GERMAN 20, DEGUSTADOR DE CULITOS TIERNOS VACACIONES DE VERANO.
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por GGozador.
Según señalé en el anterior relato del pequeño Ignacio de 11 añitos, su padre Cristian, mi primo, yo y sus amigos australianos, nos separamos ya concluidas las festividades del fin de año.
Cristian y según había prometido a su regalón, inició los preparativos para el viaje de vacaciones al sur de Chile, el que en principio sería de 2 semanas pudiendo extenderse a tres.
La idea es ir sin apuros y dando la atención debida a los lugares de mayor interés.
Así pues y ya el día 5 subieron al 4×4 enfilando alegremente a la zona sur.
Antes de salir se despidieron de mí, que lamentablemente debía viajar fuera del país por asuntos laborales.
Mi primo y sus amigos avisaron irían a la zona norte, y posteriormente a la mítica Isla de Pascua, Eastern como la llaman los gringos.
La primera parada fue en Concepción, donde no pasó nada importante y el segundo salto fue a Temuco, ciudad que dista unos 700 km de Santiago.
Cristian ya había preparado una aplicación de contactos para ver si conseguía algo en el viaje para divertirse con su pequeño y goloso hijo.
Una foto que mostraba una puesta de sol con la figura de ambos tomados de la mano era bastante decidora.
Su perfil hablaba de DISFRUTANDO EN FAMILIA”, lo que es bastante claro para el que quiere entender.
Obviamente los rasgos no eran perceptibles, pero era claro que se trata de un adulto y un jovencito.
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Desecho varios contactos y uno le llamo la atención, un hombre cuya foto era de un jinete en un brioso caballo, y anunciando buscar morbo “especial” asegurando absoluta discreción.
Las primeras conversaciones le indicaron era un hombre casado que prefería contactos con jovencitos, y mostro especial interés en la foto y en lo “familiar” del disfrute.
Sin dar demasiadas vueltas al asunto, acuerdan encontrarse en un sitio público para conocerse y hablar claramente las cosas.
Se reúnen pues en la plaza principal, Mateo, nuestro nuevo amigo resultó ser un hombre de unos 35 años, vestido a la usanza del campo como terrateniente.
Causaron una grata impresión en Cristian y especialmente en Ignacio.
Luego de un saludo inicial, empezaron a caminar rodeando la plaza y hablaron con más soltura.
Cristian le comentó que iban hacia el sur de vacaciones y que gustaban conocer amigos para pasar instantes de convivencia.
¡El niño también participa? ¡Por supuesto, sin él no hay fiesta ¡.
! WOW!
Mateo les invitó inmediatamente a cenar a un restaurante cercano, lo que fue bien recibido por los viajeros, ahí mientras esperaban lo pedido, Mateo le señaló que el comparte en un grupo con otros 5 amigos de la zona, algunos casados, pero todos de nivel ejecutivo, o dueños de empresas del agro que tenían gustos similares y que verían con buenos ojos una invitación a compartir todos juntos.
Cristian le respondió que si Ignacio aceptaba por él no había problemas.
Estupendo, respondió.
Mientras esperaban los postres, el pequeño Ignacio tuvo necesidad de ir al servicio higiénico, por lo que preguntó a Mateo por su ubicación.
Este le estaba dando indicaciones cuando Cristian le dice “¿y porque no lo acompañas? Mateó se sonrió y le brillaron los ojos, y sin esperar se lo repitiera, se levantó y se dirigieron a los baños, los que para su fortuna estaban vacíos y se fueron al fondo al último cubículo donde entraron ambos.
El niño inmediatamente empezó a hurgar en el pantalón de su anfitrión, el cual ya anunciaba un bulto considerable.
Mateo le ayudó en la tarea y sacó su verga negra, no tan gruesa pero de un tamaño general considerable, la que fue engullida ansiosamente por el pequeño Nachito, arrancando un gemido de excitación a Mateo, lo agarró con ambas manos y mientras mamaba, le hacia una suerte de masturbación con manos y boca, a la vez que una de sus manos empezó a buscar los huevos por lo que Matero apuró a bajarse los pantalones a la altura de las rodillas y afirmaba con sus manos la cabeza del niño iniciando una follada bucal.
Bajo su mirada y levantó suavemente el rostro de Ignacio y pudo ver aquella angelical carita de niño, tragando su negra verga hasta casi atragantarse, lo que elevó su morbo por el sitio y la acción que estaba desarrollando.
Mateo aumentó el ritmo de la follada, unas gotas de sudor corrían por su frente, su respiración acelerada y uno que otro gemido que se escapaba, cuando se sintió que alguien ingresó al cubículo contiguo.
Se quedaron en silencio, si bien el niño seguía mamando y masturbando y el hombre se mordía los labios para no gemir de placer o lanzar alguna exclamación que los delatara.
Afortunadamente, quien quiera que fuera se desocupó rápidamente y se sintió abandonar el baño, en cuyo instante Mateo se soltó y empezó a llenar la boca del niño de su savia caliente que en grandes cantidades salía inundando la boca y garganta del infante, entre gemidos y estremecimientos del hombre.
Subió sus pantalones y abandono el inodoro, se fue a lavar las manos mientras el niño desahogaba su vejiga y se devolvieron al comedor.
Ambos con una amplia sonrisa que fue bien recibida por Cristian quien de inmediato comentó “Vaya, ya veo que les fue bien” y tomó una servilleta para limpiar el chaleco de Nachito que lucía unas gotas de semen que salvaron de ser tragadas.
Todos se sonrieron.
Mateo le dijo entonces que inmediatamente se comunicaba con sus amigos para hacer algo al día siguiente, Un grupo de WhatsApp creado a tal objeto les permitía programar estos encuentros clandestinos rápidamente.
