¡GERMAN 16, FELIZ AÑO NUEVO!!!!!! DEGUSTADOR DE CULITOS TIERNOS
Continuando la saga de mis historias, yo German, con 29 años, me autodenomino “degustador de culitos tiernos” sigo contando las experiencias que he tenido en mi vida desde mi tierna infancia, a las últimas, ahora con Cristian y su hijito de 11 años I.
Continuando la saga de mis historias, yo German, con 29 años, me autodenomino “degustador de culitos tiernos” sigo contando las experiencias que he tenido en mi vida desde mi tierna infancia, a las últimas, ahora con Cristian y su hijito de 11 años Ignacio. He ahí el relato.
Al ya terminar la fabulosa celebración navideña, en donde el pequeño Ignacio fue agasajado con múltiples regalos, y donde él fue NUESTRO regalo ideal, es que mi primo Gabriel nos comenta que su viaje a Chile desde Australia tendrá la compañía de dos amigos que llegaban el día 28 de diciembre y con quienes se dedicaría a recorrer la zona sur del país, pero que la fiesta de año nuevo la pasarían en Viña del Mar, en un apartamento que ya habían alquilado frente al mar, por los nuevos modelos de arriendo por día vía aplicaciones y que están tan de moda.
Nos invita pues a compartir esa noche tan especial, en donde Valparaíso y Viña del Mar son famosos por su show pirotécnico que se desarrolla en toda la bahía. Nos habla de sus amigos, Jeremy, un verdadero “aussie”, descendiente de los primeros colonizadores británicos del “down under” (Australia), obvio que no pregunté si era descendiente de los primeros presos, dado que Australia por mucho tiempo fue una colonia penal británica, lo que habría sido poco amistoso y Jon, un senegalés avecindado ya varios años en la isla continente. Nos explica que son de su misma edad y con muchas ganas de conocer y disfrutar.
Nos miramos con Cristian y el pequeño Ignacio que fue el primero en decir que si, acercándose a su padre con esa carita del que consigue todo pidiendo que aceptara, yo me sonreía al ver a Cristian hacerse de rogar, para como casi siempre terminar asintiendo. Así pues, quedamos de acuerdo de reunirnos el día 31 para disfrutar de aquel encuentro de fin de año.
Y asi, que esos días finales se pasan volando, llegó el ansiado 31 para lo que Cristian e Ignacio me fueron a buscar a mi casa en el campo, en donde el niño me hacía preguntas sobre los amigos de Gabriel, preguntas que yo no podía responder dado que tampoco los conocía, salvo que Jon era negro y Jeremy, un típico gringo muy blanco y rubio. Todo ello entusiasmaba más al chico que lo único que quería era llegar a la ciudad jardín y conocer a los que él decía sus nuevos amigos gringos.
Almorzamos temprano y nos dirigimos a la costa, en menos de una hora ya estábamos instalados en la zona de Reñaca, haciendo la hora para reunirnos con los demás, que según me comunico mi primo, habían ido a visitar una viña cercana y ya pronto estarían en la ciudad.
La tarde pasó rápidamente y alrededor de las 18 horas enfilamos hacia la dirección que Gabriel me había señalado. Había que estacionar temprano el auto que después sería imposible dada la cantidad de espectadores que colman las calles aledañas al malecón. Pudimos estacionar en el subterráneo del edificio dado que estaba disponible su espacio y nos dirigimos al piso 23 donde nos estaban esperando. Nachito no ocultaba su emoción y hasta nerviosismo por esta nueva experiencia de conocer 2 extranjeros en un día especial como el fin de año.
Tocó el timbre y la puerta fue abierta por Gabriel, quien saludó efusivamente al niño, dándole un beso en la mejilla muy cerca de la boca y un fuerte abrazo, lo que se repitió con Cristian y conmigo.
Al ingresar pudimos observar a dos personas que sonrientes nos saludaban, el niño en primer lugar se quedó congelado mirándoles sin decir nada. Jeremy, y como lo adelantó antes Gabriel, era un rubio muy blanco con pecas en la piel, de pelo ensortijado y que hacía gala de una gran sonrisa. Jon por su parte era un gigante de ébano, negro con una piel brillante y que ostentaba una amplia sonrisa en sus dientes blancos. Ambos saludaron con un HOLA con ese tono que los gringos le saben dar, ante lo cual Nachito se acercó a ambos y les dio un abrazo, dejando atrás la timidez inicial. Nos acercamos y estrechamos las manos muy afectuosamente y nos invitaron a sentarnos en la salita.
Al observarlos con más detenimiento, puedo decir que estaban vestidos con bermudas y remeras de colores alegres. Jeremy era alto, al menos 1,85 m delgado, de pelo muy amarillo y ensortijado, sus piernas y brazos cubiertos de vellos rubios también, pero se notaban muy finos. Por su parte Jon, se veía absolutamente lampiño (lo que se alcanzaba a ver) también alto, casi como su partner, poseedor de una musculatura de gimnasio, de cabeza afeitada con lo que su negrura era total, salvo los dientes. De ambos me llamó poderosamente la atención que calzaban unas zapatillas de talla bastante grandes a simple vista, lo que hizo volar mi imaginación…….
