• Registrate
  • Entrar
ATENCION: Contenido para adultos (+18), si eres menor de edad abandona este sitio.
Sexo Sin Tabues 3.0
  • Inicio
  • Relatos Eróticos
    • Publicar un relato erótico
    • Últimos relatos
    • Categorías de relatos eróticos
    • Buscar relatos
    • Relatos mas leidos
    • Relatos mas votados
    • Relatos favoritos
    • Mis relatos
    • Cómo escribir un relato erótico
  • Menú Menú
1 estrella2 estrellas3 estrellas4 estrellas5 estrellas (11 votos)
Cargando...
Gays

Fui follado por el Párroco de la Iglesia

Mis nuevas experiencia me han llevado a desear cada vez mas ser penetrado..
Fui follado por el Párroco de la Iglesia

Continuación de “Mi nuevo amigo me desvirgo.”

Después de esas experiencias, en que no podía negar, que dentro de todo habían sido placenteras, me planteaba la duda, si tenía tendencia homosexual, o el placer de ser penetrado y en parte sentir una dominación, inmovilizaba mis hormonas,

A pesar de mi corta edad traté de pasarla con chicas, pero más que un beso o una leve caricia, no pasaba, no es que no me atrajeran, pero todo era demasiado “light”, quería algo más, poder tener sexo con ellas. Por supuesto que, en esa época, no era demasiado factible que sucediese. No estaba desesperado, así que recordaba los momentos con David o Rocco, y de vez en cuando me introducía algún elemento en mi recto, aunque no era lo mismo. Después de dos meses de abstinencia, sentí la necesidad de encontrar a alguien para tener sexo, comencé a extrañar ese sexo anal, sin saber con quién compartirlo.

Mi madre es muy católica, así que me lleva todos los domingos a misa, era abrumador la insistencia para que comulgase y por supuesto confesarme.

Por supuesto no podía evitarlo así que, para complacerla, un sábado decidí ir a confesarme, realmente no sabía cómo decirle mis recientes “experiencias”, dudando en exponerlas, pero terminé contándoselas, donde el padre José, párroco de la iglesia, inicio una especie de interrogatorio. Preguntándome:

“¿Cuando fue, hijo?”

“Hará un año, padre”

“Y fue varias veces?

“Si, no recuerdo cuantas”

“Y lo has hecho con otros?”

“Si, lo hice”

A partir de ahí, las preguntas eran cada vez más íntimas y detalladas, desde, como fue, si era grande las vergas que me habían penetrado, si se las había chupado, si me había agradado.

Tuve ganas de levantarme e irme, pero algo me impedía hacerlo, fui contestando a medias, por ultimo me dio a rezar una serie de oraciones, y que, por mi bien, me invitaba a ir un día a conversar con él. Por momentos paso por mi mente, que el padre José, fuese mi amante, pero lo descarte inmediatamente.

Antes de la semana me presente en la sacristía para hablar con él. tuve que esperar bastante, cuando salió un chico de mi edad, tendría 13, muy lindo, que me miró, como avergonzado, sin hacer demasiado caso omiso a su expresión.

Al rato salió para hacerme pasar, como no lo había visto demasiado bien en el confesionario, vi que era un tipo alto, gordo, pelado con una barba corta, un rostro bonachón pare a su vez como de un pervertido, produciéndome una sensación extraña, apenas adentro cerró la puerta con llave, haciéndome sentar, diciéndome:

“Hijo, si has venido a verme por algo será, cuéntame”

“Bueno en realidad he venido por lo que me dijo, en mi última confesión”

“Si me pones un poco al tanto, te agradecería, pasa tanta gente a confesar, que me es difícil acordarme de todos”

Pensé que en mi caso lo debía de recordar, pero traté de ser lo más sutil en relatarle nuevamente mis “amoríos”, que poco a poco parecía interesarse más, Por supuesto comenzó a indagar más, las veces que lo había hecho, como eran, si se las había mamado, dándole cada vez más detalles, excitándome al igual que el padre José, hasta que le dije que hacia un par de años de que me habían desvirgado, notando como sus ojos se dilataban, al enterarse.