Además, les comentó que tienen un apartamento para estos encuentros exclusivos y que si querían podían quedarse ahí la noche, lo que fue rechazado por Cristian aduciendo que ya estaban instalados y habían pagado por adelantado el alojamiento de aquella noche.
A la mañana siguiente, Mateo llamo a Cristian para confirmar el encuentro dejar los bolsos en el apartamento y poder salir a recorrer en el 4×4 sin preocuparse de equipaje, amigos de lo ajeno hay en todos lados.
Mateo confirmo 5 personas y posiblemente la 6ª alcance a llegar a la fiesta, que dijo estaban todos muy entusiasmados.
Recorrieron mapa en mano las bellezas de la zona, el cerro Ñielol, el museo de la Araucanía (Temuco está en el corazón de la Araucanía, zona del indómito y guerrero pueblo araucano) y otros sitios de interés.
Almorzaron en un restaurant campestre y ya cayendo la tarde regresaron a la ciudad, dirigiéndose al apartamento que Mateo les dejo llave.
Se trata de un sitio acogedor, de un ambiente amplio con un baño completo.
Una cama King size, y una mesa larga sobre la cual hay una colchoneta.
Un par de sillones, luces de colores dejaban todo en una penumbra, pero más iluminada la cama y la mesa, en una suerte de escenario con unos focos estratégicamente ubicados.
Pasadas las 18 horas llegó Mateo con un amigo, un saludo y presentación, de a poco fueron llegando hasta enterar 5 y con el anuncio que el sexto llegaría algo retrasado.
El ambiente era cálido, amistoso, unos tragos se sirvieron para ir entrando en confianza.
Mateo sugirió “ponerse más cómodos” a lo cual todos asintieron y empezaron a desnudarse quedándose solo en ropa interior.
Cristian e Ignacio se fueron al sector de la cama y se desvistieron también.
Al ver a Nachito en su diminuta sunga, arrancó murmullos de admiración y hasta algún aplauso de aprobación.
Mateo presento por sus nombres de pila a cada asistente y explico a sus visitas que ellos se reunían siempre en aquel su sitio secreto a compartir con chicos que gustaren de ser bien atendidos por adultos, como era el caso y les dio la bienvenida oficial a sus visitas.
Inmediatamente se puso de pie e invitó a Ignacio a ir a la mesa, donde los acostó de espaldas mientras los demás rodeaban la mesa.
Cristian observaba con mucha curiosidad aquel ritual.
Mateo inició acariciando con ambas manos las piernas del niño y poco a poco subiendo, a la vez que empezó a deslizar su lengua por el cuerpito del chico, desde los pies y lentamente subiendo por su anatomía.
En la medida que iba avanzando se fueron agregando uno a uno repitiendo con lo que a cada segundo se agregaba otra lengua y otro par de manos en aquellas caricias, que iban aumentando en intensidad en la medida que iban llegando a los sitios más íntimos del preadolescente.
Cristian pudo observar que aquellos hombres casi reventaban sus boxers con las tremendas erecciones que mostraban y que prontamente quedaron a la vista al retirar la prisión que los ahogaba, quedando completamente desnudos.
Pudo ver la variedad de vergas que ya sabía su hijito iba a disfrutar en su lampiño hoyito el cual ya estaba acostumbrado a recibir distintos grosores y longitudes dentro suyo.
Posteriormente Cristian supo que el ritual empezaba con aquel que conseguía al chico para ser disfrutado, y los demás lo seguían según el orden de la vez anterior y así.
Por tanto, el que no llevaba invitados siempre seria el ultimo.
Y ya, llegó el momento en que Mateo ubico a Nachito con las piernas abiertas que eran afirmadas por dos de sus amigos para permitirle introducir su lengua en lo más profundo de la intimidad del chico, momento en que fue arrancando gemidos más intensos al chico quien se empezó a retorcer de placer, mientras los otros seguían su ritual de lamer su cuero, chupar sus tetillas, lamer los pies, en fin, por todos lados lamidas y caricias que a cada segundo encendían más el ambiente.
Mateo ya no soportó la calentura y acomodó al niño al borde de la mesa y preparó su negro instrumento que ya había conocido la boca del chico, e instalándose a la entrada del huequito anal, empezó a entrar lentamente, centímetro a centímetro, ante lo cual los demás detuvieron su hacer para observar en primera fila lo que estaba ocurriendo.
Uno, dos, tres…doce, quince, hasta enterar los 18 cms de aquella carne palpitante de deseo se alojó hasta el fondo.
El chico emitió un gemido cuando se sintió estacado.
Miguel observaba con deleite la posición en que tenía al pequeño y empezó su ejercicio de mete y saca, mete y saca, aumentando el ritmo poco a poco.
Sus amigos con grandes ojos empezaron a jalar sus respectivos miembros ansioso de que les tocara su turno, el cual no tardo demasiado, ya que Mateo, sin esperar a eyacular, dejo su puesto al siguiente y así uno a uno hasta que el chico conoció las 5 vergas sureñas.
Cristian estaba extrañado, pero observaba en silencio y cuando ya el último sacó su verga del culo del chico, se ubicaron rodeando la mesa y se masturbaron furiosamente y ante una señal de Mateo, empezaron a derramar grandes cantidades de semen en el cuerpo del chico y en su cara y en su pelo, todo ello entre exclamaciones de placer gemidos y bufidos de éxtasis sexual.
La acabada grupal fue brutal de placentera, inefablemente morbosa, como Cristian nunca había imaginado, y que dejó abierta la puerta a lo que podía venir, después de todo recién empezaba el viaje de vacaciones………Ya les relatare lo que ocurrió en días posteriores.
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