GERMAN 4. DEGUSTADOR DE CULITOS JOVENES. MI PROFESOR ME ENSEÑA A FONDO Y ALGO MAS
Relato publicado originalmente en SexoSinTabues.com por GGozador.
Oh, Oh, Oh, ¿te gusta como te culeo en tu primera vez? Ohhhh que siiiiii.
Entusiasmado Ricardo con la experiencia de saber que su verga era la primera en entrar en aquel delicioso culo lampiño, me gira acostandome de espaldas en el mismo sillón y pone mis piernas sobre sus hombros.
Sin mas dilación, ubica su pene a la entrada y de un solo empujón me lo incrusta hasta el fondo, arrancándome un quejido, entre placer y dolor, empezando a follarme con todas sus ganas.
Se siente el golpeteo de sus huevos contra mi carne.
Deslizo una mano entre mis piernas y puedo sentir su trozo de carne dura, entrar y salir de mi interior, lo que me hace sentir lo increíble.
Ricardo repara en ese momento en mi verga, que como antes dice ya se extiende por 14 cms y algo mas, un gran tamaño considerando mis tiernos 11 añitos, ante cuya vista detiene su movimiento y me saca el pene, me toma en brazos y me lleva hasta su cama donde nuevamente me deja de espaldas.
Se acomoda a horcajadas sobre mi, y ya entiendo lo que va a hacer.
Toma un pote de lubricante desde su mesa de noche, y se aplica abundantemente en su culo como asimismo en mi pene, y lentamente se empieza a clavar, poco a poco siento un calor abrasador que envuelve mi miembro, mientras el sigue a un ritmo constante, bajando lentamente, devorando mi pene con su ansioso culo, hasta llegar a estar completamente sentado sobre mi, y mi pene desaparecido dentro de su ser.
¡OH! Exclamé al sentir que topé fondo.
Al mirarlo el me sonrió diciéndome “ésto es parte de tu enseñanza también” y empezó a cabalgarme, primero lentamente y ya cuando se acomodó bien, a un ritmo ascendente, y nuevemente se sentia el sonido húmedo del mete y saca y el choque de sus huevos que se agitaban al entrar mi verga hasta el fondo de su culo.
No se decir cuanto tiempo duró todo ésto, pero en algún momento me vino aquel calorcito que ya conocía, sentía el palpitar de mi pene (¿o sería su culo? Quizas ambos) unos temblores y aquella sensación indescriptible que emanaba del fondo de mi ser y siento que empieza a salir mi elixir, mi leche, mi savia juvenil caliente y nueva, que empieza a derramar dentro del culo de Ricardo y también siento algo pegajoso en mi piel, ¡Ah, ah, ah ahhhhhhhhhhh! Y me da una serie de temblores que incluso alcanzan a asustar a mi violador al mirar que cual ataque de epilepsia, mi cuerpo se estremece, si bien mi rostro demuestra que es parte de un orgasmo como nunca había visto antes y que en sentido casi literal me encumbró a lo mas alto de la habitación, para dejarme caer cual una suave pluma en una sensación de reposo.
Ricardo, sin sacar mi pene de su culo, se acerca a mi cara y me da un intenso beso en la boca, siento como su lengua ingresa en ella y se revuelve con la mia, en algo que nuevamente era desconocido hasta ese instante y que suma a todas las primeras experiencias que estaba teniendo.
Poco a poco se levanta y se acomoda a mi lado, preguntando ¿que tal mi alumno? En la gloria le respondí.
Luego de una reconfortante ducha, procedí a regresar a casa.
Ricardo pretendía repetir algo mas de lo aprendido,pero para mi como primera experiencia ya era suficiente.
Así que luego de agradecerle me retiré, ya que a pesar de mi tierna juventud, me entró una suerte de problema existencial, al estar en la duda si estaba bien o mal lo vivido, ya que no obstante haber disfrutado a fondo de cada experiencia vivida, la sociedad nos acostumbra a mirar las cosas de una forma tal que cualquier diferencia nos hace parecer casi pervertidos.