Después de mi “confesión”, dijo que debía de ser castigado o más bien tener una penitencia por mis pecados, que realmente lo tomé como algo más.

“Si, padre, haré lo que me indique”

“Bien, en primer lugar, quítate los pantalones, y te arrodillaras sobre este recipiente que contiene maíz” Lo hice temeroso, donde era bastante doloroso, mientras se arrodillaba a mi lado y rezaba, pasando su mano sobre mi cabeza, hasta que después de un rato finalizo ese castigo lascivo y sádico.

Cuando se abre la sotana contemplando que carecía de otra cosa, su verga activa muy gruesa y algo curva me impactó, no tuve fuerzas para irme o posiblemente no lo desee. Cuando me dice:

“Bien hijo, purgaremos vuestros pecados” quitándose la sotana, su aspecto se había transformado, ya no era un cura, era un hombre gordo, pelado y peludo, deseoso de penetrarme, sintiendo un sudor frio, pero a su vez una cierta excitación.

Al sentir su mano acariciar mi cuerpo, mi piel se erizo, no sé qué era, pero me atraía ser poseído por ese “maléfico” personaje, terminando de quitarme el resto de mi ropa, sentándome sobre una mesa, acariciando mi desnudo cuerpo, tratando de besarme, que lo rechace, sin hacer demasiado caso omiso, siguió tocándome, hasta que comenzó a lamer y chupar mis órganos sexuales, comenzando a sentir una excitación, rigidizándose mi pene,

Mi respiración se iba a entrecortando, mientras pasaba de mi sexo a mis tetillas, en ese ida y vuelta mis hormonas se iban activando, donde aparte de esa acción motivadora, sentía una morbosidad al imaginarme a ese cura penetrarme.

Cuando consideró tenerme a “punto” elevo mis piernitas apoyándola sobre sus hombros, tomándome de la cintura desplazando mi cuerpo contra el suyo, mientras buscaba mi orificio, apuntalando el glande de su pene. Que apenas lo introdujo un poco, sentí cierta molestia por su grosor, un nuevo empellón desplazo su verga en mi interior, observando su rostro libidinoso y a su vez depravado, no sé porque, en ese instante concebí una morbosidad, entregándome sin reparos a mi nuevo amante.

Rápidamente su verga quedó totalmente cobijada en mi interior, ante un grito de dolor al percibir su contacto, donde rápidamente su miembro opulento, friccionaba las paredes de mi membrana intestinal, ante mis gemidos entre placer y dolencias.

Durante cinco minutos o más me bombeaba de una manera sedienta, donde su rostro parecía transformarse, cayéndole la baba, disfrutando de poder follarse a un pendejito como yo, algo que me excitaba, la manera que lo hacía, donde sus gemidos y rostro delataban su estado de estimulación, hasta que eyaculó, cayendo su peso sobre mi pecho, tratando de besarme, que volví a rechazar.

Al ver que aún permanecía con mi verga dura, comenzó a besarla y chuparla, hasta que luego siguió con su mano masturbándome y besando mis tetillas, estando al borde de eyacular, cuando beso mi boca, metiendo su lengua en mi interior, donde lo acepté mientras mi leche humedecía nuestros cuerpos. Después de un rato me levante yendo al baño a higienizarme un poco, me vestí y me fui, mientras regresaba a mi casa pensaba que como podía haber cedido ante este “padre” diría, contaminado.

Había transcurrido más de un mes, manteniendo mi estado sexual con algunas masturbaciones, cuando un día en la escuela, estaba en el baño orinando, acercándose un chico bastante alto, de los últimos años, que al sacar su verga vi que era bastante larga, en ese instante recordé su sobrenombre “Manguera”, al ver que lo observaba me dice:

“Te gusta?”

