¿FUE UNA VIOLACIÓN?
“¡Dale! ¡Vení! ¡Yo lo sostengo porque este se quiere escapar!” – Dijo, mientras se puso frente a Luis, agarrándolo fuertemente, sobre todo de sus tetas.
Hola a Tod@s
Como he comentado en mi primer relato (todos ellos ciento por ciento reales), fui penetrado por primera vez con apenas 8 añitos de edad y por un hombre de 30 años, de nombre Carlos y si bien mis experiencias con hombres mayores, fueron todas muy satisfactorias, en ocasiones no lo fueron tanto, pero no por mí, sino por mis circunstanciales compañeros de sexo.
A mis 10 años, mi super culo ya se había comido varias pijas, pero yo no era el único en el barrio, ya que había un par de chicos que, si bien no al extremo de este servidor, también les gustaba la verga.
Uno de ellos se llamaba Luis y el otro Francisco; el primero era bien gordito y el otro, por el contrario, muy delgado; a veces, solíamos juntarnos a conversar sobre sexo y en más de una ocasión “hicimos algo entre los tres”.
Una tarde, andábamos los tres juntos, deambulando por la periferia del barrio, cuando se nos acercaron tres muchachos, que tendrían entre 18 y 22 y uno de ellos exclamó:
-“¡Miren quienes están por acá! ¿Qué están haciendo tan lejos de sus casas?”
“¿Nos conocen?” – Pregunté yo porque los desconocía por completo.
“¡Sí! ¡Luis, Francisco y Marquitos, el culo más lindo del mundo!” – Respondió uno de ellos, sonriendo socarronamente (efectivamente, nos conocían, si bien ninguno de nosotros sabíamos de dónde podría ser).
“¡Vengan por acá! ¡Les voy a mostrar el mejor lugar de esta zona!” – Dijo uno de ellos.
Los seguimos porque, en rigor a la verdad, nada hacía suponer o intuir que nos querrían hacer algo malo, así que caminamos unos pasos detrás, hasta que llegamos a una casa abandonada e ingresamos por una abertura en la parte posterior.
“¡Este es nuestro cuartel secreto! ¡No cualquier viene acá! ¡Ustedes son unos privilegiados!” – Dijo quien siempre llevaba la voz cantante.
El olor del lugar era el característico de una casa abandonada, que era utilizada como baño, para fumar a escondidas y supongo que también para el sexo.
“¡Desvístanse! ¡Sáquense la ropa!” – Ordenó el mismo muchacho.
Yo ya estaba por demás acostumbrado a ello y no tenía ningún tipo de prejuicios, de pudor ni de vergüenza al respecto, pero mis dos compañeros titubearon, sobre todo Luis, que era el menor de nosotros tres (tenía solo 7 años).
“¡Vamos! ¡Rápido! ¡No tenemos todo el día! ¡Marquitos ya se desnudó!” – Volvió a decir, mientras Francisco se quitaba las últimas prendas, pero Luis se había quedado impávido y sin reacción, así que uno de los muchachos se acercó hacía él y le bajó el pantalón y el calzoncillo, dejándolo con su gordo culo al aire.
Una vez que estuvimos los tres desnudos, nos pusieron contra una pared y comenzaron a tocar y a manosear nuestros culos.
“¡Era cierto! ¡Era verdad! – Exclamó uno de ellos mientras miraba y admiraba mí parte trasera y seguidamente, agregó:
“¡Que hermoso culo! ¡Qué locura de culo! ¡Con razón Julio te cogió!”
“Julio, Julio ¿Qué Julio habrá sido?” – Pensé yo para mis adentros, pero rápidamente lo recordé; Julio, un hombre que me había cogido el año anterior.
Inmediatamente después, uno de los muchachos fue hasta otra dependencia de la casa abandonada y volvió con un pote de crema; por lo que rápidamente intuí que ellos, ya tenían preparado el lugar y que nosotros, seguramente, no éramos los primeros, ni mucho menos.
