí suceda. Se notaba que ellos acostumbraban ese tipo de reuniones y ya estaban de lo más familiarizados con ese ambiente y con lo que sucedía en ese tipo de reuniones.
En esos dos días y medio de reunión, se la chupe a todos, me cogieron entre todos, incluso llegamos a hacer sándwich y me encantaba estar en medio. No sé cuántas veces eyacule ni cuantos tipos se vinieron en mi boca, en mi cara, en mis nalgas y dentro de mi culo.
En esa reunión fui la puta de todos, creo que yo no me cogí a nadie, estaba demasiado entretenido recibiendo verga y chupando pene. Fue algo sorprendente e increíblemente maravilloso.
Empecé a pensar que eso era lo mío, lo que tanto tiempo había estado esperado sin saberlo.
Me di cuenta que, en verdad, aunque había estado oculto en mi subconsciente durante toda mi vida, yo había nacido para ser puta, me gustaba sentirme una zorra caliente pervertida y disfrutar de mis machos. Cosa imposible de pensar tan solo unos pocos días atrás.
A partir de ahí me empezaron a visitar en mi casa toda clase de chicos, muchos totalmente desconocidos para mí.
Llego el momento en que a pedido de ellos, yo empecé a vestirme de chica para recibirlos. No sé por qué eso les calienta a los hombres, cogerse a otro hombre, pero vestido de mujer. Ya no me importaba nada, usaba lencería sexi y hasta ropa de calle de mujer, medias liguero, pantaletas, sostén, faldita corta y tacones tan solo para recibir a mis machos. Si a ellos les encantaba que los recibiera así, a mí me súper excitaba sentirme una verdadera puta.
Hasta ese entonces fue que empecé a sentirme completa y verdaderamente realizada.
Me vestía de medias, liguero y pantys a veces con solo un top encima y así recibía al del gas, el del agua, al del cable y así, a toda clase de proveedores. Se quedaban sorprendidos y avergonzados de ver a un hombre vestido así. Me les ofrecía como una verdadera puta y eso me súper excitaba.
A veces caían a veces no, pero yo me sentía feliz de haberme convertido en una zorra caliente pervertida.
Empecé a ir al trabajo con pantaletas de mujer debajo del pantalón, se sentía súper excitante saber que las llevaba puestas. Me hacía sentir una puta sexi y hasta ya empezaba a coquetear con mis compañeros de trabajo, cosa que motivaba que algunos me vieran de lo más extraño. Menos mi jefe, que empezaba a darse cuenta de mi evolución y eso a él le motivaba, hasta que finalmente caí en sus redes, o el en las más, no supe en realidad como paso.
El caso es que empezamos a coger de vez en vez. Ahora soy un hombre maduro de 65 y continúo saliendo con machos de vez en cuando.
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