“No, no” Levantándome el cierre saliendo del sanitario. A partir de esa vez me saludaba, como queriendo entablar una relación, que trataba de evitar dado que la escuela no era un lugar apropiado.

Estaba en el baño, cuando sonó la campana indicando que había finalizado el recreo, traté de apurarme para regresar al aula, cuando sorpresivamente entra Manguera, quedándome plasmado ante su presencia.

Me arrinconó, intentando bajar el cierre de mi pantalón, que, a pesar de mis esfuerzos, no eran lo suficiente para detenerlo, hasta que abrió uno de los servicios, quedando caído sobre la tabla del inodoro, mientras intentaba bajar mis pantalones.

Hasta que lo logra, sobando mis testículos, hasta que baja mis calzoncillos, metiendo su dedo en mi culo, que trató de evitar, pero me toma con fuerza abrazándome por atrás, haciéndome arrodillar sobre la tapa del inodoro,

No sé de dónde saque fuerzas para zafarme y aventarlos a empujones, aunque no valió de mucho, pues al tratar de acomodar mi ropa, nuevamente volvió a sujetarme, diciendo:

“Mejor que te aplaques un poco, sino te va a ir peor” Mientras terminaba de sacarme los pantalones y calzoncillos, metiendo su dedo en mi culo, donde exhale un gemido de placer, comentando:

“Si, que te gusta putita”

Cuando el glande de su verga estaba apoyado en mi orificio, que poco a poco lo fue metiendo, ante mis gemidos hasta comenzar a sentir el golpeteo de su pelvis contra mis posaderas,

Sintiendo su verga, en la puerta de mi ano, pegando un grito a medida que se iba desplazando bárbaramente a través de mi recto, pareciendo partirme. Mientras me cogía brutalmente, sacudiendo mi cuerpo, hasta que acabo, llenado mi conducto con sus flujos, gimiendo como un energúmeno, cayendo sobre mi espalda.

Se levantó trató de limpiarse y se fue, al llegar al aula la profesora me dice:

“Que te paso Joaquín hace 15 minutos que empecé la clase.

“Estaba descompuesto profesora”

“Quieres irte a tu casa?”

“No, no ya estoy bien”:

Después de haber tenido esa relación con “Manguera”, a los pocos días mi madre insistió en que debería ir hablar con el padre José, le dije que no tenia deseos de hacerlo. Pero a la semana volvió a insistir, aclarándome que había hablado con él, y que le sugería que fuese, que sabía que era un buen chico, que le daría ciertos consejos.

Era obvio que pretendía, pero a medida que pasaron algunos días, la idea de estar con el cura se me hacía cada vez más “necesaria”, así que un sábado decidí ir.

Al verme me sonrió, haciéndome pasar a la Sacristía, después de sentarme le conté que había sucedido con Manguera, que, a pesar de no querer, me forzó para penetrarme. Creo que se le conté de una manera bastante lujuriosa, sabiendo que lo excitaría, apenas termine de relatárselo, se acercó acariciando mi cabeza. Toqueteándome muy sutilmente, comenzando a desvestirme, zapatos, medias, pantalón, hasta quedar desnudo, oprimiendo mi verga sacudiéndola hasta ponerla rígida, no decía palabra, mientras iba aceptando la manera lasciva de tocarme.

Mamó mi verga, hasta que me hizo colocar sobre una mesa, boca abajo, apresando con mis manos el borde de ese mueble, haciéndome separar mis piernas, creo que esa situación me embargaba en una excitación extrema, sin saber cómo actuaria, pero suponer cual sería el final.

Después de haber acariciado mi cuerpo un rato, sentí unos azotes en mis piernas, con una varilla de mimbre, para continuar luego con mis glúteos, acrecentando esos flagelos hasta hacerme gritar, que a pesar de eso los soporte.