El que estaba detrás de mí, se untó la pija, ya bien erecta, “embadurnó” mi culazo y me la metió de una.
“¡Qué fácil entró! ¡Se nota que te han cogido ya un montón de veces!” – Exclamó mientras bombeaba suavemente.
El segundo fue Francisco, que tenía entonces 9 años, pero él gritó de dolor.
“¡Callate boludo! ¡Nos van a oír! ¡Aguantá! ¡Es un rato y después ya no te duele!” – Le dijo el que acababa de penetrarlo, pero cuando le tocó el turno a Luisito, el menor, se asustó e intentó escaparse del lugar, aunque rápidamente fue sostenido, fuertemente, ya que el muchacho era mucho más grande y obviamente más fuerte.
“¡Epa! ¡Tenemos uno medio arisco acá! ¡No se quiere dejar coger!” – Exclamó mientras se ponía bastante crema en su verga y hacía lo propio con el culito de Luis.
“¡Ay! ¡Ay! ¡No! ¡Duele! ¡Duele mucho! – Empezó a gritar e inclusive salían lágrimas de sus ojos, pero el muchacho (al que los otros llamaban “Cacho”), le tapó la boca con la mano y comenzó a cogerlo.
Obviamente, el más cómodo de todos era yo, porque venían cogiéndome ya desde hacía dos años y con muchísima asiduidad, pero Francisco estaba por demás molesto (se notaba en su rostro) y el pobre de Luisito, ya lloraba desconsoladamente, mientras era embestido una y otra vez.
“¡Cómo me gustan estos pendejitos!” – Dijo Cacho y agregó:
“¡Sobre todo cuando no se dejan! ¡Me encanta!” – Y finalizó diciendo.
-“¡Encima tiene tetas, el gordito! ¡Miren que lindas tetas tiene!”.
Efectivamente, Luisito, al ser el más gordito de los tres, tenía una pancita prominente y un par de lindas tetitas, además de sus muslos bien rellenos.
Si bien el verlo prácticamente llorando y de manera desconsolada, me producía algo de congoja, el hecho de que él me quitase el protagonismo que yo solía tener siempre, merced a mi increíble super culo, no me gustaba para nada.
“¡Cacho! ¡Dejame cogerlo a mí! ¡Te dejo el culazo de Marquitos!” – Exclamó el muchacho que estaba cogiéndome.
“¡Dale! ¡Vení! ¡Yo lo sostengo porque este se quiere escapar!” – Dijo, mientras se puso frente a Luis, agarrándolo fuertemente, sobre todo de sus tetas, hasta que el otro muchacho, lo penetró y empezó a cogerlo (a todo esto, el menor de nosotros tres, seguía llorando desconsoladamente) y más aún, porque, cuando yo esperaba que el tal “Cacho” me cogiera, este empezó a chuparle las tetitas.
Luisito se sentía humillado y ultrajado, ya que, si bien a él solían también tocarlo y manosearlo, nunca lo habían penetrado y mucho menos de esa manera.
Yo estaba allí, con mi maravilloso culo desnudo, a la espera de que alguno se dignase a cogerme, pero fue en ese entonces, cuando el muchacho que estaba cogiendo a Francisco (y que no había pronunciado palabra alguna), exclamó:
“¡Cacho! ¡Cogelo a este! ¡Tiene un culo demasiado flaco! ¡Jajaja!”.
Pero el tal Cacho, no quería dejar de chuparle las tetas a Luis, así que directamente, sacó su pija de adentro del culo de Francisco y se vino detrás de mí, para metérmela bien adentro.
“¡Ah! ¡Este sí que es un culazo! ¡Por favor! ¡Qué culo hermoso! ¡Nunca cogí un culo tan lindo!” – Comenzó a deshacerse en elogios y en halagos hacia mi parte trasera y yo volví a decir para mis adentros “¡Bueno! ¡Al fin! ¡Volvimos a la normalidad!”.
Cacho dejó al fin las tetas de Luisito y fue detrás de Francisco.