Cuando llego a casa me encuentro con la tia Roxana, una vieja solterona que era muy habitué de la iglesia y siempre invitandonos a asistir, a lo que mis padres se rehusaban olímpicamente aduciendo problemas de tiempo.
Asi que, en ésta ocasión y como siempre, no perdió oportunidad para hablar que yo debería hacer la primera comunión, que era impresentable que ya pronto a cumplir 12 años aún no hubiera realizado tal acto de fé.
Se ofreció a acompañarme a la iglesia cercana a la cual ella asistía y donde dijo había un cura joven que era muy agradable y que hacia muy amenas las reuniones paroquiales.
Mi madre que siempre le ha tenido mucha consideración por su eterna soledad, me pide que la acompañe a conocer la iglesia y que viera con mis ojos si ello me entusiasmaba ya que dejó bien claro que el aspecto de religión quedaba supeditado absolutamente a lo que yo decidiera.
Asi pues quedamos de ir por la tarde al dia siguiente, y asi se dió, puntualmente a las 5 de la tarde me recogió y llegamos a la parroquia.
Alli habia gran cantidad de chicos y chicas, algunos mas pequeños y varios de mi edad e incluso algunos mayores.
Jugaban pelota algunos, otros ensimismados en sus celulares, pero todos con caras alegres.
En un momento se acercó un hombre de unos 35 años, vestido de forma informal, salvo por un cuello que me indicó era el famoso cura.
Nada que ver con lo que yo esperaba, algun anciano gordo de barba y sotana como había visto en algunos afiches.
Mi tia se apresuró a presentarme y ahi pude fijarme mas en él, el padre Pedro era un hombre de sonrisa fácil, cuerpo atlético, hermosos ojos claros, quien me saludó alegremente acariciándome el pelo, a le vez que decía que estaba feliz que estuviera con ellos y que esperaba hiciera buenas migas con los demás y participara en sus actividades.
La verdad que me entusiasme de seguir asistiendo por dos cosas ( mas bien 3), yo no tenia circulo de amistades con los que compartir y es algo que en la parroquia si había para mi, y una chica rubia de 11 años y otro chico de 12 años que tenía algo que me llamaba la atención.
Casualmente ambos eran muy asiduos asistentes a las actividades y tambien muy cercanos al Padre Pedro, quizas hasta demasiado cercanos.
Por fin cumplí los 12 años, y mis padres decidieron festejarme y me preguntaron que quería hacer y les dije que me gustaria compartir algo con los chicos de la parroquia, lo cual fue bien recibido, en especial por la tia Roxana que rapidamente le comunicó al padre Pedro el tema y se puso manos a la obra para organizar una tarde de cumpleaños.
Faltando algunos dias para el evento, voy por la tarde a la parroquia, en búsqueda de tia Roxana a quien mi madre requería y era una posibilidad que allí la encontrara.
Como era de esperar, el silencio reinaba por los pasillos interiores, por lo que me adentré buscando encontrar a alguien pero fue inutil.
Sin embargo, en un momento me doy cuenta que estaba cerca del cuarto del padre Pedro desde donde sentí algunos murmullos y ruidos producidos al mover muebles.
Me acerqué llamando a viva voz y apresuradamente veo salir a Marcelo, el chico de 12 años y al padre.
Lo que me llamó la atención fue que la cara del muchacho estaba sonrojada y al salir se estaba acomodando la ropa.
Por su parte el padre con su sonrisa habitual, me saludó y se empeñó a sacarme de aquel lugar de camino al salon como intentando ocultar de mi vista algo que allí podía haber.
En otra ocasión, y también en un dia de clases, al pasar por fuera de la parroquia, veo esta vez a Mariela, la rubia niña integrante del grupo, que salía desde la parroquia acompañada del padre Pedro quien la traía semi abrazada en una posición demasiado familiar que llamaba la atención.
Por eso, aquel dia miércoles, vi a Mariela que llegando a la parroquia, miró en ambos lados y entró rapidamente.
A mi no me vió dado que estaba por la acera de enfrente cerca de un árbol que no permitió me viera.
