Fútbol y mangos -Parte 2-
Rodrigo es sorprendido por un grupo de jóvenes en un pueblo pequeño .
En medio de aquella oscuridad llena de desenfreno, sintió cómo Maury subía sus piernas a sus hombros y acercaba sus labios a los suyos, entregándole su lengua, que consiguió refrescante y ligera, la saliva de ambos se juntaba en su boca y bajaba su garganta como un almíbar espeso que hacía hervir su pecho. Con sus manos lograba acariciar el espeso pelaje que iniciaba bajo su garganta y terminaba en sus testículos. Sin poder anticiparlo, un par de dedos se abrían camino en su culo, acariciando las paredes de su recto a medida que estimulaban la pared más cercana a su próstata, aquel punto cuya sola fricción le hacía ganar una erección tremenda, su pene comenzó a emanar un líquido viscoso y transparente.
Era maravilloso cómo su atacante conocía todos sus puntos débiles, le desconcertaba a veces cuando mordía sus tetillas y besaba sus pies, todo sin anuncio previo, ya que permanecía con la visión bloqueada. ¿Cuántos minutos tenían en aquel baño, una hora? Comenzó a preocuparse por la señora que le daba hospedaje, a quien había acordado pagarle antes del almuerzo. Entonces se quitó la ropa interior que lo cegaba y descubrió que habían cuatro muchachos a su alrededor, masturbándose en silencio mientras veían cómo los dedos de Maury y el joven de las gradas jugaban en su culo. Quiso interrumpirlos y levantarse, pero rápidamente fue apresado por tres de los jóvenes, quienes comenzaron a lanzar escupitajos e hilos de saliva en su boca. Volvieron a vendarle los ojos y le advirtieron que no usara los dientes, entonces sintió una verga tan gruesa que no conseguía hacerla entrar en su boca, y su portador solo la empujaba más, hasta que tocó su garganta, comentó la hazaña a sus amigos con entusiasmo, diciendo que era la mejor mamada que había recibido. Desde ese momento, otros penes más entraron a su boca, todos buscando ser comidos en su entereza y repitiendo las palabras del primero, entonces quisieron elevar la apuesta y en el grupo comenzó la discusión sobre si lograrían entrar dos penes a un mismo tiempo. Rodrigo se mantenía callado, sabía que si asentía o se negaba, lo intentarían de todas formas. Dos de las voces más jóvenes parecían ponerse de acuerdo, y sintió cómo se abrían camino dos glandes pequeños, penes largos y delgados que aún tenían el prepucio apretado, Rodrigo gimió de placer sabiendo que quizás era la primera vez que ellos tenían sexo. «Le quiero reventar el culo» dijo uno de los muchachos que había participado del doble sexo oral, y escuchó cómo Mauricio lo desalentaba, diciéndole que los mayores debían ir primero para que ellos aprendieran cómo se hacía.
Un par de dedos desconocidos untaban una especie de lubricante en su culo, haciendo que su entrada se relajara y estuviese más húmeda de lo usual. Rodrigo respiró profundo, preparándose para recibir aquello que tanto anhelaba antes de tomar sus vacaciones. Un pene grueso y de glande chato se abrió paso entre sus nalgas, haciéndolo gemir en respuesta y rozando áreas de su recto que él desconocía, enseguida comenzó a embestirlo con ferocidad, produciendo un roce que le hacía sentir un hormigueo extraño en sus piernas. Quien lo penetraba, comentó a los demás, «Así es como debe hacerse, hay que demostrarle a este extranjero que nuestras vergas le dan la bienvenida. ¡Cómetela toda!» entonces embistió con aún más fuerza y su respuesta fue un gemido placentero, «tengo 22 años y un hijo, y les puedo asegurar que este agujero es más delicioso que el de una mujer».
- Sergio, acaba ya, nosotros también queremos un poco −dijeron un par de jóvenes que recibían una mamada−.
- Un momento… ahhhhh −descargó con furia en lo más profundo del culo de Rodrigo y le dijo al oído− quiero repetir, pero no puedo. He dejado mi leche lo más adentro que pude, donde estos niños no alcanzan.
Mauricio era el siguiente. Siguió las instrucciones de Sergio y colocó a Rodrigo boca abajo, hundiendo su miembro lentamente. Su pene competía en grosor y tamaño con el anterior, solo que parecía haber tomado precauciones y estaba más lubricado. Ambos se fundían en un beso mientras Rodrigo tenía el sexo más intenso de su vida, nunca antes lo había penetrado más de un hombre y sin dudas, nunca habían abusado así de su culo. Mauricio reconoció la próstata hinchada de Rodrigo, que hacía presión en la punta de su glande y se aprovechó de la coincidencia, rozando frenéticamente hasta que eyaculó adentro, tal como había hecho Sergio.
Sin un descanso justo, alguien que habían llamado Gustavo, se lo metió de un golpe, irritando sus carnes y haciéndole sentir un placer intenso. Su pene era más pequeño que los anteriores, pero era el más grueso hasta ahora, lo que ensanchaba su entrada. Acabó dentro luego de un rato y uno de los muchachos le pidió arrodillarse con los brazos apoyados en el piso, exclamaron:
- Parece una vulva, buen trabajo Gustavo. Pero se me ocurre algo… −y comentó algo en voz baja a los que aún no habían participado−. Entonces le pidieron a Rodrigo que se sentara sobre el pene de uno de los más jóvenes, quien con un dejo de timidez le pidió al oído que no apretase el culo ni se moviera, su pene era aún virgen y había entrado en el culo de Rodrigo sin retraer su prepucio por completo.
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