Follando a mi bebé mientras duerme

Soy padre soltero y desvirgue a mi hijo de 13 años al darme cuenta que tenía un sueño erótico conmigo .
Para un poco de contexto, yo soy un hombre de 35 años, tuve a mi hijo cuando tenía 23 y es la luz de mi vida.

Es un hermoso niño, a veces en mi familia incluso llegamos a hacer bromas acerca de que es casi como una princesa.

Al contrario de mi que tengo piel bronceada y cabello oscuro, él tiene cabello rubio claro y piel de porcelana, igual a su madre.

Ella nos dejó cuando él tenía solo 6 meses, es raro, pero ella fue la que nos dejó.

Desde entonces yo he sido quien se encargó de cuidarlo, darle de comer, ayudarlo en sus tareas, hice el trabajo de madre y padre a la vez.

Aunque desde que llegó a la preadolescencia, me di cuenta de un cambio que no era solo físico, también su mente estaba cambiando.

Siempre fuimos muy apegados así que no le tomé importancia al principio, eran actitudes que haría un niño sin darse cuenta, pero él ya no era un niño inocente, él ya sabía lo que hacía.

Se sentaba con sus nalgas tocando mi pene, otras veces incluso lo sobaba con ese pequeño traserito suyo, yo lo ignoraba porque lo hacía tan naturalmente que parecían accidentes.

No pasaba muy seguido así que lo tomé así.

También cuando nos bañamos juntos veía como su mirada se desviaba a mi pene, son 25 cm, realmente no es muy grande pero es un tamaño superior al promedio, yo lo descarté pensando que solo era curiosidad.

Viví engañado por algo de tiempo, creo que fue un año o año y medio.

Hasta hace unos días.

Estaba leyendo en mi habitación, con insomnio, intentando que mi cerebro me dejara dormir.

Hasta que escuché la voz de mi hijo, llamándome a plena madrugada.

Yo me levanté a ver qué pasaba, él siempre se dormía temprano, era muy extraño, él incluso heredó mi gusto por el conocimiento y la lectura, así que el no dormir bien no está para nada en sus planes.

Además de que su voz sonaba… Extraña. El tono de voz con el que me llamaba era extremadamente bajo y había algo en esa voz que me hizo estremecer, su voz era igual a la de su madre la cuál todavía recuerdo, él y su imagen nunca me dejaron olvidarla.

—P-papá…

Su voz solo se oía por encima del viento en mi ventana, pero podía saber que me llamaba, todo esto pasó por mi mente en menos de un segundo, entonces me levanté y cuando llegué a su habitación no vi nada extraño, solo una cosa, mi hijo estaba dormido, ¿Cómo me llamó? Le resté importancia e iba a salir de ahí, pero.

—Papá… dame…

Él volvió a hablar y lo vi. Entonces me di cuenta que estaba hablando dormido, pero no entendía, nunca había escuchado su voz entre sueños, supongo que porque ningún otro sueño había sido tan intenso como el que estaba teniendo.

Me acerqué a su oído y susurré.

—¿Qué quieres que te de, mi princesa?

Si, es un niño, pero yo tengo la costumbre de llamarlo así cuando estamos solos.

Luego el me contestó, aunque al estar dormido (o eso creo) respondió incompleto.

—Todo… yo… querer…

Estás palabras fueron confusas al principio, suspiré y le quité la manta, lo iba a llevar a mi cama, tal vez se sentía solo.

Analicé su cuerpo en pijama, él solo usaba una camisa (que me robó hace años porque era muy suave) y sus calzoncitos.

Él es tan hermoso, es igual a su madre, yo aún no olvidó a esa mujer, la sigo amando a pesar de todo, además el que haya dado a luz a mi razón de vivir, solo hace que mi amor por ella crezca.

Levanté a mi niño y lo puse contra mi cuerpo para llevarlo a mi cama, entonces fue cuando sentí un pequeño bulto caliente contra mi cuerpo.

—Mmmm…

Mi pequeño soltó un gemido con el contacto, realmente tiene el sueño pesado…

Lo devolví a su cama y lo analicé de nuevo, ahora entendía sus palabras antes, este pequeño niño, mi bebé, mi alma y mi vida, estaba teniendo un sueño conmigo. No entiendo que despertó su deseo por mí, tampoco el por qué ni nada de eso, pero lo seguro era que esté niño estaba soñando con que yo lo follaba.

—Dame…

Mi niño susurro y su voz era exactamente igual a la de su madre cuando teníamos sexo, eso despertó algo de deseo en mí. Ya no podía irme, mi cuerpo actuaba por si solo, así que me acosté a un lado de él y lo pegué a mi, sobando su pequeño pene con una de mis manos y con la otra toqueteaba su anillo apretado.

Él soltó más y más gemidos bajos, incluso movió suavemente sus calderitas para más contacto, su voz y apariencia idénticas a su madre me nublaron de deseo, aún más después de ni siquiera tener compañeras sexuales por esperar el regreso de mi amada.

—Papá te hará sentir bien…

Dije en su oído y dejé un beso en la concha de su oreja, entonces metí mis dedos en su anillo apretado y él se aferró a mi, empecé a follar su culito con mis dedos hasta que se corrió ensuciando sus calzoncitos, se los quité y lamí el tierno semen de mi niño, sabía tan parecido pero tan diferente que la vagina de mi amada.

Empecé a lamer su culito, separando sus nalguitas blancas, él se lo había lavado, olía y sabía a jabón desde adentro.

Seguí lamiendo un rato y luego de escuchar unos cuantos minutos sus hermosos gemidos, saqué mi pene y me puse encima de él.

Se lo metí y lo folle con cuidado por un rato, no quería despertarlo, mis movimientos eran lentos y suaves, estaba resistiendo muy bien el instinto de follarlo tan fuerte y salvajemente que se despertaría y poder reclamarlo como mío. Solo le iba a dar algo de realismo a su sueño, así sabría exactamente que se sentía estar conmigo.

Gracias a los movimientos lentos y suaves pude estar dentro de él durante 3 horas hasta que logré correrme, lo dejé dentro de él y después lo besé en los labios.

Él hizo un movimiento con sus ojos que me hizo dudar si estaba dormido o despierto, pero decidí ignorarlo.

Lo cubrí bien con la manta y me levanté a limpiar sus calzoncitos, no iba a dejar que se pusiera ropa sucia, los lavé y los sequé rápidamente, luego se los puse y me acosté con él.

Hola, no soy bueno contando historias a otros que no sean «mi bebé» así que ko supe cómo explicar esto, subiré la siguiente parte en unos días, pues pienso confrontarlo para descubrir si realmente estaba despierto o no.