Se quitó la sotana, surgiendo su desnudez, esta vez parecía más grande su verga, como consecuencia de haberse depilado esa zona, colocándose un preservativo, como con estrías, algo que me sorprendió.

Comenzó a besar mi piel castigada, estimulándome, con esas libidinosas lamidas, hasta que separo mis nalgas, besando mi esfínter, sintiendo la punta de su lengua, introducirse en mi cavidad anal, gimiendo con desesperación ante ese excitante acoso, diciéndole:

“Castígueme padre” Repitiendo los azotes, para retomar esas lamidas anales, donde las manos se aferraban fuertemente a la mesa, elevando mi culo, cuando no tardó en meter su verga hasta el fondo de mi cavidad intestinal, de una manera abrupta y sin contemplaciones.

Iniciando un bombeo infernal, donde al retirarse, esas escamas, alteraban la sensibilidad de mi membrana interior, modificando esos movimientos, de rápidos a lentos o viceversa. Sus chirlos en mis nalgas se sumaban a ese meneo incontrolable, tomándome de la cintura para meterlo totalmente.

Cada vez que la metía totalmente, decía ciertas palabras que no comprendía, pudiendo tratarse de ser latín, o algo similar.

Cuando alguien golpeo la puerta, diciendo de mal talante:

“QUIEN ES?”

“Soy Francisquito, padre”

“Espera un poco” Acelero su bombeo, hasta que acabó, quedándome bastante caliente, no dije nada solo lo miré, como esperando de no dejarme así, pero se puso la sotana, abriendo la puerta, donde estaba Francisquito, con el atuendo de monaguillo, que casualmente era el chico que había cruzado aquel día, mirándome sorprendido ante esa situación.

Volví a mirar al padre, como intentando reclamar que deseaba acabar, pero solo me dijo que me vistiese, que ya estaba dado el castigo. Me levante de la mesa, mientras este chico no dejaba de observarme, llegando a entrecruzar nuestras miradas, como en un dialogo incomprensible, al observarlo noté, que era bastante menor, al sentarme sobre la mesa, clavó su vista en mi verga, aun bastante dura, mirándome luego a los ojos. Saqué la lengua en demostración de sexualidad, tornándose sus mejillas rojas. Me agache aun desnudo, mostrándole abiertamente mi culo, mientras me vestí lentamente la parte superior, permaneciendo mi verga a la vista, que no dejaba de observar  atentamente, hasta se ruborizo al comprobar que lo estaba mirando, cuando el cura, me grita, diciendo:

“Termina de vestirte y vete a tu casa y regresa la próxima semana” Salí de la sacristía, saludando levemente, me quedé pensando en Francisquito, apenas llegué a casa me masturbé, donde mi mente giraba sobre este jovencito.

Después de varios días logré ubicarlo, intente mantener una charla, pero me evito, extrañándome su actitud, antes de la semana lo volví a encontrar, parándolo, para decirle que quería hablar con él, no fue algo inmediato, pero accedió. Fuimos a una plaza cercana sentándonos en un banco, cuando le digo:

“Mira Francisquito, no quiero inmiscuirme en tus cosas, ¿pero tienes algo con el cura?” Se puso rojo, negándolo.

“Escúchame, quisiese aclarar ciertas cosas, aunque no son importante, me vistes desnudo ¿verdad?”

“Si” Me contesta.

“A hecho contigo algo similar? Poniéndose nuevamente su rostro rojo.

“En realidad, nada así, solo me obligo a chupársela, pero te juro que nada más.”

“Está bien. Pero cuando me viste así que sentiste”

“No te enojas si te digo?”

“No, para nada, me encantaría saber que te pasó”

“Me excité cuando apenas abrí la puerta, estabas inclinado sobre la mesa, además cuando te agachaste, sentí ganas de penetrarte, ante ese apetitoso culito”

“Y lo habrías hecho delante del cura?” Le pregunto.

