Gabriel, gratos recuerdos.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por Anonimo.
Hola, después de haber leído algunos relatos de esta página me presento.
Mi nombre es Alirio, soy de Venezuela del Litoral Central, mi experiencia se dio cuando tenía 13 años, en una zona rural de esta población. En aquellos tiempos conozco a Gabriel en una zona boscosa, un niño de 9 años, algo grueso, de piel morena clara, pelo lizo, ojos marrones. Su familia era igual de vieja que la mía viviendo allí. Una tarde, voy a la zona boscosa para buscar frutas y me consigo a Gabriel, quien estaba haciendo puss y me escondo para observarlo mejor. Lo veo que termina, se limpia, sube su short y se viene de regreso, en ese momento yo me hago el que va subiendo y lo saludo.
Él me responde el saludo y me pregunta para donde voy, a lo respondo voy a buscar mangos y él me dice quiero ir contigo. Subimos varios metros y llegamos a una mata de mangos muy frondosa que estaba cargadita, yo tumbo varios mangos y nos sentamos en el suelo a comerlos, pero no se porque Gabriel se levanta del suelo rápido y me dice que hay bichos, veo que son hormigas locas que le llaman, no pican, y le digo siéntate en mis piernas, él sin esperar a repetir mi invitación se sienta en mis piernas a comerse sus mangos, mientras está sentado en mis piernas, yo comienzo a sentir que mi pene se va despertando y hago un movimiento para que la raja del chico quedara sobre mi pene, así estuvimos un buen rato, cuando terminamos de comer, él me dice que se va a levantar y yo lo tomo de la cintura y le digo que se quede tranquilo, que no me pesa y él me dice es que te puedo partir lo que tienes duro en tu bolsillo. Yo rio y le digo que no es en mi bolsillo, que es en mi cierre y él me pide que le muestre lo que tengo allí.
Yo le tomo su pitico y sorpresa, lo tenía parado y le pregunto ¿porque estás así? Y me responde porque siento cosquillas por lo que tienes en tu cierre y le digo, es lo mismo que esto y meto mi mano por dentro de su short y se lo saco, el pene de aquel niño cabía en mi mano y aun así la cabeza quedaba por fuera de mis dedos, él apretó las piernas y me dijo me haces cosquillas y le dije recuéstate un poco y dejó al descubierto mi sorpresa, se lo tomé y lo pelé, tenía la cabecita morada y costó que saliera de su capucha, el olor era a orines y tenía una cera blanca, indicación de que no se aseaba bien, le pasé el dedo y retiré lo que se veía y acerqué mi lengua y la pasé por su cabeza, él se retorció al contacto y arqueó más el cuerpo, dejando su pene a todo esplendor, metí aquella piecita en mi boca y comencé a mamársela, de vez en cuando sentía brozas en mi boca y la sacaba con la lengua y la retiraba con mis manos y era restos de su desaseo que le quedaba por debajo de la base del glande, ya no me importaba, el sabor algo a orines, pero aquel guevito era sabroso, lo estuve mamando un buen rato, luego lo levante y lo despojé de toda la ropa y me quité mi short y lo puse en el suelo y volví a sentarme, él al ver mi pene se sorprendió mucho y me dijo que vas a hacer con eso y le respondí lo voy a meter en tu culito, y dijo, pero es muy grande y le respondí allí todo entra.
Lo halé hacia mi por un brazo y como mi pene estaba lubricado por los líquidos, lo fui sentando y se lo puse en su entrada, mientras le decía déjate caer poco a poco, al cabo de unos minutos Gabriel estaba sentado sobre mi pene y apretaba su culo en señal de dolor, para mitigarlo le volví a tomar su pene y comencé a mamarlo nuevamente, aquello lo hizo relajarse hasta que se dejó caer por completo sobre mi pene, yo gemí y el también, después que comencé a mamarlo nuevamente, él se movía como en círculo, de repente solté su pene y lo tome por la cintura y lo coloque de espaldas a mí, porque estaba sentado de lado, le hice pasar las piernas al lado de las mías y comencé a penetrar aquel culito nuevo, Gabriel saltaba dejándose caer sobre mí y eso me mataba, estaba siendo cojido por un culo sin experiencia pero con mucho placer
Al rato de estar en esa posición, estaba a punto de llegar y le pido a Gabriel que se levante y que se acostara en el suelo boca abajo, tome sus nalgas con mis manos y las abrí y volví a enterrar mi herramienta entre aquellas nalgas gorditas y ese agujero hermoso, estando así sentimos ruido de personas que venía y nos paramos y nos escondimos entre los arboles más pequeños, era una pareja de excursionistas que pasaban por la zona y seguían, Gabriel escondido delante de mí, tenía expuesto y allí sin decirle nada lo volví a empalmar, yo estaba loco ya mi pene estaba a estallar y exploto dentro de aquel culo el niño al sentir lo caliente de la leche apretó su esfínter y pude dejar dentro de él hasta la última gota, me salgo de él y caigo sentado a su lado y le agarro su pene y lo vuelvo a mamar, estoy seguro que no le hizo falta lavarlo bien porque de tanta mamada se lo dejé muy aseado.
Descansamos un rato, él se agachó y botó toda mi leche y algún hilo de sangre que él no vio, al verlo agachado mi pene se volvió a parar y lo volví a halar hacia mí y lo volví a sentar en mi pene, aquel niño solo reía y saltaba sobre mí, al cabo de un rato vuelvo a llegar dentro de él, se agachó boto lo nuevo y nos vestimos, no sin antes hacerle jurar no decir nada ninguno de los dos y con la promesa de volver a hacerlo. Gabriel me esperaba en las tardes, después del colegio y casi siempre buscábamos un sitio diferente porque otros niños que hacían lo mismo sospechaban pero nunca nos encontraban al buscarnos, esto se repitió por unos cuantos años, fui notando el crecimiento de Gabriel y su pene que para mí era un manjar, me encantaba mamárselo y sacarle los restos de su temiga.
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