Sobre la mesa había toda clase de exquisiteces, algunas cervezas, vino y champaña. Gabriel agregó que se había pedido a un delivery cercano algunos platos que pronto llegarían y que estarían disponibles para poder compartir sin necesidad de salir. Ignacio poco a poco fue entrando en confianza y trataba de iniciar diálogos con sus nuevos amigos que a duras penas respondían y las más de las veces con sendas sonrisas. Gabriel en cuanto podía hacía de interprete para amenizar la conversa. En un momento Nachito se fue a sentar entre ambos visitantes y sin tapujos llevó una de sus manos al cráneo del moreno Jon, a lo que Cristian le reprendió, sin embargo, Jon tomó su manito y la puso nuevamente en su calva haciendo le acariciara y diciéndole “touch what you want” que Gabriel tradujo como “toca lo que quieras” lo que fue bien recibido por el niño, ya se imaginó lo que venía…………….
Mientras nosotros degustábamos unas cervezas los gringos bebían unas copas de vino, que siendo Australia productor de vino tenían cultura enológica. Los tragos y el buen ambiente fueron elevando los ánimos, Gabriel nos invitó a ponernos cómodos, lo que significaba cambiarnos ropa por algo más liviano, el mismo se puso una bata de seda quedando solo en ropa interior, y sus amigos se sacaron las remeras mostrando lo bien cuidado de sus cuerpos. Por nuestra parte Cristian y yo nos quedamos en shorts, lo mismo que Ignacio que se quedó con un minúsculo pantaloncito muy ajustado que resaltaba la redondez de su culito, y que produjo un cruce de miradas rápidas entre Gabriel y sus amigos, que ya me imagino que significaba.
Jon y Jeremy al calor del vino se pusieron más locuaces, algo hablaban de español que compartían con Gabriel de varios años, y lo que no se entendía, mi primo era el traductor. Ignacio se sentó entremedio de ambos y cuando podía intervenía en la conversación, mientras era acariciado con suavidad por sus nuevos amigos por la espalda y hasta donde termina la espalda, lo que le producía alguna sensación que se notaba en sus movimientos y mirada, además de tener una mano en la pierna de cada uno de ellos, la que sutilmente movía de adelante para atrás, cada vez llegando más arriba, lo que también hacía sus efectos dado el bulto “in crescendo” que se notaba en ambos amigos.
En un momento, Jon, se acomoda en el sillón, acomodándose en el respaldo, lo que Nachito aprovecha para sentarse encima suyo a horcajadas y hacer cosquillas al negrazo, quien entre sorprendido y asustado lo levanta mirando a Cristian, quien lo tranquiliza con un gesto y una sonrisa, señalándole que estaba bien, que no había problemas. No esperó a que se lo repitiera, y acomodó al niño, pero ésta vez ubicándolo sobre su gran bulto que resaltaba en su pantaloncito blanco y comenzó a hacer cosquillas también al chico aprovechando de paso de tocar las partes íntimas del niño. Gabriel aprovecha del momento y hace una seña a Jeremy para que participe y no se hace de rogar y sus manos también empiezan a acariciar aquel regalo caído del cielo para ambos.
Cristian, Gabriel y yo nos acercamos para tener una mejor vista del caliente juego que se estaba produciendo, Nachito se fue a la boca de Jon besándole con ansia mientras el negro introducía su larga lengua en la boquita del chico, anunciando lo que ya pronto vendría, mientras Jeremy le lamia la espalda y acariciaba todo su cuerpito con ambas manos, tratando de sacar la poca ropa que el niño traía. Con algún esfuerzo lo consiguió y se acomodó entre las piernas del negro y empezó a introducir su lengua en el ano lampiño del niño, quien se estremeció emitiendo un gemido, que hizo el negro entendiera lo que pasaba bajando ambas manos para tocar aquel culo que ya estaba siendo invadido por la roja lengua de Jeremy, mientras su lengua ahora se deslizaba por el cuello del infante.
Ante tamaña visión, Gabriel Cristian y yo nos despojamos de nuestras ropas, lo mismo que Jeremy que dejo a la vista una verga larga y blanca que nacía de una mata de pelos amarillos. Sus huevos grandes colgaban de una forma inusual y cuyo tamaño también era inusual anunciaban una gran provisión de leche que sería aprovechada por Nachito. Jon por su parte al notar los movimientos de los demás, acomodo al chico a un lado y en un rápido movimiento se despojó de su albo pantaloncito dejando a vista de todos una verga venosa, medianamente gruesa, circuncidada, exenta de pelos en su nacimiento y con una bolsa de grandes huevos muy similares a los de Jeremy salvo por su color y la falta de vellos.
El movimiento fue aprovechado por Jeremy, quien se acomodó a lo largo del sofá y dejo a Nachito en posición adecuada para que su pene le llegara a la altura de la boca quien de inmediato abrió la boca y empezó a succionar arrancando los primeros gemidos al blondo turista, mientras que Jon se acomodó esta vez entra las nalgas del niño para perforar el segundo agujero con su larga lengua, lo que a todas luces lleno de placer al chico que se revolvió entre gemidos del placer que lo estaba inundando.