“Creo que no, además jamás lo hice”

“Pero te habría agradado?”

“Sí, claro, pero discúlpame”

“A mí también, el cura me dejo caliente y no acabe. Me tuve que pajear en mi casa”

“Que pena, no sé si se repetirá” Me dice. Traté de besarlo en ese momento, pero se reusó, hablamos un rato más, pero se tenía que ir.

Días después lo encontré, se alegró esta vez al verme, hablamos un rato, ya era de noche, como íbamos para el mismo lado, lo acompañé, apenas llegamos a su casa lo arrincone contra la pared, intentando besarlo, no quiso, intente tocar su miembro a través del pantalón, que lentamente fue cediendo, hasta que desate el cinturón, metiendo la mano apresando su verga, que ya la tenía rígida, se me pegó a mi cuerpo, mientras se la sobaba.

Sentía su agitación, mientras no detenía en agitar su miembro, buscó mis labios, y hasta me introdujo su lengua, su excitación era incontenible.

Así seguimos un rato más hasta que sentí que acababa, percibiendo su cálida lechita en mi mano, traté de bajarle los pantalones, sentí la necesidad de cogérmelo, pero no quiso. Le dije si quería que se la chupase, pero no quiso, estaba como nervioso con ganas de irse.

Se despidió rápidamente, y se fue corriendo a su casa, pensé que no lo volvería a ver, Pasaron varios días hasta que un día suena el teléfono, era él, algo nervioso trata de darme una excusa por que se había ido así que después de un rato, me dice:

“Realmente me daba vergüenza de decírtelo, no lo tomes a mal, pero pensé, si es que quieres, a veces me quedo a dormir en casa de una tía, ella a las 10 de la mañana se va al trabajo, a veces me quedo ahí solo o regreso a mi casa”

“Me propones que vaya?”

“Si quieres, pero no lo tomes a mal”

“El viernes podría ser?

“Si, perfecto Joaquín”

“OK”

Después de darme la dirección fui pasadas las 10, al tocar el timbre sale una mujer, la saludo y le pregunto por Francisquito, pensé que todo se había frustrado, cuando me dice;

“Ah, tu eres, el nuevo amiguito de Francisquito, ahora viene, yo ya me tengo que ir” Llegó su sobrino, nos saludamos, mientras su tía, ya se iba.

“Me dijo que volvería tarde y si queremos nos quedamos, preparo algo para almorzar”

Me alegre mucho al oír esa noticia.

No hicimos nada inmediatamente, creo que nos faltaba motivarnos, tampoco hicimos algún comentario previo, era como que estaba implícito lo que casi seguro haríamos.

Pero mi nuevo amiguito, me dice:

“Me contarías lo que te hizo el cura?”

Lo miré algo sorprendido, y le fui relatando al detalle, notando que se abultaba su pantalón, cuando terminé, se acercó, besándome en los labios, acto seguido estábamos prendidos, quitándonos la ropa, viendo su verga totalmente erecta, bastante grandecita, el toqueteo fue por ambas partes, hasta que en un efectivo 69, nos mamábamos con toda la pasión, hasta que metí mi dedo en su culo, repitiéndolo conmigo, nuestras bocas devoraban asiduamente esas vergas jóvenes y erguidas, hasta que el esperma de Francisquito inundo mi cavidad bucal, apresándolo fuertemente hasta eyacular en la suya, para finalizar con besos, en un lascivo intercambio de fluidos.

Nos reímos de lo que habíamos hecho, no demorando demasiado en reiterar ese sexo alocado, nuevos besos, mamadas, hasta que intentó girarme, supuse lo que quería, a pesar de que tenía previsto dejarlo, me hice rogar un poco.