“¡A este sí le voy a llenar el culo de leche!” – Dijo mientras lo “clavaba” fuertemente.
Francisco gritó, porque la pija de Cacho era bien larga y gruesa y ese grito no hizo más que excitarlo (Por alguna razón, disfrutaba produciendo dolor y viendo como ellos se quejaban).
A todo esto, Luisito ya no lloraba más, pero se lo notaba exhausto, por no haberse relajado en ningún momento.
“¡Hacía rato que no teníamos unos pendejitos para coger!” – Dijo uno de ellos.
Uno a uno, se iban intercambiando para cogernos, pero lo que más me llamaba la atención, sobre todo a mí, por ser yo, quien más experiencia tenía al respecto, era que ninguno de los tres muchachos había acabado; o eran muy buenos conteniendo la eyaculación o tal vez no podían hacerlo.
Luisito se largó a llorar desconsoladamente, pidiendo por favor que dejasen ya de cogerlo y Francisco también se plegó a sus ruegos, por lo que, los tres muchachos, se miraron entre ellos y después de intercambiar gestos, Cacho tomó la palabra.
-“¡Bueno! ¡Pendejitos llorones! ¡Maricones de mierda!”
Y agregó:
-“¡Si le llegan a contar a alguien! ¡Si nos llegamos a enterar que nos denunciaron o que le contaron de esto a sus padres o a cualquiera, los reventamos, lo re cagamos a palos y le vamos a contar nosotros a todo el barrio, que los cogimos y que ustedes son unos pendejos re putos!”
Para finalizar diciendo:
-“¡Vístanse y váyanse rápido! ¡Menos Marcos!”
Francisco y Luisito me miraron, tal vez sin saber que hacer al respecto, pero yo les dije que sí, que se fueran, que no se hicieran problemas por mí, que yo iba a estar bien y que no le contasen nada a nadie de todo esto; se los hice jurar y perjurar, a sabiendas de que no irían a decir absolutamente nada de lo sucedido.
Una vez que los chicos se fueron, los tres muchachos empezaron a cogerme, por turnos y allí sí, acabaron abundantemente dentro de mí, llenándome todo el culo de leche caliente.
“¡Se nota que a vos te gusta esto! ¿No?” – Me preguntaron mientras se limpiaban sus pijas y se acomodaban sus ropas.
“¡Sí! ¡A mí me encanta que me cojan! – Respondí y agregué:
“¡Cuándo tengan ganas de coger, me avisan y me cogen, pero a los chicos no; a ellos no les gusta!”.
“¡Si los llego a ver de nuevo por acá, me los cojo de nuevo, sobre todo al gordito! ¡Me gusta cuando se resisten! ¡Lo disfruto más!” – Dijo Cacho, obviamente la voz cantante de aquellos tres muchachos.
Si bien, para mí, aquella fue una cogida más, no lo fue tanto para mis dos amigos de andanzas, ya que, durante varios días, ellos ni siquiera se animaron a tocar el tema; para ellos, había sido “una violación”, aunque, con el correr del tiempo, volvimos a recordar aquella jornada, pero ya a modo de anécdota e inclusive hasta nos reímos y bromeamos sobre aquella “orgía entre los tres muchachos y nosotros”, pero, por supuesto, jamás contamos absolutamente nada a nadie; jamás hasta ahora, que lo hago público.
¿Fue violación o nos merecíamos ser cogidos? ¿Fue violación o nosotros lo buscamos? Espero sus comentarios y votos (muchos) al respecto.
Soy marcoscomodoro y mi correo es: [email protected]
Besos a tod@s.
¡Rico relato! Era de esperarse les pasara eso. Con tu fama y culazo y acompañado de otros dos niños…¡mmmhhh!
Muchas gracias. Yo creo, después de haber transcurrido tanto tiempo, que no fue violación. Besos.
Buen relato siembre me sorprende con tus buenas historias
Muchas gracias. Seguiré publicando mis experiencias, todas ellas ciento por ciento reales.
que buena historia!
Muchas gracias. Besos