Gabriel se apresuró a poner al alcance de Jon, un pote de lubricante íntimo, el que fue bien recibido y de inmediato le sacó la tapa y se empezó a aplicar abundantemente en su negro taladro, agregando también en forma abundante en el hueco anal del chico que se veía imposible de tragar aquel ariete, y que sabíamos no pasaba de ser una simple impresión. Ignacio dejo unos segundos su tarea para mirar aquel negro artefacto que ya se acercaba a su humanidad y nos sonrió lujuriosamente volviendo a su mamada, y ahí mismo sintió la caliente carne que se ubicaba a su entrada posterior y la presión realizada para traspasar la barrera inicial horadando sus entrañas.
Un nuevo gemido que escapa de la boca del chico le anuncia a Jeremy lo que estaba pasando, y rápidamente hecho una mirada viendo la verga de su compañero que empezaba a sumergirse en la tierna carne del pre adolescente, el que se acomodaba para hacer más sencilla la tarea de su empalador.
Suave pero firmemente el africano empezó con maestría a llevar a cabo su cometido, centímetro a centímetro introducía aquella fruta que la naturaleza le dotó en el tierno hueco del niño, quien se retorcía de placer al sentir como le entraba, y sin abandonar la tarea de chupar los huevos y pene del rubio Jeremy, quien disfrutaba de aquella mamada y de la vista que tenía de la clavada que su amigo estaba prodigando, así como la cara de placer de aquel al ir perforando al chiquillo.
Lo que al principio parecía imposible ocurrió (nosotros bien sabíamos que llegaría a la meta) le negra verga topo fondo, o más bien llegó hasta lo más profundo que podía, sonando el culito al contacto con la pelvis y huevos del negro iniciando un rítmico mete y saca a la vez que los gemidos y ruidos ambiente se multiplicaban. El conocido aroma a sexo inundaba el ambiente. Mete y saca, mete y saca, sacándolo casi completo para volverlo a enterrar, en un frenesí que aumentaba y que llevaba al final conocido, el que de pronto y sin mayor aviso llegó, al cambiar el sonido de la clavada por la inundación de semen en el culito blanco que contrastaba con el estoque negro que lo llenaba. No fueron gemidos, sino alaridos o bufidos como se quiera llamar, los que fueron acallados convenientemente por la música que llenaba el ambiente.
Jeremy no pierde tiempo, hace que Jon intercambie de lugar y prontamente ocupa a plenitud el hueco dejado por su negro amigo. Su pene –algo más largo que el de Jon- se desliza de golpe hasta el fondo, arrancando un grito al chico, con lo que confirmó que es más grande que el anterior y llegó a mayor profundidad produciendo algún dolor, el que se olvidó rápidamente al iniciarse un nuevo proceso de mete saca, mientras Nachito limpia el negro pene de los restos de semen y algunas gotas que aún salían de él.
El rubio australiano empieza a cabalgar con cierta rudeza al niño, quien no se ve afectado dado que esta convenientemente dilatado y lubricado por su anterior violador, y en este caso llama la atención el incesante golpeteo que la gran bolsa escrotal hace en el culito perforado. Nosotros espectadores (Gabriel, Cristian y Yo) miramos en primera fila mientras nos masturbamos furiosamente ante la vista de aquel espectáculo propio de las mejores bacanales romanas. Jeremy se sonríe ante nuestras miradas, se saborea e incluso se ve algunas gotas de sudor en su frente y espalda. El ambiente huele a sexo y los gemidos de ambos, culeador y culeado calientan aún más el ambiente.
En algún momento se escucha al gringo gemir, un ohhhh anunciando el próximo final con lo que los tres nos acercamos aún más rodeándolos y cuando lanzó un fuerte suspiro y de nuevo se sintió aquel húmedo ruido del semen inundando las entrañas de Nachito, como si nos hubiéramos puesto de acuerdo empezamos a lanzar los chorros de nuestro semen que caía principalmente en la espalda del niño, pero también en ambos extranjeros dando un final ideal a lo que ya era un gang bang en honor al pequeño, que recordemos recién está en los 11 añitos pero con un disfrute y experiencia que ya lo quisieran muchos lectores.
El abundante semen que el rubio empalador depositó, agregado el que su socio había evacuado antes, empezó a deslizarse por las piernas de Nachito, también mojaba los abundantes vellos pubianos y del estómago del rubio extranjero, que seguía con un mete saca, pero cada vez más cadencioso, con una sonrisa que retrataba todo el placer recibido. Así hasta que ya finalmente sacó su tremenda herramienta, y abrazó a Nachito para darle su primer beso, con pasión y agradecimiento por el placer prodigado. El niño se puso de pie, y nos regaló un beso a cada uno y se fue al baño a duchar, mientras nosotros nos secábamos con toallas al efecto y tomábamos nuestras cervezas y vino para darnos un respiro. Nadie emitía palabra, pero las sonrisas de todos, en especial de los visitantes lo decían todo.
Y esto fue la presentación, ya les cuento lo que fue la media noche y la llegada de un nuevo año. Hasta pronto
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