Hasta que me tiré boca abajo en esa cama, separando mis piernas, mientras su mano lentamente acariciaba mis nalgas, hasta que me montó, buscando insistentemente mi abertura anal. Hasta que su verga rígida, la fue penetrando de a poco, como si fuese su nuevo juguete, hasta que la implanto totalmente, sintiendo sus palpitaciones, cuando me abraza fuertemente, con un regocijo increíble, besando suavemente mi cuello, mordisqueando mi lóbulo, hasta que después de ese preámbulo, comenzó a bombearme con desesperación, hasta que eyaculo, esa tarde lo hicimos tres veces, estaba enloquecido.

Rápidamente adquirió experiencia, algo que le encantaba era mamarme la verga, hasta hacerme acabar en su boca, pero más que todo era penetrarme, me agrada que me lo hiciese, diría que era muy cálido, además de saberme preparar, me encantaba cuando lo hacía. Por supuesto que quiso hacer como lo hizo el cura, pero sin castigo previo, otra vez sobre otra mesa, estando sentado elevando mis piernas, donde por primera vez beso mi ano, para luego penetrarme, besándolo mientras lo hacíamos.

Era aún bastante temprano, casi siempre nos poníamos algo, pero esa tarde permanecimos desnudos, noté que Francisquito estaba inquieto, eso fue suficiente para erguirse mi verga, hasta que en un momento me volqué sobre la alfombra, donde me hizo arrodillar poniendo mi rostro sobre la alfombra, obviamente, comenzó a tocar mi ano, lamiéndolo y metiendo su lengua en la profundidad de mi cavidad, mientras oprimía mis genitales, Me encantaba esa manera violenta y lasciva que me trataba, hasta que metió un dedo, mis gemidos eran cada vez más intensos.

Hasta que el segundo lo acompaño, para embardunarlos casi todos con miel, para introducirlos ávidamente, haciéndome gemir y gritar, hasta que su verga acabo en mi interior en un rápido y voraz coito anal, manteniéndome en esa posición.

Si bien ir a lo de su tía no era muy seguido, aprovechábamos al máximo la vez que lo hacíamos, haciéndolo en cualquier parte menos en la habitación de su tía.

Una tarde estaba bastante caluroso, a pesar que estábamos al principio de la primavera, le propuse ir a la playa, no le agradaba demasiado, pero terminé persuadiéndolo, que terminó aceptando.

Llegamos, había algo de viento, y poca gente, caminamos un poco, nos mojamos los pies, y recordé los tamariscos, donde esos espacios que se formaban protegía bastante del viento. Encontramos un espacio de 4 m2. muy protegido por lo frondoso de la vegetación, apenas nos acomodamos me quité la malla, proponiéndoselo a Francisquito, que no quiso.

Al verme desnudo después de varios días, se alteró, tocándome y besando mi sexo, hice lo mismo a través de su malla, que rápidamente se le puso dura, traté de quitársela pero volvió a negarse, hasta que metí mi mano dentro de ella, oprimiendo su verga, hasta que logré que se la quitase, si bien había poca gente y estábamos bastante reparados, Francisquito, estaba alerta, por si alguien aparecía, lo fui aplacando besándolo, acariciando su verga hasta que comencé a chupársela, lentamente se fue relajando, disfrutando de mis “mimos”. Mientras se la mamarla, fui metiendo mi índice en su orificio, hasta que puse el segundo, a pesar de sus gemidos posiblemente de molestia lo fue permitiendo.

Poco a poco, se fue alterando, su respiración entrecortada, sus besos apasionados, me demostraban que estaba en un estado de enajenación, hasta que lo volqué boca abajo sobre la lona, separando sus piernitas, le digo:

“¿Estas caliente, mi amor? Te voy a hacer gemir de placer”, cuando mi lengua lamia sus posaderas y luego, de entrar por su raya, desplazándome hasta llegar a su esfínter. para lamerle de una manera, apasionada y deliciosa. Sentía que su piel se erizaba, aumentando sus gemidos, contrayendo su cuerpo, apretando los bordes de la lona, gimiendo, metiendo mi rostro contra su culo, elevándolo, como en pedido de algo más.