Me desplacé siguiendola y vi que se había dirigido hacia la zona posterior de la parroquia donde están las habitaciones.
Sin hacer ruido me acerqué al sitio desde donde se sentía algunas voces y reconocí al padre Pedro y Mariela, donde él le decia que se alegraba que su chiquita le había pasado a visitar.
Extrañado al escuchar aquellas palabras y mas aún por el tono que fueron dichas, busque una ubicación que me permitiera mirar con mayor detalle y pude observar al padre que estaba apoyado en un sillón mientras acariciaba a Mariela, su pelo, su cara y dándole pequeños besos en la frente.
De pronto la abrazó completamente y le empezó a besar el cuello y ella se mostró entregada, soltando algunos gemidos, mientras el padre agarraba con ambas manos su culo y posteriormente sus pequeñas manzanitas de los pechos, los cuales ademas eran chupados con ansias por el cura arrancándo mas y mas gemidos a la niña.
Es entonces cuando el cura hace arrodillarse a la chica enfrente suyo y abre su pantalón sacando una gruesa verga, negra y relativamente larga la que prontamente introduce en la boca d ela chiquilla, la que cogiéndola con ambas manos empieza a chupar mientras el cura toma su cabeza iniciando una verdadera follada bucal.
Ni que decir que mi verga estaba a mil, viendo aquella imagen, el cura de ojos cerrados disfrutando de aquella juvenil boca que luchaba por tragarse aquel tremendo instrumento con su pequeña boca.
En un momento el cura toma a la niña, la levanta y la sienta de piernas abiertas en el respaldo del sillón y se ve como acomoda su pene entre las piernas de la chica.
Quedó muy claro que ella iba preparada pues ni llevaba ropa interior y el cura simplemente empezó a buscar el agujero de la felicidad con su garrote clerical.
Estando acomodado,simplemente lo introdujo sin piedad arrancando un fuerte grito de la chica, grito que obedecía a dos razones.
La primera es la mas obvia, que al entrar violentamente aquel pedazo de carne en su vagina algun dolor le ocasionó.
La segunda fue, que en mi entusiasmo por mirar, me mostré mas de la cuenta, por lo que al ser ella clavada por el cura, además me vió en mi calidad de voyeur.
Ante ello y antes que ella dijera algo, le hice un gesto para que guardara silencio y no me delatara lo que afortunadamente entendió e hizo, por lo que pude seguir observando la brutal culiada que ella estaba recibiendo, quien me miraba con sus azules ojos muy abiertos y pasando su lengua por la comisura de los labios, mostrandome el placer que le producía toda la situacion, ser follada ante mis ojos.
El cura ponía su alma en lo que estaba haciendo, sus pantalones ya en los tobillos permitian mirar su oscuro culo con bastantes pelos, que se movia con violencia en cada metida que hacia a la niña, la que gemía a cada embestida.
Yo con mi pene en la mano haciéndome una feroz paja tambien con violencia, entusiasmado con la escena que veía.
De pronto el cura lanzó un berrido que trató de ahogar metiendo su cara en el cuello de Mariela y se quedó quieto abrazando fuertemente a la chica en una clavada final,la que resultó acorde con mi acabada lanzando mi leche por todos lados, mientras rapidamente me preparé a salir de aquel sitio, lo que hice raudamente.
Me alejé d ela parroquia una calle en la dirección que sabía Mariela debia seguir.
A los pocos minutos la vi acercarse y la saludé.
Ella me sonrió si bien se sonrojó al hacerlo.
Antes que me dijera nada la tranquilicé y le señalé que sería nuetro secreto, que no se complicara.
¡Oh Gracias! Me dijo y se acercó a darme un abrazo.
La abracé tiernamente y bajé mis manos las que metí disimuladamente hasta sus nalgas las que acaricié y apreté suavemente, sintiendo su calidez dado que estaba sin ropa interior y con cierta humedad producto de la aventura recién terminada.
Ella dio un pequeño brinco y se sonrió diciéndome, “Si, está todo bien, es nuestro secreto”.
Ya adivinaba que mis 12 añitos serian espectaculares.
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