Cuando no tardé en tratar de abotonar su abertura, empujando un poco ante las exclamaciones de Francisquito, comprendí ese fervor que me aplicaban los que me cogieron, de alguna manera lo estaba repitiendo con él, aquellos momentos.

Lo tomé de la cintura, como para tener apoyo mientras ejercía un impacto en su abertura para terminar de penetrarlo.

Trató de salirse, pero dada mi posición y ser algo más grande, lo contuve, hasta que un último empellón la introduje totalmente, ante sus gemidos de dolor, que parecía que lo partía, iniciando un alocado bombeo, friccionando las paredes de su membrana intestinal. No sé qué me llevó a follármelo de una manera salvaje, ante sus exclamaciones y gemidos, sintiendo las palpitaciones de mi verga ante la compresión que me producía el compartimiento en que la tenía enfundada.

Noté que se quería masturbar, así que recordando lo que hizo Rocco conmigo, saqué la lona, avasallándolo fuertemente contra la arena cálida, hasta que después de acabar en su interior, eyaculó contra la sílice.

Después de ese coito apasionado lo abrace, manteniéndolo bastante tiempo entre mis brazos, cuando me dice:

“Creo que has sido bastante violento conmigo”

“No te agradó?”

“Creo que sí, más que nada cuando acabe”

“Te diré algo”

“Si?”

“Has sido el primero que me he cogido”

“En serio?” Alegrándose

Permanecimos bastante tiempo juntos, con algunas desavenencias, pero que eran resueltas en corto tiempo.

Al cura no lo vi más, solo encontré un día a Rocco, que por supuesto volvió a cogerme.

Con Francisquito después de nuestra separación, cada tanto nos encontramos y tenemos relaciones, pero creo que no es lo mismo que en los inicios.

 

179 Lecturas/7 junio, 2025/0 Comentarios/por Sofia50
Etiquetas: amiguito, anal, baño, hijo, madre, padre, playa, sexo
Compartir esta entrada
  • Compartir en Facebook
  • Compartir en X
  • Share on X
  • Compartir en WhatsApp
  • Compartir por correo
Quizás te interese
Scooby Doo… la tiene mas grande que tu¡¡
Capítulo 5: ¿Beber la orina de mi hermanito? Sí, por favor.
RAPAZ ADOLESCENTE
El gordo y fuerte señor dueño de un Border Collie 1
HELEN: Padres amorosos 2
El amigo del nene
0 comentarios

Dejar un comentario

¿Quieres unirte a la conversación?
Siéntete libre de contribuir!

Deja una respuesta Cancelar la respuesta

Lo siento, debes estar conectado para publicar un comentario.

Buscar Relatos

Search Search

Categorías

  • Bisexual (1.107)
  • Dominación Hombres (3.326)
  • Dominación Mujeres (2.564)
  • Fantasías / Parodias (2.593)
  • Fetichismo (2.263)
  • Gays (20.464)
  • Heterosexual (7.217)
  • Incestos en Familia (16.397)
  • Infidelidad (4.045)
  • Intercambios / Trios (2.747)
  • Lesbiana (1.069)
  • Masturbacion Femenina (738)
  • Masturbacion Masculina (1.546)
  • Orgias (1.737)
  • Sado Bondage Hombre (411)
  • Sado Bondage Mujer (147)
  • Sexo con Madur@s (3.637)
  • Sexo Virtual (224)
  • Travestis / Transexuales (2.230)
  • Voyeur / Exhibicionismo (2.175)
  • Zoofilia Hombre (2.045)
  • Zoofilia Mujer (1.601)
© Copyright - Sexo Sin Tabues 3.0
  • Aviso Legal
  • Política de privacidad
  • Normas de la Comunidad
  • Contáctanos
Desplazarse hacia arriba Desplazarse hacia arriba Desplazarse hacia arriba